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#116 Entrevista a Salvador Cristófaro y Julia Ariza

#116 Entrevista a Salvador Cristófaro y Julia Ariza

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        ¿Hola, hola ¿cómo estás? Soy Karen Codner y te doy la bienvenida al programa 116 de Espiral y me harías muy feliz si lo recomiendas a tus amigos, me pones un like donde sea que lo escuches. Esto me ayudará a llegar a más auditores. Y no te olvides de escribirme, mandarme una fotografía de dónde sea que escuchando Espiral, así este podcast se convierte en una conversación.

        Hoy vuelvo con esta dupla argentina, Salvador Cristófaro  y Julia Ariza, quienes fundaron hace doce años la editorial Fiordo, y además de ser un matrimonio, viven y respiran libros, proyectos editoriales de calidad, donde tienen un sello muy importante en torno a la ficción y no ficción.  Obtuvieron el Premio editores del año en el 2019. En su catálogo hay grandes autores como Rebecca Solnit, Joan Didion, Richard Yates y John Williams. De hecho, la publicación de Stoner fue un golpe de gracia, pues con esta novela, se dieron a conocer y tuvieron que lanzar más ediciones frente a la demanda que tuvieron. Julia y Salvador lo ven como un golpe de suerte, pero yo les dije que es fruto del trabajo. Consideran que los caminos de los libros son misteriosos, y eso es así en la historia del libro, para que ocurra algo así tiene que haber un terreno, tiene que haber cierta cosa anterior y cierto trabajo y enfoque para que sea posible.

        Me contaron sobre la frustración que se genera cuando le tienen mucha fe a un título y no tiene la llegada que esperaban. Recién comenzaron la distribución en España, un mercado altamente competitivo y muy distinto al latinoamericano, ya están en Uruguay, Perú, Colombia, México, España, Chile y obvio, Argentina. ¡Qué esperas para mandarme un comentario, una foto donde sea que estés escuchando Espiral! Así este podcast se convierte en una conversación.

 

 

Recuento personal

        Desde la semana pasada que salió al aire el Cuestionario Espiral con Salvador y Julia, no han pasado grandes cosas, pero si pasó algo bueno que fui a ver La trampa o Gaslight, una obra de teatro que me gustó mucho y si vives en Santiago te la recomiendo. La dan en el teatro el Zoco, un nuevo espacio cultural en el sector de Lo Barnechea que es precioso. Transcurre en Londres en 1901 y cuenta la historia, bastante particular, de un matrimonio, de una mujer que escucha sonidos extraños en su casa y ambos tienen una relación particular.

        Estoy en los descuentos para ir a correr la maratón, ¿cuál te debes estar preguntando? Esa es la gran pregunta, hoy donde estoy grabando un miércoles 12 de noviembre, puede ser Valencia o puede ser Turín. Puede ser que en Valencia, los organizadores nos digan en los próximos días, “no señores, no se hace la maratón”. Esto porque Valencia, donde ocurrió el temporal y el fenómeno climático Dana, y la ciudad quedó sepultada en el lodo, y han sufrido muchísimo es imposible realizar la competencia. Por eso con mi marido, nos inscribimos en la otra, la de Turín, que si bien es más pequeña, es igual de plana. Algo que me importa mucho.

        Agradezco enormemente a Fernanda Alonso quien me etiquetó en Instagram por Espiral, que estaba feliz de haberlo encontrado.  Así que espero tus comentarios, tu foto donde sea que escuches Espiral, así este podcast se convierte en una conversación. Te invito a escuchar la entrevista a los fundadores y editores de la Editorial Fiordo,  Julia Ariza y Salvador Cristófaro.

 

Cuestionario Espiral

KC: Hola, hola, ¿cómo están?

JA: Muy bien.

SC: Hola, estamos muy bien. Gracias por la invitación.

KC: Es la segunda vez que entrevisto a dos personas en el mismo programa. La anterior fue también a un editor de libros, Trotalibros Editorial, no sé si la ubican, con Jan Arimany, y a un escritor, crítico y literato que es José Carlos Rodrigo Breto. Los entrevisté en conjunto porque ellos hacen un podcast, que si no lo han escuchado se los recomiendo que se llama el Café de Mendel, es una joyita. Entonces ustedes son los segundos, pero son los primeros como, no sé si están casados o son parejas, pero en el fondo trabajan juntos, viven juntos.

SC: Ambas cosas.

KC: Y por lo que tengo entendido son padres de un chico.

JA: Sí, es una sociedad que se extiende en diferentes frentes de la vida, en todos.

KC: Siempre comienzo con la misma pregunta, ¿qué interrumpí cuando se tuvieron que conectar a Espiral? ¿qué estaban haciendo?

JA: Tuvimos que poner en suspenso justamente al niño, que lo ubicamos ahí, en su entretenimiento, está leyendo libros en este momento. Y bueno, las cosas de la vida doméstica que en realidad a nosotros, como trabajamos juntos, tenemos una editorial, pero también tenemos una familia y una casa, se nos mezcla todo el tiempo la vida doméstica con el trabajo. Es la manera en que trabajamos, respondemos un e-mail, hacemos la comida, llevamos al hijo al colegio y en el medio hablamos de los libros que vamos a publicar.

KC: ¿Cuántos años tiene él?

JA: Cinco, está por cumplir cinco.

KC: ¿Y ya es lector?

JA: Le encanta leer, sí, le gusta mucho. Está leyendo con alguien, no lee solo, le gusta que le lean en este momento. 

SC: Está empezando a reconocer algunas palabras, cómo funcionan las sílabas, puede escribir algunas palabras también, pero sí necesita leer con alguien. Le encanta el acto de leer, sentarse a leer con alguien lo disfruta mucho. Y después están las lecturas nocturnas también, antes de que se vaya a dormir, que es un lindo momento que tenemos con él siempre.

JA: Lo que no hemos logrado es que le gusten las ferias del libro todavía.

KC: Bueno, a mí tampoco me gustan tanto, son cansadoras. Quizás que si fuera la Feria de Disney le gustaría más.

JA: Puede ser. Ahora le resultan muy abrumadoras. Le gusta la escena de lectura, como la dedicación, ese tiempo de sentarse con alguien a que le cuenten una historia, eso lo engancha mucho, que creo que es lo que engancha a mucha gente que tiene el hábito de la lectura desde chico, ese momento de suspenso.

KC: ¿Y cada vez que sale un libro, ustedes lo sienten como que nace un nuevo hijo o una nueva hija? Porque para los escritores es así, yo no sé cómo es para los editores.

