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Este boletín es para los curiosos que desean una vida plena y pausada. Compártelo, me harías muy feliz.
 

    Queridos amigos,
 
    ¡Esta es la última Oda del año! Si me pongo a pensar en lo que fue el 2023 lo puedo resumir en…¡Van a publicar mi novela! Eso sí que fue una gran emoción, algo que jamás imaginé, algo sublime. La verdad es que todavía me cuesta creerlo. En estos días hemos estado con mi editor, Ignacio Rebolledo de editorial Planeta, leyéndola y volviéndola a leer, modificando frases, comas y redacción, el proceso puede ser infinito y pronto diremos: “hasta aquí llegamos”. Queda por definir la portada, y con eso estamos bastante listos.

    Si realizo un recuento del año y pienso en cómo lo comencé, me veo distinta. Hasta septiembre respeté el año de luto por la muerte de mi mamá ¿Qué implicó eso? Me abstuve de varias cosas como escuchar música, ir a fiestas y comprar. Sin duda que fue una ayuda tremenda para conectarme con la pérdida y un ejercicio de autocontrol muy grande. Incluso cuando se acabó este período, me costó volver a escuchar música, a poner un disco en mi taller, hasta que un día dije: ya es hora de encender el tocadiscos. Cuando escribo tengo diferentes canciones regalonas. Por ejemplo, si estoy creando un manuscrito de cero, prefiero estar en silencio, pero hay momentos que me fascina escuchar a Max Richter y a George Winston, también Johann Sebastian Bach y Piotr Ilyich Tchaikovsky. Si necesito algo más alegre, de todas maneras me voy con Ella Fitzgerald y Louis Armstrong que tienen un disco en conjunto precioso.  A veces The Beatles, Regina Spektor, Amy Winehouse y Adele. Todo depende de mis necesidades y estados de ánimo.


    Otro hito en mi vida fue que me cambié de grupo de correr, llevaba diez años entrenando con el mismo, y después de la maratón de Londres, decidí que había llegado el momento de un cambio total. Busqué otro equipo y aterricé en We move run que lo dirige Gonzalo Zapata, quien ha corrido más de quince maratones, escrito dos libros y hace charlas motivaciones y mucho más. A él lo entrevisté en el programa 84.

    Si hago un recuento de mi vida profesional grabé nueve entrevistas para Espiral y la que más escuchas tuvo fue la de Jan Arimany con José Carlos Rodrigo Beto. Leí sesenta libros, que para mí es bajo, pero si soy sincera conmigo misma, debo estar orgullosa, porque entre Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes, Los Miserables de Víctor Hugo y Los libros de Jacob de Olga Tokarczuk, solo con ellos sumé más de tres mil quinientas páginas. Dicté talleres de lectura a veintidós personas durante todo el año, y en junio el boletín comenzó a llamarse Oda. Escribí cuarenta y siete Odas y por lejos la que más impacto tuvo fue la de las hermanas y al insomnio. Me escribieron mucho y me emocionó lo que me dijo una suscriptora:  “Gracias a tu Oda me decidí acercarme a mi hermana e ir a visitarla”.

    En Instagram, en general, hay varios posteos que te invitan a mostrar donde viajaste, y si bien no he mostrado todas mis experiencias, les cuento que conocí Guadalajara, México; volví a la isla de Chiloé en Chile (después de treinta años) y estuve en Israel.


    Obvio, no estoy nombrando en esta Oda al 2023 los momentos difíciles, los tristes y desafiantes, porque al igual que todos, esos sí fueron parte de mi vida. Antes de irme, les dejo solo algunos comentarios que he recibido de ustedes, queridos suscriptores (tengo muchos más).
 
Oda al desayuno:
“Gracias, me encanta el desayuno, sobre todo si me lo sirven” Rosanna María Iriondo Bertetti.
 
“Deliciosa Oda, Karen, es que el desayuno es la comida que más disfruto. En mi entorno me miran como bicho raro, porque es un verdadero ritual: dos vasos de agua, una o dos frutas frescas, ciruelas remojadas toda la noche, cinco higos remojados en agua caliente en el momento, cada uno acompañado de una nuez, pan con palta y té. Una cápsula de magnesio y un probiótico, terminan la ceremonia. Me siento muy feliz desayunando” Marcela Adaros.
 
