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#31 Entrevista a Alejandro Zambra (parte 2)

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Hola, hola, ¿cómo estás? Grabo este episodio el viernes 13 de noviembre del 2020 con alegría porque el mundo cambió: en Estados Unidos salió elegido Joe Biden, candidato demócrata y que reemplazará a Donald Trump. Pocas veces me había impactado tanto una elección en Estados Unidos, creo que es importante que los líderes mundiales sean dignos de admiración y me parece que el último Presidente había perdido el respeto con sus últimas declaraciones.

Estoy muy contenta de seguir con la segunda parte de la entrevista al escritor Alejandro Zambra que hice hace un par de semanas (escucha la primera parte). En esta conversación íntima hablamos sobre su nuevo libro Poeta chileno, las narraciones de sexo y la relación con la vida, la cercanía de su texto con los poetas vivos, sus consejos para acercarse a la poesía, su vida cotidiana y en pareja, el descubrimiento de la literatura infantil y más.   

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Acabo de finalizar el proceso de revisión de la novela que estoy escribiendo y, tal como lo presentí, fue bien intenso escuchar la retroalimentación y analizar los puntos flacos de mi escritura. Este mes pretendo enfocarme mucho en incorporar los comentarios. Vamos a comenzar la tercera semana de noviembre y todavía no empiezo. ¡Vamos Karen!

Sigo con el proyecto de ordenar los libros que me regaló mi mamá y es un trabajo colosal, porque se integraron a mi biblioteca personal más de 100 nuevos títulos. Estoy pensando seriamente en que una amiga bibliotecaria me ayude a ordenarlos. Y ya estoy leyendo uno de los libros de mi mamá, se llama Pequeña Isla y lo escribió una británica, hija de padres jamaicanos, Andrea Levy. Me gusta, me gusta mucho, en esa línea temática, solo había leído a Jamaica Kincaid y me encanta abrirme a otros mundos. Transcurre post segunda guerra mundial. 

Algo me afectó mucho que acaba de pasar el sábado fue la muerte de un rabino inglés que admiraba mucho, Lord Rabbi Jonathan Sacks, un hombre que de verdad enseñaba valores universales y sus charlas eran extraordinarias, algo abrupto y triste. Si quieren conocer más sobre él puede revisar su canal en Youtube

Ah, casi lo olvido. Entrevisté al escritor chileno Marcos Alvo, autor de Mi abuela estuvo en Auschwitz que es un don libro. Marcos es nieto de la señora Daisy Kalderon y tras mucho batallar se atrevió a escribir la historia de su abuela, sobreviviente de Auschwitz y de muchas cosas. Tengo que decir algo, a Marco lo conozco de guagüita, yo era muy amiga de su hermana, e iba mucho a su casa. Lo que más me llamó la atención es la estructura del relato y de cómo logra integrar las voces, la de él y la de su abuela. 

Ahora nos vamos con la segunda parte de Alejandro Zambra.

La narración del sexo

KC: Hay un cambio de tono en cómo vas narrando el sexo y las relaciones a lo largo de la novela.

AZ: Ah, mira, no me había fijado. 

KC: ¿No te habías fijado? Me llamó mucho la atención.

AZ: Es que no lo tengo como un espacio tan separado en mi cabeza, la narración del sexo, tendría que fijarme en la novela entera y verlo aparte, porque yo siento que el sexo está muy metido en la vida. 

KC: Como distintas formas de abordarlos, eso te diría. 

AZ: Es que al principio aparece como el relato clásico de iniciación sexual, porque es casi otra cosa.

KC: Exacto.