SC: Yo creo que es un poco diferente. En alguno sentido se parece, pero es un poco diferente porque el proceso de trabajo de un texto de una escritora o escritor es necesariamente distinto por el tiempo que lleva, por el trabajo, la energía tanto creativa como el tiempo físico que insume. Editar libros también tiene algo de eso, pero finalmente también hay que tener un panorama de otras cosas, no solamente de una sola obra o estar trabajando en un libro, estar pensando cómo construir una trama, un tema o lo que sea, sino que también, ahí en un sentido, lo voy pensando a medida que lo digo, tiene algo que ver armar un catálogo porque uno está teniendo distintas cosas en simultáneo en la cabeza para tomar decisiones, pero son como actos de energía diferente yo creo. Manejar o llevar adelante un proyecto editorial, además de lo lindo de tener un catálogo, de construir una identidad, mostrar una imagen y presentar un catálogo, también hay toda una parte administrativa muy grande, y de logística y de trabajo menos glamoroso que insume mucho tiempo y en lo que hay que pensar y hay que ponerle cabeza. Entonces, ahí es donde los caminos tal vez se separan. Conviven pero no son exactamente iguales.

JA: Quizás afectivamente el compromiso con cada título no es exactamente igual al que tiene un escritor o una escritora, justamente ese compromiso emocional con lo que está haciendo, porque la tarea editorial tiene todo este otro costado que necesita una cabeza muy fría y que me parece que no se compara con ese otro me sale decir, como con la obra que puede estar produciendo un escritor o una escritora. Y además, se trabaja con muchas obras al mismo tiempo que creo que también eso es distinto.

KC: ¿Cómo es concretar sueños? Porque me imagino que un sueño fue armar esta editorial preciosa. Ese es un sueño y seguir concretando día a día el sueño ¿Cuánto de locura se necesita?

SC: Es una buena pregunta. Locura mucha, pero como toda locura, yo creo que no sos del todo consciente en el momento que cometes la locura. Después por ahí, con la perspectiva, con la dimensión temporal puedes darte cuenta de algunas cosas. Y además, con los años también, es como con la vida misma, uno va aprendiendo y va dándose cuenta de lo que podría haber hecho mejor o lo que directamente hubiese sido mejor no hacer, pero bueno, es imposible también adivinar el futuro y anticiparse a las cosas. Uno va haciendo a medida que tiene las herramientas para poder llevar a cabo los proyectos. 

De sueño hubo todo yo diría, porque nosotros cuando comenzamos el proyecto con Julia, nos conocíamos desde muchos años antes y siempre hablábamos de libros y conversábamos, y las editoriales estaban presentes en nuestra vida, o sea, el tema estaba muy presente. Entonces fue también como un producto de eso, las ganas de empezar a publicar y concretamos. Sí, concretamos un sueño, las ganas de llevar adelante y que se empiecen a ver esas cosas. Después, lo que decías vos, la locura está presente, pero también se va profesionalizando, es como una locura que también uno va domesticando de alguna manera y seguimos tomando decisiones al día de hoy, después del nacimiento de Fiordo, que tienen mucho que ver con la locura también. Es decir, vamos a hacer esto, vamos a empezar a distribuir acá, vamos a empezar a imprimir acá, no sé, en el exterior y hacer proyectos que surgen, que si no hubiese un cierto grado de conciencia y de inconciencia al mismo tiempo, no los haríamos. Si uno se pone muy racional con la actividad editorial, la verdad, que el consejero diría no lo hagas.

JA: Más que locura, es como eso que decías, no ingenuidad pero sí ignorancia, de todo lo que implica y me parece que eso, ignorar algunas cosas, hace que tomes decisiones más arriesgadas que finalmente tienen como un resultado, quizás no inmediato, pero un resultado más grande y más satisfactorio también. O sea, no poder calcular absolutamente todo lo que va a pasar, creo que hay un grado ahí de adrenalina que está bueno.

KC: Situemos a nuestros auditores que nos escuchan en toda Latinoamérica y también en España ¿En qué estaba Julia? ¿En qué estabas tú, Salvador en el minuto en que dijeron, okey, hagámoslo? ¿En qué estaban en sus vidas? Ese antes y ese después. No sé si se recuerdan esos minutos o las sensaciones.

SC: Hacía poco que vivíamos en nuestra casa anterior que estaba en San Telmo, por ahí lo conoces, es un una zona muy antigua de la ciudad, muy linda, nos habíamos mudado hace poco a esa casa donde funcionó la editorial. Entonces había también algo de la construcción del espacio. Que estábamos haciendo particularmente, no me acuerdo, sí recuerdo una conversación bastante catalizadora en un sentido, que tuvimos Julia y yo cuando decidimos avanzar, es decir, bueno, hagamos una editorial, que fue una conversación, yo lo veo así, como suelen surgir las ideas, muy espontáneo, pero también sucedió porque era un buen momento, estábamos en una terraza conversando, tomando una cerveza un día de calor, conversando sobre libros y surgió la idea, surgió el tema, se instaló ahí, y si hacemos esto y si creamos una editorial y probamos. Eso lo recuerdo, ese momento.

JA: Después empezamos a barajar nombres. Teníamos mucho esas conversaciones, eran como momentos. Bueno, ya vivíamos juntos, había como una idea de hacer algo alrededor de los libros, los libros nos habían unido de alguna manera desde distintos lugares de todas formas porque tenemos distintas historias y trayectorias, historias personales con los libros totalmente distintas. De hecho, somos lectores muy diferentes, de los libros nos interesan cosas distintas. Además, creo que esa complementariedad también funcionó, y entonces nuestras conversaciones eran un poco como bueno, Salva traía lecturas y yo quizás traía como un amor al objeto, una cosa así. Y esas conversaciones, yo no recuerdo como el instante en que tomamos la decisión, pero sí que había algo como dando vueltas, una idea de hacer algo en torno a los libros que era este objeto que tanto nos unía a los dos, estas dos distintas perspectivas. Pero los dos estábamos en momentos también muy diferentes, venimos de lugares distintos. Nosotros no compartimos ni una formación, ni un lugar de origen, creo que también los libros permitían como hacer una unión en algo totalmente que fuera de los dos.

KC: Salvador, ¿y tú en qué estabas trabajando en ese minuto?

SC: Yo estaba en algunas cuestiones, negocios familiares que no tenía nada que ver con el libro. Yo no hice una carrera formal, estuve mucho tiempo haciendo teatro, fotografía y estaba un poco en todo eso. Y bueno, en las conversaciones los libros siempre fueron una parte muy fundamental de mi vida, soy un lector desde muy chico recuerdo entrar muy a fondo con libros, durante mi adolescencia leí mucho. Entonces yo sabía que en algún momento algo quería hacer con eso, no sabía si alguna vez iba a suceder. La lectura me acompaña desde siempre, sigo haciéndolo con la editorial desde otro lugar, tal vez ahora un poco más profesional si se quiere. Pero sí, estaba en varios temas en simultáneo que no tenían que ver específicamente con el libro, pero el libro me acompañó siempre. O sea, era algo que en algún punto sabía que iba a encarar de alguna manera en mi vida.

