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Hola, hola ¿cómo estás? Te doy la bienvenida al programa 83 de Espiral y me harías muy feliz si recomiendas Espiral a tus amigos, me pones un like donde sea que lo escuches.
Hoy en está al micrófono Gonzalo Zapata, maratonista chileno que sin duda, está lleno de sueños y pasión. Ha corrido veinte maratones en una década y acaba de publicar “Entrena tu espíritu” en coautoría con Sebastián Rodríguez, psicólogo y coach. Este libro más que un tratado de cómo iniciarse en el running o la belleza del correr, en un viaje a mejorar la vida e incorporar herramientas de la programación neurolingüística y del deporte sin que sea algo traumático. Eso sí que hoy hice un cambio, Gonzalo contestó las preguntas del “Cuestionario Espiral” y el otro domingo tendremos la segunda parte de la entrevista, con una conversación de mayor profundidad. Me contó que le encantaría tener una agenda, ya sea de papel o electrónica y su mayor vicio es hacer cosas. Gonzalo Zapata es apasionado, lucha por su sueño que es terminar con el sedentarismo en Chile y le hace reír la vida. Qué cosa más linda. Gonzalo Zapata es un hombre como decimos en chileno quitado de bulla, en el sentido de que carece de aire de estrella de cine.
Recuento personal
Estoy contenta, porque de la vorágine que les conté que venía experimentando desde el último episodio con Hernán Ronsino, ese fue el último episodio de Espiral, creo he vuelto a mi centro. Además me ha gustado mucho lo que está sucediendo con el boletín dominguero, con Oda. Me doy cuenta de que los suscriptores cada vez lo disfrutan más.
En el marco del Día del padre, porque aquí en Chile es en junio, este jueves también estaré en un conservatorio con dos grandes escritores chilenos, y muy lucidos, así que algo de susto tengo, Rafael Gumucio y María José Viera -Gallo. La idea es conocer nuestras influencias literarias y los textos que nos han marcado en torno al vínculo de padres e hijos. Será este jueves 15 de junio en la librería Bros y si todo sale de acuerdo a lo proyectado, también subiré la grabación a mi página web.
Otro logro personal es que decidí organizarme mejor y ahora estoy dedicando las mañanas a la escritura y cualquier proyecto vinculado a eso. Las tardes son para preparar los talleres de lectura. Con esta agenda en mano tengo un marco de referencia que me permite ordenar no solo mi cabeza, sino que literal, mi tiempo. Además en estos días estoy dedicada a escribir un ensayo y sobre lo que fue cumplir cincuenta años y si logro avanzar y revisar, espero poder enviarlo a una revista a fines de junio.
Te invito a escuchar a Gonzalo Zapata en el “Cuestionario Espiral”.
ENTREVISTA A GONZALO ZAPATA
KC: Hola Gonzalo ¿Cómo estás?
GZ: Bien ¿Y tú Karen? Muchas gracias por la invitación. Feliz de compartir estos minutos contigo.
KC: Estoy muy contenta y te voy a hacer la pregunta con la que comienzo con todos los entrevistados de Espiral. ¿Qué te interrumpí cuando te tuviste que conectar? ¿Qué estabas haciendo?
GZ: Estaba hablando por teléfono con alguien de la oficina, que trabaja conmigo. Viendo algunos detalles de programas que estamos implementando. No alcanzamos a hablar antes porque justo llegaron unos fumigadores a su casa, se tuvo ir a un café, así que alcanzamos a conversar un rato. Y me conecté, me aceptaste al tiro, así que le dije que estoy entrando un podcast con una amiga.
KC: Oye Gonzalo, te voy a contar que el público objetivo de Espiral no son los corredores. Feliz de que haya auditores que nos estén escuchando y que practiquen el running, como se dice ahora correr. Pero sí personas que les gusta escuchar, conocer a los que están marcando pauta o llevan una vida distinta, que se han atrevido a romper el canon tradicional de vida. Creativos, osados, en el buen sentido.
Como te conté, aquí han pasado escritores, pintores, científicos, abogados, pero todos con sueños y una vida marcada por la tenacidad para lograrlos, y es primera vez que en este micrófono tenemos a un deportista, un corredor con veinte maratones en el cuerpo.
Antes de comenzar necesito explicar a los auditores qué significa veinte maratones. La maratón, y aquí tú eres el especialista, se define por correr cuarenta y dos kilómetros y doscientos cinca metros. Y tú Gonzalo, tienes una marca impactante, la de Boston, con dos horas treinta y dos, si no me equivoco, y el corredor promedio la correrá en cuatro horas treinta, cuatro horas cuarenta y cinco, cualquier persona común y corriente, como yo, por ejemplo. Hoy quiero reflexionar un poco eso y, además, que acabas de publicar tu segundo libro que se llama “Entrena tu espíritu” que es muy distinto al primero que es “La felicidad de correr”. Mirando e investigando para este podcast, en el video presentación de tu primer libro, “La felicidad de correr”, te presentas como alguien que tomó la decisión de correr, pero una sola maratón en el año 2013, diez años atrás ¿Qué le dirías al Gonzalo de entonces?
GZ: ¿En qué te estás metiendo Gonzalo? le diría. Primero te agradezco nuevamente la invitación, para mí es un privilegio, un honor estar en este podcast. Haciendo algunas precisiones son cuarenta y dos kilómetros y ciento noventa y cinco metros, y efectivamente logré correr en dos horas y treinta y dos, que para los que no corren se pueden hacer una idea más clara de eso, si se suben a la trotadora del gimnasio es casi a diecisiete kilómetros por hora, la velocidad que logré correr. Sin duda, y lo mismo que le diría a Gonzalo, quizás eso hace diez años atrás, donde tenía la ilusión de correr solo un maratón y hacer un check en la vida, muy desde el ego, le diría lo mismo que le digo ahora, no se preocupen del tiempo. Si bien, efectivamente, es un dato relevante porque finalmente demuestra lo más importante, las dos horas, treinta y dos, la velocidad en que pude correr, más que el tiempo en sí, que hay una disciplina, que hay perseverancia, que ha habido un trabajo para lograr esa velocidad, más que el tiempo en sí. Efectivamente, comparativamente con otros corredores rápidos, con el promedio, está bastante por sobre el promedio. Le diría lo mismo, disfruta, es un privilegio tener la oportunidad de estar en una maratón, de poder correr, de poder correr en el extranjero y olvídate del tiempo. La verdad que el tiempo va a ser consecuencia de lo disciplinado, lo perseverante que uno es, pero si uno no disfruta ese proceso, no disfruta al entrenar, no hay alegría, no hay cariño, amor en ese proceso, la verdad que no tiene mucho sentido. Y, probablemente, no logre ese Gonzalo seguir corriendo mucho más tiempo de lo que espera porque finalmente el proceso de correr involucra mucho más que correr un maratón, hacer un check de la vida, sacarse una foto con una medalla, y poder contarle al mundo que logré cumplir un desafío que la sociedad o las personas encuentran importante, y que fue así como Gonzalo hace diez años, planteó el desafío.