AZ: Pero luego cómo lidia eso con lo cotidiano, me parece que es algo que está muy reteorizado tal vez, el sexo o la narración del sexo en general. Esa retórica sí me interesa justo porque de pronto cumple un rol, en este caso la iniciación sexual, porque creo que ahí sí hay una diferencia generacional importante entre los personajes, el mundo en que crece Gonzalo, es un mundo represivo, es un mundo donde los pololos se tienen que esconder, donde prima una cierta hipocresía y también donde se habla del sexo como si estuviera prohibido siempre, y no hay una educación sexual, por supuesto, excepcionalmente podía haberla pero en general, pensando en mediados de los noventa o comienzos de los noventa, era un mundo muy distinto desde ese punto de vista que el mundo que vive luego Vicente, en que aparece más bien el sexo en un lugar estable. Creo que esta cosa, que sucedía en mi generación, de negar los vínculos o de negarlo todo, ese tipo de represión me interesaba representarla también, sobre todo un mundo cartucho, se usaba la palabra ya no se usa ¿no?

KC: No, creo que no.

AZ: Lo cartucho me interesaba, pero ahora justo al momento de pensarlo, apareció la palabra cartucho en mi cabeza que no aparecía hace mucho tiempo. Y luego estos asuntos son menos livianos de lo que parecen, creo yo. También está retórica de, estaba pensando por ejemplo en el espacio de lo decente, que no tenía una localización clara, y luego cómo influían ideas muy estáticas, que a la luz de los años parecen cómicas, de lo masculino, de lo femenino, entonces por ahí iba. 

KC: Alejandro, te trajo temas esto de hablar de Sergio Parra de Metales Pesados así ¿o no?

AZ: No, ¿por qué?

KC: ¿Lo tomó con humor?

AZ: Es que es muy amigo mío Sergio, y ha sido un compañero de ruta, y esta es una novela, creo yo, sobre el compañerismo. Creo que Sergio siempre estuvo ahí, desde que yo tengo recuerdos del mundo literario, estaba ahí Sergio. 

KC: Y los poetas chilenos, ¿cómo acogieron tu mirada tan humorística o caricaturesca?

AZ: Sí, es que no sé si es tan apelativa a sujetos reales, porque bueno lo de Sergio es una excepción. También hablo de Rosabetty Muñoz, sale Nicanor Parra.

KC: Claro, pero él ya no nos puede contestar, digamos. 

AZ: Sí, lo que quiero decir es que a veces el personaje era irremplazable en mi cabeza y por eso Sergio Parra, se llama Sergio Parra, porque era muy Sergio Parra, no tenía mucho sentido para mí inventar a Sergio Parraguez, no me interesaba ese juego, no eran mensajes en clave. Y lo que hice en el resto de la novela fue más bien inventar poetas que se parecen a poetas reales y me parece delicioso ese ejercicio.

KC: Lo pasaste bien.

AZ: Sí, digamos juntar características o inventar características, que se puedan reconocer igual. Si la ficción, esa es su gracia, no es que sea mentira, que esas personas no existan no significa que el personaje no exista. Entonces, no sé muy bien, la novela, no sé, no debería enojarse nadie, pero bueno siempre hay gente que se enoja por cosas. A veces a la gente le gusta salir en los libros, hay gente que no le gusta salir en los libros. Entonces si te empiezas a preocupar de eso, claro. Por ejemplo a Sergio y Rosabetty Muñoz, yo sí les pregunté, ahora que me preguntas tú, sí, yo tenía ganas de ponerle sus nombres reales y sí les dije en algún momento, y Sergio me dijo: “Haz lo que quieras”, y Rosabetty también. Pero también, supongo, que es raro salir en un libro ¿no?

Cómo leer poesía, según Zambra

KC: Claro, no sé yo nunca he salido en libro, tú tienes muchas más posibilidades que yo, digamos.  Te quiero pedir a ver si nos ayudas aquí, a mí y a los que nos están escuchando. Voy a hacer una confesión, a mí me cuesta la poesía, yo he tratado de leer poesía, he tratado que me apasioné, encontrar la luz, la belleza, y generalmente leo y no me pasa mucho ¿qué consejo me darías a mí o a cualquier que nos está escuchando hoy día? ¿cómo hacerlo para encontrar un poquitito de esta sensación que te produce a ti la poesía? ¿cómo hacerlo, o ya no, ya no es lo mío?

