Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Querid@ amig@:

Ayer llovió en Santiago.  En realidad  fue «un poquito» pero con esa mínima cantidad volví a respirar. Con el calor de las últimas semanas me sentía muy confundida, me comportaba como si estuvieramos ad portas de primavera (solo que aquí en el hemisferio sur es pleno invierno).
Agosto con temperatura de septiembre, ciruelos y almendros en flor, aromos de un amarillo incandescente, hermoso, pero me duele. No es el tiempo adecuado, porque de algo sí estoy segura: siempre existe el momento para florecer y el momento para resguardarse. Pero la verdad es que quiero más lluvia, este clima me tiene desconcertada. Y lo peor de este llanto y reclamo, es que es imposible traerla con mis ruegos, ni con mis medidas para reciclar.

Es importante el “nosotros” porque solo si contribuímos en conjunto, alivianaremos la carga de del cambio climático y la sequedad imperante. No tengo idea si es  exclusiva responsabilidad de las personas o más bien, inevitable porque hay un nuevo ciclo  y nuestro comportamiento es marginal (la cuestión del asunto es la celeridad, el avance con que está sucediendo el cambio climático, esto lo puedes revisar en el boletín 45). Pero prefiero tener fe de que pronto llegará una época con grandes goterones ¿no lo crees? 

¿De qué hablo cuando hablo de Simone Biles ?


Ayer también finalizaron las Olimpiadas de Tokio y para mí, lo más importante, fue la gallardía de esta gran gimnasta  estadounidense.  Con sólo 24 años -y con una historia profesional digna de Disney- se atrevió a decir: no más. Y tanto más al mismo tiempo, porque hay un antes y un después de Biles. 


Luego de su éxito rotundo en Río 2016  quería  ganar todas las medallas de oro en Tokio 2021. Para ello debió entrenar los siete días de la semana,  soportó «el peso del mundo en mis hombros» como declaró, los tirones, las caídas e hizo mil veces esas hermosas  piruetas innombrables. Todo eso puedo imaginarlo, pero no su infierno.  El más personal, el íntimo, el nocturno y el matutino: el abuso sexual del que fue víctima junto con 300 chicas pertenecientes a la selección norteamericana. ¿Quién es el culpable?  Un monstruo, Larry Nasser. Solo un monstruo puede hacer algo así. Él debía protegerlas, hacerlas mejores deportistas.  Larry Nasser es su nombre y está condenado a cadena perpetua. 

Documental de Netflix «Athelte A» que sigue la investigación sobre el mayor caso de abusos en el deporte norteamericano.

Entonces ¿a qué me refiero realmente con Simone Biles? 


Ella es grande, pero no solo por los saltos y piruetas. Es enorme porque una chica tan joven  priorizó su felicidad antes que las medallas y el reconocimiento. Simone Biles nos enseñó más que cualquier atleta. Ella fue capaz de reconocer su límite, de comprenderse y aceptar que una olimpiada no te debe definir. De que realmente la salud mental es tan importante como la física. 

Hace unos días decidí seguir a Simone Biles en Instagram, y me gusta lo que veo. Por fin encuentro un perfil humano genuino donde hay más que pantalla de fama y de glamour. 
Ojalá todos y cada uno de nosotros, rescate la gallardía de Simone y la regale a quien la necesita y sobre todo a uno mismo. Cuántas veces yo misma me he visto entrapada en un rol del que ya no quiero más. Cuántas veces he pensado en detenerme ¡gracias Simone Biles por decir “hasta aquí llego”!

El martes ella pudo competir en barra y la aplaudieron mucho y  se emocionó  al obtener una medalla de bronce. Para mí, Simone Biles ganó el oro, se llevó todas las medallas. Nos dijo:  no soy una súper humana, tengo el derecho a decir «basta».

El bronce para mí es su oro. ¿Qué opinas?

Espero acercarte a la Biles (en nivel de felicidad) y alejarte de Cruella de Vil. Encontré un sitio web para vincularte con los momentos felices de tu vida, simple y lindo. ¿Cómo? Por medio de sonidos. La sigla del  fenómeno es ASMR (Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma ) y lleva a  la relajación, a conciliar el sueño y  a recordar memorias profundas, a un “yo” infantil o el que desees. Hace poco  en el podcast de Espiral  45 intenté responder a la siguiente pregunta ¿Sabes lo que te hace feliz? 

NPR’s Joy Generator

Hasta encontré un podcast, que aquí puedes escuchar  para conectarte con ese “yo” contento . Me acordé que en una época que lo utilicé (sin saber que era ASMR) para dormir. Es la técnica de los susurros y sonidos para conciliar el sueño.

Ahora, la página web de Bob Ross, con sus pinturas y técnicas de ASMR es genial.
Si quieres algo más lúdico, este  video, te sacará una sonrisa. No sé si por el pelo de Bob, o por cómo pinta.

Algo que aprendí:

François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire, tomaba 72 tasas de café al día. 

Algo que agradezco:

Estoy con más fuerza después de meses bien débil. Pude correr un sofá sin ayuda de nadie. 

Lee. Escribe. Crea.

Karen. 


 

¿Te gusta escribir pero no sabes cómo comenzar?

Portada libro Cuaderno de escritura

Gracias!

Abajo encontrarás el enlace de descarga: