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Hola, hola ¿cómo estás? Soy Karen Codner, escritora y podcaster, te doy la bienvenida a Espiral, un podcast sobre creatividad y literatura. Grabo este capítulo 47 hoy miércoles 14 del 2021 de julio, lejos de Santiago porque me vine a la montaña con mi familia. Si el audio sale distinto es por eso. Además hoy decidí darme un gusto y hablar de mi relación con el rouge rojo. Por fin me atreví a pintarme los labios rojos y lo más importante, sin grandes consecuencias mortales ya verás porque te digo esto, y que vínculo tiene con la reina Elizabeth I. Sin duda es una buena historia, y si escuchas este episodio o lees la transcripción, vas a entender a lo que me refiero. Lo confieso: me divertí mucho investigando sobre la historia de los labiales, o los datos freaks que te voy a dar, del rouge o del carmín como tu le digas. Espero, si eres hombre, o no te interesa el tema, es como que el rouge nos ha marcado tanto como sociedad. Y vas a conocer sobre la historia del fenómeno de los labios rojos, cómo se masificó y obvio, por qué yo me decidí a sumarme a los labios rojos.
Recuento personal
Estoy muy contenta porque cada vez son más los que me escriben, sobre todo por mensajes directos en Instagram. Uno muy lindo y que me emocionó fue el de la escritora chilena argentina, Maivo Suárez que hace poco publicó un libro de cuentos imperdible: “Ambiente familiar” y ella me dijo que cada cierto tiempo visitaba mi sitio web www.karencodner.com y estaba atenta a las entrevistas que aparecían. Aquí aprovecho de recomendarte su libro, además que me lo regaló de sorpresa Marcelo Simonetti, otro tremendo escritor y gestor de la editorial que la publicó: Ediciones de La Lumbre. Y busca en mi página web también lo entrevisté.
Andrea Arrivillaga, es una artista y poeta chilena también me mandó un mensaje muy lindo sobre la fotografía de la niña de las burbujas que apareció en mi boletín del 29 de junio titulado “Lluvia, arte y burbujas”: “Me encanta tu manera de compartir la literatura. La fotografía de las burbujas es preciosas, así voy, desde niña he sentido que una parte de mí, levita. Tanto es así que mis amigas dicen que mi manera de caminar es levitando. Me encanta bordar y es un trabajo mío también, bordaré a mi manera esa fotografía tuya, luego te envió una fotografía ¿te parece?”. Estoy a la espera Andrea, estoy a la espera.
Otros me han preguntado por el “Cuaderno de escritura” que publiqué hace poco en mi página web, sólo en formato digital, y al parecer, varios lo quieren en papel. Bueno, ya estoy trabajando en eso, dame un tiempito. ¿Cómo comprarlo? fácil, en mi página web en la pestaña “libros”, a un precio impresionante, a $2.990 con este cuaderno podrás aprender las técnicas más básicas para comenzar a escribir o bien, para volver a hacerlo luego de un descanso.
Un hito de la última semana fue la entrevista que realicé en conjunto con el psiquiatra, Patricio Fischman a la sobreviviente de Auschwitz y autora de dos grandes libros: “La bailarina de Auschwitz” y “En Auschwitz no había Prozac”, Edith Eger. Fue increíble y todo esto gracias a gestión de la Cámara Chilena de la Construcción y el centro de memoria del Holocausto, Memoria Viva.
Quiero agradecer a Pancho Ortega (lo entrevisté en el capítulo cuatro) por su rápida respuesta a un joven que necesitaba ayuda, que se había contactado conmigo, y tenía ganas de publicar una novela, en el ámbito de la ciencia ficción que no es mi tipo de expertise para nada, y gracias a que los puse en contacto espero que nazca un nuevo escritor. Ahora sí que sí, te invito a disfrutar de este episodio de labiales rojos.
¿Por qué recién este año comencé a pintarme los labios rojos? Es una pregunta muy difícil de responder. Pero aquí intentaré hacerlo, quiero partir con un poco de historia, pero no la mía, esa la dejaré para después de la oficial.