AZ: Primero, yo creo que no hay tantas diferencias entre la narrativa y la poesía, entonces, el problema de cuando se habla tan en general es que pareciera esencializarse, “la poesía”, “la narrativa”, cuando en realidad hay doscientos mil tipos de poesía y cinco millones de tipos de narrativa. 

KC: Sí, es verdad.

AZ: En el fondo de qué estamos hablando, yo tengo la sensación de que al que le gusta leer, lo que le gusta no es leer, le gusta leer ciertos libros, que de pronto encontró tirado en algún parte, y agarró, hojeó y le gustó. Se podría haber encontrado con otros libros que no le gustarán. Yo adoro el hábito de leer, pero esa es como una generalización que viene después. Tú primera experiencia o tus primeras experiencias son muy marcadoras en ese sentido, entonces, primero pensaría que hay una poesía distinta de la que es has tratado de leer y la buscaría. No a todo el mundo le gusta lo mismo, y por otra parte tampoco los gustos son tan sólidos. 

 

 


Daguerrotipo de Emily Dickinson,  Wikimedia Commons .Daguerrotipo de Emily Dickinson, Wikimedia Commons.

KC: Entonces qué me recomendarías, yo sé que eres fan de Emily Dickinson ¿verdad?

AZ: Sí bueno, es que no te conozco, pero creo que los motivos por los cuales te puede gustar o no un libro, son exactamente los mismos motivos por los cuales te puede gustar o no un tipo de música, por eso hablo del gusto. El gusto tiene mala prensa porque se supone que no hay que hablar desde el gusto, pero la verdad es que no hay otra manera de hablar. Cuando estás construyendo un discurso muy serio que aparentemente no tiene nada que ver con el gusto y aplicando muchos conceptos, en realidad, estás sofisticando unas primeras impresiones que pueden ser más viscerales. Entonces, yo creo que la poesía, por ejemplo, con todo lo que dije, sin intención de latearnos, pero y corriendo el riesgo de latear también, yo diría que hay una diferencia entre la poesía y la narrativa, por supuesto que la hay y habría que excavar ahí. Por ejemplo, la poesía sí alude a un cierta intensidad y se relaciona con la repetición de otra manera, tú lees algo y si te gusta un poema, lo único que sabes por lo pronto es que vas a volver a leer, sería muy raro que dijeras: “me gusta este poema, no lo voy a leer nunca más”  es raro ¿no? Sería como decir, “mira está es la nueva canción de Shakira, está buena, me gustó no lo voy escuchar nunca más”. Más bien, vas a seguir escuchándola, vas a seguir oyéndola. 

KC: Alejandro escucha esto (pone una canción). 

KC: ¿Qué sentiste al escuchar esta canción? Para los que no saben, se llama el “Gato que está triste y azul” de Roberto Carlos.

AZ: ¿Qué sentí ahora mismo al escucharla?

KC: Sí, yo sé que es una que te gusta ¿o no?

AZ: Sí, o sea me gusta. ¿Qué sentí ahora? Sentí vergüenza porque supuse que me ibas a preguntar que sentía. Pero claro yo hablo de esta canción en alguna parte, en un ensayo, porque corresponde como a la música involuntaria, esa música que escuchabas más bien porque estabas expuesto a ella que porque la elegías y eso pasaba con la radio, que estaba siempre puesta, y de pronto, sonaba algo a lo que le ponías atención, y yo recuerdo el momento en que escuche esos versos de esa canción que dicen: “Desde que me dejaste, yo no sé por qué, la ventana es más grande sin tu amor”. De pronto aislé esa imagen y me impresionó. No diría que me gustó porque es más bien como una especie de misterio primero, luego ya uno podría decir sí me gustó, pero al principio es como, mira ¿cómo alguien está tan triste que la ventana le parece más grande? Me parece muy hermosa la imagen, aunque esta canción está muy mal traducida, además, porque el original está en italiano, entonces la tradujeron ahí, al tuntún y se provocan algunos efectos bellos, como el mismo hecho del gato azul, una canción como media surrealista, pero claro ese es el resultado de la mala traducción y mucha de esa belleza tenía algo que ver con la mala traducción. Eso me parece muy divertido. 