KC: Oye Gonzalo, vamos a hablar de todos los cambios en tu vida, pero uno de esos es que tú naciste en Viña del Mar, una preciosa ciudad en la costa central. ¿Hasta qué edad viviste ahí? ¿Cómo fueron esos años de vivir junto al mar y ahora vivir en una ciudad como Santiago?
GZ: Mi infancia fue una infancia privilegiada, muy familiar. Vivíamos en Viña, no teníamos acceso al mar, no es que viéramos el mar. Estábamos muy cerca, en una parte central de Viña, efectivamente, como tú dices, ciudad costera, pero en un entorno muy curioso y hoy día prácticamente impensable. Vivíamos prácticamente en el centro de la ciudad en un terreno muy grande pero que era de mi bisabuelo. Entonces, en una casa vivía mi bisabuelo, en otra casa vivía mi abuela, en otra casa de vivían mis tíos, en otra casa había un jardín infantil que era de mi mamá, al que fui yo, así que yo me pasaba por una ventana para ir al jardín infantil y para volver a la casa. Con mucho espacio y mucha naturaleza. Así que la verdad fue una infancia privilegiada, iba al colegio caminando, un colegio que se llama Seminario San Rafael muy católico, del Arzobispado, donde la disciplina era un valor muy importante. De hecho, teníamos clase de lunes a sábado, que era muy raro. Ya en la adolescencia existieron muy pocos carretes. Y menos los viernes y los sábados. Después de salir del colegio entré a la universidad en Valparaíso, entré a estudiar Ingeniería Comercial en la Adolfo Ibáñez. Fue un cambio bien radical, un poco de liberación, no sé si la palabra es liberación, pero sí de conocer nuevos aspectos de la vida. Una etapa muy linda para mí, me marcó mucho mi carrera, básicamente por las relaciones, por la calidad humana de las personas que logré conocer ahí. Una carrera que me encantó, que siempre la tomé como algo más de convicción, de algo que buscaba, más que, como algunas veces se toma esa carrera, que no sé qué estudiar y estudio Ingeniería Comercial. A mí me gustaba desarrollar proyectos, me gustaban los números, había varios elementos que hacían que para mí fuera mi prioridad, mi principal carrera. Terminé mis estudios a los veinte tres años, estuve entre los dieciocho y los veintitrés años. Y ahí me fui un año a estudiar inglés por mi formación del colegio católico, la verdad que el inglés no era prioridad, así que mi inglés no era el apto para poder desarrollarme en un mundo corporativo, empresarial, donde era muy importante tener otra lengua y especialmente el inglés. Así que me fui a estudiar a Nueva Zelanda el 2002, estuve prácticamente un año allá. Una experiencia muy linda, donde hoy día muchos chilenos tienen la oportunidad de ir, pero en esa época no había y lo elegí principalmente por eso, quería encontrarme con poca gente que hablara español. Así que me fui a Nueva Zelanda, Auckland, a vivir con una familia kiwi, como le llaman allá. Estuve en una universidad estudiando inglés, trabajé, vendía cosas puerta a puerta. Junté plata. Después me fui a viajar. Me encanta el deporte, así que me fui a Australia a ver el campeonato de tenis que tienen allá, el Australian Open. Después me fui a viajar por el Sudeste Asiático. Me fue muy bien en esta venta puerta a puerta.
KC: ¿Qué vendías?
GZ: Vendíamos cuadros, una réplica.Y ya después de Everton pasa lo siguiente, es que la familiarmente fue muy difícil en ese momento sostener un trabajo como gerente general de Everton por los tiempos que implicaba, de lunes a domingo. Finalmente yo decido renunciar, y además para apoyar a Javiera, mi señora, que quería trabajar en Santiago. Así que nos volvemos a Santiago y yo empiezo a buscar trabajo y a evaluar la posibilidad de emprender. Pero la verdad lo que me faltaba en ese momento, y que lo entendí corriendo, era que yo estaba en proyectos que para mí eran muy funcionales, eran proyectos que buscaban una lógica de resolver la vida financiera y lo antes posible, y para eso utilicemos todas las medidas y todos los recursos que tengamos para poder hacerlo. Pero no había ninguna pasión, de hecho, me metí en industrias que ni siquiera conocía y entendía, pero que en teoría o en el papel era lo que iba a funcionar. Eso hizo replantearme muchas cosas y el correr me empezó a entregar un momento de conexión interna, de meditación, yo soy un convencido que medito en movimiento, me hizo replantearme todo, toda mi vida.
KC: ¿Tuviste una crisis de los cuarenta un poco adelantada?
GZ: De todas maneras. Y quizás fue porque estaba en esta lógica de, efectivamente tengo una tendencia a realizar cosas, quizás algo de creatividad tengo en ese sentido y me gusta, pero claro, esto fue un colapso que, entre comillas, me hizo como darle otra mirada, el correr. Y esto, quizás empiezo a correr en la búsqueda de algo así, de algo que me entregara, quizás un poquito más inconsciente, quizás guiado por ayuda más espirituales y divinas que me dijeron, “oye para un poco y ve todo lo que estás haciendo y reflexiona, hacia dónde quieres ir”. Y por eso también la idea de correr una maratón. Hoy día son veinte maratones y para mí más que buscar un objetivo de una maratón específica o carrera en específico, es porque siento que es importante como mi estilo de vida, porque me entrega un momento de conexión, de pausa en la vida. Y poder analizar qué es efectivamente lo que necesito y qué es lo que quiero hacer.