Oda a escribir:
“Hola Karen. Por razones de tiempo, o desidia (creo que ésta última es la verdadera) había leído tus correos bien rapidito, a la pasada. Sin embargo, hoy domingo por la mañana, con lluvia en San Pedro de la Paz (cerca de Concepción, al lado sur del Bío Bío), me dediqué a leer pausadamente este correo,  Oda a la escritura.  Me gustó porque la invitación a practicar las letras es sencilla, sin aspavientos académicos, donde se muestra un atractivo camino donde todos podemos escribir por el solo placer de contar, o contarnos, lo que sucede con las ideas, proyectos, o simplemente sueños que pasan por la cabeza. Concuerdo plenamente contigo. También tengo la afición, bastante amateur, por la escritura, y puedo testimoniar que es una actividad complementaria maravillosa” Luis Hernández.
 
“Hola Karen. Me encanta lo que escribes y tu emoción de poder transmitir tus vivencias. Siento que cada persona, cada uno es un libro cerrado que se debe abrir para escribirlo” Silvana Rosenbaum.
 
Oda al insomnio:
“Hola, lamentable es eso de no poder dormir, yo pertenezco al otro equipo, me duermo de inmediato y despierto muy temprano, estoy programada. Espero hoy descanses y repongas energías. Un placer leerte” Paola Nuñez.
 
Oda a las pantuflas:
“¡¡¡Me encantooo todo!!!” Marcela Manes.

Mis recomendaciones

  • Una película:The Painted Veil” o “Al otro lado del mundo” del 2006, protagonizada por Edward NortonNaomi Watts, está basada en la novela homónima de  Somerset Maugham. Es divertido cómo la descubrí, tenía que correr varios kilómetros en la trotadora y para no aburrirme quería ver una película y la encontré en Netflix. Es preciosa, ojalá hubiera leído el libro primero.
  • Una novela: La grieta de la escritora chilena Catalina Infante, un libro hermoso que reflexiona sobre la maternidad, los roles entre madres e hijas, el paso del tiempo, cómo nos enfrentamos a la muerte y mucho más. Les cuento, solo a ustedes, que el próximo capítulo de Espiral estará de invitada.

Mis momentos

  • Fui feliz: Viendo a los pingüinos en el Parque Ahuenco en Chiloé. Valió la pena las seis horas de caminata.
  • Aprendí: Que los que habitan nuestra costa chilena se llaman pingüinos magallánicos, son bien rápidos para nadar ¡hasta veinticinco kilómetros por hora! Y las crías se distinguen de los adultos porque solo tienen una franja negra al cuello y no dos como los adultos.
  • Estoy agradecida: De que mi hija que estaba resfriada no me contagió, y ahora está mucho  mejor.

Lee. Escribe. Crea con recomendaciones.

Karen. 

 

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Oda al 2023 #131

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    ¡Esta es la última Oda del año! Si me pongo a pensar en lo que fue el 2023 lo puedo resumir en…¡Van a publicar mi novela! Eso sí que fue una gran emoción, algo que jamás imaginé, algo sublime. La verdad es que todavía me cuesta creerlo. En estos días hemos estado con mi editor, Ignacio Rebolledo de editorial Planeta, leyéndola y volviéndola a leer, modificando frases, comas y redacción, el proceso puede ser infinito y pronto diremos: “hasta aquí llegamos”. Queda por definir la portada, y con eso estamos bastante listos.

    Si realizo un recuento del año y pienso en cómo lo comencé, me veo distinta. Hasta septiembre respeté el año de luto por la muerte de mi mamá ¿Qué implicó eso? Me abstuve de varias cosas como escuchar música, ir a fiestas y comprar. Sin duda que fue una ayuda tremenda para conectarme con la pérdida y un ejercicio de autocontrol muy grande. Incluso cuando se acabó este período, me costó volver a escuchar música, a poner un disco en mi taller, hasta que un día dije: ya es hora de encender el tocadiscos. Cuando escribo tengo diferentes canciones regalonas. Por ejemplo, si estoy creando un manuscrito de cero, prefiero estar en silencio, pero hay momentos que me fascina escuchar a Max Richter y a George Winston, también Johann Sebastian Bach y Piotr Ilyich Tchaikovsky. Si necesito algo más alegre, de todas maneras me voy con Ella Fitzgerald y Louis Armstrong que tienen un disco en conjunto precioso.  A veces The Beatles, Regina Spektor, Amy Winehouse y Adele. Todo depende de mis necesidades y estados de ánimo.


    Otro hito en mi vida fue que me cambié de grupo de correr, llevaba diez años entrenando con el mismo, y después de la maratón de Londres, decidí que había llegado el momento de un cambio total. Busqué otro equipo y aterricé en We move run que lo dirige Gonzalo Zapata, quien ha corrido más de quince maratones, escrito dos libros y hace charlas motivaciones y mucho más. A él lo entrevisté en el programa 84.