KC: La traducción, que es otro tema que a ti te importa mucho.

AZ: Si po, claro, es un tema muy propio de la literatura incluso si no estás hablando de dos lenguas, o sea, pertenecemos a una lengua que se habla de mil maneras y estamos todo el tiempo descubriendo esas maneras.

La paternidad

KC: Oye Alejandro, justo voy a poner acá el video, porque te quiero mostrar algo que apareció ayer ¿ves quién apareció? ¿me ves?

AZ: No te veo.

KC: ¿No me ves?

AZ: Ah, sí te veo. Ahora te veo. 

KC: ¿Quién está ahí? (le muestra la portada de una revista) 

AZ: Mi esposa. 

KC: Sí, sabes que ayer abrí la Revista Ya y me pongo a leer, y digo, pero “Jazmina”, digo, “Silvestre, México” ¿será ella? Dije no puede ser, que haya salido justo ayer martes un perfil, una entrevista a ella.

AZ: Claro, un perfil bastante bonito, yo lo leí ayer.

KC: Sí, muy lindo, muy lindo. Además, ella es guapísima. Y me encanta su pelo, bueno a mí me gustaría tener tanto pelo como ella. Y me encantaría saber, ¿pensaste alguna vez conocer a tu amor en una biblioteca pública en Nueva York?

AZ: O sea, bueno, hay un momento que uno siempre está pensando en conocer, en encontrar el amor, entonces debería responder que sí. Pero fue todo muy sorpresivo y muy natural, y una historia muy bonita. En estricto rigor fue todo muy rápido incluso, después de ambos pasar por años de equivocaciones y soledades. Así que, no sé si lo pensé así, pero es una bonita historia. 

KC: ¿Y tú querías ser papá? ¿a ti te importaba casarte, ser papá en ese sentido, eran cosas que eran importantes tenerlas en tu vida o no?

AZ: No casarme necesariamente, pero sí.

KC: Emparejarte.

AZ: No, siempre me importó el amor y nunca le tuve miedo a juntarte y armar algo. Siempre pensé que iba a ser padre, pero me interesan también otras formas de ser padre. Digo, incluso, si te sales un poco del plano personal, es más relevante ser padrastro o ser padre adoptivo que ser padre biológico. 

KC: Claro, eso es muy interesante. 

AZ: Pero claro nosotros decidimos tener un hijo y yo a esa altura, también, creo que nunca no quise ser padre, no soy de esas personas que dijeron alguna vez “yo no voy a tener hijos” creo que eso nunca lo dije, siempre pensé que iba a tener y siempre me pareció un ámbito de reflexión muy relevante como hijo y como eventual padre. Pero claro pertenezco a una generación en que la paternidad se empezó a retardar un tiempo, idealmente. Empecé a pensar más y discutir más, y yo creo que esas discusiones son provechosas, pero claro, si tuviera que defender un tipo de paternidad, defendería la paternidad que se hace cargo de hijos que no tienen padre. 

KC: ¿Tú tuviste un padrastro en tu vida o no?

AZ: No, tengo un papá que está en Santiago ahora, con él que hablo mucho. 

KC: ¿Y cómo eres de marido? ¿Qué ha sido lo que te sorprendido a ti como marido, conviviente, cuál es lo que te ha salido fácil y que es lo que más te cuesta de esa definición digamos, de la convivencia?

AZ: Me cuesta responder tu pregunta, porque no lo he pensado mucho, no sé qué quieres saber. 

KC: No sé, qué te hace perder la paciencia, qué te encanta hacer en la casa.

AZ: Bueno, creo que nunca me habían preguntado algo así (se ríe), entonces no estoy preparado.

KC: Ah, te saqué de tu zona de confort.

AZ: Pero me gusta cocinar, que sé yo ¿eso es lo que quieres saber, si me gusta cocinar? Creo que me gusta la sensación de comunidad en general, me gusta cocinar si es que vamos a comer todos. 