KC: ¿Y esto te hizo como realmente enfocarte netamente en el mundo de los libros? ¿o seguiste con tus otros proyectos?

SC: Sí, ahora estoy netamente enfocado en el mundo de los libros, es lo que insume todo nuestro tiempo, Fiordo es nuestro trabajo. Se volvió más esquemático, estableció una agenda mucho más clara hacia atrás y hacia adelante porque bueno, lo que se va publicando en un punto para nosotros es lo que ya venimos trabajando desde mucho tiempo atrás. No diría que lo ordenó, porque yo nunca fui un lector ordenado ni tuve como un programa en la lectura, pero sí le puso una agenda y puso cosas más claras, en ese sentido. También me quitó posibilidad de leer otras cosas por fuera de la editorial que realmente ahora no tengo tiempo de hacerlo, tengo muy poco tiempo y dedico como a eso a hacerlo. Pero sí, cambió la forma, pero no cambió mi pasión por la lectura. También si hay algo que se fue transformando un poco, que es cómo leo porque antes leía solo de los libros y ahora leo de un montón de maneras diferentes, leo del celular, leo de lectores electrónicos, leo de mil maneras diferentes y creo que también eso está bueno. Me gusta haberme descubierto también como lector de plataformas distintas porque la percepción, aunque la pasión sigue siendo la misma, la percepción material de los textos también varía de acuerdo a eso, y eso me parece interesante.

KC: ¿Y tú Julia?

JA: Nosotros siempre decimos que cuando empezamos la editorial, nos inventamos un trabajo de alguna manera, eso te decía, que nos inventamos un trabajo que nos uniera de alguna forma. Esto que te decía de poder hacer algo en común, en torno a un objeto que a los dos nos convocaba desde distintos lugares. Entonces nos inventamos el trabajo y no sabíamos cómo se hacía, lo aprendimos todo haciéndolo.

KC: Ha sido una aventura.

JA: Ha sido verdaderamente una aventura. Nosotros no estudiamos edición, o sea, yo trabajaba como correctora, pero la corrección es una parte muy chiquitita y no diría lateral porque me parece muy importante, pero es muy pequeña dentro de todo lo que es el proceso de publicación de un libro. Realmente no tenía un panorama de lo que significaba publicar un libro y lograr que se vendiera, así que sí, fue una aventura de muchos aprendizajes, un aprendizaje muy rápido y muy interesante. La verdad creo que a los dos lo que nos sigue motivando de este trabajo es que presenta desafíos muy concretos del mundo real, y si bien, uno está trabajando con ideas y con textos y con la cabeza de las personas, digamos, potencialmente, tiene otro costado que es súper práctico y que implica que objetos reales, que viajen a lugares reales donde personas reales se los van a encontrar. Más allá de todo este otro consumo, al que aludía Salva, obviamente, la lectura de libros electrónicos y todas las formas digitales de acceder al libro, pero es muy concreto, hay incluso en esas formas de leer, hay un libro electrónico que tiene que ser producido y llevado y subido a una plataforma, y este aspecto de realidad, con un objeto que finalmente es muy virtuoso.

KC: Claro, está el aspecto romántico del libro que uno dice. ¿Cuál ha sido de lo que no se imaginaron de trabajar en conjunto porque tenían, querían, deseaban, lo buscaron, formar una empresa a partir del vínculo que ambos tienen? ¿Cuál ha sido el mayor desafío en torno a eso?

JA: Nosotros en realidad nos llevamos muy bien y estamos bastante de acuerdo en todo. Ya en este punto de nuestra relación casi que nos miramos y nos respondemos antes de enunciar la pregunta o el comentario, estamos como en ese nivel de  conocimiento, pero siempre hay, por supuesto, como distintas visiones de lo que conviene o no hacer a futuro, eso es un desafío, quizás de dónde poner los recursos. Los recursos son escasos, la energía es escasa, el dinero es escaso, es como bueno dónde lo vamos a poner y a veces uno tiene una opinión, el otro tiene otra.  Pero no diría que son desafíos como estructurales, o sea, como conflictos, más bien diferencias de opinión que finalmente son enriquecedoras.

KC: Pero uno como matrimonio, uno pasa etapas mejores o peores, las peleas a veces, los que no trabajamos con el marido, nos peleamos y bueno, cada uno se va a su oficina y no estás obligado a verte.

SC: Es cierto, mira nuestras peleas.

KC: ¿O ustedes nunca pelean, son perfectos?

SC: No, para nada, peleamos y sobre todo nuestras peleas más fuertes son por el trabajo, por la editorial y tiene que ver un poco con lo que decía Julia, con diferencias por ahí de opinión o de cómo encarar algo, después terminamos poniéndonos de acuerdo, pero nuestras peleas surgen por el trabajo sobre todo. Y después, yo diría que si hay un gran tema es el tema del tiempo, la verdad es que yo siento que ese es el tema. Parece trillado, como que uno habla del tiempo o la falta de tiempo, pero es real, la verdad es que, sobre todo en nuestra situación, en la que además de criar un hijo, llevar adelante una casa, hacer todas las cuestiones administrativas y logísticas de la vida, más allá del trabajo, está el trabajo que tiene toda esa otra dimensión, que obvio, ahí muchas veces estamos corriendo detrás de las cosas y es lo que mucha veces nos cansa o eso termina con nuestra paciencia y los dos se estamos muy cansados y por ahí nos peleamos por eso, porque estamos cansados.

JA: Finalmente, hay que revisar algo, tomar alguna decisión importante y nos cruza tener que tomar esa decisión en un momento que para otras personas sucedería en un horario laboral, en nuestro caso no sucede en nuestro horario laboral. Muchas veces sucede en horario totalmente extralaboral, pero bueno, con el cansancio del día encima, entonces bueno.

SC: Eso es lo más problemático, yo creo, lo más complejo de llevar adelante y donde surge la fricción, donde se siente la fricción más es ahí, donde finalmente el embudo pasa por ahí. 

KC: Lo que pasa es que dicen que no hay que llevarse el trabajo a la casa, pero ustedes tienen el trabajo en la casa, tienen al jefe en la casa, en la cama, entonces, ¿cómo uno, o es una imposibilidad poner el límite hasta aquí, hoy día hablamos hasta aquí? Eso es muy sui generis.

JA: Lo hacíamos al principio, nos funcionó más no hacerlo. De hecho, de todas maneras esto no es tan raro, en el mundo editorial existen muchísimas parejas, es como un rubro en el que existen muchas. En un sentido es un emprendimiento que es bastante familiar en algunos casos, o sea, en la historia de la edición hay muchísimos casos de matrimonios que tuvieron editoriales y nosotros conocemos muchas parejas que tienen editoriales, o sea, no es tan extraño, es un trabajo que finalmente  se puede realizar, que es compatible.