    Si hago un recuento de mi vida profesional grabé nueve entrevistas para Espiral y la que más escuchas tuvo fue la de Jan Arimany con José Carlos Rodrigo Beto. Leí sesenta libros, que para mí es bajo, pero si soy sincera conmigo misma, debo estar orgullosa, porque entre Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes, Los Miserables de Víctor Hugo y Los libros de Jacob de Olga Tokarczuk, solo con ellos sumé más de tres mil quinientas páginas. Dicté talleres de lectura a veintidós personas durante todo el año, y en junio el boletín comenzó a llamarse Oda. Escribí cuarenta y siete Odas y por lejos la que más impacto tuvo fue la de las hermanas y al insomnio. Me escribieron mucho y me emocionó lo que me dijo una suscriptora:  “Gracias a tu Oda me decidí acercarme a mi hermana e ir a visitarla”.

    En Instagram, en general, hay varios posteos que te invitan a mostrar donde viajaste, y si bien no he mostrado todas mis experiencias, les cuento que conocí Guadalajara, México; volví a la isla de Chiloé en Chile (después de treinta años) y estuve en Israel.


    Obvio, no estoy nombrando en esta Oda al 2023 los momentos difíciles, los tristes y desafiantes, porque al igual que todos, esos sí fueron parte de mi vida. Antes de irme, les dejo solo algunos comentarios que he recibido de ustedes, queridos suscriptores (tengo muchos más).
 
Oda al desayuno:
“Gracias, me encanta el desayuno, sobre todo si me lo sirven” Rosanna María Iriondo Bertetti.
 
“Deliciosa Oda, Karen, es que el desayuno es la comida que más disfruto. En mi entorno me miran como bicho raro, porque es un verdadero ritual: dos vasos de agua, una o dos frutas frescas, ciruelas remojadas toda la noche, cinco higos remojados en agua caliente en el momento, cada uno acompañado de una nuez, pan con palta y té. Una cápsula de magnesio y un probiótico, terminan la ceremonia. Me siento muy feliz desayunando” Marcela Adaros.
 
Oda a escribir:
“Hola Karen. Por razones de tiempo, o desidia (creo que ésta última es la verdadera) había leído tus correos bien rapidito, a la pasada. Sin embargo, hoy domingo por la mañana, con lluvia en San Pedro de la Paz (cerca de Concepción, al lado sur del Bío Bío), me dediqué a leer pausadamente este correo,  Oda a la escritura.  Me gustó porque la invitación a practicar las letras es sencilla, sin aspavientos académicos, donde se muestra un atractivo camino donde todos podemos escribir por el solo placer de contar, o contarnos, lo que sucede con las ideas, proyectos, o simplemente sueños que pasan por la cabeza. Concuerdo plenamente contigo. También tengo la afición, bastante amateur, por la escritura, y puedo testimoniar que es una actividad complementaria maravillosa” Luis Hernández.
 
“Hola Karen. Me encanta lo que escribes y tu emoción de poder transmitir tus vivencias. Siento que cada persona, cada uno es un libro cerrado que se debe abrir para escribirlo” Silvana Rosenbaum.
 
Oda al insomnio:
“Hola, lamentable es eso de no poder dormir, yo pertenezco al otro equipo, me duermo de inmediato y despierto muy temprano, estoy programada. Espero hoy descanses y repongas energías. Un placer leerte” Paola Nuñez.
 
Oda a las pantuflas:
“¡¡¡Me encantooo todo!!!” Marcela Manes.

Mis recomendaciones

  • Una película:The Painted Veil” o “Al otro lado del mundo” del 2006, protagonizada por Edward NortonNaomi Watts, está basada en la novela homónima de  Somerset Maugham. Es divertido cómo la descubrí, tenía que correr varios kilómetros en la trotadora y para no aburrirme quería ver una película y la encontré en Netflix. Es preciosa, ojalá hubiera leído el libro primero.
  • Una novela: La grieta de la escritora chilena Catalina Infante, un libro hermoso que reflexiona sobre la maternidad, los roles entre madres e hijas, el paso del tiempo, cómo nos enfrentamos a la muerte y mucho más. Les cuento, solo a ustedes, que el próximo capítulo de Espiral estará de invitada.

Mis momentos

  • Fui feliz: Viendo a los pingüinos en el Parque Ahuenco en Chiloé. Valió la pena las seis horas de caminata.
  • Aprendí: Que los que habitan nuestra costa chilena se llaman pingüinos magallánicos, son bien rápidos para nadar ¡hasta veinticinco kilómetros por hora! Y las crías se distinguen de los adultos porque solo tienen una franja negra al cuello y no dos como los adultos.
  • Estoy agradecida: De que mi hija que estaba resfriada no me contagió, y ahora está mucho  mejor.

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