KC: ¿Y qué cocinas?

AZ: Oh, no sé, nada muy espectacular. Trato de hacer cosas que le gustan a mi hijo. Alguna tortita de plátano con avena que le gustan mucho, generalmente hago eso en las mañanas, pero estoy un poco naufragando en esa pregunta. No tengo problemas con el espacio de la casa en general, incluso me sorprende.

KC: ¿Eres un hombre de casa?

AZ: Sí, claro. Pucha no sé, ahora me lo preguntas y no sé muy bien cómo responder, tengo momentos de salir mucho, con momentos muy hogareños, pero sí tiendo a pensar el espacio de la casa, como un espacio propio y que disfruto.

El oficio de traducción

KC: Y ¿cómo ha sido trabajar con Jazmina? He visto que tradujiste La balada de Rocky Rontal de Daniel Alarcón y Pequeñas labores de Rivka Galchen. 

 

 

Portada de “La balada de Rocky Rontal”, de Daniel Alarcón. Traducción de Jazmina Barrera y Alejandro Zambra.

Portada de “La balada de Rocky Rontal”, de Daniel Alarcón. Traducción de Jazmina Barrera y Alejandro Zambra.

AZ: Sí, muy bien. O sea, yo no soy traductor, ella ha traducido mucho más que yo y creo que ella es la que domina a la perfección la lengua inglesa, mi inglés es más chamullento, incluso tiene más desniveles, hay cosas muy sencillas que no sé de decir y cosas menos sencillas que sí conozco, entonces, claro, nos complementamos muy bien, porque naturalmente tiendo a fijarme más en algunas cosas y ella en otras. No tengo tan claro cuáles son esas cosas, pero me da mucha confianza trabajar con ella. Pero claro, lo hicimos solo dos veces y eran proyectos ligados a distintas amistades, yo soy muy amigo de Daniel Alarcón que escribió varias crónicas directamente en inglés, que es la lengua en que él escribe, a pesar de que habla muy bien español, entonces era un poco raro traducir textos que hablaban de Latinoamérica y muchas veces recurrían a precisiones lingüísticas en el interior de la lengua inglesa para hablar de Latinoamérica y traducir eso, pero fue muy divertido por lo mismo. Imaginar esos textos, como si los estuvieras retornando a su lugar de origen, estaban escritos en inglés y nunca habían sido escritos en español. Entonces eso fue muy entretenido para los dos. Y luego, la historia de la traducción de Pequeñas labores de Rivka Galchen, fue más azarosa aún, porque, en realidad, en el periodo de su embarazo estábamos siempre buscando libros que fueran menos dogmáticos, porque como que toda la literatura sobre el embarazo suele ser muy cercana a los códigos de la autoayuda, como muy prescriptiva, muy normativa, como hay que hacer esto, hay que hacer esto otro. Y a la vez, muy impresionante que acerca del embarazo haya tantas teorías contrapuestas, creo que eso sí les impresiona siempre a los padres primerizos, que hay varias maneras de hacer las cosas y todas tienen muchos defensores y muchos opositores, entonces tienes que estar todo el tiempo tomando decisiones nuevas y decisiones que dependen de otras decisiones y que sé yo. Entonces, sí leíamos mucho y nos resultaba súper insatisfactorio lo que leíamos en general, o parcialmente satisfactorio. 

KC: Ah.

AZ: Y de pronto, encontramos este libro muy gracioso y muy profundo, y a la vez lleno de niveles, legible en un primer nivel, muy desde el disfrute y desde la experiencia y luego, un libro que tiene sus capas, sus niveles de profundización.

Alejandro Zambra y el humor

KC: Alejandro, hablemos de la risa y del humor. 

AZ: Espera un poquito déjame terminar la idea porque no se va a entender bien de que estoy hablando. Y entonces decidimos traducir este libro de Rivka Galchen, y claro ella estaba hablando de cosas que nosotros vivíamos mientras la traducíamos, entonces teníamos esta sensación muy vívida de que ella nos estaba traduciendo a nosotros. 

