Oda a la libertad de leer lo que uno quiera #138
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Queridos amigos,
Este es un nuevo y viejo tema. Nuevo porque desde hace unos meses Estados Unidos está marcando pauta, sobre todo en el estado de Florida con su política de censura en torno a los libros que están o no permitidos en sus establecimientos educacionales. Es un tema viejo porque ya en China en el siglo II antes de la era común, el emperador Qin Shi Huang ordenó la quema de libros que contradecían las políticas del Estado y los romanos también hicieron lo suyo con Tito Lucrecio Caro al prohibir la circulación De rerum natura o Sobre la naturaleza de las cosas. Para qué decir en la Edad Media, y varios siglos más tarde con la quema de libros de los nazis en pleno siglo XX, solo por nombrar algunos ejemplos.
Entonces, ¿por qué nos sorprende tanto que estén censurando a Isabel Allende, Gabriel García Márquez, Toni Morrison, Harper Lee, Mark Twain, John Steinbeck, Roald Dahl? Solo por nombrar algunos. El motivo que esgrimen las autoridades es que atentan contra la moralidad, ya sea por las escenas de sexo, temas raciales, religiosos y lo que se te ocurra. Esto realmente me indigna.
Estoy de acuerdo que un niño de ocho años no esté capacitado para leer Beloved o Amada de Toni Morrison, pero una chica de diecisiete claro que sí. Es más bien cómo abordamos la lectura, la discusión que se desarrolla en la sala de clase, porque si no confiamos en nuestros profesores, estamos diciendo que el sistema en sí mismo es un desastre.
Hace poco leí una columna de María Teresa Cárdenas, subeditora de Artes y Letras de El Mercurio que me encantó. Ahí me enteré que Isabel Allende ha sido censurada en múltiples ocasiones y una de ellas fue en su propio país (Chile) durante la dictadura y por eso, La casa de los espíritus (1982), circuló en versiones clandestinas. Solo han pasado cuarenta años y los alumnos del condado de Orange (Florida) tampoco la pueden leer. Se supone que estamos hablando del país donde la libertad es ley, pero al parecer, solo para la actividad económica, porque ya vemos que en la educacional y cultural hay otro criterio. Es común que en dictaduras o en regímenes del tipo de Corea del Norte se prohíba leer algún título pero, ¿en Estados Unidos de Norte América?
Vamos con un ejemplo concreto. Mein Kampf o Mi lucha de Adolf Hitler, ¿debería estar prohibido o no? Me duele decirlo, pero creo que debe estar en circulación bajo ciertas condiciones muy delimitadas. Mientras más prohibimos, más nos seduce buscarlo. Y estamos perdiendo una oportunidad pedagógica. El año pasado estaba en un avión y mi compañero de asiento lo estaba leyendo. Claro que me sorprendí, pero me explicó que permitían la circulación en Alemania bajo condiciones específicas de publicación. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta el 2015, los derechos de autor de Mein Kampf estuvieron en manos del estado de Baviera, que se negó a autorizar nuevas ediciones en alemán para evitar la propagación del odio y la ideología nazi. Pero los derechos de autor de Mein Kampf expiraron a finales de 2015 -esto siempre sucede luego de setenta años de publicada la obra- y pasan a ser de dominio público. Por ello hubo un cambio radical en Alemania y en enero del 2016 se publicó una edición crítica y anotada por el Instituto de Historia Contemporánea de Múnich.
El texto se publica bajo estrictos criterios, con comentarios académicos enfocados en contextualizar y criticar el texto para abrir la discusión y el debate pedagógico. Ahora bien, esto no ha estado libre de debates y polémicas ,y me costaría ver un libro así en las librerías, pero prefiero eso a que estén censurando y no se aproveche la oportunidad educativa. Insisto, me cuesta más que nada con el libro de Hitler, comprendo la postura de los alemanes. ¿No podrían hacer lo mismo las autoridades en Estados Unidos? Esto también incluye a las estatuas y estandartes que en los últimos años han destruido en honor a borrar la memoria y limpiar el pasado.
Entonces, ¿por qué nos sorprende tanto que estén censurando a Isabel Allende, Gabriel García Márquez, Toni Morrison, Harper Lee, Mark Twain, John Steinbeck, Roald Dahl? Solo por nombrar algunos. El motivo que esgrimen las autoridades es que atentan contra la moralidad, ya sea por las escenas de sexo, temas raciales, religiosos y lo que se te ocurra. Esto realmente me indigna.
