Oda a lo que usé (hace 20 años) #187

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Oda a lo que usé (hace 20 años) #187

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Queridos odistas,

Comencé a escribir esta Oda en el aeropuerto de Boston y la termino en Nueva York. El fin de semana estuvimos en la primera ciudad para conmemorar los veinticinco años desde que mi marido finalizó una maestría en negocios. Fueron días intensos, de mucha conversación, de reencuentro con amigos que no veíamos hace mucho, de bastante lluvia, calor a momentos y, humedad siempre.

En Nueva York, hemos tuvimos menos vida social, solo vimos a un sobrino que está viviendo aquí. Me encantó el musical Hamilton (sobre la vida de Alexander Hamilton, uno de los padres fundadores de los Estados Unidos), que ya cumple diez años en Broadway y gocé con el ballet “El lago de los cisnes”. En el intermedio vi estos teléfonos que me sorprendieron, parecían piezas de museo y recuerdo que eran tan comunes hace 25 años atrás.

¿Cómo ha cambiado mi vida desde que viví en Cambridge entre el 1998 y el 2000?

En esos años arrendábamos los DVD en Blockbuster. O te los podían mandar por correo postal una empresa que se llamaba Netflix. Solo unos pocos tenían teléfono móvil, la conexión a Internet a través de un módem. Cómo olvidar el sonido. Me sabía de memoria los números telefónicos, y para comunicarme al extranjero, debía marcar un carrier. Las fotografías había que reverlas, por lo general lo hacía en una farmacia que quedaba cerca de nuestro departamento. No existía Waze ni Google Maps, por ende, utilizaba el mapa físico, lo que era un desafío tremendo, porque nunca he sido especialmente hábil con las ubicaciones. Íbamos al cine.

Abrimos la cuenta del banco en persona. Las compras de supermercado se hacían presenciales y pedías comida china o pizza a la casa por teléfono. Nadie comía sushi.

Sin teléfono no podías hacer nada: mi código de área era el 617. Había que llamar si quería realizar una reserva a un restaurante, pedir un taxi, hablar con una amiga, a mis papás, hermanas y amigas. Para encontrar un servicio, tipo gasfíter, teníamos las páginas amarillas. Los viajes te los organizaba un agente de turismo. Nada de tickets electrónicos, todo en papel, a veces, papeletas con muchas páginas para un solo evento. Aún no existía la seguridad en los aeropuertos que vino tras el 11 de septiembre del 2001. Podías llevar botellas de agua en la cabina, era innecesario sacarse los zapatos antes de pasar por el chequeo y el ambiente era más relajado.

Con mi hijo Tomás de un mes en un paseo a Vermont
Con mi hijo Tomás de un mes en un paseo a Vermont

Amazon estaba recién comenzando y solo vendía libros. Las revistas las compraba en un quiosco en el centro de Cambridge, que hoy se arrienda como pop up store. Si querías innovar en algún plato, la única opción era comprarte el libro de cocina o que alguien te diera la receta en un papel. Yahoo era “el” buscador, mi primer correo electrónico fue kcodner@yahoo.com Pero con la crisis de las puntocom del 2000 su reinado comenzó a declinar. Tener una dirección de correo era algo poco común. Obvio, todos los menús eran en papel, ¿te acuerdas que hace poco escribí una Oda sobre esto? En Boston tomé varios cursos y escribía en cuadernos. Si bien tenía un PC con Word, su uso era muy limitado. No existían los libros electrónicos.

Quizás la primera película que recuerdo sobre este tema es “Tienes un e-mail” (You’ve Got Mail) de 1998, donde el romance se desarrolla vía correo electrónico. ¿Qué recuerdas de esos años?

 

Mis momentos

Fui feliz: Reuniéndome con amigos con los que viví tantas cosas distintas.

Algo que aprendí: ¿Sabes quién fue Hani Motoko? Una japonesa que inventó el kakeibo o “libro de cuentas para el hogar”. En 1904 se le ocurrió ayudar a las mujeres para que llevaran mejor la contabilidad de sus casas. Idea sencilla que revolucionó Japón y el mundo. Sigo el Substack de Álvaro García donde hay escritura y reflexiones de calidad.

Estoy agradecida: De que llevé dos ejemplares de Todos nuestros fuegos y se los regalé a unas amigas.

 

Aquí tienes la entrevista en profundidad a Leila Guerrero, espero que la disfrutes.

 

 
 
 

Todos nuestros fuegos

Lee. Escribe. Crea con lo que usé (hace 20 años).

Karen

 

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