KC: Bueno, por eso uno lee, por eso ¿no?

AZ: Claro. 

KC: Sí, absolutamente. Que interesante porque yo leyera el mismo libro que tu tradujiste con Jazmina, y yo ya críe a mis hijos entonces no va a tener el mismo significado, incluso quizás me aburra ya, puede ser, por eso uno tiene que leer, tal cual como tú dijiste, la poesía, tienes que conocer a la persona para poder recomendar, exactamente. Y dime una cosa respecto al humor, que es algo que de verdad admiro en los escritores, creo que tienes un humor maravilloso, que lo integras increíble a tu escritura, un humor que te sale natural en la escritura, y a la vez muy fácil de entender de seguir, pero tú dices que eres malo contando chistes de adultos. 

AZ: No, ¿dije eso?

KC: Creo que lo dijiste, pero que te cuesta contar los chiste que no sé te da igual. Puede que esté mal, tú sabes que la cabeza funciona mal.

 

 

Portada de “Pequeñas labores” de Rivka Galchen. Traducción de Jazmina Barrera y Alejandro Zambra.

Portada de “Pequeñas labores” de Rivka Galchen. Traducción de Jazmina Barrera y Alejandro Zambra.

AZ: No, la mía funciona peor, sobre todo en pandemia. Pero mira ahora que mencionaste, yo arrastro en esta conversación una insatisfacción con algo previo, que fue el momento en que tú me preguntaste por la poesía. Es que no alcancé a contestar bien y quizás lo puedo ligar a lo que me preguntas ahora. Yo creo que con la poesía lo que sucede es que se la desvincula del gusto y que se trata de definir la poesía todo el rato, es como que, en vez de escuchar música, todo lo que tú recibieras fuera una discusión incesante respecto de qué es la música, que por supuesto es interesante definir qué es la música. Pero yo no quiero saber que es la poesía, no quiero saber que es la novela, quiero leer novelas y quiero leer poesía, un poema, quiero leer un poema y ver si me gusta o no, y luego leer otro super distinto y cachar si me gusta o no, y de pronto, leo varios tipos de poemas y ninguno me gusta, y está bien, no me gusta no más, creo que no hay ninguna obligación de que te guste. Y con la narrativa también, con los cuentos y con las novelas, y eso me parece esencial, no sofisticar, no volverlo más solemne de lo que es. Si te gusta algo, de pronto es difícil decir por qué te gusta, pero te gusta, está funcionando algo ahí y el gusto significa profundización, el gusto no es tonto, el gusto no es pulgar arriba, pulgar abajo.

KC: Eso me gustó. 

AZ: El gusto es seguir, una cosa te lleva otra, entonces con el humor también. Yo lo pienso sobre todo en los niños y la enseñanza de la literatura cuando son chicos, como que es muy natural que te gusten los trabalenguas y que te gusten los chistes, y que eso se relacione con la música, y creo que ese es el horizonte donde debiera empezar enseñarse la literatura. O sea, más allá de llamarla literatura o no, que el lenguaje cumpla una función asociada a la diversión y a la profundización de los conocimientos, entonces, creo que el gran error en los primero años de enseñanza escolar es cuando le dicen a los niños: “todo lo que ustedes saben no sirve para nada, nosotros le vamos a enseñar todo de nuevo” por supuesto, estoy exagerando, pero muchas veces pasa eso con la literatura, vamos hablar de la literatura, la literatura es esto y esto otro, y en realidad, los niños ya saben contar chistes, ya saben que tienen sueño y que esos sueños son difíciles de contar, que hay algo incomunicable para ellos mismos en los sueños, que no se recuerda bien y aprendieron muchas cosas a la altura, no sé cómo habrá sido con tus hijos, pero a la altura de los seis, siete años, saben mucho y creo que hay que partir de ahí e incorporar todos los conocimientos nuevos a esa experiencias previa, a esos conocimientos vinculados con la experiencia, relacionados con la vida, no aparte sino dentro, por ahí  pondría yo la experiencia de la poesía y del humor, creo que uno podría hacer, en vez de enfatizar una idea precisa y a la vez muy poco apelativa de la poesía o de la literatura en general, uno podría dedicarse a contar chistes y cumpliría más o menos los mismos propósitos del conocimiento. Es imposible esta idea de que la ficción es mentira, creo yo que le hace muy mal a la realidad, al mundo, a las personas, si vivimos con ficción y las ficciones son parte de nuestra experiencia cotidiana, queremos ahora armar una Constitución, cómo vas a armar una Constitución sin ficción, sin imaginación, por ahí va un poco mi énfasis. 

