Queridos amigos,

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Hace unos días organicé una clase de judaísmo en mi casa en honor a la elevación del alma de mi mamá e invité a varias amigas y algunas incluso vinieron con sus hijas. Mi vida es mejor, más alegre y significativa con ellas.
   Aristóteles definió tres tipos de amistad: la basada en el placer, la útil y la verdadera, que es aquella basada en el amor mutuo y la virtud. Esta, la verdadera, es la que yo intento cultivar dentro de mis capacidades. Hace unos meses mandé un boletín en que relaté un viaje al sur de Chile que hice con cinco amigas. Todas ellas asistieron a la clase. 

¿Agregarías algo a la definición de la verdadera amistad de Aristóteles? Yo sí. Agregaría  que son las que me hacen sentirme bien y puedo ser auténtica. 
     Principalmente me muevo con tres grupos de amigas, las del colegio, las de la universidad y las de la vida. También están mis hermanas y muchas que si bien no pertenecen a ningún grupo, son muy valiosas en mi vida. Cada una es fuente de sabiduría y comprensión. Nos reímos (la complicidad es un ingrediente vital en la relación) y nos acompañamos en la tristeza, la rabia y claro, las alegrías. Pero el gran desafío es mantener el vínculo, alimentario. Hay períodos en que yo soy más distante y en otros, más activa. Pero todas saben cómo soy y me respetan así.
    En la serie de televisión Friends -varios suscriptores de Oda éramos fanáticos de este sitmcom semanal- un grupo de amigos comparte departamento y viven como una familia.  Mis amigas son eso: una casa sólida, con un techo de alfajores y paredes de roble, rodeada de una pradera con margaritas y un riachuelo. Un lugar seguro. 
    La periodista y escritora inglesa Mona Chalabi se pregunta en una charla Ted  “¿Qué hace que una amistad dure en el tiempo?” Cuenta que uno de los factores que más estresa una relación es la distancia física y perdemos cerca de la mitad de nuestras amistades cada siete años. No sé si las perdemos, yo creo que cambian, mutan y pasamos por períodos más cercarnos que otros. La clave, además de pasar tiempo juntas es compartir experiencias que nos marquen y practicar algo tan simple como postuló el ensayista Montagine: “La amistad se basa en la comunicación”. Quizá algunas no las veo hace años pero el cariño y el buen recuerdo sigue alojado en mí. Siempre puedo volver a ellas.  

   “¿Seremos más longevas las mujeres porque tenemos buenas amigas?” le pregunta Jane Fonda a su amiga Lily Tomlin. “No sé qué haría sin ellas, existo porque las tengo, me hacen más fuerte, me hacen más inteligente, me hacen más valiente. Me dan golpecitos en el hombro cuando necesito corregir el rumbo” concluye Jane Fonda. 

    Me pregunto si los hombres viven como nosotras la amistad. Qué ganas de saberlo pero es bien difícil porque aún no existe una tecnología que me teletransporte a su interior. Supongo que ellos también cultivan la amistad “verdadera” aunque su vínculo sea de una naturaleza más lúdica, con más chistes y conversaciones en torno a ideas y actualidad.

    Pero un buen amigo es lo mismo que una buena amiga: alguien que te quiere tal cual eres.