SC: Agrego a esto que dice Julia, que creo que en parte este trabajo lo permite, más allá de cuestiones puntuales que después decimos, estaría bueno que esto no nos pase o no nos siga pasando, es un trabajo que tiene una dimensión tan interesante y finalmente lo que hay detrás de lo que puedes hablar, la gente con la que te conectas en este rubro. Está tan bueno ese aspecto que es un trabajo que puede convivir con la vida en general, con las otras cosas. Porque nosotros muchas veces estamos hablando del libro como si no tuviésemos la editorial y es como si volviéramos a una especie de estado anterior, muy lindo. Y eso ocurre con el mundo del libro también, que tiene un montón de cosas que son aburridas, que no las quieres hacer y demás, pero también tiene toda esa dimensión que es muy fuerte y que es muy valiosa y muy importante para nosotros. Creo que es un trabajo que permite un grado de conversación que otro trabajo no lo permitiría.

JA: Es tal cual, conversar sobre el trabajo puede ser entretenido en sí mismo,  y eso es como un factor de enriquecimiento del vínculo. No sé si se entiende.

KC: Sí, cuando a uno le fascina lo que hace, le apasiona, no existe esta división, casa-trabajo, horas de trabajo, no existe. Lo que pasa es que a veces dicen que es sano tenerla, pero cuando uno está apasionado, no vive con estas categorías tan absolutas.

JA: No, por supuesto, viste que el discurso de Lozano igual o sea…

KC: Es relativo. ¿Se puede vivir tranquilamente de una editorial?

JA: Sí se puede.

SC: Sí, se puede. Bien administrada y con un poco de suerte por supuesto, se puede. Sí, totalmente.

JA: Esa es una discusión que siempre tenemos entre nosotros, con otros editores, con las distribuidoras, hay muchos modelos de negocios que insisten en que bueno, finalmente las editoriales viven de subsidios o tienen que tener como esos enganches de algún tipo, como con grandes contratos o con empresas para subsistir, pero yo no lo creo para nada, yo creo que una editorial es un negocio rentable, no es un gran negocio, por supuesto, nadie se hace riquisisisisimo solo publicando libros. Hay que tener, como decía Salva, yo creo un poco de suerte como pegarla con algún título en particular.

KC: Bueno, Stoner fue suerte.

JA: Stoner fue suerte. 

SC: Fue suerte en un sentido, porque también hubo trabajo detrás.

KC: Yo creo que más que suerte, la verdad es que la palabra suerte es un poco injusta porque yo creo que hay un trabajo muy coherente y perseverante y una visión, se te dan las condiciones, puede haber algo de suerte, pero no es el factor principal. 

SC: Yo cuando digo suerte me refiero a eso, no es como, un poco hablar como el golpe de suerte, pero no en el sentido de esperar que la suerte o que sea como bingo, sino que en un punto lo de Stoner, más allá de que los caminos de libros son misteriosos y eso es así en la historia del libro, para que ocurra algo así tiene que haber un terreno, tiene que haber ciertas cosas anteriores, y cierto trabajo y enfoque para que sea posible, si no, no es que de la nada va a pasar. Y tiene que ver con una red que uno va construyendo también, porque la red en el mundo editorial es muy importante, con quién hablas, con quién te relacionas, quién te recomienda las cosas. Cuando hablamos con los libreros, cuando hablamos con otros editores, uno no se nutre solo, no es que estamos en una oficina todo el día hablando entre nosotros y surgen las cuestiones.

JA: No, de hecho, la conversación con colegas es fundamental, es una parte fundamental de este oficio para mí.

SC: Y creo que eso construye en un punto. También hace posible que algunas cosas ocurran porque se van armando esos circuitos, es una relación muy de estar vinculado con los colegas. Nosotros hicimos muchas amistades en este mundo, gente con la que estamos hablando desde que comenzamos el proyecto editorial y con los que conversamos y nos encanta cuando nos encontramos en las ferias o hacemos algo en casa o donde sea, poder conversar y poder actualizarnos, y eso nos retroalimenta todo el tiempo.

JA: Esos vínculos, y un poco yo creo que volviendo a la pregunta sobre Stoner, como que también arman las condiciones para que determinados títulos lleguen, para que determinados títulos tengan cierta recepción, se lean. No es algo que uno pueda como prever ni hacer con todos los libros.

KC: ¿Y hay títulos que han apostado, obviamente, y no han tenido el resultado que esperaban?

JA: Sí, me acuerdo que cuando estábamos empezando, un colega nos dijo, una editorial no es una editorial profesional hasta que la pifia muy mal con algún título y se queda casi con toda la tirada sin vender. Y por supuesto sí, claro que nos pasó. 

KC: ¿Cuál sería?

SC: No, no le vamos a blanquear porque queremos mucho a todos nuestros libros.

JA:  Y porque lo que pasa con un título no habla tanto de ese título, como de ese título en ese momento, con esos lectores. Eso es lo que pasa cuando sale un libro que no pasa nada y cinco años después ese libro explota, ese autor explota, nos ha pasado también.

KC: Ah, les ha pasado. 

JA: Nos pasó, por ejemplo, con Anne Carson, con Eros. El dulce amargo, un libro que cuando lo sacamos, ahí, y unos años después, Anne Carson era la gran pero gran escritora que todo el mundo quería leer e invitada a todos los festivales, candidata al Nobel, todo el mundo estaba hablando de ella, agotamos todo lo que habíamos publicado. Es así, los tiempos de los libros, de nuevo, son también misteriosos.

SC: Incluso pasó con Stoner en su momento, cuando se publicó originalmente en los 70′, 75′, por ahí no pasó absolutamente nada con el libro, creo que en todo Estados Unidos tres mil ejemplares vendió, que para Estados Unidos es la nada misma. Y es una historia de eso, de que encontró cuarenta años después…

KC: Tom Hanks lo encontró.

JA: Claro, a toda su audiencia.

SC: Tal cual, lo encontró Tom Hanks que le fascinó e hizo una recomendación tan buena, tan sentida, tan de las tripas que bueno pasó lo que pasó con el libro, más allá que el libro es una muy linda novela.

JA: Así que sí, a veces uno le pone como muchísimas fichas a un título no pasa nada, pasan años después. A veces no pasa nada simplemente.

KC: ¿Qué tiraje tienen los libros de ustedes?

JA: En este momento, alrededor de tres mil, dos mil ochocientos. Hubo un momento en que Argentina permitió que se hicieran tiradas mucho más altas, pero bueno, como sabemos, hay una importante crisis ahora. De todas maneras, nuestras tiradas acá se achicaron y empezamos a imprimir en otros lados. También cambió un poquito nuestro modelo, le estamos poniendo mucha atención y mucha energía a las distribuciones afuera, por ejemplo, en Chile.

KC: Sí.

JA: También en España empezamos a distribuir ahora en septiembre firme, firme.

 KC: España es un gran país, digamos, un gran desafío.