Y naturalmente, solo por estar atento, solo por empezar a comentar y desarrollar ciertas cosas. Y así el 2016, como tú bien mencionaste, se impulsa una fundación que es la Fundación Boston Run, con la cual buscamos historias de personas que el deporte les haya impactado para poder premiarlas y enviarlas a correr ciertas maratones en el extranjero. Después el 2017, yo todavía seguía con estos emprendimientos en paralelo porque al estar insertos en una sociedad se necesita recursos así que esto no podía ser filantropía lamentablemente, que me encantaría, entonces seguía con ¿cómo podemos seguir impactando? Ya estaba la Fundación, estaba el libro, estaba el equipo para los corredores. Pero cómo podemos seguir impactando y mi lógica era “quiero que Chile no tenga más sedentarios” que seamos el primer país del mundo sin sedentarios.
KC: Una utopía estás diciendo.
GZ: Una utopía claro. Pero cómo podemos ayudar en eso y finalmente si uno no, que es un poco mi mirada, si es que uno se queda con que es un utopía o algo muy difícil y no lo hace, yo creo que es mejor ir sumando en esta utopía y con pequeñas cosas quizás se logre. Entonces desde mi perspectiva y desde el aporte que podía hacer, es que termino formando WeMove que es una empresa que trabajamos desde el 2019 haciendo proyectos. Lo que nos gusta es ayudar a que las personas entiendan cómo hacer los procesos de cambio de hábito, cómo motivarlas, cómo realmente entender de que este es un proceso. Y ahí trabajamos con programas, con juegos principalmente, y lo hacemos con las empresas, con los trabajadores de la empresa y los estamos apoyando en este proceso, que es un proceso largo, duro. Todos han intentado cambiar y seguramente muchos auditores han intentado hacer deporte, han intentado comer mejor, incluso quizás, meditar, pero han fracasado y todos hemos fracasado y ahí una de las principales causas es que tratamos de hacer lo que no hicimos en quince años en una semana.
KC: Y entremedio Gonzalo, son dos hijos chiquitos que tienes y una separación en el cuerpo, por lo tanto, uno puede leer el currículum, pero no lee la intimidad y los dolores personales.
GZ: Absolutamente y para mí obviamente la separación fue muy dolorosa, es romper un proyecto de vida. La verdad que el tema del correr no fue, porque obviamente me imagino que muchos auditores están “pero claro, si corre tanto y hace tantas cosas”. Siempre estuvimos súper bien, súper alineados con los proyectos personales y profesionales de cada uno con Javiera. Pero al final fue una ruptura o fue un quiebre que venía más dado desde la base de cómo nos estamos proyectando. Yo también tuve muchos cambios en este proceso, y en este rato ya lo hemos podido ver, por lo tanto, mi forma de ver las cosas también empezó a cambiar, pero no puntualmente por un tema de correr, sino también de ver la vida. Esto mismo me hizo entender, que todas las personas tenemos distintas misiones, distintas formas de mirar las cosas. El tema de la empatía empezó a ser un tema clave para mí porque en un minuto tengo que reconocer que decía: “¿Cómo hay personas que no tienen propósito en la vida? ¿De verdad alguien puede ir por la vida sin un propósito?” Y después empecé a entender que, efectivamente, no para todos hace tanto sentido, por historias, por cosas que traemos en nuestra vida. Pero fue un momento difícil para mí. Esto fue justo terminando la pandemia, había sido un poquito más de dos años con niños chicos como tú dices, ahora tienen siete y cuatro, en ese momento tenían cinco y dos, así que este proceso ha sido difícil en varios sentidos. Obviamente el tema de la separación ha sido por lejos lo más complejo. Para mí el tema de los niños es fundamental, hoy día yo decido estar mucho tiempo con ellos, con todos los costos que eso tiene, porque para mí es muy relevante el poder compartir con ellos, poder compartir tiempo con ellos. Creo que hoy día, afortunadamente, estamos en una época que se permite un poco más, está bastante más flexible que quizás en otro año, así que estoy tomando esa garantía de esta loca sociedad en la que estamos ahora, que tiene muchas cosas difíciles o quizás no tan buenas, pero sí, por lo menos tomo ventaja de esto para poder estar bastante con ellos porque para mí es muy relevante.
Pero ha sido un camino difícil, financieramente también ha sido difícil con meses muy complicados, con empujar esto, como muchos de los emprendimientos. Pero sí tratando, y yo creo que acá no existe una receta, no me gusta usar mucho la palabra equilibrio porque ¿qué es finalmente el equilibrio? Y es tan personal, es una palabra que finalmente es tan deseada, pero al final, creo que nadie puede establecer un equilibrio. Yo creo que nadie puede apropiarse de que, efectivamente, logra un equilibrio, porque cada uno tiene su meta, tiene su propósito, tiene su historia. Por lo tanto, en ese sentido, por lo menos yo he tratado de acuerdo con mi historia, cómo yo veo las cosas, de lograr un cierto equilibrio, pero no significa que sea el equilibrio de la vida.
KC: Gonzalo ¿Y has llorado en este proceso?
GZ: Sí, muchas veces, ha sido difícil. Yo soy una persona emocional, entonces sí he llorado. He llorado hartas veces por mis niños, obviamente por todo lo que implicó la separación, romper un proyecto y hacer sufrir otra persona. La decisión la tomé yo, entonces una persona que admiro y que quiero mucho, además, Javiera, una tremenda mujer. La verdad, no ha sido un proceso simple para mí.
KC: Sigue siendo un proceso en ese sentido ¿no?
GZ: Sí claro, pero con la convicción de que es lo mejor para el desarrollo de cada uno y que eso también impacta en el desarrollo de nuestros niños. Con esa convicción y esa tranquilidad que quizás puede ser un poco egoísta, porque al final, cuando uno toma esa decisión o dice bueno, esto creo que es lo mejor para el otro, uno puede decir ¿por qué uno está tomando alguna decisión por el otro? Lamentablemente, en esta sociedad y comunidad, no sé si lamentablemente, pero estamos conectados y lo que uno decide siempre tiene una implicancia en el otro, estamos todos conectados. La verdad es que si uno se lo cuestiona por qué esto tiene que impactar en el otro, pero finalmente también creo importante ser muy consecuente con las convicciones que uno tiene, vivir buscando lo que uno realmente quiere. Hacer ese análisis. Para mí es muy importante ese desarrollo personal.