Hagamos historia:
Si yo me creo especial, más se deben de haber sentido en Mesopotamia hace cinco mil años los hombres y mujeres, sí, hombres y mujeres, todos se pintaban los labios del color de la sangre. Los que inventaron esta costumbre revolucionaria del rouge fueron los sumerios. En el año 3.500 antes de la era común, la reina Queen Shub-Ad of Ur, en una ciudad-estado de sumeria, en la antigua Mesopotamia, fue la primera en ocupar un labial rojo en base a plomo blanco y rocas rojas trituradas, según el artículo “The History of Lipstick Regulation in Western Seats of Power”publicado por Harvard Libraryahí aprendimos sobre ella. Ahora, no me habría gustado ser Cleopatra que, de acuerdo a una publicación de la BBCse pintaban con una mezcla que hacían de tinte de hormigas y ¡escarabajos!.
Para los griegos, el carmín rojo era un símbolo de los plebeyos y solo lo utilizaban las prostitutas. Y esto con peligros, porque si las prostitutas no lo ocupaban eran sancionadas súper fuerte, porque llevar el lápiz rojo era la marca que las identificaba en su trabajo.
Recién en el siglo X se inventó el lápiz labial sólido como lo conocemos hoy, pero ojo, en la Edad Media de acuerdo a la escritora Sally Pontier en su libro “El artificio de la belleza: una guía práctica de perfumes y cosméticos”, era usual vincular a los demonios con el labial rojo, y además era una señal de lujuria. Además las mujeres usualmente tenían que confesar, ante el cura o el párroco, tenían que confesar como pecado capital si ocupaban labial.
¿Sabes que une a la reina Elizabeth I, el inventor Maurice Levy y a la empresaria de cosméticos Elizabeth Arden? a todos les debemos que hoy podamos ocupar el lápiz labial sin peligro de morir. ¿Qué rol jugó la reina Elizabeth en la historia de los labiales rojos? Ella fue una mujer intrépida,Elizabeth I de Inglaterra murió en 1603, fue la quinta y última monarca de la dinastía Tudor. A ella me la imagino feroz, fuerte y me habría dado mucho susto haber estar a su lado. La reina Elizabeth hizo oídos sordos a la tensión con la iglesia y en pleno siglo XVI decidió pintarse los labios rojos y le atribuyó poderes mágicos. Lo increíble es que la obsesión de la reina Elizabeth I tuvo un costo insospechado: la muerte. Su afán, como cuenta Gabriela Hernández en su libro “Belleza clásica: la historia del maquillaje”,le valió la vida, pues los carmines contenían tinta proveniente del plomo, y ella hacía sus propios colores y, como eran con tinta basada en este elemento nocivo, lo que paulatinamente hacía que se desfigurara su rostro hasta que morían por intoxicación de plomo. De hecho, de acuerdo a Gabriela Hernández, la muerte de la reina fue por envenenamiento, la encontraron muerta con un orificio de media pulgada en sus labios lo que se llamaba “el beso de los muertos”, casi como el beso de la mujer araña, ¿no?.
¿Qué pasó después? La iglesia aprovechó la muerte de la reina Elizabeth y arremetió con más fuerza y de ahí nace toda la mística de lo diabólico: lo vinculó a la magia negra. Una luz en el camino fue gracias a la actriz Sarah Bernhardt, quien era francesa, y una de las más famosas y aclamadas a finales del siglo XIX y principios del XX. Ella se pintaba fuerte los labios y se comenzó a “popularizar” en la clase alta la costumbre. Y después vino la caída del imperio del lápiz rojo, ya solo las prostitutas lo usaban y era mal visto por la sociedad. La gente asoció al carmín rojo con la brujería y ningún hombre iba a casarse con alguna que utilizara algo de rojo en los labios. Los franceses como siempre elegantes y osados fueron los responsables de comercializar el labial. En 1870 la firma de maquillaje Guerlain la comenzó a vender, quizás de ahí viene el nombre más común: rouge.
Tuvieron que pasar tres siglos más o menos cuando la gran Elizabeth Arden, la empresaria de cosméticos canadiense nos abrió a la magia. ¿Qué hizo? En 1912 regaló a las sufragistas labiales cuando marchaban por las calles de Nueva York. Las sufragistas son las precursoras, en realidad, a las que les debemos agradecer el voto femenino. En el libro de Madeleine Marsh en “Cosméticos compactos” escribe: “Si fueran ´mujeres nuevas´ que estaban andando en bicicleta o en zapatos distintos, o mujeres elegantes con sombreros enormes y labiales fuertes”.
Ahora para seguir con esta idea, ¿quién fue Maurice Levy? fue un inventor al que le debemos la genial idea en 1915 de proteger el labial de color en un tubo de metal, y con esto llega una nueva era, porque atrás irá quedando eso de llevar el labial envuelto en un papel. Ahora, no sé si quieren saber los ingredientes mágicos que llevaban en un comienzo, bueno prepárate, aquí van: insectos molidos, cera de abejas y aceite de oliva y el efecto era desastroso porque la piel se secaba terriblemente después de unas horas de uso. Pero, de igual manera, y todo por su efecto estético, las mujeres continuaron utilizándolo. Al poco tiempo ya teníamos a la tremenda Marlene Dietrich y Grace Kelley, dos grandes actrices de los años cuarenta, con sus labios hermosos y perfectos. Me pregunto si ellas habrán aprendido la técnica o siempre sus maquilladores lo hacían por ellas.
Durante La Segunda Guerra Mundial las mujeres se iban a las fábricas a trabajar con los labios pintados, con eso se daban ánimo. Y leí que muchos empresarios lo hicieron mandatorio, para que ellas se sintieran más contentas al minuto de ir a laborar. A fines de la década de 1940, el 90% de las mujeres estadounidenses usaba lápiz labial. Se convirtió en un símbolo de resistencia femenina en medio del peligro de acuerdo a Sarah Schaffer, autora del artículo científico “Leyendo nuestros labios: la historia de la regulación del labial en los asientos occidentales del poder”. Esta tendencia fue alentada con el famoso cartel “Rosie, la remachadora”, personaje que por supuesto llevaba los labios rojos y era un símbolo para las que trabajaban en las fábricas durante la Segunda Guerra, mientras sus maridos estaban lejos. Más tarde, se transformó en un símbolo del feminismo, pero por otros motivos.
Me encantó lo que hizo la compañía Revlon en 1952, así como las sufragistas dieron la batalla por nuestros derechos, esta compañía se le ocurrió una publicidad que nos dio el poder a nosotras. Se llamó “Fire and Ice”, o “Fuego y hielo” y pretendía que nos maquilláramos porque queríamos y no por darle el gusto a otros. Ojo, cuando veo la publicidad con la actriz Dorian Leigh, que una de las primeras modelos fotográficas famosas estadounidense, me doy cuenta de cómo ha cambiado nuestro rol y nuestra forma de enfrentar y vivir en la sociedad. Y luego en los años sesenta el labial rojo empezó a decaer, ya que todo era la minifalda, la libertad y la píldora anticonceptiva. Es decir, si ocupabas labial rojo eras demasiado vieja, tradicional o vieja guardia. Por un lado, los hippies buscando libertad y por el otro, las feministas acérrimas protestando por el uso del maquillaje hasta que llega Donna Summer y la onda disco. ¿Necesito contarte algo más?
Mi historia personal, no soy una Kardashian:
Conozco mujeres que siempre han llevado increíble el lápiz labial rojo y yo en cambio, recién ahora, hace un par de meses me atreví. Y ha sido un tremendo descubrimiento. Pero antes de seguir con mi propia experiencia, recuerdo a mi mamá que hasta hoy se pinta los labios con un fuerte color de la gama roja, o a una amiga que se atrevió hace mucho. No sé si el verbo “atreverse” es el correcto, más bien, debería ser “lo lleva con elegancia” o no le importa lo que otros digan. Hay varios problemas al momento del cambio: la reacción de tus cercanos y hacerlo bien.
