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Hola, hola ¿cómo estás? Soy Karen Codner, periodista y escritora. Te doy la bienvenida al capítulo de Espiral tu podcast sobre literatura y creatividad. Tengo frío, mucho, como que está pegado desde hoy en la mañana, justamente porque fui a vacunar ¡por fin! con la segunda dosis a mi hija menor. Y ¿cómo no iba a hacer frío? Si ha estado lloviendo desde el fin de semana o más, y por fin el aire se limpió. Hoy hago este programa con el corazón abierto, abiertísimo, porque será un capítulo muy breve. ¿Por qué? Porque no me está alcanzando el tiempo, estoy muy enfocada en mi proceso creativo y se me hace difícil dividirme en dos mundos tan distintos. Decidí justamente contarte sobre mis logros que me tienen orgullosa y me hacen reflexionar sobre cuán poco nos valoramos a momentos, somos buenísimos para culparnos, pero lentos y esquivos en resaltar las buenas acciones, que aunque sean pequeñas, diminutas valen muchísimo la pena. Debe ser que también me inspiré ayer en el capítulo que acabo de escuchar de The Write Now Podcast con Sarah Werner en el que ella reflexiona sobre sus miedos para crear. Yo hoy reflexiono sobre mis temores para decir “no”, y contarte cómo me sobrepuse a ello.
Recuento personal
Corriendo, yendo por aquí por allá, encerrada en mi taller y reescribiendo. Porque si tuviera que resumir mi estado actual, en términos de escritura existe una sola palabra: reescritura. Es decir, una novela lista, completa, finalizada, punto final y la estoy reescribiendo ¿es sobre exigirme? Un poco, lo sé, pero ya estoy en esto. ¡Vamos Karen, llega a la meta final, me dan ganas de decirme! Llego aquí a mi taller alrededor de las diez de la mañana y me voy en la tarde, alrededor de las cinco. El problema es que no me puedo desconectar absolutamente, el teléfono, el WhatsApp, el correo electrónico. En fin, el mundo y la tensión entre necesidades prácticas y necesidades creativas.
Por otra parte pronto será el año nuevo judío, Rosh Hashaná y si me conoces, o has escuchado los otros capítulos, sabrán que es un período no solo intenso, porque no solo se celebra con mucha comida y cocina, sino porque requiere una profunda reflexión interna ¿dónde estoy? ¿hacia dónde voy? ¿cómo fue el año que finaliza? Es decir, los dos días en que se celebra el año nuevo judío, que literalmente en hebreo significa “cabeza de año”, implica más trabajo y concentración. Todavía queda algo más que una semana, y no he tenido la fortaleza para escrutar mis acciones y enfrentar mis aciertos y errores. Wua ¿no? En mi página web encuentras varios posteos sobre Rosh Hashaná. Me gusta lo que escribí el año pasado, justamente en el boletín 28, en el cual, ahí te muestro unas fotos sobre el pan redondo que hago y lo que significa el año nuevo judío. ¿Cómo encontrarlo? Muy fácil, vas a mi página web escribes, pones buscar y vas a encontrar el boletín 28. Recuerda todas las transcripciones están en mi página web.
Una buena cosa es que ya abrí las inscripciones para la segunda versión del taller de lectura Mamma Mía. Hay varios inscritos y quedan algunas vacantes, pero hay que apurarse. ¿Cómo saber más? También, vas a mi página web www.karencodner.com y allí está todo. El primer libro que vamos a leer es “El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes” de la moldava Tatiana Tibeulac y el último, Olive Kitteridge de Elizabeth Strout. Son ocho lecturas, por lo tanto, ocho sesiones. ¿Dónde será? En Rita Roux, un centro cultural en pleno Vitacura en Santiago de Chile. Y ¡hermoso!
Ahora, vamos con esta reflexión con mis “no” que me logré pronunciar, y las “buenas acciones” de la última semana:
- Me permití hacer un capítulo más sencillo, más breve, este que estás escuchando. Me di cuenta de que no tenía tiempo, ni energía para para crear algo más profundo, con mayor investigación. Es decir, me tomé la libertad de decir: no, a la perfección.
- Rechacé dos invitaciones sociales. Una fue un almuerzo que me hubiera significado tiempo en traslado y un robo a mi proceso creativo. El segundo fue una comida en la noche. Lo veo como que me estoy respetando, escuchando.
- Rechacé agendar una entrevista para el viernes, es decir, mañana, porque hoy en la tarde me iré a la nieve con mis dos mis hijas. Privilegié el tiempo con ellas. No sucedió nada espantoso, la re agendé para el lunes.
- Me pude sobreponer al cansancio y corrí 11 kilómetros por primera vez desde enero. Eso pasó el último domingo, después de unas preciosas lluvias y amaneció lindo y despejado acá en Santiago. Estoy muy agradecida porque mi prima corredora, me acompañó a pesar de que es muy rápida, y yo muy lenta.
- Mi hijo mayor cumplirá cuarentena obligatoria en la playa y anoche le cociné “jalá” (el pan trenzado que comemos los viernes para shabat) y le armé además un cooler con comida.
- Permití a mis hijas faltar mañana viernes al colegio y aprovechar la nieve con ellas.
- Fui muy flexible con mis hijas, porque nos costó coordinarnos, que nos íbamos un día, que volvíamos otro, tuvimos que hacer muchas modificaciones al panorama del fin de semana.
- Visité a dos amigas queridas y las acompañé en su duelo.
- Intenté ser “amorosa” conmigo misma y dejar de alimentar mi Síndrome del Impostor al que me referí en el boletín número 41, me recuerdo que ese boletín generó varias respuestas en ustedes, los que lo reciben, porque muchos no lo conocían, en serio.
Como ves, siempre hay espacio para permitirse un “no”, una ayuda, un gesto. Cuéntame ¿cuáles han sido tus logros estos últimos días?
Ah, y no lo olvides, en el próximo capítulo de Espiral en la mitad de septiembre, converso con Maite Alberdi, si esa tremenda directora de “La Once” y “El agente Topo” que estuvo nominado al Óscar. Fue una conversación preciosa como ella, por dentro y por fuera.
Lee. Escribe. Crea.
Chaoooo.
Karen.