¿Cómo hago esto? Finalmente si necesito terminar de entender cómo todo este camino que yo quiero recorrer, y necesitaba quizás ese espacio, necesitaba como esta oportunidad que tuve ahora, que yo lo llamo como un momento único, es un momento único en la vida probablemente en que voy a poder disponer quizás de tiempo para poder hacer esto o de tanto tiempo, de poder dedicarle la profundidad que yo quiero dedicarle a este conocimiento y a este entendimiento de lo que quiero hacer en la vida, de lo que estoy desarrollando, con las personas que me quiero vincular, con quienes me quiero seguir conectando. Entonces ha sido un proceso bien lindo para mí, difícil, como tú me preguntaste, con momentos tristes, obviamente con llorar, pero si hago un análisis, de mucha paz interior y mucha tranquilidad. Es difícil atribuirle la palabra felicidad a un proceso así, pero sí de mucha tranquilidad, y sí de momentos alegres, momentos felices, pero con la tranquilidad y la convicción de que estoy tomando un camino que a mí me tiene muy tranquilo espiritualmente, personalmente. No exento de problemas obviamente, problemas cotidianos y quizás problemas más profundos, pero sí, como que encontré mi camino, lo que quiero hacer, entiendo por qué estoy haciendo estos desarrollos de cosas.
KC: Estás muy conectado. Y en ese sentido, estamos en junio en Chile y celebramos el día del padre, en otros países distintos. ¿Qué significó para ti la paternidad, convertirte en padre en medio de una crisis?
GZ: La verdad que fue maravilloso, para mí ha sido un regalo de la vida. Cuando nació Agustín, mi hijo mayor, logré entender todo lo que me quieren mis papás, fue la primera vez que dimensioné lo que me quieren. No había logrado entender ni de cerca lo que significaba el ser papá o el ser mamá, en el caso de mi mamá. Para mí ha sido maravilloso, han sido una guía, ha sido un aprendizaje constante. De hecho, siempre quise ser papá, siempre me gustaron los niños y cuando partí corriendo el 2012, para terminar corriendo el 2013, me inspiraba en un futuro hijo, fue mi movilizador. Yo decía cuando nazca mi hijo, si es que logro ser papá, yo quiero que él me vea como un papá activo, deportista. Y eso me motivó y me impulsó muchas veces,
De hecho nacieron mis dos hijos, Agustín y Joaquín, nosotros tuvimos una pérdida antes de Agustín, que fue muy dura, que genera mucha incertidumbre. Afortunadamente, después nació Agustín. Después tuvimos una segunda perdida, después nace Joaquín. Y para mí ha sido un regalo de la vida. Me han contenido en un buen sentido, en el sentido de que los niños son super sabios y me han entregado consejos, herramientas, me han mostrado que la vida es mucho más simple de lo que uno cree.
KC: Justamente eso, la palabra clave que nombraste sueños en el podcast, Fartlek Talks con George, un Special Talk, me encanta que ocupen tanto el inglés, no, me carga, pero eso es un problema mío, una tranca personal, dijiste: “Es un camino, me falta mucho” me imagino que esta frase, hablando de los sueños, debes tener un montón de sueños Gonzalo, pero ¿Qué pasa con las personas que no tienen sueños, que les cuesta soñar? Quizás que justamente en esta contradicción de vivir tan anclados en el presente, de la carencia, de pagar la cuenta a fin de mes, de cuidar a los padres viejos, de las separaciones, cuantas cosas podríamos decir. ¿Qué haces cuando se te presenta alguien y te dice me cuesta soñar? Porque se te da fácil soñar a ti.
GZ: Sí, y es más común de lo que uno cree encontrarse con personas así. Y además, que, claro, es algo tan necesario tener como tu guía de ruta, tu propósito, que yo siempre les digo parte encontrando lo que te mueve. De hecho, WeMove tiene, y quizás estrictamente a ti no te gustan los nombres en inglés, estoy de acuerdo contigo y quizás le tenemos que buscar un nombre más relacionado con nuestra cultura, tenía esa lógica de comunicar algo que, efectivamente, en movimiento y el movimiento físico para mí es importante, te genera muchos beneficios. Pero también es contar lo que te mueve. Yo creo que a todos nos moviliza algo. Todos tenemos algo, aunque esté muy guardado en tu interior que nos moviliza y no estoy hablando de la movilización desde el punto de vista cuantitativo: quiero ganar más plata, quiero bajar de peso, quiero hacer un tiempo en una maratón, sino qué es lo que profundamente te mueve.
KC: Pero esa pregunta es muy difícil de contestar, Gonzalo, muy difícil
GZ: Es muy difícil.
KC: Yo diría que casi imposible a momentos.
GZ: Sí, y por eso yo cuando entramos en estas conversaciones con algunas personas, también les sugiero que se abran a conversarlo con sus cercanos, con su marido, con su señora, con su hijo, porque también uno se tiene que nutrir de cómo, a veces, la otra persona logra identificar mucho más fácil lo que te mueve, de lo que uno cree. O muchas veces uno no quiere reconocerlo y es lo que pasa mucho, y que uno sabe lo que, pero esa etapa de reconocer. Por eso yo aconsejo mucho el meditar, creo que uno encuentra muchas respuestas cuando empieza a meditar. Todo este concepto de la meditación, de que tengo que estar una hora con la mente en blanco, es mucho más simple de ir logrando ciertas cosas que llegar a un estado así. Pero yo creo que estar atento a los sueños, estar atento a señales, a conversaciones con personas que nos importan, a pensamientos que recibamos y ojalá meditar, vamos a empezar a encontrar la respuesta. Si la respuesta está y no tengamos miedo. Yo creo que ese es uno de los grandes factores porque a muchos no nos gustaba, en mi caso, tener estos momentos de conexión. Lo voy a llevar al ejemplo concreto, cuando estoy corriendo, cuando uno está en estos estados más de conexión uno empieza enfrentarse a lo bueno y a lo malo, a todos esos temas que uno evita, que uno no quiere indagar, que sabe que no está haciendo las cosas tan bien, no está en lo correcto, o temas que necesita resolver o que se necesitan hablar, acá aparecen todos, no es que solamente uno tenga una visualización de un propósito, de futuro, de sueños, de cosas buenas, sino que también se contrapone a todas las cosas que tengo que resolver para poder ir llegando a este propósito, poder ir resolviendo o entendiendo cuál es mi sueño, cuál es mi propósito, lo que mueve. Creo que es un ejercicio muy sano, un poco brutal quizás en algunos momentos, pero yo creo que hay que hacerlo. Yo creo que la sinceridad con uno mismo es la base. Yo aconsejo mucho a los que les cuesta un poco más quizás, poder empezar a hablarlo con ciertas personas muy cercanas, que te empiecen a mostrar lo que uno es y no es, y después entrar en una etapa un poquito más introspectiva. O escribir, también recomiendo mucho empezar a escribir, creo que hay que generar esos momentos de conexión.
