#126 Entrevista a Nacho Damiano

#126 Entrevista a Nacho Damiano

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    Hola, hola ¿cómo estás? Soy Karen Codner y te doy la bienvenida al programa 125 de Espiral, hoy con Nacho Damiano, una referente sobre  libros y sobre todo, en hacer una pequeña revolución en el mundo de la literatura al crear, lo que se conoce como “Pila de libros”, en palabras, simples, un “Tinder de libros”, donde se intercambian libros. Si bien él no escribe, se dedica con todo su corazón y alma a difundir la literatura, que a momentos parece quijotesco. Da muchos talleres de lectura con alcance en Argentina, Uruguay, Colombia, Chile, Paraguay, México, Estados Unidos, Venezuela y España, lo que le ha permitido una apertura al mundo. El sistema es bastante atípico porque los participantes del chat de WhatsApp hacen una votación de las lecturas que les gustaría revisar junto a Nacho. El valor de la lectura para Nacho Damiano es inconmesurable. En los momentos difíciles de su vida, la lectura fue una  compañía invalorable y en momentos no tan difíciles le  hizo la vida un poquito más divertida. Considera que uno se hace  más empática porque incorporas los puntos de vista de un personaje o de autores.

            La preparación para la entrevista no estuvo libre de inconvenientes, cuando conecté el micrófono, me di cuenta de que no funcionaba. Después, a lo largo de la conversación, hubo momentos que el ruido ambiente impedía un buen audio. Así que si hoy, todo no esta tan nítido y perfecto como suelen ser Espiral, te pido disculpas y como dice el refrán: lo perfecto es enemigo de lo bueno. Acuérdate, déjame tus comentarios en Substack, escríbeme a mi correo karen@karencodner.com o en Instagram. Siempre contesto.

Recuento personal

      Es difícil hacer el recuento de una semana a otra, pero otra vez tuve una semana con varios compromisos que me dejaron feliz. Estuve en la entrevista de El periodista con Montserrat Martorell donde hablamos de lo sublime o lo banal de Todos nuestros fuegos, ya te contaré cuando esté al aire. Ese mismo martes fui a otro taller para conversar sobre Todos nuestros fuegos, el encuentro liderado por Claudia Caro, fue maravilloso, por el nivel de preguntas y comentarios. Ademas que llevé el disco de Siete hijas, que inspiró la novela y pudieron ver la caratula.

      Como he contado en otras ocasiones en Oda, estoy lesionada y no puedo correr, esto viene desde enero y ha sido muy difícil. En este camino de sanción de mi rodilla, tengo una fisura, he tenido que buscar estrategias para mantener mi estado físico. Así he descubierto la natación y la bicicleta, ambos deportes que no practicaba. Al principio partí con spinning y ahora, tengo un programa personalizado que me hace sudar muchísimo. La natación es otro mundo, ni yo me la creo que estoy a las siete de la mañana en la piscina, en una clase. Te requiere mucha, mucha concentración para mejorar la técnica. Me encantaría saber qué deportes haces.

      El fin de semana estuve en la playa junto a mi familia y descansé mucho, aproveché también de leer y de desconectarme del computador, algo que siempre me cuesta.

      Sigo con el taller de escritura creativa y ha sido una experiencia muy linda. Si bien yo estaba recelosa porque sería online, ha funcionado muy bien, los siete participantes están muy comprometidos y con ganas de aprender. En la última sesión, que fue la segunda de cuatro, conversamos sobre los personajes, ¿cuándo un personaje es inolvidable? Si pienso en personajes que me acompañan siempre sería Ana Karenina, Emma Bovary, Mendel Singer de la novela Job escrita por Joseph Roth, Úrsula de Cien años de soledad, podría seguir. Para mí, son inolvidables porque en la complejidad que representan, hay mucha humanidad, son seres con los cuales podríamos conversar largamente y descubrir un mundo.

      Ahora, te invito a escuchar la entrevista en profundidad con Nacho Damiano, acuérdate, para que Espiral se convierta en una conversación, escríbeme, mándame una foto de dónde lo estás escuchando. Te espero. 

Entrevista a Nacho Damiano

KC: Hola Nacho, ¿cómo estás? 

ND: Hola Karen, ¿cómo te va? Muchísimas gracias por la invitación. 

KC: Cuéntame, ¿Qué te interrumpí? ¿qué estabas haciendo cuando tuviste que conectar para hablar conmigo? 

ND: Estaba trabajando en la web de “Pila de ibros”, lo que se conoce como el “Tinder de libros”, estamos haciéndole algunas mejoras técnicas. Así que estaba, literalmente, laburando con la gente de programación. Yo vengo del mundo de los libros, no sé nada, tampoco es que no sé nada, pero no sé programar, entonces trabajo con gente que se dedica a lo técnico, pero estábamos haciendo el feedback de los cambios.