Lo que leen los niños

KC: Oye Alejandro, estamos terminando, pero esta pregunta, que no es una pregunta muy novedosa, pero ¿qué estás leyendo? ¿qué, hasta el momento, ha sido tu descubrimiento el 2020? Así como dijiste este año leí por primera vez a…

AZ: La literatura infantil porque tenemos un niño chico, viste que los niños pueden leer el mismo libro cien veces ¿no?, y creo que con el encierro eso se volvió casi obligatorio, la repetición de los libros que teníamos, la búsqueda de nuevos libros y se volvió inesperadamente muy gozoso, dijo inesperadamente porque yo siempre disfrute ese espacio, digo leerles a los niños ¿no?

KC: Ah, okey.

AZ: Eso lo disfrutaba mucho, pero lo he disfrutado aún más. Entonces hemos tenido poco tiempo para leer, y la verdad es que paralelamente hemos leído muchos libros para niños y los hemos discutido mucho con mi esposa, entonces, si tuviera que mencionar buscaría por ahí, por la literatura infantil. He pensado mucho en eso, en la lectura, en lo que eso significa, en cómo se relaciona mi hijo con la lectura, con la idea de la lectura, porque el todavía no ve tele, entonces todo su espacio imaginario tiene que ver con los libros y con los juegos, o con los libros como juego. Y luego, leí también algo que ya conocía y que había semi leído antes, pero que nunca había leído entero, y más de una vez lo he leído, primero lo leí de punta a cabo, y ahora estoy picoteando, Masa y poder de Elías Canetti, que no es novela. 

 

 

Portada de “Masa y poder” de Elías Canetti.

Portada de “Masa y poder” de Elías Canetti.

KC: ¿Te gustó?

AZ: Muchísimo, muchísimo. Me gusta mucho Canetti pero en particular este libro, lo había postergado un poco o lo había limitado a algunas ideas que conocía y que me interesaban, pero no lo había entendido lo que es, que es básicamente una descripción del mundo como destinada a explicarlo. Creo que cuando hablan de libros ambiciosos, este libro sí que es ambicioso porque este libro trata de explicar lo inexplicable, desde esta imagen básica de cómo se relaciona el individuo con la masa. La tesis de él, simplificándola mucho, pero la idea de él es que el sujeto es distinto cuando se comporta individualmente que cuando está en medio de la multitud. Entonces está llena de imágenes, incluso habla de pandemia el libro, está llena de imágenes que me resultan muy interesantes para tratar de entender lo que está pasando ahora y en el momento en el que estamos, incluso más desde Chile que desde México, está articulación entre soledad y compañía, está búsqueda de alternativas políticas y de balbuceo de lenguajes nuevos, maneras distintas de relacionarse con la naturaleza, me parece un libro muy impresionante, incluso por las discusiones que provoca en uno mismo. Es un libro con el cual discutes y es muy sencillo por lo demás, sobre todo por el título y quizás por lo que lo rodea, está la sensación de que es un libro difícil y en realidad, es un libro que podría agarrar cualquier y discutir con él.

KC: Lo voy a leer.