KC: Y tú recomiendas correr sin música.
GZ: Sí, absolutamente. Tuve la idea o alguien me dijo desde que empecé a entrenar o prácticamente en el primer entrenamiento, de correr sin música y ha sido un regalo de la vida. El poder realmente estar conectado con la respiración de uno, estar conectado con lo que pasa en el entorno, energizarse del entorno, ir mirando. Y en ese sentido, soy muy optimista, encuentro que la vida es un regalo, somos unos privilegiados, entonces, cuando uno, por ejemplo, tiene la oportunidad de salir a correr, hay que entender que es una oportunidad única y que de verdad son pocas las personas que tienen esa oportunidad. Cuando yo empiezo a concientizar realmente lo que tengo, de lo que estoy viviendo, de dónde estoy, puede sonar súper simple, pero el poder salir a correr, el poder estar al aire libre haciendo un deporte, el poder tener disponibilidad o decidir entregarle un tiempo a mi auto cuidado, es un lujo. Ahí están los lujos, eso es de verdad lo relevante.
Entonces, cuando empiezo a tomar conciencia de esto, y muchas veces a mí me pasa y lo voy a llevar al tema del correr porque lo tengo muy a la mano. Yo corro mucho por Vespucio, por el Parque Vespucio y hago hincapié en el Parque Vespucio que ahora afortunadamente volvió a estar activo y cuando hablo de este parque es principalmente, para los que son de Santiago y tienen la oportunidad de conocer acá, lo que está entre unos Monseñor Escrivá de Balaguer y Tobalaba, son prácticamente cinco kilómetros. Primero todos los que corren lo llaman bandejón y yo les digo, no, este es un parque por el cual cruzan calles, pero estamos en un parque y, lo otro que les empiezo a preguntar, a gente que lleva corriendo muchos años, nómbrenme una escultura que está en el camino, hay esculturas maravillosas, yo no sé si tú has tenido la oportunidad de correr por ahí.
KC: No he corrido por ahí.
GZ: Y personas que pueden estar corriendo diez años no son capaz de nombrarme una escultura. Ni siquiera capaz de nombrar el busto de Gabriela Mistral que está ahí en Vitacura con Vespucio. Entonces digo, no podemos vivir en modo en automático toda la vida, no ser conscientes de lo que somos y lo que tenemos, y lo privilegiados que somos. La vida es un regalo, es un privilegio. Y en ese sentido, yo creo que tenemos más momentos para ser consciente y para buscar estas situaciones de lo que creemos. Cuando nos vamos un fin de semana a algún lado con nuestra familia, las vacaciones, ¿cuántas veces se pasaban las vacaciones y nos fuimos conscientes, no fuimos capaces de realmente estar presente en un momento con nuestro hijo y compartir, mirarlo a los ojos, observar? Creo que hay cosas tan básicas como observar, mirar, conectarse, que son cosas simples que no las hacemos y muchas veces porque estamos en esta lógica del futuro, del problema, de la solución. No nos damos tiempo, incluso el tiempo del ocio, que tiene un efecto muy importante en nuestra forma de desarrollar, hoy día está mal visto. Entonces, si uno sale a correr, tiene la oportunidad de correr a las ocho, nueve de la mañana o a las diez, a la hora que sea, uno se siente mal porque es una hora, en teoría, que todo el mundo trabaja, hasta en eso nos castigamos. Y el ocio es muy relevante en la creatividad, en la forma en cómo podemos resolver cosas.
KC: ¿Pero para ti, correr es un ocio?
GZ: Sí, creo que es parte de mi ocio.
KC: ¿Es una meditación? ¿Cómo lo definirías?
GZ: Sí, es parte de mi tiempo de ocio, le dedico harto tiempo al ocio puede ser. Pero claro, para mí es mi momento de conexión interna, para mí es mi momento de reflexión. Yo lo veo así.
KC: ¿Pero además de correr tú meditas o meditas corriendo?
GZ: No, además medito. No soy tan metódico, de todos los días, pero si trato, ojalá todos los días, por lo menos diez, quince minutos meditar. Lo que estoy haciendo ahora, que reemplaza en cierta medida la meditación, es escribir, eso sí lo hago y ahí escribo diez, quince minutos en la mañana, diez, quince minutos en la tarde o veinte minutos, media hora, depende de todo lo que tenga que, perdón en la noche. Tengo dos cuadernos, uno cuando me despierto y uno antes de dormir, dependiendo de la inspiración con que ande, puede durar media hora. Pero sí trato de tener su momento de conexión todos los días, de alguna u otra manera, o meditando o corriendo o escribiendo.
KC: A veces yo te escucho con este líder positivo, con todos estos sueños, con un mensaje profundo, algo que uno podría decir, correr algo tan banal, cosa que no lo es. Hay aspectos que uno podría, si te puedes convertir en un gurú, un líder positivo ¿Cómo ves eso?
GZ: La verdad que no creo en los gurús. No creo en las recetas. Creo que la sociedad no está en etapa de gurús. Sí creo que lo que se está produciendo es que hay mucha más conciencia de, quizás elemento importante en la vida en muchas personas. Siento que más como que haya un gurú y que tiene una receta, sí hay conciencia y que muchas personas sí lo están haciendo y se está produciendo un efecto gurú, pero entre muchas personas. A mí lo que sí me ha pasado, desde que he ido modificando mi mirada de la vida, de ciertas cosas que quiero ir realizando, es que me he ido conectando con mucha gente que está en esto mismo o que necesita ciertas guías porque está en ese proceso de cambio. Entonces sí, efectivamente, uno puede ir ayudando o puede ir generando como ciertos clics, así como decir “oye en realidad esto me sirve”. Algunas veces me trato de alejar de ese concepto incluso en las charlas soy como bien explícito y les digo “yo no tengo la receta de la vida, para nada y de hecho sigo teniendo problemas”. Ahora, personalmente me siento muy tranquilo con las cosas que estoy haciendo, cómo las estoy haciendo. Me siento en un estado increíble de paz.