JA: Sí, es un gran desafío y no habíamos llegado bien a España, básicamente porque no habíamos podido dedicarle la atención y los recursos que necesita desembarcar allá, que es algo que emprendemos este año. También cambiamos nuestra distribución en México. Estamos haciendo cambios que apuntan a consolidar mercados, que no son el de Argentina únicamente, que está muy golpeada en este momento.

KC: Quiero hablar de un tema que yo todavía no lo logro solucionar en mi cabeza o que me cuesta, es el tema de las traducciones. Yo hago talleres literarios, me hice un gran lectora y siempre te preguntan, pero cómo uno puede saber quién es un buen o una buena traductora, o es una buena traducción ¿Qué criterios utilizan ustedes para elegir al traductor o la traductora?

JA: Cuando estábamos empezando yo creo que mirábamos traducciones hechas para otras editoriales y juzgábamos a partir de la lectura, como la fluidez. Para mí la fluidez del texto es fundamental. Cuando vos lees una traducción, esa traducción tiene que fluir, no te tiene que recordar que estás leyendo una traducción, no tienes que entregar las estructuras de otra lengua en lo que estás leyendo, tiene que fluir y creo que ese es el primer parámetro. Entonces, cuando nosotros empezamos así a buscar quiénes tradujeron los libros que nos gustaron y empezamos a contactar. Hemos trabajado con traductores y traductoras que nos gusta mucho cómo trabajan y otros no tanto, con ellos no volvimos a trabajar, pero con quienes sí trabajamos muy bien, a esas personas tratamos de convocarlas todos los años para las obras que tenemos que traducir.

KC: ¿No necesariamente son argentinos?

JA: No necesariamente.

SC: No, hemos trabajado con  traductores y traductoras de México, de España y siempre con muy buenos resultados.

JA: Sí, hacemos un trabajo bastante a conciencia de revisión de las traducciones. Creemos mucho como en ese proceso de ida y vuelta, nos parece que mejora, no necesariamente porque la posición de uno vaya a ser mejor que la del traductor o del texto traducido cuando llega por primera vez, sino porque en la conversación se mejora. A veces una revisión que uno hace como editora- a mí me toca mucho revisar traducciones-  finalmente no es la que queda, pero instala una pregunta que el traductor resuelve mejor. Simplemente señalar, bueno, acá por ahí quizás hay algo para mejorar y entonces en esa ida y vuelta la traducción finalmente…

KC: Claro, pero el punto es que, si estás leyendo, no sé si saben inglés, es fácil, pero si estás traduciendo del ruso al español.

JA: Bueno, sí, eso.

KC: No tienes cómo acceder al original.

JA: Nos pasó algo muy lindo, por ejemplo, cuando hicimos una traducción del finlandés de una autora que se llama Riikka Pelo, su primera novela, La portadora del cielo, que la publicamos en 2014 y este año la reeditamos es una novela hermosísima, y, por supuesto, nosotros no leemos en finlandés.

KC: Me imagino.

JA: Es muy buena la traductora, una traductora española, y bueno, fue un trabajo un poco como a ciegas, pero con muchas preguntas, o sea, mucha intervención, porque además era una traducción española, entonces nosotros teníamos que adaptarla al mercado latinoamericano, en ese momento no publicábamos para España, entonces había mucha adaptación ahí. Y ella, con mucha generosidad, tomó todos esos comentarios y esas intervenciones y entendió por dónde iban nuestras preguntas y fue aclarando dudas y finalmente el texto al que se llegó, si bien nosotros no habíamos podido cotejar con el original, era muy distinto del que ella mandó y para mí quedó muy pero muy bien, y eran intervenciones que tenían más que ver con el oído, justamente como sacarle esas cosas traducida al texto, es un texto muy musical en un sentido. Y bueno era confiar en que sonara bien.

KC: Oigan, pero si van a entrar a España, yo no conozco el mercado español, soy ignorante, no es mi negocio ¿Cómo es el tema de las traducciones? ¿Los españoles agradecen las traducciones al estilo español, u okey, viene con otra connotación, con otras terminaciones, con otra forma de comunicarse? ¿Cómo funciona?

JA: Bueno, también acá hay distintas posturas. Hay editores latinoamericanos que se niegan a adaptar sus traducciones al mercado español y nosotros en nuestra indagación sobre cómo entrar y atraer a los lectores españoles, llegamos a la conclusión de que era necesario adaptar. Hay un celo muy grande con los usos y los giros del español en España y a nosotros nos interesa llegar a los lectores, así que estamos adaptando nuestras traducciones. Por ejemplo, con este caso de La portadora del cielo, ¿qué hicimos? Revisamos aquella primera traducción de 2014, tal como había llegado, y repusimos muchos giros españoles en ese texto.

KC: O sea hacen un tiraje especial para España.

JA: Claro.

SC: Nosotros imprimimos en España con imprentas locales de allá.

KC: Ah, perfecto, o sea, realmente un mundo aparte.

SC: Claro. Una distribuidora que también está allá y nuestra editorial funciona como una editorial española con oficina local, digamos.

JA: Por eso hicimos todo un trabajo de adaptación.

KC: Ahora volviendo ustedes dos ¿Cómo son los roles dentro de la empresa? ¿Y cómo se complementan en sus visiones y en su forma de trabajar?

SC: Bueno, principalmente, yo me ocupo más de buscar los títulos, de leer catálogos, ver qué mandan las agencias que representan a sus autores y demás. Y Julia se ocupa de la edición, de la corrección, de trabajar los textos muy en detalle y un montón de cosas más asociadas a eso. Esa es como lo la división principal. Después, en realidad, muchas de las actividades se entremezclan, pero esos son los puntos de partida. A partir de ahí, cuando más o menos decidimos qué vamos a hacer o qué queremos, qué nos gustaría publicar, con quién vamos a negociar esas publicaciones y demás, bueno, ahí entramos en discusión los dos, porque muchas veces también estamos leyendo los dos las cosas para terminar de definir si salen, si no salen, si vale la pena porque una sola mirada no alcanza, para decir, bueno sí, hagamos esto. A veces por cuestiones de tiempo de ambos, uno de los dos lee un texto y dice, bueno, sí está bueno por esto y esto, avancemos, y no leemos los dos lo mismo y tomamos la decisión de todas formas. Pero la división principal sería esa.

JA: El gran lector de Fiordo es Salva, él es quien tiene, yo creo, esa intuición sobre las obras, sobre los autores, mira los catálogos con una cabeza, para mí, muy sorprendente.

KC: ¿Y cuál sería el más apasionado o el más racional en la pareja?

