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Entrevista a Hinde Pomeraniec

#103 Entrevista a Hinde Pomeraniec

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        ¿Hola, hola ¿cómo estás? Soy Karen Codner y te doy la bienvenida al programa 103 de Espiral y me harías muy feliz si lo recomiendas a tus amigos, me pones un like donde sea que lo escuches. Eso me ayudaría a llegar a más auditores.

        Hoy te comparto la entrevista en profundidad con la periodista y escritora argentina, Hinde Pomeraniec, una mujer que admiro y marca pauta en el periodismo. Ama leer y lleva en sus venas la pasión por la cultura. Hasta hace unos meses conducía el podcast “Vidas Prestadas” con entrevistas a escritores y escritoras de habla hispana. Ella es una entrevistadora de calidad superlativa y me contó que va a relanzar el podcast el  segundo semestre. Hinde, además de trabajar en el sitio de noticias Infobae, envía  el boletín “Fui, vi  y escribí”; que es uno de los mejores a los que estoy suscrita, donde cada miércoles desarrolla un tema y da recomendaciones de películas y lecturas. En nuestra conversación indagamos sobre su carrera que va desde el periodismo internacional hasta  temas sociales.

        La entrevista para Espiral nos costó concretarla porque el día pactado Hinde estaba muy resfriada y finalmente, la grabamos un lunes de marzo. Hinde Pomeraniec es autora de varios libros de investigación periodística como Rusos de Putin, versión ampliada y actualizada: Blackie: la dama que hacía hablar al país y en el 2016 publicó ¿Dónde queda el Primer Mundo? (junto a Raquel San Martín). Ha incursionado en la literatura infantil con Lu, Lucy, Lucía y Soy mi madre, soy mi hija, soy yo, que profundiza en la relación sobre este tema. Ha ganado varios premios como el Konex de Platino, categoría Periodismo literario, 2017; el Hrant Dink por al periodismo argentino otorgado por el Consejo Nacional Armenio en el  2019 y el Premio Unidas para los Derechos de la Mujer y la Democracia en el 2022.

        Sus opiniones son fuertes y no teme adoptar posiciones claras. Su familia emigró a la Argentina desde Polonia, Lituania, Ucrania y la URSS, sus abuelos judíos de Europa del este se autodenominaban “rusos”. Por eso debe ser que le gusta escribir sobre ambos. La figura de su padre fue tremendamente importante, me dijo que era un hombre cariñoso y presente, y algo  autoritario: “Yo no viví con un padre machista” me contó Hinde.

        Se ríe mucho con el humor judío y le  dedicamos bastante a conversar sobre la masacre que ocurrió el 7 de octubre del 2023 en Israel. Hinde Pomeraniec ya había escrito sobre el desastre del terrorismo fundamentalista en Israel el 2014 y el año pasado  publicó una columna que te invito a leer. Para ella, lo del 7 de octubre fue un polvorón y ha declarado: “Como tanto que vivieron nuestros antepasados, lo mismo era arrasar, terminar el castigo ejemplar y que desaparezcan de la faz de la tierra. Por eso, ¿cuando hay supremacistas judíos que quieren eso? Con el adversario palestino”. Te dejo los links de a estos artículos en la transcripción de la entrevista en mi sitio web www.karencodner.com

Recuento personal

       Esta semana me entrevistaron del podcast “Pájaro Periférico” con Lorena Huerta, debería estar a aire este lunes. También la semana pasado, el sábado y domingo salió una entrevista que me hizo Viviana Encina en CNN Chile. Es muy raro verme en televisión, me dio mucha vergüenza. Nunca me había sucedido algo así.

       Estoy leyendo el Ulises de James Joyce en una lectura conjunta con José Carlos Rodrigo Breto y literalmente estoy sufriendo mucho. No logro imbuirme con el texto, me cuesta entenderlo y es un enorme trabajo segur el ritmo de los audios que diariamente nos envía José Carlos. El curso dura hasta mediados de mayo y me ha exigido mucho. Estoy aprendiendo más de lo que se pueden imaginar, pero no es fácil.

También tuve una semana complicada porque mi hijo estuvo enfermo y le diagnosticaron neumonía, y lo dejaron internado dos días. Pasó todo el fin de semana con mucha fiebre y jamás nos imaginamos esto. Lo importante que evolucionó muy bien. Estamos aliviados.  

En Oda cambié el sistema, y ahora dos domingos envío una con recomendaciones y los otros dos domingos, con reflexiones. Se me estaba haciendo muy pesada la pista al escribir textos largos y no quiero perder continuidad. Creo que es una buena decisión.

            Te invito a escuchar la entrevista en profundidad con Hinde Pomeraniec. Cuéntame qué opinas, así Espiral es más una conversación. Te espero en Instagram o en mi correo karen@karencodner.com.

Entrevista a Hinde Pomeraniec

KC: Hola Hinde ¿Cómo estás?

HP: Muy bien, con muchas ganas de conocerte, así que me estoy dando un gusto.

KC: Y yo, imagínate. Ya verán, por qué me estoy dando yo también el gusto. Cuéntame, ¿Qué te interrumpí cuando te tuviste que conectar?

HP: No fue exactamente una interrupción, acá en Buenos Aires en la Argentina estamos viviendo un proceso de cambio muy importante a partir de lo que tiene que ver con el nuevo gobierno, un gobierno muy atípico para la Argentina, y con decisiones intempestivas a las que no estamos acostumbrados. Y como anoche en la madrugada se cerró la agencia de noticias pública la agencia Télam, que es una agencia importante, con mucha historia, que desde el año cuarenta y cinco teníamos en la Argentina una agencia de noticias pública con todos sus cuestionamientos, pero bueno, la cerraron y la cerraron así intempestivamente. Y la cerraron ilegalmente porque en realidad debería haber pasado por el Congreso la decisión. Bueno, entonces no es que me interrumpiste en algo, sino que particularmente me estaba informando porque está la policía en este momento rodeando los dos edificios, no está pudiendo trabajar, la gente les notificaron la noche a las dos de la mañana, que durante una semana no tenían que hacer nada. Karen, todas cosas que se van a encontrar en los diarios que se van a poder ver en los diarios, pero que cuando una es periodista y vive en el país en donde eso está ocurriendo te tiene tomada. Es muy difícil porque tienes montones de amistades que han trabajado o que trabajan allí porque trabajé con los materiales de Télam, porque hice los cinco años que estuve a cargo de Infobae Cultura sin Télam no lo podría haber hecho en una era como la de hoy, que te pide insumos. Bueno, mucha gente ignora todo eso y  la gente cree realmente que el ajuste, o sea que los niños del Chaco van a comer porque se cierra la agencia Télam. En eso es donde nos vienen engañando. 