Lo que sí, si hay algo de todo lo que yo he estado desarrollando les hace sentido, para mí está perfecto, eso es y aplíquenlo en su vida, búsquenlo cómo entra en su rutina y ahí están generando el cambio. Y de hecho, me cuesta acoplarme a ciertos movimientos en este peregrinaje que he estado viviendo este último año. Me ha acercado a distintos movimientos, a personas, pero me cuesta anclarme bajo un concepto porque para mí, mi visión. De hecho, yo creo en la reencarnación, tiene concepto budista, también del judaísmo. Uno podría decir y qué opinas de Osho, y yo, la verdad, personalmente, leo mucho, leo de variedad, me gusta nutrirme de distintas visiones y entiendo lo que me sirve, no me estreso porque tampoco quiero sentirme limitado a desarrollar ciertas cosas, sí sean o no sean de acuerdo con una visión de alguien o de algo en particular. Creo que personalmente me gusta esa libertad de ir creando y eligiendo las cosas que creo que me van sirviendo y me van desarrollando. Y en esa lógica también es lo que trato transmitir.
KC: Gonzalo, ahora vamos a hablar de tus dos libros porque el primero habla de la felicidad de correr, que ese está enfocado en transmitir la experiencia misma de correr. Pero el segundo, que acabas de lanzar en coautoría con Sebastián Rodríguez, tiene un tono muy distinto. Ambos libros fueron han sido publicados por Penguin Random House bajo el sello Aguilar. Y aquí van dos preguntas, uno es el punto de vista del segundo libro, recientemente salió, lo encuentran en e-book y en papel, “Entrena tu espíritu”, yo creo que claramente ahí hay una visión de mundo que tú quisiste plasmar por una parte y lo otro ¿Cómo se escribe un libro cuando no eres escritor, no perteneces al mundo de la literatura ni te afanas por decir yo escribí un libro?
GZ: Sí, a ver, primero, nunca estuvo en mi plan, en este plan estratégico que hice, los libros y básicamente porque nunca fue algo que me naciera. Me cuesta escribir, y ahí les voy a contar cómo lo logré. De hecho, cuando partí con mi blog, que fue lo primero que hice, incluso me llamaron para escribir algunas columnas en un diario, me demoraba demasiado, y por eso estoy trabajando hoy día en estos procesos, en la mañana y en la tarde, porque creo que efectivamente, y escribo a mano, es un proceso te ayuda mucho. Pero fue muy casual, la verdad que me llaman de este grupo editorial después de hacer este desafío porque estaban interesados en que algún autor chileno o alguien de Chile escribiera sobre correr y como todo este boom que estaba siendo el tema del correr y que todavía está siendo. Y ahí tuve una entrevista con la editora y jefa y le cuento un poco mi historia, mi visión, afortunadamente le encantó y me dice, “oye, nos interesa que cuentes cómo ves tú el correr”, ahí les voy contar un poquito más de “La felicidad de correr” por qué se estructuró así. Yo le digo Melanie, el problema, que tú sabes es que yo no escribo. No te preocupes, me dice, nosotros te vamos a ayudar y te vamos a asignar un editor para que trabaje en la estructura del libro, que te explique un poquito más cómo se desarrolla un libro y después te vamos a proponer una terna de escritores fantasma o ghost writers para que te ayuden en este proceso. Yo le dije, te lo agradezco muchísimo porque me encanta transmitir lo que hago, pero efectivamente, podría estar un año en el prólogo y así sería eterno.
Estructuramos este libro donde cada capítulo representaba una maratón de estas seis maratones que había hecho en el desafío y yo busqué en cada una de estas maratones un elemento importante que yo quisiera resaltar o que hubiese ocurrido, desde la alimentación o la importancia del descanso, de la mente, el entrenamiento. Y una vez que estuvo estructurado el libro yo tenía sesiones por cada capítulo. Yo preparaba cada uno de estos capítulos, después me juntaba en la casa en La Reina, con este escritor y ponía su grabadora y yo empezaba a hablar, esto era más un monólogo que una entrevista. Él obviamente me iba guiando en su momento, me iba haciendo algunas preguntas, pero básicamente era yo el que iba desarrollando todo el concepto. Después de siete sesiones, de muchas horas de grabación, se envía a toda esta información alguien que transcribe palabra a palabra, lo que yo comenté y eso le llega a digitalmente a este escritor, quien ahí hace el primer borrador. Y sinceramente, él hace su primer borrador, me lo entregan impreso y creo que lo tuve una semana en mi velador porque no me atrevía a leerlo.
KC: ¿Te dio pudor, te dio miedo? ¿Qué fue?
GZ: Mucho pudor, mucho miedo porque finalmente también es un libro personal que cuenta un poco mi historia, mi visión, obviamente en esas conversaciones, cuando uno empieza a hablar surgen cosas que a veces ni uno recuerda y que surgen en el momento. Entonces, claro, había cosas que quizás ni mis papás sabían o no sé, o la Javiera quizás lo sabía con tanto detalle y después de una semana lo logré leer y hacer algunas correcciones y ahí empezamos a hacer la corrección hasta que ya finalmente el libro estuvo listo para ser editado y publicado.
KC: Y el segundo libro, el que tenemos hoy, la novedad actual, “Entrena tu espíritu” ¿Cómo fue el proceso?