AZ: Es muy erudito en el sentido de que pone ejemplo de distintas tradiciones, pero básicamente siempre parte la idea semi imposible por definición, de explicar el mundo. Como una guía de turismo para extraterrestres, aunque no sé si les caerían muchas ganas a los extraterrestres de visitarnos después de leerlo, pero es bien impresionante lo que hace Canetti. Y bueno he leído hartas cosas buenas también.

KC: Cuéntanos, cuéntanos.

AZ: Ahora leí hace poco un librito corto que creo que es fácil de encontrar en Santiago, que se llama El trabajo de los ojos de Mercedes Halfon, una escritora argentina joven que también saco recién un libro que llegó ayer, que se llama Diario pinchado, que ese no lo he leído, pero tengo muchas ganas de leerlo. Me gusta a mí libros como El trabajo de los ojos, que se podrían entender como ensayos personales, pero tienen mucho de poesía y de relato, son difíciles de describir, pero no porque haya una dificultad previa sino porque son muy naturales casi, un libro es lo que es.  También leí de Jenny Offill, Departamento de especulaciones se llama en español, una novela de la que se habló mucho hace un par de años o quizás más, que hace mucho que quería leer, y que es bastante sencilla en un sentido y a la vez experimental, es una historia de amor y que está contado en frases muy breves, generalmente un mismo capítulo tiene muchas frases breves como párrafos, que enfrentan como diagonalmente la historia y tiene un sentido del humor delicioso, un libro muy triste en algunos momentos, que no deja nunca de parecer cómico al mismo tiempo, o sea como una novela de tono, o sea el tono es su hallazgo principal. Ese tono, por supuesto, está ligado al estilo que sé yo, pero es un libro que parece muy sencillo, son esos libros engañosos que de pronto dices bueno cualquiera podría escribirlos, y a mí me gustan esa clase de libros. 

KC: Está buena, está buena esa. 

AZ: Y otras cosas que se me olvidan.

KC: Está bien. 

AZ: Pero con eso estamos.

KC: Sí te acuerdas me mandas un correo y me cuentas. Así  yo lo puedo poner como material anexo. 

AZ: No, está bien. Oye que salió muy desordenada la conversación, perdón. 

KC: No, no, pero están interesante escucharte Alejandro, de verdad, muchas, muchas gracias.

AZ: No, no si supieras. Yo que me escucho todo el día te dijo que no es muy interesante. 

KC: Escucharte y leerte es muy interesante, así que para mí esto ha sido un gusto, y un millón de gracias por tu generosidad el tiempo y tu buena disposición.  Muchas gracias, Alejandro y cuídate mucho

AZ: Igualmente.


Libros mencionados

  • Pequeñas labores 

  • La balada de Rocky Rontal

  • Masa y poder

  •  El trabajo de los ojos

  • Diario pinchado

  • Departamento de especulaciones

Autores Mencionados

  • Sergio Parra

  • Rosabetty Muñoz

  • Nicanor Parra

  • Emily Dickinson

  • Jazmina Barrera

  • Daniel Alarcón 

  • Rivka Galchen

  • Elías Canetti

  • Mercedes Halfon

  • Jenny Offill


Tal como lo dije en el capítulo anterior, escuchar a Alejandro Zambra es una delicia, es un hombre que sabe pensar, que se nota que lo hace, y que sus pensamientos son profundos. De todas maneras, fue un encuentro en el que ambos nos dimos el gusto de conversar sobre el proceso creativo, la paternidad, lo que es ser inmigrante. Recuerda, la transcripción la encuentras como siempre en mi página web y no te olvides de suscribirte a mi boletín. 

En el próximo episodio de Celular, un llamado a la creatividad vas a tener el honor de escuchar a Connie Achurra, una chef chilena que ha revolucionado el mundo de la cocina sana, sana y feliz, dice ella. Ella es una mujer creativa y con opiniones contundentes, además de que ha creado una comunidad de seguidores potente en su canal de YouTube e Instagram. 

¿Qué tipo de comida sana te gusta? Yo soy fanática de la lechuga, lechuga con tomate, palta, lo que sea, cuéntame qué tipo de comida sana te gusta. 

Te espero, en serio. 

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