KC: Y en términos personales ¿Cómo estás viviendo este terremoto político? Porque es realmente un terremoto.

HP: Es muy gracioso porque me encuentro todos los días en las redes sociales con que me acusan de kirchnerista, cuca, salí de acá. Bueno, vieja también me dicen, tienen razón vieja, estoy vieja pero kirchnerista no, no lo fui, no lo soy, me peleé muchísimo también durante el kirchnerismo, de manera que en general cuando lo escucho al presidente cuestionando al populismo, me sorprende que no sea verdaderamente consciente de que él representa otra clase de populismo. Hay populismo de izquierda y hay populismo de derecha. En este momento en Argentina estamos viviendo un gobierno populista de derecha, es así. Y que bordea cuestiones del fascismo, es así. Así que lo vivo mal, sinceramente.

KC: Lo vives mal. 

HP: Sí, sinceramente sí.

KC: O sea, no lo estás pasando bien.

HP: No lo estoy pasando bien porque me cuesta creer. Me encanta decir además que ojalá me equivoque y ojalá me llena en el como decimos, sacar la cara de dedos, vengan y me digan después viste, teníamos razón ojalá. Soy grande, viví muchas veces cuestiones refundacionales y demás. Hay mucha ambición, generalmente en los políticos que llegan al poder en que vienen a refundar o a darnos lo que no teníamos, ya sabemos cómo es eso,  pero la verdad dudo que se pueda resolver. Incluso, aunque bajará la inflación, incluso aunque los números ahora macro den, si esos números dan, es porque en este momento se dejaron de hacer cuestiones básicas como atender a los comedores populares, por ejemplo. 

KC: Vamos a ir a ti.

HP: Sí. 

KC: Yo te imagino de pequeña, e acuerdo a lo que he leído, he averiguado, tú misma dijiste en Anfibia: «De niña, dudaba entre ser cantante de music hall, estilo Liza Minnelli, maestra jardinera o escritora. A los cuatro años ya sabía escribir y se convirtió en una lectora voraz. Por eso los dieciséis decidió que tanta lectura anárquica debía encontrar un orden y maestros que le enseñaran a pensar aquellos textos.»

Quiero saber. ¿Es cierto todo eso o es una frase, como decimos en Chile, para la galucha, una frase hecha.

HP: Es cierto, me encantaba todo lo que tenía que ver con la comedia musical. Vos pensá que yo nací en 1961, de manera que cuando en 1973 aparece «Cabaret» con Liza Minnelli, que no era una película para mí, porque no la podía ni siquiera ver, pero aparecía ese personaje absolutamente cautivante. Por otra parte, hija de Judy Garland del «Mago de Oz», digamos, había como toda una cosa de fascinación en lo que era el personaje de Liza Minnelli y en esa película, y en todo ese tiempo además, porque todo ese tiempo de Alemania en general para los judíos tiene por un lado hay mucho resentimiento con lo que ocurrió. Y por otro lado, de toda la vida uno se preguntaba cómo pasó lo que pasó, cómo pasó el holocausto, cómo ocurrió eso, cómo los judíos alemanes, por ejemplo, resistieron hasta el final, creyendo que bueno, porque ellos eran alemanes, y eran menos judíos para los nazis. Montones de preguntas y de fascinación por la cuestión cultural de esa Alemania pre-nazi, que yo era muy chica, pero claramente había algo ahí que ya me cautivaba. Así que sí, la personalidad de Liza Minnelli, lo que tiene que ver con «Cabaret», la idea de tomar un escenario o en una película y ser actriz y cantante al mismo tiempo me resultaba completamente fascinante. Me encantaba. La personalidad tampoco me daba para eso, me resultaba muy atractivo, me sigue resultando muy atractivo.

Dudaba también con lo que tenía que ver con educación. Me encantaban los chicos, siempre me gustaron mucho los chicos, y lo de ser maestra jardinera me encantaba porque soy de esas pesadas con los chicos, o sea, ahora por la edad que tengo como mis hijos están grandes hace rato y recién ahora voy a ser abuela dentro de un mes, hubo mucho tiempo y mis amigas tienen hijos grandes también, en donde no estuve en contacto con chicos chiquitos, pero toda la vida que estuve en contacto con chicos chiquitos soy de las que soy capaz de quedarme con los chicos chiquitos en lugar de irme con los grandes porque me gustan porque me también me resulta cautivante estar con ellos. En el modo en que se relacionan, la manera en que aprenden a hablar, todos esos aprendizajes me vuelven loca. 

Por lo cual sí eran dos cosas que me gustaban muchísimo y a las que me podría haber dedicado por esto que te cuento, que tiene que dar con la fascinación. Pero la lectura pudo más, todo lo que tiene que ver con los libros pudo más y se fue generando lo que soy hoy, muchos años después. Pero tuve muchas vidas, no siempre fui la conductora de «Vidas prestadas», no siempre hice periodismo cultural.

KC: Hiciste periodismo internacional. 

HP: Viví muchas vidas. Hice periodismo internacional, política internacional. E hice también, y hago, periodismo más vinculado a cuestiones sociales, temas que tienen que ver con sociedad, muchas notas de opinión. Hay algo que tiene que ver con la actividad, con el activismo, con la militancia que va más allá de un partido político y que tiene que ver en todo caso con causas que de pronto me motivan y en donde pongo todo lo que sé en términos de comunicación, todo lo que sé en términos de experiencia de vida y soy capaz de de jugarme por eso.

KC: ¿Y cuál de todas esas vidas te gusta más?