El primer aspecto es esencial. El rojo provoca reacciones, llama la atención, es decir, sabes que con unos labios pintados rojos jamás pasaras desapercibida, para bien o para mal. En mi caso el descubrimiento fue clarísimo. En la sesión número cinco de “Mamma Mía”, el taller de lectura que estoy impartiendo, y que desgraciadamente ya está por finalizar, sucedió algo inédito. La cosa es que ese día no alcancé a maquillarme mucho (aunque sea por zoom hay que preocuparse de estar bien) y me pinté los labios rojos. Ni te imaginan la reacción de las participantes “¿qué te hiciste? ¡wuau que estás elegante!” Y me sorprendí. De verdad, ese fue un empujón. Unos días antes en una entrevista que hice al Padre Dubois, un sacerdote francés, nacionalizado chileno, y defensor de los Derechos Humanos, me di cuenta de que me veía como apagada, sin vida y bueno, sumé estos factores y dije ya, dale con un rojo. Pero, a mi familia no le gusta el nuevo look, me encuentran como disfrazada, no me veo yo. Mi marido intenta esconder su desagrado, que trata de pasar por alto que yo no me fije, debo reconocer que me importa. ¿Qué opinas que me importe tanto lo que dice mi familia?
El otro aspecto fundamental es saber la técnica. Es muy distinto pintarse los labios de un tono neutro, un café suave o tonos tierra, que un color así de definido. No solo hay que tener buen pulso, sino que saber por dónde empezar y cómo seguir. Obvio, y la iluminación. Ahora tengo como cuatro labiales de tono rojo, ¿para qué? ni idea, seguramente se me van a secar antes que los termine de ocupar. Me siento tan diva teniendo en mi cajón unas cajitas así de lindas, con esos tonos definitivos.
Otro aspecto que me ha llamado la atención es lo que provoca en mí misma. Me siento más vestida, menos desnuda, no sé, es difícil explicarlo. De verdad, es súper distinto ir de negro con labios rojos que un simple brillo translucido.
Datos freaksque descubrí:
1. Según la BBC de acuerdo a un artículo que publicó el 2018, en el mundo se gasta alrededor de 8 mil millones de dólares en labiales de color rojo.
2. Hay más de 130 millones de entradas en google que responde a la pregunta en inglés ¿cómo aplicar correctamente el lápiz labial rojo? En YouTube hay un tutorial que tiene 9 millones de vistas.
3. Cristián Dior acuñó la frase “vestir su sonrisa” y tres años más tarde nació el Rouge Dior de 1952. Lo que estoy segura es que Dior no tuvo para nada presente el Covid-19 y la mascarilla, me pregunto ¿para qué me pinto si nadie más lo ve? Por mí. Esa respuesta es más que suficiente.
4. Existe un color que se llama “Encarnado” y este tono era el que ocupaba la famosa diseñadora Coco Chanel para sus labios. De acuerdo a Word Reference, que es un diccionario, es un adjetivo “del color de la carne”. Si quieres saber cómo identificar este color dentro de la gama de los rojos, te diría que es un rojo más fuerte que el italiano, esto lo explica la increíble escritora y periodista Katy Kelleher en un artículo publicado en The Paris Review el 2016, y ahí aparecen cuadros de George Bellow que se llama herida, o “Figura con carne”o “Retrato del Papa Inocente X”.
5. Otro dato, es que en Gran Bretaña, durante la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill paralizó la producción de cosméticos, con excepción del lápiz de labios rojo.
6. Adolf Hitler odiaba el lápiz labial rojo y durante la Segunda Guerra Mundial los labios rojos eran sinónimo de audacia y de valentía. En los países aliados, llevarlo se convirtió en un signo de patriotismo y toda una declaración contra el fascismo, esto cuenta Rachel Felder, autora del libro “Red Lipstick: An Ode to a Beauty Icon”.
7. La modelo erótica, actriz y vedette estadounidense, Dita Von Teese, dijo : “Los tacos y el labial rojo pondrán el temor a Dios en la personas”.