SC: Si hubiese que ponerlo en esos términos, Julia claramente es la más racional, la más cuerda en un sentido, que va a decir, bueno, mira esto no porque no va, es cualquier cosa, no va a funcionar o lo que sea. Claramente la que ordena es Julia, yo soy más desordenado, mi naturaleza. Por ahí tengo visiones más parciales de las cosas y Julia tiene el cuadro totalmente integral en la cabeza de qué es lo que sigue, cuáles son las prioridades, qué conviene hacer antes, qué conviene hacer después. Esa es la forma en la que nos vamos organizando.

JA: No, pero el trabajo de todas maneras está muy repartido. Cada uno tiene su momento de locura e irracionalidad que me parece, insisto, que es un poco necesaria también.

KC: ¿Existe un número mágico de cuántos títulos hay que publicar al año para poder seguir siendo un referente y tener un buen catálogo o es variable? ¿O un mínimo, un piso mínimo?

JA: No sé si existe un número mágico o si hay un consenso sobre eso, pero yo diría que hay que encontrar como un equilibrio entre también las posibilidades que tiene cada estructura, tener en cuenta la memoria corta, el público también. Si uno publica muy poquito al año también se pierde como esa presencia. Pero hay que dimensionar las energías y los recursos con los que uno cuenta, eso también es importante. Yo diría que nosotros este año tratamos de publicar un libro por mes, creo que fue en este momento de nuestra estructura, el límite de nuestra capacidad, un poquito menos creo que también está bien. Pero para otros editoriales con otras estructuras puede ser un número distinto porque también tienen que mantener otras estructuras.

KC: ¿Cuánto importan hoy las redes sociales en el trabajo una editorial? Porque ustedes no tienen una presencia tan fuerte, podríamos decir, ninguno de los dos como persona y Fiordo tiene pero no es una cosa como que están ahí.

SC: Vos decís, nosotros estamos personalmente apareciendo en redes, sí.

JA: Nosotros siempre fuimos un poco reacios a aparecer personalmente, a poner como tanta cara a la editorial, para nosotros el catálogo tenía y tiene que hablar por sí mismo. No somos esos editores que quieren aparecer desesperadamente, si nos parece que las redes necesitan un poco eso, lo piden siempre, bueno siempre está como este tironeo entre bueno, lo que el algoritmo quiere o las redes quieren o en realidad es el público, no sé, como prestarse o no a ese juego, nosotros no lo tenemos del todo decidido. Nuestra reacción primera sería bueno no aparecer, pero bueno, es cierto también que la gente quiere conocer quiénes están detrás de los proyectos, cómo piensan, digamos, hay un cambio en cómo los lectores se acercan.

KC: Aunque no nos guste.

JA: Aunque no nos gustes, por eso digo que es como bueno, aunque somos reacios también todo el tiempo nos debatimos sobre cuánto aparecer o cuánto explicar o cuánto recomendar. También es muy lindo recomendar en ferias cuando recomendamos cara a cara, nos encanta, nos encanta hacerlo, nos gusta mucho lo que hacemos y nos gusta poder explicarlo, señalar los detalles de lo que hacemos, esa instancia es muy linda. Las redes también permiten eso, hay un costado que está bueno de comunicación, ahora lo que no está bueno es la esclavitud respecto de los números. Entonces para nosotros las redes son muy importantes, pero tratamos de no ser esclavos. No sé si piensas lo mismo. 

SC: Sí, tal vez, justamente hablábamos antes de la planificación, la racionalidad, a mí me cuesta mucho más la verdad aparecer, pero entiendo, el juego más o menos y sé que es importante, lo que decía Julia, que haya una cara y a veces es necesario, y bueno, lo hacemos. En nuestros estándares probablemente estamos con déficit de aparición, claramente, en lo que se busca o lo que se pide ahora. Pero lo que dice Julia me parece importante también porque como la lógica de las redes cambia tanto todo el tiempo y las métricas, y cómo impacta lo que haces y cómo lo mides, que bueno. Y también un día pasa como los nutricionistas que un año te dicen una cosa y al otro año te dicen otra y bueno, tú como que decís bueno, en un momento tomar leche estaba bien ahora no. Bueno, entonces con las redes pasa un poco lo mismo.

KC: Se acuerdan, no sé ustedes, quizás que son jóvenes, pero se acuerdan que en una época no recomendaban comer muchos huevos a la semana y ahora comamos huevos.

SC: Ahora, huevos, proteínas. Cambia y yo creo que con las redes pasa lo mismo.

JA: Claro, tener esa visión como un poco más de largo plazo. Y también confiar en lo que uno hace, no desesperarse, a mí me parece que si bien, por supuesto que vamos hacia un mundo de mucha inmediatez, de memoria muy corta, o sea, capacidad de prestar atención, muy breve, está bueno como no prestarse y proponer otros tiempos, confiar en el trabajo que uno hace y que eso se va construyendo y que se va a ir viendo y vamos a ir llegando sin darle la espalda a la necesidad de comunicar y a la cambiante forma de comunicar.

SC: Yo quiero agregar a esto, que me parece importante, porque parece que si no estás en las redes, no estás en ningún lado, y en realidad nosotros trabajamos mucho en muchos ámbitos del libro que no tienen que ver solo con mostrar las cosas en redes, que es importante, pero nosotros hacemos muchísimo trabajo en ferias, con las librerías, con las distribuidoras. Estamos todo el tiempo teniendo reuniones con un montón de gente para para optimizar y mejorar los procesos y tratar de comunicar el libro de otras maneras. Lo que pasa es que eso no se ve, obviamente en las redes o ves un resultado más o ves una presentación pero nos importa mucho que los libros que publicamos circulen y se comuniquen, y la comunicación, además de estar en redes y que es importante que esté ahí, pasa por otros circuitos que son muy variados y que tienen que ver más con el cara a cara, con ir a los lugares, con estar, con reunirse con gente justamente.

JA: Con pasarle un libro a alguien que sabes que lo va a disfrutar y que potencialmente puede llegar, como a muchos lectores, y eso a veces ni se ve en las redes, pero es alguien que da un taller, alguien que lo puede llevar eso a quienes realmente estén interesados. El mundo pasa por las redes y también pasa por otros lados y está bueno.

KC: Un proyecto, una empresa o un escritor, o lo que sea, no es exitoso por las redes, solamente es un canal más de comunicación ¿Por qué Fiordo? ¿por qué este nombre?

SC: Nos preguntaron mucho eso y siempre me quedo pensando. La respuesta más o menos, en realidad, primero es espontáneo, la verdad que es espontáneo porque nos gustó la palabra, nos gustó fiordo y después empezamos justamente a buscarle la lógica al nombre, ¿por qué fiordo? Nosotros mismos también fuimos como tratando de entender cuál era el mensaje en el nombre.

KC: Tan racional que no hemos vuelto que quizás te gusta como suena fiordo, lo que evoca. 