HP: Bueno, a esta edad hay vidas que ya no podría tener. Por ejemplo, la temporada importante de viajes por política internacional y coberturas en donde fui a tu país tantas veces, cubrí la muerte de Pinochet, cubrí el ascenso de Piñera, el primer Gobierno de Piñera. Eso me resultaba, no sé si no fue lo que más me gustó de todo el periodismo, te diría, lo de poder ir a otro lugar, conocer otra cultura,  generar mi propia agenda de fuentes, generar mis propios amigos también en esos lugares, mantenerlos a lo largo del tiempo, seguir ser de cerca, en América latina, particularmente para mí, Chile, Bolivia y Colombia también, porque después trabajé en editorial Norma varios años y entonces también hice ahí una conexión importante con el país me resulta, ¿Sabes qué, Karen? A mí no me gustan los periodistas que hablan de lo que no conocen. No me gusta hacer periodismo de escritorio nada más. De hecho a veces me llaman para hablar de determinadas cuestiones, eventos internacionales y digo, no llámalo a fulano o a mengano que ellos tienen además sacar un libro sobre eso, estuvieron varias veces en esos países. Yo que te voy a decir de distinto, de lo que acabo de leer en la BBC, a lo sumo puedo hacer una interpretación por mi propia enciclopedia, digamos mi propia biblioteca, de mi propia experiencia. Y puede servir, pero cuanto más interesantes cuando habla alguien que realmente conoce de lo que de lo que está ocurriendo, así que esa temporada de política internacional, con los viajes, porque hice unos viajes, además fabulosos que cambiaron cosas de mi vida, me entendés. Vos me preguntas esto en general, yo soy un entusiasta de lo que  voy viviendo, porque por la edad que tengo y por cuando yo empecé en el periodismo cultural decirte ahora, por ejemplo, que tomé el té con Bioy Casares y lo entrevisté dos o tres veces, decir que también tuve la suerte de entrevistar, incluso fue una entrevista pública, Juan José Saer. Haber conocido tanto ya no solo por entrevista a Ricardo Piglia, Abelardo Castillo, Héctor Tizón, Andrés Rivera.

KC: Me robaste la pregunta porque yo te tenía anotada todas esas entrevista. Pero me puse a pensar, porque imagínate lo difícil que es para mí entrevistar a una gran entrevista ahora, ese es el punto, tú tienes un don y lo haz sabido explotar. Tienes el don de la curiosidad, pero de la curiosidad bien entendida y viene aplicada que la logras comunicar ¿Cuál es la clave para ser una buena entrevistadora? Porque lo eres, no hay dudas.

HP: Yo te agradezco te agradezco el comentario y a esta altura conozco mis limitaciones y sé también aquello que aprendí a hacer porque el periodismo es práctica también. Ahora yo creo que para ser periodista hay que ser curioso porque creo que somos curiosos profesionales, pero creo que para entrevistar hay que saber escuchar. Si vos estás más preocupado por cómo va a sonar tu pregunta que por lo que querés saber del otro, y lo que vas escuchando del otro que te ayuda a tirar del hilo para seguir preguntando, si estás más preocupado por vos, va a ser difícil que seas un buen entrevistador. Me parece que la escucha es fundamental, como es fundamental en un analista. Si estás muy pendiente de la cosa estética, de cómo se te está viendo, de si vas a ser medio el ridículo a la hora de preguntar, uno a veces hace un poco ridículo a la hora de preguntar, y de pronto salen las mejores respuestas.  Me refiero a que de pronto te animas a preguntar cosas que uno podría decir esto no parece muy intelectual, por ejemplo. Y las personas no somos todo el tiempo un intelectual o todo el tiempo un comerciante o todo el tiempo un científico, somos personas. Entonces a veces hay que
saber escuchar también para saber cuán cómodo está el entrevistado con vos que eso te va a permitir, a lo mejor, correrte de la entrevista convencional, que además leíste muchas, porque si sos un buen entrevistador, leíste cosas de tu entrevistado y leíste respuestas o escritos de tu entrevistado, y sabés qué cosas le pueden interesar y también puedes llegar a saber qué cosas le pueden molestar.

KC: A veces es más difícil encontrar eso, pero a veces se encuentra esa joyita que a uno le gusta. A mí me ha pasado. Mira yo acá la lista, tú me nombraste muchos entrevistados. Bueno, Susan Sontag también, , Atwood, Svetlana Aleksiévich, esas fueron por escrito.

HP: Aleksiévich fue por teléfono. 

KC: !Por teléfono¡ ¿Y en qué idioma fue?

HP: Con una intérprete. fue una producción impresionante que hicimos desde Infobae. Conseguir una intérprete escritura, Svetlana no quería un zoom porque estaba en su dacha, estaba en su casa de fin de semana con amigos y me había dicho, yo te doy la entrevista, pero tiene que ser telefónica y por una especie de WhatsApp que no era exactamente un WhatsApp, pero era como una especie de WhatsApp Y la conseguimos, fue increíble. O sea, no la pude tener en imagen, pero tuvimos el sonido, armamos como una serie de videítos y con imágenes. Y fue una entrevista fabulosa de la que todavía hoy saco cosas porque incluso ahora mi segunda versión del libro de rusos, utilicé fragmentos de la entrevista que hice con ella porque dijo cosas muy interesantes sobre Putin así que fue una entrevista maravillosa. 

KC: ¿Nunca aprendiste ruso? 

HP: No, yo no sé hablar ruso, es de lo que me arrepiento.

KC: Porque entiendo que el pasado de uno, la historia de la familia, viniendo de Ucrania, viniendo de ese sector del mundo, sea determinante en la identidad de uno. 

PM: Sí. 

KC: Pero lo tuyo lo llevaste un extremo, o sea, publicar lo que has publicado, para los que nos están escuchando, «Rusos postales de la era Putin», después tienes «Rusos: versión ampliada y actualizada» y además estás constantemente conversando con ese mundo.
Entonces uno diría, bueno, una argentina judía escribiendo sobre Putin, es una aventura.

HP: Sí, igual hay un detalle ahí que es una argentina judía, hija de tercera generación por parte de mi madre de argentinos porque mis abuelos maternos fueron argentinos, y segunda por parte de mi padre, los padres de mi padre eran europeos, pero lo que no tenés que olvidar es que mi padre fue comunista toda su vida.

KC: Bueno, esa era la otra pregunta.

HP: Claro. Exacto.

KC: ¿Cuánto te marcó el comunismo a ti?