8. Otra cita emblemática es de Coco Chanel: “Si estás triste, agrega más labial y tendrás más fuerza…Ocupar un rojo bold te puede dar una sensación de poder, haciéndote sentir como una versión diferente de una misma”.
9. Rosa Montero, la escritora española, tituló uno de sus libros “Labios rojos, chocolate y una rosa”.
10. Mujeres con labios rojos que son imposibles de olvidar:
1. Vivien Leigh en “Lo que el viento se llevó”
2. Michelle Pfeifferen “Gatúbela”.
3. Marilyn Monroe en todas sus ediciones
4. Jessica Rabbit en ¿Quién engañó a Roger Rabbit?
5. Susan Sarandon y Geena Davis en “Thelma y Louise”
6. Anjelica Huston en “La familia Addams”
7. Uma Thurman en “Pulp Fiction”
8. Nicole Kidman en “Moulin Rouge”
9. Helena Bonham en su rol de reina mala en “Alicia en el país de las maravillas”.
10. Angelina Jolie en “Maléfica”
¿Es una moda, un imperio, o una necesidad?
Cuesta dar una respuesta. Para mí no es ni lo uno ni lo otro. Hay mujeres que les gusta, otras que lo odian, algunas se sienten disfrazadas, otras terriblemente sexi o vestidas. Para muchas eso sí, es un tremendo desafío y yo fui/soy parte de ese grupo. Hice una encuesta flahs en Instagram y me sorprendí porque ganó el no. No es que lo ocupe todos los días, pero ahí está conmigo en mi cartera. El escritor Rae Nudson acaba de lanzar un libro que se titula “All Made Up: The Power And Pitfalls Of Beauty Culture, From Cleopatra To Kim Kardashian” y de acuerdo a una entrevista en el programa de NPR “All things considered”dijo que la reina Elizabeth ocupó el maquillaje para “crear un aire de soberanía potente que calzara con la tendencia de la época. Cuando ella perdió el poder, el pueblo la tildó como un payaso que ocupaba maquillaje. Intentaron de calificarla como ridícula. Y estas mismas cosas con las mujeres modernas sufren de estos mismos estereotipos y dilemas”.
A ver, yo ocupo maquillaje, no siempre, como todas las mujeres hay días que tengo ganas y otras no. Pero cuando me pongo un poco de base, algo de rímel y brillo en los labios me siento mejor. ¿Por qué? es difícil de explicárselo a un hombre como Rae, seguramente él nunca lo intentó y para variar un hombre nos da cátedra de cómo debemos ser nosotras (ojo no he leído el libro, su análisis es a nivel global y vinculado con las redes sociales, ok, lo entiendo porque yo también odio la sobrevaloración al cuerpo -que yo misma le doy- y la importancia a verse impecable -que yo también le doy).
Inevitablemente la sociedad occidental por donde se mire es producto del consumo y de las tendencias publicitarias, y bien por uno si somos capaces de distinguir lo que es un abuso de lo que es una conducta sana. Estoy súper de acuerdo que el físico se ha convertido en el gran, y a veces, el único referente para muchas mujeres y hombres, pero hay una inmensa mayoría de personas en el mundo que mantienen una relación sana consigo misma. Yo he pasado por todos los estados, al igual que cualquiera. A momentos me siento linda, en otros horrible, flaca, gorda, más arrugada ¿pero será por la cultura del consumo o bien porque así somos?
Me imagino que si en Mesopotamia hombre y mujeres se maquillaban era por una necesidad intrínseca. Entiendo, hay un equilibrio, un límite. Para mí personalmente es horrible andar llena de maquillaje, me siento falsa, con pestañas postizas, con labios rojos y sombra en los párpados, además de vestirme con escotes y mucho brillo. Esa no soy yo, no es mi estilo, pero eso no significa que no sea el tuyo. Una cosa es ser una Kardashian y otra, muy, muy distinta, es ser una chilena que se pinta los labios rojos ¿qué opinas? Me despido como siempre esperando tu opinión, en redes, en mi página web en contacto, en mi mail karen@karencodner.comsobre este capitulo tan personal.
Lee, escribe, crea.
Chaoooo.