Estoy de acuerdo que un niño de ocho años no esté capacitado para leer Beloved o Amada de Toni Morrison, pero una chica de diecisiete claro que sí. Es más bien cómo abordamos la lectura, la discusión que se desarrolla en la sala de clase, porque si no confiamos en nuestros profesores, estamos diciendo que el sistema en sí mismo es un desastre.
Hace poco leí una columna de María Teresa Cárdenas, subeditora de Artes y Letras de El Mercurio que me encantó. Ahí me enteré que Isabel Allende ha sido censurada en múltiples ocasiones y una de ellas fue en su propio país (Chile) durante la dictadura y por eso, La casa de los espíritus (1982), circuló en versiones clandestinas. Solo han pasado cuarenta años y los alumnos del condado de Orange (Florida) tampoco la pueden leer. Se supone que estamos hablando del país donde la libertad es ley, pero al parecer, solo para la actividad económica, porque ya vemos que en la educacional y cultural hay otro criterio. Es común que en dictaduras o en regímenes del tipo de Corea del Norte se prohíba leer algún título pero, ¿en Estados Unidos de Norte América?
Vamos con un ejemplo concreto. Mein Kampf o Mi lucha de Adolf Hitler, ¿debería estar prohibido o no? Me duele decirlo, pero creo que debe estar en circulación bajo ciertas condiciones muy delimitadas. Mientras más prohibimos, más nos seduce buscarlo. Y estamos perdiendo una oportunidad pedagógica. El año pasado estaba en un avión y mi compañero de asiento lo estaba leyendo. Claro que me sorprendí, pero me explicó que permitían la circulación en Alemania bajo condiciones específicas de publicación. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta el 2015, los derechos de autor de Mein Kampf estuvieron en manos del estado de Baviera, que se negó a autorizar nuevas ediciones en alemán para evitar la propagación del odio y la ideología nazi. Pero los derechos de autor de Mein Kampf expiraron a finales de 2015 -esto siempre sucede luego de setenta años de publicada la obra- y pasan a ser de dominio público. Por ello hubo un cambio radical en Alemania y en enero del 2016 se publicó una edición crítica y anotada por el Instituto de Historia Contemporánea de Múnich.
El texto se publica bajo estrictos criterios, con comentarios académicos enfocados en contextualizar y criticar el texto para abrir la discusión y el debate pedagógico. Ahora bien, esto no ha estado libre de debates y polémicas ,y me costaría ver un libro así en las librerías, pero prefiero eso a que estén censurando y no se aproveche la oportunidad educativa. Insisto, me cuesta más que nada con el libro de Hitler, comprendo la postura de los alemanes. ¿No podrían hacer lo mismo las autoridades en Estados Unidos? Esto también incluye a las estatuas y estandartes que en los últimos años han destruido en honor a borrar la memoria y limpiar el pasado.
Mis recomendaciones
- Una película: Hojas de otoño de Aki Kaurismäki, es del 2023 y está en Mubi. La descubrí en medio de un desvelo y me gustó mucho porque narra dos soledades y sus desencuentros, pero sin grandes aspavientos. Es la historia de personas que necesitan compañía y quieren amarse, ¿cómo lo van a lograr?, para saberlo tienes que verla.
- Una novela: Fortuna de Hernán Díaz, publicada por editorial Anagrama y Premio Pulitzer del 2023. Me la compré en la Feria del libro de Guadalajara y la dejé en mi estante de pendientes. La leí rápido y al comienzo no entendía por qué había tenido tan buena acogida hasta que llegué a la mitad y comprendí la propuesta de Díaz. En vez de una sola novela, tenemos cuatro registros que se van complementando, con distintas voces y estilos. Es la historia del dinero, de los que trabajan por el dinero y también de los soñadores y los que intentan forjarse un mejor futuro en Nueva York. Si quieres conocer a Díaz, que es argentino, pero que lleva viviendo más en Nueva York, te recomiendo la entrevista que le hizo Hinde Pomeraniec en “Vidas prestadas”.
Mis momentos
- Estoy agradecida: De que tuve la reunión con el equipo de marketing de editorial Planeta para delinear la campaña promocional para mi novela Todos nuestros fuegos, que será publicada bajo el sello Seix Barral, y que el primero de marzo estará en librerías.
- Algo que aprendí: Estoy leyendo Magallanes de Stefan Zweig, es la biografía de este conquistador y explorador. He aprendido muchísimo y me enteré que Magallanes era portugués y su nombre de pila era Fernando.
- Fui feliz: Jugando carioca con mis hijos.
Lee. Escribe. Crea con libertad.
Karen.
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