HP: Sí, muchísimo. Primero por una cuestión generacional. Yo nací el año en que se creó el muro de Berlín, o sea Guerra Fría a full. Me eduqué en esa guerra fría. Tenía 15 años cuando comenzó en la Argentina la dictadura más fuerte, más salvaje y en ese momento, en plena Guerra Fría, todo lo que tenía que ver con el comunismo y el estalinismo era algo de lo que no se hablaba, se hablaba de todo lo otro, del hombre nuevo, de lo que significaba en términos de salud y educación para todos. Todo lo que tuvo que ver también, yo nací dos años después de la revolución cubana. O sea muy marcada por un padre judío comunista cuando digo judío comunista mi padre jamás renegó de su judaísmo, es más se casó con mi madre, después tuvo un segundo matrimonio, pero se casó con mi madre y hubo ceremonia religiosa en el salón porque él no quería ir al templo, pero hizo la ceremonia por su madre. Mi hermana y yo, mujeres ambas, pero si hubiéramos sido varones, él siempre reconocía, que hubiéramos tenido circuncisión porque no hubiera podido trasgredir eso por sus padres, que era aquello que él más respetaba y siempre, aun estando en contra de cuestiones relevantes del Estado de Israel, de políticas bélicas o expansionistas digamos, cosas que en muchos casos yo comparto con esa mirada, pero él nunca renegó de ser judío, al contrario, había una cosa orgullosa de un judaísmo que permitía la laicidad, por otra parte. Un judaísmo que permite la diferencia, que permite el pensamiento más transgresor, un judaísmo que no es religioso, o sea, vos podés ser religioso, pero vas a ser judío igual, aunque no seas religioso. Todo eso que a mucha gente le cuesta mucho entender. Cuesta muchísimo entender eso. A mí me llevó también mucho tiempo. Vos sabés que en determinados países latinoamericanos todavía más, es decir, cuando hay una comunidad casi inexistente de judíos, Israel, todo resulta lo mismo y resulta que no, no es todo lo mismo.
porque yo estoy por supuesto digamos, a favor de la creación del Estado de Israel. Creo que significó un avance fenomenal después del Holocausto, que significó la posibilidad de que realmente los judíos que se sintieran perseguidos por las razones que fueran, podían tener su espacio. Tengo familia, te diría que la mayor parte de mi familia y tengo muertos enterrados en Israel, o sea, que a mí alguien venga a decirme que por cuestiones que tienen que ver con el gobierno de turno, por más salvaje que sea, hay que terminar con el Estado de Israel, o sea, salga de mi vista señor, salga de mi vista, señora. Esto es antisemitismo puro y duro, o sea con eso nada. 

Pero terminé en judía y estábamos hablando de comunismo. El comunismo me recontra marcó, me super marcó, me dolió muchísimo perder una referencia que para mí era importante, o sea ir creciendo y dándome cuenta que detrás de eso que estábamos hablando había matanzas enorme, masacre gigantescas.

KC: ¿Cómo te explicas esta dualidad en tu padre? Eso es lo interesante, que murió hace poco, digamos, y según lo que tengo entendido nunca reconoció los crímenes.

HP: O los minimizaba o le molestaba y le dolía. Mi papá pertenece, además aquellos que cuando cayó el muro de Berlín te refundó a sí mismo. Y empezó a trabajar en derechos humanos. Y trabajó muy duramente en derechos humanos, fue uno de los presidentes de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre vinculado al Partido Comunista, por supuesto. Pero pasó por todas las contradicciones mi papá, porque en la Argentina, además, el PC estuvo vinculado de alguna manera a la dictadura, tiene desaparecidos de la dictadura, de hecho, un familiar mío, un primo lejano comunista, está desaparecido por la dictadura. Pero al mismo tiempo intervenía en la, bueno, este general es menos salvaje o sangriento que este que la Unión Soviética hizo negocios con la dictadura. Todas cosas que al progresismo la Argentina le cuesta muchísimo reconocer. Es muy difícil, a los que pensamos así en general, acá en Argentina, nos llaman Corea del Centro.

KC: Que buen término.

HP: Claro, pero lo dicen como una cosa ofensiva y a mí francamente, no me parece ofensivo tratar de ser equilibrado.

KC: ¿Pero tu papá murió comunista?

HP: Mi papá murió comunista, mi papá enfermo de COVID, estuvo internado en el momento en que Putin invadía Ucrania. Su madre había nacido en Kiev. Él estaba mirando y le decía a la enfermera mientras la televisión mostraba imágenes de Kiev, le decía con dificultad porque hablaba con dificultad. Ahí nació mi mamá y yo lo miraba y le decía, papi, ahí nació la gobe y a vos no te pasa nada con que Putin vaya a querer invadir Kiev, que pueda bombardear esa ciudad. ¿No te pasa nada con eso? Porque para él estaba siempre primero lo que tenía que ver con el imperio propio que viene a ser Estados Unidos. Entonces todo aquello que se opusiera a los Estados Unidos, para él existía un solo imperialismo, para él y para muchos, existía un solo imperialismo y que era el estadounidense. Él no entendía que si hablas con un polaco o hablas con un húngaro o hablas con un letón o un estonio, el imperialismo para ellos es Rusia, no lo podía ver.

KC: ¿Y tú cómo te vinculabas emocionalmente con eso porque es una limitación no poder ver ciertas cosas en la vida?

HP:  Fue una relación difícil, que creo que solo podíamos suponer eso porque mi papá era muy cariñoso. Era tremendamente cariñoso, y afectivo, y protector. Estaba siempre, incluso si yo me había quedado enojada o caliente por alguna discusión, que sé yo, él me llamaba. No era un tipo que se resentía y no me llamaba.  Él era así, descalificaba, era muy talentoso para la descalificación, incluso después de haber perdido capacidad de habla después de una ACV que tuvo, porque antes de eso era una especie de orador de la República, o sea, era un tipo que sabía hablar y envolver muy bien. Después quedo con esa dificultad, pero yo creo que lo que más nos unía tenía que ver con su forma de ser cariñoso y afectuoso con las hijas. Muy presente. Era autoritario pero al mismo tiempo era cariñoso, no pesado, porque no abrumaba. No era esos padres que te están encima o toquetones, era afectuoso, cariñoso, padre. Era muy padre, nunca perdía ese lugar, por ejemplo. Con todas las cosas que están pasando con las mujeres, con el lugar de las mujeres, mi papá descalificaba a hombres y mujeres por igual, no era un machista en ese sentido. Él no pensaba que había cosas que hacían los hombres y cosas que hacían las mujeres. No estaba eso en su órbita. No recuerdo que haya sido machista en ese sentido, puede haber sido en sus relaciones amorosas, haber tenido otro tipo de maltrato con mi madre, con su mujer, con las novias- Eso es otro tema que no tiene que ver conmigo. Yo no viví un padre machista. No viví para nada eso. Y no viví tampoco un padre apropiador en el sentido de que cuando llegó el momento, él me entregó al mundo, Hinde tiene novio, tiene novio. Hinde se casa, se casa. Y eso que puede parecer un dato adicional, no lo fue porque cumplió con su lugar de padre, cuando me tuvo que ayudar económicamente me ayudó y nunca fue algo que me he reclamara.