SC: Fue casi un brainstorming en su momento con Juli, empezar a tirar palabras y nombres, y fiordo, cuando la mencionamos nos gustó inmediatamente, es una palabra muy linda, la verdad. Además,  la F tiene muchos juegos tipográficos y eso es muy lindo demostrar. Después dijimos, bueno, a ver, cuál es la explicación racional de Fiordo y nos fuimos a lo geográfico a decir, bueno, en Argentina no tenemos fiordos, y después también,  ¿cómo se forma un fiordo? es finalmente un accidente geográfico que deja una huella, una cicatriz, una marca en la tierra que tiene que ver con el paso de un glaciar o cómo se formaron, cómo se formó, cómo se forma esa geografía muy particular del fiordo.

JA: Es como si fuera una marca, algo que queda cuando se retira algo. Algo que estuvo y deja una marca, y esa idea nos gustó mucho. 

SC: Nos gustó, claro. Entonces, bueno, esa es un poco la explicación. Por un lado, que nos gusta la palabra, y por otro lado, el significado que le fuimos añadiendo nosotros.

JA: Pero lo que decía Salva también de la palabra en sí, tipográficamente tiene muchas posibilidades y eso nos gustaba, la F con la I pueden hacer una ligadura en determinadas tipografías, era como los libros.

KC: Ahí se ve tu ojo artístico y tu especialización en arte Julia, de Salvador la fotografía, toda esta sensibilidad porque no lo habría pensado en realidad. Es difícil definirlo, pero ustedes deben tenerlo muy claro, para a ser un autor o una autora del catálogo de Fiordo ¿Qué debería tener esa persona, ese profesional?

SC: Yo creo que, hay varias cosas, que también tienen que ver con los años que tenemos publicando y el diálogo que hay con el catálogo y las búsquedas año a año van variando también, pero, sobre todo, en primer lugar, nos tiene que cautivar lo que leemos. Se puede ir desde lo más primario a lo más esencial, que es bueno, que algo te impacte, te guste, te deje pensando, a después lo más técnico, lo más burocrático, en todo caso, que es, me encanta este texto, me siento cautivado, bueno ¿qué hago ahora? cómo pensarlo hacia adelante, es decir, cómo lo voy a presentar, si decidimos publicarlo, cuál es el mejor momento para publicarlo, qué trabajo consideramos nosotros que le vendría bien ese texto o no. Pero en primer lugar, yo creo que tiene que haber una conexión con lo que leemos, una conexión real, de decir esto me dice algo, y esa búsqueda es lo que digo, que por lo menos para mí como lector cambia porque uno tiene sus vicios lectores por supuesto, pero también van cambiando las sensibilidades, porque la cultura cambia también entonces uno percibe y lee con su tiempo. Y hay cosas que por ahí leí hace quince años, que las leo hoy y no me dicen nada o me dicen otra cosa y eso me pasa un poco con las lecturas también. A veces hay temas que me gustan y que ya siento que ya lo leí un montón y no tengo ganas de seguir leyéndolos, entonces también tiene que ver un poco con eso.

JA: ¿Qué tendría que tener un autor o una autora? Creo que tendría que tener un una seriedad, digamos, tomarse en serio lo que hace. Y tomarse en serio lo que hace es antes de mandar, por ejemplo, un original, trabajarlo, no escribir y enviar, sino escribir, esperar, revisar, releer, conversar. Me parece que un texto cuando llega a una editorial, no significa que se vaya a publicar así, pero sí tiene que llegar con una cantidad de trabajo encima.

KC: ¿Les pasa que les mandan mucho texto en bruto?

JA: Sí, llegan de todo tipo. Pero sí, también me parece que hay algo muy difícil de definir, que es cierta afinidad con el catálogo, con ciertas preocupaciones que están en distintos libros, de distintos autores, de distintos lugares, creo que también eso es importante, estudiarlo cuando alguien va a enviar un original a una editorial, como bueno, ¿qué perfil tiene ese editorial? ¿qué publicó? O sea, esto entra o no entra. Nos ofrecen libros de poesía y en realidad nosotros nos publicamos poesía. Creo que también es estudiar un poco ese perfil. Pero yo creo que un compromiso con lo que se hace es importante y no sé si hay alguna otra condición, la verdad. Estar dispuesto a trabajar, no sentarse también arriba de lo que uno escribió y decir esto va a ser.

SC: Sí, después que haya proyección también, la idea del verdadero oficio, yo creo que como en toda disciplina, la continuidad es importante, no simplemente algo de quiero contar esto porque me pasó y listo, y después no hay ningún interés en continuar nada, ni para atrás ni para adelante, y como que simplemente es un deseo momentáneo que no va a ningún lado. Ahí nosotros empezamos a distinguir entre escritores o escritoras que son más como de fondo esa cosa de decir, quiero hacer algo con esto y es importante para ellos, o proyectos o ideas que son totalmente sueltas, que no van a ningún lado, que si bueno, pero no va a funcionar de esta manera, digamos, no me parece, que es lo que dice Julia también, como un compromiso que tenga que ver con el trabajo, pero también con la propia obra, con, ¿cuál es tu idea hacia adelante? ¿vos querés escribir? ¿querés que eso forme parte de tu vida o no? Y hay un plan hacia delante.

KC: Claro, están buscando algo más del proyecto preciso, sino una visión del escritor o de la escritora.

JA: Una visión de obra, que no significa que, como decía Salva, que esté escrito, que esté planificado, bueno, voy a escribir todos estos libros sobre tales y tales temas, pero hay un proyecto. Nosotros tenemos un autor en el catálogo al que queremos muchísimo, Mike Wilson, que de hecho es norteamericano, pero vive en Chile y para mí él tiene muy clara la obra que quiere escribir, por ejemplo, o Tomás Downey, tienen en la cabeza escribir hacia adelante.

KC: Bueno, nos quedan pocos minutos antes de ir al Cuestionario Espiral y para no pasarnos de la hora que dijimos porque me quedaron muchas preguntas, pero bueno, eso es lo interesante. ¿Cómo es el mercado editorial chileno? ¿Cómo es el lector chileno frente al argentino, el colombiano, de acuerdo a su expertise?

JA: Bueno, es un mercado más chico pero es muy curioso. Lee como de todo, quizás yo podría decir en Uruguay nos sorprende que se lee mucho ensayo más que ficción, o autores argentinos quizás no se leen tanto en Uruguay que hubiéramos dicho, bueno, compartimos en lo rioplatense pero leen, por ejemplo, mucho ensayo traducido. Bueno, en Chile no, es diverso, no sé si diría se lee más ensayo o se lee más ficción, pero se lee con avidez, por ejemplo, las traducciones, que en México quizás no tanto, en Chile se leen traducciones, pero es un mercado más pequeño.

KC: Muy pequeño.

JA: Sí, eso lo notamos, el mercado argentino es más grande. Y creo que bueno, una diferencia importante es que se lee también mucho lo que ustedes llaman autores patrimoniales u obras patrimoniales, creo que usan esa categoría que nosotros acá no la usamos, que son como rescates, rescates de autores nacionales y eso a mí me llama mucho la atención. Eso es una diferencia importante.