GZ: Antes de eso, para mí fue un regalo gigante el libro, me conectó con personas que nunca había podido llegar y con una profundidad quizás distinta de lo que puede entregar las redes sociales. Por lo tanto, me gustó lo del libro, me gustó lo que generó y siempre quedé como con la idea, pero siempre con esta limitación entre comillas de que yo no soy escritor, entonces siempre el proceso o pensar el segundo libro pasaba por hacerlo con otro ghost writer. Y en ese camino conozco a Sebastián, que es un psicólogo, coach además, que está muy involucrado con el deporte. Nos conocimos hace un tiempo, empecé a leer unas columnas que él tenía en la revista ¿Qué pasa?, me gustaba como él escribía y la mirada que tenía sobre ciertas cosas. Nos empezamos juntar por distintas circunstancias, por temas de deporte, por temas también de desarrollo personal. Y en algún momento, yo siempre le había dicho que me llamaba la atención como el correr finalmente puede ser una herramienta de desarrollo personal, espiritual, profesional, que se puede aplicar a los distintos aspectos de la vida, y él me decía sí. Bueno, él había leído mi libro, de hecho, lo había citado en algunas de sus columnas que escribía en la revista ¿Qué pasa?, y después en La Tercera. Y ahí fue que él me dice, “oye, hagamos un libro juntos, donde yo pueda hacer la bajada de todos estos conceptos que tú tienes y hagámoslos bajo una metodología que es la programación neurolingüística que tiene para diez pasos”, acordamos la siguiente metodología, el me hacía diez sesiones como de coaching, donde yo también, entre comillas, preparaba cada una de acuerdo al tema de la metodología y haciendo siempre como este paralelo con el correr, porque queríamos hacer como una bajada un poquito más fácil de entender con cosas prácticas, entendiendo que todo lo que había involucrado o todo lo que involucra tomar la decisión de correr y ya como disciplinadamente, preparar maratones, tiene muchos elementos tanto positivos como negativos también que se aplican en otros aspectos. Y ahí es donde él hace estas diez sesiones, y pasa a entrenar conmigo por diez sesiones, entonces yo me transformó en el coach y él pasa a ser el alumno. Ya que tenía mi editor, le hicimos la propuesta y les gustó y nos dijeron sigan escribiendo, hicimos el primer el primer capítulo y ahí finalmente se termina transformando en este segundo libro que se llama “Entrena tu espíritu”.
KC: ¿Y cómo ha sido la experiencia de publicar un libro tan distinto?
GZ: Ha sido curiosa. Para mí un desafío, porque es un libro un poquito más de autoayuda, con una metodología y que claramente es más desarrollada por Sebastián desde su experiencia y su profesión. Pero ha pasado, está súper reciente el lanzamiento, que me han llegado muchos buenos comentarios de personas que le hace mucho sentido y que tiene esa misma lógica que decía anteriormente, ir tomando, no digo hay que hacer esta metodología completa, pero sí ir tomando ciertos elementos que finalmente te puedan servir para el desarrollo personal o profesional o espiritual. Para mí, sinceramente, es como un paso, yo lo veo como un paso, porque, y quizás se ha notado un poco en la conversación, para mí el tema del desarrollo espiritual, personal es muy importante. Entonces es como una etapa intermedia, quizás como el primer paso para poder seguir hablando de ciertos temas que son importantes en el desarrollo interior de la persona, acá ya hay ciertos elementos que se pueden ir aplicando de una forma muy concreta, y que finalmente es una forma más simple de poder hacer los cambios. Pero sí lo veo como un proceso de seguir avanzando en este lado más del desarrollo personal y también con la lógica de entender que hay una forma, encontré una metodología, una forma también para seguir escribiendo con Sebastián o quizás con otra persona, pero probablemente con Sebastián, de que alguien vaya como bajando mis ideas porque no tengo ese talento. Quizás obviamente esto nos sirve para ir mejorando y replanteándonos ciertos tonos, a lo mejor en la forma, el cómo se escribe, pero por lo menos a mí me ha gustado mucho haber encontrado un Sebastián como alguien que efectivamente me puede ayudar a hacer estas bajadas, alguien que está conectado conmigo, que estamos viviendo en situaciones similares. Entonces por eso lo veo como un paso hacia seguir profundizando en cierto aspecto que me interesa seguir haciéndolo.
KC: Gonzalo, antes de ir al Cuestionario Espiral. Te tengo aquí una pregunta de alguien que te mandó el siguiente audio:
“Hola, soy Cata, soy mamá, trabajo como profesora, soy también corredora y por lo mismo debo organizar muy bien el tiempo para compaginar todo esto y hacer todo lo que me gusta y hacerlo de buena manera. Obviamente todos tenemos y hacemos muchas cosas al mismo tiempo, pero el día tiene veinticuatro horas y uno debe distribuir de la mejor manera todo este tiempo, por lo mismo, cada cual va a decidir, de acuerdo con sus propios intereses, cómo distribuir esta energía y en qué canasto va a poner los huevos. Entonces mi pregunta sería sobre ¿Cómo poder compaginar lo que queremos hacer con lo que debemos hacer? Porque muchas veces se puede hacer ambos, podemos hacer lo que queremos hacer, lo que nos gusta, pero eso implica, en mi caso al menos, un extra de energía y un extra de esfuerzo, que continuamente estoy evaluando para saber si vale o no la pena. Por lo mismo, ¿Cómo mantener este equilibrio sin sentir que uno le falto a alguien, o quizás me falto a mí misma, al hacer lo que me gusta hacer y que al mismo tiempo debo hacer?”.
GZ: Gran pregunta la Cata. Bueno, hemos tocado ciertos temas de eso durante la conversación y efectivamente todo tiene un costo de oportunidad, todo tiene un costo. Cuando yo he decidido estar más tiempo con mis niños, tiene un costo en aspectos laborales, en aspectos personales. Cuando decido correr lo mismo. Yo creo que suena bien como una respuesta bien lógica quizás, no sé si es la palabra correcta pero que es difícil después de aplicar, yo creo que no hay que hacer lo que uno debe hacer. Yo sé que toda la teoría dice esto finalmente y todo lo hemos escuchado, pero no podemos estar viviendo en lo que uno debe hacer, es una locura. De verdad ese equilibrio, y que yo lo hable, que la Cata tiene que encontrar y que yo estoy seguro que lo ha encontrado o está muy cerca encontrarlo, no hay nadie mejor para responder esa pregunta, que ella misma. ¿Cuáles son sus prioridades? ¿Y qué importancia le da a su desarrollo personal? ¿Cómo entiende que ese desarrollo personal impacta positivamente en el entorno, en su entorno? Para mí el vivir por el que uno debe hacer, entendiendo que estamos en una sociedad, que tenemos ciertas obligaciones, no implica como una liberación, o quizás sí para algunos, pero creo que tenemos que cada vez más darle menos importancia a lo que uno debe hacer, porque hoy día tenemos la oportunidad de hacerlo, o sea, de hecho, si la misma Cata lo está preguntando y ella lo está haciendo o creo yo que lo está logrando, es porque se puede priorizar la persona siempre. A ver, yo creo que no hay que esperar que alguien no juzgue o que alguien no tenga una opinión crítica pero no podemos estar viviendo ni de las opiniones críticas ni tampoco de la gente que te aplaude porque también entramos en un espiral de no poder requisar, reconocer ciertas cosas que hay que modificar. Creo que un proceso interno es súper importante, me imagino que la Cata los tiene, ella es profesora, además de arte, así que imagino que también dentro de sus tiempos, ella escribe, debe pintar, correr, por lo tanto, me imagino que es una persona que está muy conectada y por eso logra desarrollar todas esas responsabilidades constantemente. Lo que yo creo que es importante es no descuidar el descanso porque es la primera tentación que uno tiene cuando quiere hacer todo esto, es descuidar el descanso y creo que es fundamental el descanso, creo que está muy subvalorado hoy en día el descanso y el dormir. En esta sociedad lo primero que hacemos es quitarle tiempo al sueño, creo que eso sí es importante de mantener, porque nos da lucidez y claridad para poder tomar esa decisión que hay que tomar. Cuánto tiempo yo le estoy dispuesto a entregar a mi desarrollo y cuánto eso impacta y tiene como beneficio al resto. Pero yo si pudiese ser bien drástico, yo creo que se olvide de lo que uno debe hacer, ella sabe lo que tiene que hacer, tiene una familia maravillosa, un marido con el cual también están conectados en este proceso. Así que yo creo que tiene que seguir en lo que está. Seguir profundizando en su yo interior, que siento que ya lo tiene bastante desarrollado, o al menos comparativamente con otras personas.