KC: Fue un buen padre.

HP: Fue muy buen padre, con montones de errores. Él era médico, tener un padre médico y que estuviera presente significaba que cada vez que yo tenía una gripe como la gripe que interrumpió nuestra encuentro, la vez pasada Karen. A quién llamaba yo, por más médicos que tuviera del seguro médico, la obra social, mi papá era mi médico. ¿Te das cuenta? Entonces era una presencia realmente importante.

KC: Y me quiero volver un poco hacia atrás ahora. Tengo entendido y no sé si confiar en esto. ¿Tú no conoces Israel, verdad?

HP: Sí, lo que pasa es que hay una nota que circula mucho, que es una nota del año 2014.

KC: Que la vamos a comentar. 

HP: De una guerra que hubo con Hamás también en Gaza. Y yo en ese momento todavía no conocía. Al año siguiente, un año y medio después, viajé y estuve tres semanas.

KC: O sea, fuiste de grande.

HP: Fui de grande, sí.

KC: ¿Y por qué pospusiste tanto ese viaje, siendo que eres una mujer que ha estado en lugares bastante particulares?

HP: Porque cuando quise ir a los dieciséis años con el plan que existía, entonces mi papá no quiso.

KC: Ah, claro porque no me calzaba tu posición, digamos frente a Israel, teniendo familia, teniendo un vínculo emocional y no haberlo visitado. 

Vamos a ir justamente a esas dos notas, que yo dije, estoy ante una mujer valiente. La del 2014 que se une tanto con la actual que escribiste hace poco, una es primero no pareces judía, la que escribiste en Infobae. Y  la que escribiste hace poco, que realmente yo dije, pareciera que el tiempo no ha pasado. Qué triste eso.

Esas dos notas si les quitamos la fecha se podrían fusionar. Yendo a esas dos notas que las separan diez años pero que son muy lindas, son muy íntimas, son muy tú. Me puse a pensar en esta identidad judía que tú tienes ¿Qué tipo de judaísmo le traspasaste a tus hijos?

HP: Es muy interesante lo que me preguntas porque yo tengo tres hijos. Y, mi hijo mayor, es hijo de madre judía y de padre judío, allí te diría que bueno no hay contradicciones en ese sentido y es un judío, es historiador, es doctor en historia, es experto en Balcanes, es un judío que pelea muchísimo con el Gobierno de Netanyahu. Es un judío que tiene mucha historia, como conoce mucho de lo que tiene que ver con la cuestión histórica de distintas, habla idish mi hijo, por ejemplo, 

KC: No te puedo creer.

HP: Que alguien que vaya a decirle que es un judío que se odia a sí mismo es un chiste, o que banaliza cosas sería un chiste. Es un judío al que le duele, como me pasa a mí, que lo acusen de nazi. O sea, cuando a un judío te acusan de nazi, es como y ahí momento, te pones a pensar y decís, bueno, pero yo no soy una supremacista judía y el gobierno actual de Israel está conformado por personas que sí son supremacistas y que creen que son más que los otros. Entonces ahí te encontrás como con esa diferencia. Pero mis dos hijos más chicos, son hijos de madre judía, pero el padre no judío. Y es muy gracioso porque ellos hablan de ellos como judíos.

KC: ¿Pero tú hiciste algo para eso?

HP: No, llamarme Hinde, hablar, escribir estas notas, tener presente permanentemente mis orígenes, o sea, no renegar nunca de nada de todo eso. Ahora cuando ellos dicen que son judíos tienen razón son.

KC: Son judíos.

HP: Pero también tienen el origen, en todo caso, cristiano de la familia de su padre. Son hijos de no religiosos. Entonces ahí es donde aparece esto que te mencionaba yo antes, de lo difícil que es concebir para quien está fuera y no conoce, concebir qué es posible ser judío, absolutamente laico. Respetando lo que es el costado religioso de los otros, pero entendiendo también, por ejemplo, en el caso de la política, la separación entre religión y Estado, que para mí es algo, digamos, indispensable en mi cosmovisión. Así que en todo caso es eso lo que trata, es una cultura, es comer knishes, es una música, un humor, una clase de escritores, una clase de cineastas. Es Nora Ephron. Es eso, Karen, para mí ser judía es eso, es haber tenido dos bobes y dos zeides. Es saber que mi papá y mi mamá hablaran en idish para que nosotras no entendiéramos cuando éramos chicas.

KC: ¿Cómo se explica esto, este traspaso sin querer queriendo de una identidad?

HP: Tengo la suerte de tener hijos muy cercanos, muy lectores, poco prejuiciosos, diría yo. No son prejuiciosos. Que fueron criados además, con libertad de pensamiento, incluso cuando nos peleamos con alguno por una cuestión coyuntural del voto puntual mi hijo menor un una vez nos dijo: Ahora ustedes me critican por esto, cuando en realidad me educaron para que yo fuera el libre y eligiera lo que yo quiero. Me parece que tiene que ver con eso. Acá me agrando y te digo que dentro del judaísmo. Yo no creo como mi mamá, que los judíos son mejores alumnos y todo eso, pero sí creo que dentro del judaísmo cosas muy interesantes y que además, en el origen del judaísmo está el origen de toda la historia.

KC: Ahí está el origen de todo el odio.

HC: Es muy difícil sustraerse, lo que me pasa puntualmente en este momento del mundo y no solo de la Argentina, y no solo porque en la Argentina tenemos un presidente que ahora además este juguetea emocionalmente con la cuestión más mesiánica, y si se quiere con la que yo menos tengo que ver porque a mí el Muro de los Lamentos me emociona, por lo que tiene que ver en términos de historia para los judíos, pero yo no creo que tenga que llegar al mesías y mucho menos creo que ya llegó y habita en la Casa Rosada, francamente te lo digo. En este momento cuando vos ves que las marchas. contra el antisemitismo en el mundo las lidera Marie Le Pen. Y, cuando ves que el llamado progresismo, no solo pide algo que yo también pido es que Israel saque las garras de Gaza, yo también pido eso, pero lo que pide el supuesto progresismo, lo que hace en supuesto progresismo es confundir la masacre del 7 de octubre con un acto de resistencia. Y la masacre del 7 de octubre fue una masacre. 