KC: Los dos vienen de un background muy distinto en torno a la infancia y la vinculación con el libro. Tengo entendido que tú, Julia, vienes con una figura potente de tu abuelo y en tu casa se leía mucho. En cambio, Salvador es distinto, siendo que los dos son lectores ¿Cómo es esa historia?

JA: Mi historia es esta, yo vengo de una familia con muchas bibliotecas por todos lados.

KC: ¿La heredaste o no?

JA: De hecho, sí, hace muy poquitos días llegaron muchísimos libros de Mendoza, es una familia que viene de Mendoza, sí, una biblioteca inmensa, llena de muchas obras sorprendentes. Así que sí, vengo de ahí y de mis abuelos y mis padres también muy lectores. Así que en eso no hay sorpresas.

KC: ¿Tú Salvador? 

SC: Mi caso es un poco más raro, yo puedo identificar en ciertos lugares donde estaban los libros en mi casa. Cuando yo vivía con mis padres, no había bibliotecas muy nutridas, había algunos libros sueltos, yo me fui armando mi biblioteca muy suelta. Pero sí tenía un tío y un abuelo que leían mucho. El abuelo, el papá de mi mamá y el tío de mi mamá, el tío político, también leía mucho. Yo recuerdo conversar con ellos cuando era chico sobre libros, y mi abuelo en particular era un gran contador de historias y él me contaba, yo me acuerdo cuando iba a su casa, me quedaba con ellos de salir al balcón a sentarme con él y que él me contara una historia, me contara cosas. Le gustaba mucho la historia, me contaba episodios de la historia, de distintos hechos, generalmente relacionados con grandes guerras, y eso me encantaba. Yo creo que si tengo que buscarle como un origen, por ahí puede venir. Y sí, tengo como la idea de recoger cosas sueltas de distintas bibliotecas, como decir si veía un librito en algún lado lo agarraba. Después me acuerdo que durante la secundaria, yo fui a un colegio inglés, quedaba como a las afueras de la ciudad, que tenía una biblioteca que era muy buena, y yo me acuerdo que cuando podía me metía en la biblioteca y me quedaba ahí y me gustaba ese momento.

KC:  Eras el ratón de biblioteca.

SC: Era el ratón de biblioteca, la aprovechaba mucho. De hecho, mi curso yo creo que era el único que hacía eso. 

JA: De hecho, creo que hay algún libro de esa biblioteca está aquí.

SC: Sí. Tengo un libro de esa biblioteca, tengo seguro porque están los sellos. Un poco fue así, ir agarrando de distintos lugares.

KC: ¿Y ya han tenido tiempo de sumergirse en la nueva biblioteca que heredaron? ¿o todavía no?

JA: No en profundidad, pero la actividad de escanear una biblioteca y sacar un volumen al azar y meterse ahí un ratito es permanente. Eso es muy lindo.

KC: E integrarlos a la biblioteca existente es todo un trabajo en sí mismo.

JA: Nuestra biblioteca, además, o sea, en este punto, tiene como un orden desordenado, que también nos gusta mucho y que no vamos a modificar. Esa cosa como de bueno está todo mezclado, o sea, Katherine Mansfield al lado de Ricardo Romero.

KC: Una última pregunta porque tengo que respetar los tiempos. En una entrevista en Radio Usach este año en visita la Furia, Julia, pero puede ser también Salvador comentaste sobre la situación Argentina sobre la batalla cultural ¿Qué significa eso? 

JA: ¿Quieres que amplíe?

KA: Un poquito.

JA: Creo que lo que yo decía en ese momento es que el gobierno actual que tenemos pareciera despreciar muchísimo la educación y la cultura, pero lo que a mí me parece es que más que despreciarla la entiende muy bien. Entiende que en la cultura y en las ideas hay herramientas muy poderosas de, quizás la palabra manipulación es un poco fuerte, pero creo que es verdad, de la población. Entonces es una batalla porque ahí en realidad hay mucha cabeza puesta, hay muchos recursos puestos en circular determinadas ideas acerca de la sociedad, su funcionamiento,  lo que es valioso, lo que no es valioso, lo que está habilitado, lo que no está habilitado. Entonces, si bien el mensaje inicial es vamos a desfinanciar todo porque en realidad la cultura y la educación no son importantes, o sea, creo que en realidad se entienden que la cultura, las ideas y la educación son importantes en un sentido, digamos. A eso me refería con batalla cultural.

KC: Y para cerrar ¿Qué viene en octubre, noviembre y diciembre? ¿Se puede saber?

JA: Viene un ensayo de Sarah Polley que es una canadiense, una autora canadiense, en realidad son seis ensayos sobre su vida, un libro muy lindo. Quienes hayan disfrutado, por ejemplo, el libro de Rebecca Solnit, Una guía sobre el arte de perderse, se lo recomiendo un montón. Bueno, tenemos también en preparación una novela de Tomás Downey, que es un autor argentino, López López, es su primera novela, él es un cuentista. Y tenemos reimpresiones.

SC: Bueno, sí, reimpresiones que muchas veces parece que no están, pero es una parte importante de sostener el catálogo. Nosotros ahora estamos haciendo muchas reimpresiones que en un punto funcionan como reediciones sin ser reediciones propiamente porque no hay modificación del texto, pero sí libros que, como en el caso de Rikka Pelo, La portadora del cielo, la presentamos con nueva tapa. Entonces, son libros que estaban virtualmente agotados, que son parte del fondo del catálogo, pero que salen casi como novedades, que eso son las cosas que fueron saliendo últimamente. Pero lo último con lo que cerramos ahora el año es el libro de Sarah Polley, que es una gran cabeza, porque, además, ella es actriz y directora de cine, tiene unas pelis hermosas y piensa muy bien y nos gusta mucho. Yo creo que es un gran cierre de año. Después, bueno, lo que decía Juli vendrá la novela de Tomás y tenemos otras cosas preparadas ya para el año que viene, va a haber una colección nueva en la editorial que se va a llamar Lateral que va a buscar publicar autores más clásicos, más conocidos, obras menos transitadas de autores muy conocidos.

KC: ¿Fue un buen año el 2024 en términos de negocio?

SC: No tanto.

JA: En Argentina no, fue horrible. 

SC: Fue un año difícil.

KC: Difícil, pero siguen adelante y está muy bien. Yo les quiero dar las gracias por haber estado hoy día en Espiral en este programa de a dos, de pareja, que cosa más linda.

 

Cierre  

¿Te habías preguntado cómo es el trabajo de una editorial? ¿La importancia de las traducciones? Cuéntame y mándame tu foto donde sea que estés escuchando Espiral, así se convierte más en una conversación. A mí correo karen@karencodner.com, en Substack o en mi Instagram. Chaoooooo. Karen. 

 

 

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