KC: Muchas gracias, yo creo que la Cata va a estar feliz. Catalina, que también es corredora como Gonzalo, con unos tiempos maravillosos. Vamos a ir ahora al Cuestionario Espiral, que son preguntas y respuestas muy dinámicas.
KC: ¿Cuál es tu idea de la felicidad?
GZ: Propósito, hijos, liviano sencillo.
KC: Tu mayor miedo.
GZ: La soledad, quedarme solo.
KC: ¿Lo que más te molesta de ti mismo?
GZ: Ser tan malo para gestionar cosas.
KC: ¿En los demás?
GZ: Era que no tuvieran un propósito. Lo único que me molesta y que lo evito es como una mala energía, el resto soy bien empático con la vida de cada uno y su historia
KC: ¿Hoy qué desayunaste?
GZ: Un pan de masa integral de masa madre con palta y huevo, la mitad con huevo y la otra mitad con jamón de pavo, y un late muy suave con leche descremada sin lactosa preparado en estas máquinas que calientan la leche con harta espuma.
KC: ¿A qué hora?
GZ: Seis de la mañana.
KC: ¿Y a qué hora fue la última vez que comiste anoche?
GZ: A las ocho y media.
KC: ¿Cuáles son las lecturas que más te han marcado?
GZ: Bryan Weiss, me marcó “Muchas vidas, muchos maestros”
KC: ¿Agenda de papel, electrónica o ninguna?
GZ: Ninguna, quisiera tener una.
KC: ¿Cuál es tu mayor vicio?
GZ: Hacer cosas, desarrollar cosas.
KC: ¿Cuándo mientes?
GZ: Cuando me cuesta decir que no.
KC: ¿Quién ha sido la mayor influencia en tu vida?
GZ: Mis hijos.
KC: ¿Ayer cuándo te sentiste feliz?
GZ: Cuando pasé a buscar a mis hijos con el abrazo que nos dimos.
KC: Antes de acostarte, siempre.
GZ: Escribo.
KC: ¿Qué te hace reír?
GZ: La vida, todo, encuentro maravilloso, exageradamente.
KC: ¿Té, café o agua?
GZ: Agua.
KC: ¿Azúcar, endulzante o nada?
GZ: Nada
KC: ¿Cerveza, blanco, tinto o champán?
GZ: Tinto
KC: ¿Lo que más te inspira?
GZ: La naturaleza, la vida.
KC: TikTok es.
GZ: ¿Una red social?
KC: ¿De qué edad te sientes hoy?
GZ: De veinticinco.
KC: ¿Has sentido odio?
GZ: No.
KC: ¿Qué te hace enojar?
GZ: Cuando ya después de hablar las cosas muchas veces no logran entender. Tengo que reconocer que era muy enojón y hace un tiempo he cultivado mucho la paciencia, la cultivó demasiado.
KC: ¿Cuál es tu mayor lujo?
GZ: Viajes.
KC: ¿Selfies?
GZ: Muy poco.
KC: ¿Qué es lo más aventurero que has hecho?
GZ: Irme de viaje solo muchas veces.
KC: ¿Mac o PC?
GZ: Mac todo el rato.
KC: Se dice 99% de trabajo y 1% de inspiración ¿Qué opinas?
GZ: Que son de las frases que arrastran y que nos condicionan en muchas cosas.
KC: ¿Hoy qué estás leyendo?
GZ: “Un cuento y treinta y ocho flores de Bach”
KC: Un consejo para corredores que comienzan.
GZ: Caminen y corran.
KC: Un acierto que has cometido en tu carrera.
GZ: Haber empezado a correr.
KC: Un error.
GZ: Aceptar trabajos por plata.
KC: ¿Cómo te relajas?
GZ: Leyendo.
KC: ¿Tienes un hobby?
GZ: Más allá de correr, los deportes en general me gustan mucho.
KC: ¿Fama, dinero o ambas?
GZ: Dinero
KC: ¿Audiolibro, libro en digital o papel?
GZ: Papel
KC: Gonzalo te agradezco mucho, haber estado hoy día en Espiral espero que lo hayas pasado bien. no sé si hay algo que te gustaría agregar porque con esto hemos terminado la conversación de hoy.
GZ: No, Karen, me encantó la conversación, la verdad un momento del día alto porque es súper bueno hacer también estas pausas, poder conversar contigo. Te agradezco muchísimo la invitación, lo disfruté mucho y lo voy a atesorar como una de mis buenas conversaciones.
KC: Muchas gracias, Gonzalo. Espero que nos sigas dando buenas noticias. en el sentido que sigas aportando y cumpliendo tus sueños. Gracias por haber estado hoy día en Espiral.
GZ: Gracias a ti. Un abrazo.
Cierre
El cierre es un poco abrupto, pero después de esa respuesta nos quedamos conversando de otros temas y quedó así, extraño. Me encanta hacer el “Cuestionario Espiral”, me divierte sorprender a los invitados. Está atento, el próximo capítulo será con la entrevista en profundidad a este maratonista chileno, así que no te lo pierdas. Chaooooooo.
Lee. Escribe. Crea.