KC: Vamos a ir algo mucho más liviano. Y voy a citar, sé que te vestían de rojo, eso lo leí más bien a tu madre le gustaba al rojo o al menos. para la ropa que usábamos sus hijas, el rojo te aviva, decía, y tu padre terminaste diciendo en ese boletín fue comunista. ¿Cómo es tu relación con el rojo hoy?

HP: Mi relación con el rojo hace 30 años, además, está completamente mediada con que estoy casada con un fanático de Independiente que en la Argentina Independiente es el rojo, el rojo de Avellaneda. Y mis hijos son todos de independiente. Mi padre era de River, mi hermana y yo somos de River. Pero el otro día por el campeonato acá, justamente me decían, bueno, mira que este año vamos a estar duros con River porque estamos compitiendo y no sé. Y ya muerto mi padre en realidad es como si el tema fútbol lo dejara para los que se ponen contentos o se amargan toda la semana. A mí no me pasa eso, me encanta el fútbol, miro fútbol, sé de fútbol, pero no es algo que motive ni mis peores tristezas ni nada de eso y al mismo tiempo no es una cuestión de identidad, pero el rojo es eso, el rojo es mi mamá como bien escribí ahí. El rojo es mi mamá comprándome esos suéteres y esa ropa que a ella le gustaba porque decía que me quedaba bien. El rojo es la sangre. Para las mujeres, además, el rojo es la sangre.

 KC: Absolutamente ¿Y te vistes de rojo hoy?

 

HP:  Poco, muy poco. Sí tengo un suéter por ahí, siempre en homenaje a mi madre, alguna cosita tengo, p me queda bien pero no uso tanto rojo como debería.

KC: Hinde y yendo al libro justamente de tu madre, un libro maternidad «Soy mi madre, soy mi hija, soy yo», cito de nuevo: «A veces me miro en el espejo cuando me miro de verdad, digo no cuando miro, si el delineador quedó en su lugar o si el pelo se ve decente como para salir a la calle, entonces a veces me miro en el espejo y veo mi madre. Hace años que me pasa que me miro y la veo. Hace años que ella murió, también por lo que verla en mí, en mi cara y en mi gestos, ver a mi madre mis propios ojos me sacude fuerte, aunque ocurra cada vez más seguido. A veces escucho los mensajes de mi hija, de mi única hija mujer y escucho mi voz, es el tono, es el timbre, es la forma de hablar, es su voz y es también la mía al mismo tiempo. A veces me digo soy madre y soy mi hija y me pregunto dónde estoy yo, dónde queda mi lugar. Y pienso que eso tal vez es algo que pasa a esta altura de la vida y que no soy la única a la que le sucede algo así.

HP: Es así

KC: ¿Y, cuál es tu lugar?¿ Lo has logrado entender?

HP: Vos sabés que en general, uno de los grandes problemas que siempre tuve fue esta necesidad de agradar permanentemente, como si no tuviera una espalda muy fuerte para resistir la embestida y como si no fuera, además, hay gente que se pone productiva en la adversidad. Yo necesito que me digan que está todo bien y ahí vamos y le puedo dar duro y parejo, no tengo problema, cuando digo trabajar, digo ocuparme de cosas, de lo que sea. Necesito que la cosa esté bien necesito. Necesito no caer mal, es literal, o sea, necesito que no vean en mí a un enemigo. Necesito que no vean en mí alguien, en el caso de mis hijos,  que está para limarlos o para castrarlos sería. Estoy tratando de pensar porque yo de siempre quise tener hijos, me acuerdo que durante la pelea en la Argentina por la legalización del aborto aparecían hombres y mujeres que me decían pero vos que tenés hijos, justamente porque tengo hijos, porque sé de qué se trata el deseo por tener hijos, puedo entender perfectamente lo que significa que una mujer no quiera ser madre o no quiera ser madre puntualmente en determinado momento. Yo soy madre absolutamente del deseo con mis hijos. No tuve problema en limitar algunas cosas de mi propia vida para lo que fue el crecimiento y la crianza de mis hijos. Pero al mismo tiempo nunca quise que transmitiera del de la manera, del estilo, todo lo que dejé de hacer por criarte a vos. O sea, cuando yo digo que tuve muchas vida, me refiero también a eso. Me refiero también a la potencia también que significó tener mis hijos. Y sabes que yo no me considero una gran escritora y me considero una periodista promedio, con algunos hallazgos, con algunas cosas. Soy buena productora y pensando ideas. Como me canso necesito estar todo el tiempo haciendo cosas nuevas, haciendo internacionales, haciendo cultura, haciendo temas de género, ocupándome de crianza, por ejemplo. Necesito ir como cambiando, porque soy muy curiosa y nada me alcanza. Y, en ese sentido, con respecto al tema de los hijos. No sé, yo creo que mis hijos advirtieron todo eso, mis hijos nunca, por ejemplo, se molestaron con que estuviera mamá leyendo, mi mamá está leyendo y entonces no está conmigo. Mamá está leyendo, es porque mamá está trabajando, es porque mamá se está formando, es porque a mamá la hace feliz leer, por ejemplo. Entonces nunca sentí que mis hijos me reclamaran eso. 

Mira, ahora que te veo me acuerdo de algo. Estaba en Chile, en Santiago, en la primera vuelta de la elección de Piñera. No. Mi hijo más chico terminaba el jardín de infantes y venía la Revolución Naranja en Ucrania y mi jefe me llamó y me dijo, ¿Te querés ir? Yo ya estaba llevando el tema, lo hablé con mi marido y dije, ese viaje para mí es muy importante, pero Manu termina el jardín y no va a estar su mamá y él me dijo, pero va a estar su papá. Así que anda. Pero siempre quedó eso de que yo no estuve cuando él terminó el jardín. Cuando yo estaba en Chile en esa primera vuelta en la elección de Piñera, mi hijo menor terminaba en una Escuela de Arte que iba por la tarde. Y yo estaba en Santiago. Y yo dije yo no puedo no estar otra vez cuando él termina. Y yo soy muy amiga de la Mónica González, que en ese momento  era la corresponsal en Clarín, con lo cual estábamos las dos cubriendo y entonces me saqué un boleto de avión, me vine por la tarde y me volví a ir. Pero para poder estar. Pero fue una necesidad. 

KC: Y fue una necesidad más tuya que de él, porque te aseguro que de él quizás que ni se acuerda.

HP: Tanto es así que la vez pasada yo hice algún comentario, me dijo, mamá, ya prescribió.

KC: Te das cuenta que los traumas son personales.

Y hablando de eso estuviste con Claudia Piñeiro, sales con Claudia Piñeiro, a quien también entrevisté, y hablas de los derechos las mujeres. ¿Cómo ha sido la evolución de esto desde el día uno que comenzaste a abogar por los derechos de las mujeres hasta hoy? Que hemos pasado por tantos altos y bajos.

HP: Bueno empezaría por hoy y diría que lo que estamos viviendo es un backlash, que suele ocurrir cuando se avanzó más de lo debido, y tocas intereses a un tiempo más acelerado  del que lo venías haciendo. Es decir, pensar que lo de ahora sea un retroceso total, me parece que no entender, que no hay retroceso total porque hay algo del orden de la revolución de las mujeres, es imposible que vuelva para atrás. Lo que creo es que en el camino de los últimos años, en donde hicimos cosas de manera muy acelerada porque se nos dio esa posibilidad. Cometimos algunas, como toda revolución, se cometen injusticias en el camino de la revolución y entonces me parece que, por ejemplo, ocurrió que las más jovencitas, excitadísimas por lo que esto significaba comenzaron a confundir algunas cosas. De los chicos más jovencitos, te estoy dando un ejemplo de los chicos más jovencitos a acusarlos, a hostigarlos cuando los chicos estaban aprendiendo a moverse en el mundo del mismo modo que las chicas y entonces confundir a un chico de quince años con Harvey Weinstein es como un poco. No.

KC: No a lugar.

HP: Estuvo mal. Muchas mamás la pasaban mal, muchas mamás feministas y madres de varones que en ese momento eran chicos, lo pasaron mal con eso. Me parece que hubo errores de ese tenor o como por ejemplo, en algunos casos, no permitir que varones, compañeros nos acompañarán en las marchas. Estoy hablando de lo que pasó, por ejemplo, en la Argentina, cómo se fue generando. Pero fundamentalmente con aquello con lo que estoy en contra es compensar qué hay algún género que es superior a otro. Yo no creo que las mujeres seamos superiores a los varones. Como no creo que los varones son superiores a las mujeres, como no creo que los judíos seamos superiores a los no judíos. O sea, yo creo en ese universalismo de los derechos humanos, yo creo que cada vida vale lo mismo. Mi vida vale lo mismo que la de cualquier señor, y yo respeto a la vida de los señores que respetan la vida de las mujeres. Así que creo que lo que lo que ocurrió fue que tuvimos, se nos dieron, se nos abrieron puertas, se nos abrieron ventanas, salimos corriendo, no fuimos capaces a lo mejor de ir pensando en el camino algunas cosas y me parece que estaría muy mal que en este momento en donde viene esta restauración. ultra conservadora, como a ponernos en caja, estaría muy mal, primero que creamos que eso es posible. No es posible, la cabeza la gente no cambia, o sea, no vamos a volver a la cocina o yo vuelvo a la cocina solo porque me gusta cocinar, no porque me mande ningún señor.

KC: Así supe también, que te gusta cocinar.

HP: Claro, como me gustó siempre, no porque tenga que volver a la cocina. Igual lo más doloroso no son los señores que te explican las cosas o los señores que te mandan a la cocina. Lo más doloroso son las mujeres que no terminan de entender qué hay detrás de todo esto y que muchas veces buscan en realidad congraciarse con los señores o con el poder, como tantas veces vimos a veces en reuniones en los lugares de trabajo, cuando los hombres monopolizaban la conversación y hacían esos chistes machistas y había mujeres que se reían
y muchas de nosotras pensábamos ¿de qué se están riendo? no se están dando cuenta de esto. Éramos lo que se llama feminista, sin marco teórico. Eramos feministas porque nos dábamos cuenta que estaban hostigándonos y que parecía que estaba naturalizado eso. Yo creo que hay cosas de las que no se vuelve, como la naturalización de la violencia contra las mujeres, la violencia física y simbólica. Yo creo que aunque hay muchos chicos que se pusieron como muy resentidos, y creo que la pandemia en ese sentido hizo muchísimo daño en alguna generación, creo también que en la Argentina, al menos, después del «Ni una menos», no se naturaliza violencia y los chicos no ven con naturalidad que un novio le revise la agenda a una chica, no ven con naturalidad que un padre le diga a una chica, no, eso no lo puedes hacer porque no es de mujeres hacer eso. Yo confío todavía en que las generaciones que vienen eso van a modificarlo. Me parece que estamos asistiendo a un backlash que, como te decía antes, a una especie d contragolpe ultraconservador, primero en todo el mundo, que viene en todo el mundo, que empezó viniendo también de aquellas culturas en donde el laicismo quedó a un costado como el mundo islámico en donde realmente la cuestión ultraconservadora vino de la mano del integrismo, que, efectivamente, como sabemos, considera que las mujeres no tienen que ir a la escuela, por ejemplo. Entonces empezamos viendo eso y desde occidente en cuestionando eso,  con Malala, como el gran emblema de eso, y terminamos viendo en países occidentales y países, digamos que se supone del occidente próspero, cómo empiezan a crecer de movimientos de lo que el internacionalistas cuanto Juan Tokatlian llama la Internacional Reaccionaria en donde lo que empezamos a ver es cómo se diluyen los centros en todos lados.

KC: Esa es la historia del mundo. 

Dices que no eres obsesiva, pero si tienes algunas cositas. No puedes dormir con las puertas de los placares abiertos. No puedes andar sin aros. y no puedes tener la heladera vacía o medio llena. Hacer listas, eres programada ¿Coincides con tu declaración?

HP:  Sí absolutamente. Con los años, fui agregando otros tocs más desagradables aún, del tipo que los zapatos tienen que quedar uno al lado del otro, esas cosas, pero eso es de vieja, no es de obsesiva natural, sino ya supongo que son las las manías de los viejos, que me empiezan a perseguir.

KC: Yo era una fiel auditora de «Vidas prestadas», desde febrero del 2019 con tu primera entrevista a Julián López, con la última a Virginia Higa que todavía no leo, la novela que recomendaste. Y de pronto de súbito, en diciembre, este programa no continúa. Merezco una explicación, por favor.

HP: El programa salía por Radio Nacional, que la mayoría de la gente lo escuchaba en podcast,  pero fueron cinco años en Radio Nacional con distintos gobiernos, la radio pública. Cuando durante la campaña del ahora presidente Millei habló de cerrar los medios públicos, empezamos esta conversación contándote que cerró finalmente la agencia, mi contrato terminaba como todos los años en diciembre, pero yo no tenía intenciones de que me lo continuarán porque sabía primero, que había un desprecio profundo por los medios públicos. Segundo que lo iban a cerrar e iba a quedar en todo caso atrapada ahí, porque si me hacían un contrato era por un par de meses hasta que resolvieran. A mí no me interesaba nada de todo eso. Me parecía que cinco años era una buena cifra para un ciclo, y, por eso nada, se terminó el contrato y se terminó el programa. Pero sin embargo estamos trabajando y te diría  que hoy estamos en un 98% de posibilidad de que esto se concrete porque estamos ya trabajando, en lo que va a ser el podcast de «Vidas prestadas» que no va a ser semanal porque no hay manera de que lo podamos hacer, pero sí que va a ser un ciclo, tengo pensado armar un ciclo por lo menos de unos quince episodios en lo que va a ser de junio a diciembre, con toda la esencia de «Vidas prestadas», con buenas entrevistas, tal vez menos ligados a la agenda puntual porque va a ser podcast nada más. Y me tiene muy entusiasmada,  porque lo que estamos concretando es en un espacio amigo, un espacio en donde nos sentimos cómodos y en donde nos parece que además el tipo de audiencia que tiene ese espacio, es una audiencia muy cercana a la de «Vidas prestadas». Así que te diría que sí posiblemente a partir de junio haya «Vidas prestadas», haya nueva «Vidas prestadas».

KC: ¡Qué bueno! porque me considero una viuda y me aparece en la aplicación de podcast y digo, pero si ya no hay más. Y antes de ir al Cuestionario Espiral tengo que hacer otra pregunta ¿Qué tipo de lectora eres? ¿Cómo organizas tus lecturas? Porque realmente quiero saberlo.

HP: Leo mucho al mismo tiempo. Esto quiere decir que no es que si yo me pongo a leer, En general Leo ficción y no ficción. No te diría por igual, los últimos años leí más ficción. Pero puedo leer mucho al mismo, por ejemplo, a ver, puedo decirte acabo de terminar este libro que es un libro nuevo y que es un libro de Pilar Calveiro que es una especialista en temas de campos de concentración, una de las más grandes ensayistas sobre temas de campo de concentración. Ella misma pasó por campo de concentración y el padre de sus hijas sigue desaparecido, que es el «Petrus», este libro acabo de terminarlo. Pero al mismo tiempo agarré, nunca había leído,  «Once tipos de soledad» de Richard Yates, que son los cuentos de Yates, que son del 62. Los estoy diciendo al mismo tiempo. Y al mismo tiempo, leí esta belleza que es un libro nuevo, que acaba de sacar Siglo XXI, que es un texto de Liliana Bodoc que leyó en un evento, pero está ilustrado por María Wérnicke, que no te puedo explicar lo que son las ilustraciones de María.

KC: «Los mocos de la furia», para los que no nos están viendo en imagen.

HP: Y al mismo tiempo, que más tengo por acá. A partir de un trabajo que está haciendo una amiga, la estuve ayudando un poco repasando la autobiografía de Borges. Tengo más cosas en mi habitación porque tengo. Yo tengo libros en toda la casa, eso es algo un poco agobiante para los que viven conmigo, si bien son todos muy lectores y están todos todo el tiempo mirando qué llegó, recién llegó, por ejemplo, la nueva novela de Tamara Tenenbaum. Estoy todo el tiempo con libros nuevos, pero también como yo estudié Letras, además heredé mucho de la biblioteca de mi papá, tengo una biblioteca que va muy para atrás. Y, entonces muchas veces me canso de que todo sea solamente lo nuevo, y voy y miro de lo que tengo y me enganchó a leer literatura más tradicional si se quiere, más canónica también, porque necesito volver a esos clásicos o volver a aquellos que resistieron en el tiempo.

KC:  Dan como una cierta paz, que estás leyendo algo sabes que hay una calidad, un lugar distinto, ajeno a las modas. Que sobrevive. Es como un lugar seguro de repente. 

HP: Sí, es así. O de pronto, por ejemplo, acá tengo otro que es al que vuelvo todo el tiempo porque, hablábamos del estalinismo antes, y si hay un libro que es el reflejo absoluto del estalinismo, son las «Memorias» de Nadiezhda Mandelstam, la viuda de Mandelstam, el poeta de Ósip Mandelstam, que vivió con él lo que fue el exilio «Contra toda esperanza», tiene un prólogo de Joseph Brodsky. Y cuenta cómo fue justamente el esmerilamiento y el deterioro del mundo cultural ruso durante el estalinismo, cómo estaban los chupaban las medias, cómo estaban los que de pronto no se rendían y entonces terminaban siendo, o ejecutados o mandados al gulag. Bueno, pero las memorias de esta mujer son algo alucinante este libro, y «El fin del Homo Sovieticus» de Svetlana Aleksiévich son libros a los que vuelvo.

KC: Voy a leer ese ¿Y cuántas horas al día le dedicas a leer?

HP: Lo más productivo para mí es la noche, por razones prácticas no hay mensajes, no hay llamados, no hay WhatsApp, no hay distracción porque no está pasando demasiado para mí y entonces mi curiosidad  se calma. Entonces a la noche son dos, tres horas más o menos. Y durante el día cuando no llevo, o bueno, apago por algún rato las aplicaciones o lo que sea Y también acá en este lugar que es mi escritorio, donde estoy hablando con vos, me quedo y me siento a leer. Pero la verdad es que donde más me gusta leer es en la cama.

KC: A mí también es como un refugio, es como una sensación que estás realmente en una cueva personal, y de noche que hay un silencio especial también. 

HP: Sí, exactamente, es así.

Cierre

        Cuando uno conversa con profesionales de este calibre se pregunta qué las lleva a tener tal impacto. Mi conclusión es que Hinde tiene la perfecta combinación, una mujer curiosa, que le gusta investigar, además de ser muy rigurosa y perseverante. Ella considera que la clave para hacer buenas entrevistas es saber escuchar, quedarse callado.

        Espiral me ha ayudado a conocer a escritores y escritoras que tienen un impacto en el mundo, con una visión propia de la que tengo mucho que aprender. Cuéntame qué opinas, así Espiral es más una conversación. Te espero en Instagram o en mi correo karen@karencodner.com.

 

 

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