KC: Perfecto. Esto que se llame “Tinder de libros”. ¿Qué te parece?

ND:  Te soy sincero, yo no le puse el nombre. Para quien no sepa de qué estamos hablando, lo explico muy brevemente, el “Tinder de libros” es una plataforma en la que vos podés crearte un perfil y subir los libros de tu biblioteca que no vayas a releer por el motivo que sea, porque te gustaron en su momento, pero ya no son para vos, o porque lo tenés repetido, o porque te lo regalaron y no te gustó, también puede ser, un libro porque no te guste no es malo, simplemente que no era para vos. Entonces la idea es que vos lo puedas subir ahí e intercambiar con otra gente que esté en tu misma situación. Si a mí me interesa el libro que vos subiste y a vos te interesa el libro que yo subí, nos juntamos y nos lo intercambiamos. Eso es básicamente. Después si quieres profundizamos, pero esa es la modalidad. Cuando lo lancé, hace dos años más o menos, por suerte a muchos colegas tuyos, periodistas argentinos en principio, pero después también se fue expandiendo porque funciona en once países. Por ejemplo, en Chile funciona, les interesó la propuesta, entonces me convocaron para explicar cómo funcionaba y demás, y un día tengo una entrevista con una persona y veo que a los dos días cuando publica la nota en el diario pone el “Tinder de libros”, esa persona inventó el nombre. Yo cuando lo leí, no te voy a mentir, no me gustó del todo porque me parecía que de alguna forma lo desmerecía – viste a veces ese esnobismo que tenemos las personas que venimos de la literatura – después me di cuenta que el nombre era excelente, era extraordinario, que quedaba clarísima la dinámica, que era atractivo, que podía tener un punch que de otra forma no tenía. Obviamente “Tinder” es una marca registrada, “Pila de libros” es una marca registrada y yo con “Tinder” no me meto, simplemente se le dice informalmente, “Tinder de libros”. Sucintamente es la respuesta. Al principio no me gustó mucho, después, me di cuenta que tu colega tenía razón y que la mejor manera de titularla era esa, y que quedaba muy claro de qué estábamos hablando. 

KC: Pero tú cuando te refieres a tu proyecto, ¿te refieres a “Pila de libros” o a “Tinder de libros”? 

ND: “Tinder de libros” es la forma informal de decirle a “Pila de libros”. El tema también es un poco confuso en ese sentido porque “Pila de libros” es un proyecto muy multiplataforma, tiene canal de Spotify, canal de YouTube, cuenta de Instagram y tiene la web de intercambio de libros, es una de las patas del proyecto “Pila de libros”. Entonces, medio que me refiero a todo junto. Cuando yo hablo informalmente con mis compañeros de trabajo o con la gente con la que estoy armando alguna cosa o cuando alguien me pregunta, a la web de intercambio le digo “Tinder” y al resto de la plataforma le digo “Pila”, pero en realidad es todo lo mismo, es todo “Pila de libros”. Una de las cosas que ofrecemos es esta web de intercambio, pero también hay mucho laburo de divulgación literaria.

KC: ¿Eres soñador?

ND: ¿Literalmente hablando, cuando me voy a dormir? 

KC: No, para la vida. 

ND: Todo el tiempo Karen. La vida real me parece un espanto me parece que si no soñáramos no tendríamos nada. Así que sí, la verdad que sí, soy un soñador.

KC: Porque suena, este proyecto de “Tinder de libros”, “Pila de libros”, bastante a sui generis.

ND: Una de las cosas que he hecho, mira, en este momento también estoy trabajando con otra gente en Argentina que se dedica específicamente a conseguir subsidios, inversiones, agentes, a mostrar un proyecto y tratar de lograr que alguien lo apoye de alguna u otra manera, el Estado, un privado, lo que sea, y una parte importantísima de cuando estás armando esa carpeta es que puedas explicar qué es lo que haces, y es tan sui generis que nos lleva un par de reuniones poder explicar qué es lo que hacemos y para qué estamos pidiendo plata y qué haríamos con ese dinero. La verdad que sí, que es un proyecto, de hecho creo que es la primera, no encontré otra, creo que es la primera plataforma de intercambio de libros usados sin que intervenga el dinero porque no es compra-venta. Lo único que no vale en “Pila” es plata. Vale cambiar por uno, por dos, sé de gente que ha cambiado por discos incluso y un poquito alguno ha cambiado por ropa, yo ahí mucho no me meto la verdad no es lo ideal pero si usuario al que baneo es al que le pone precio al libro, no vale el dinero. Entonces sé que con esa tesitura, yo no conozco otro proyecto que exista en este momento

KC: ¿Cuáles son tus canales de ingreso? Claramente «Pila de libros» no lo es.

ND: No creas. La gente se puede suscribir mensualmente. Si vos no te suscribís, podés subir dos libros por mes y podés solicitar dos intercambios por mes.

KC: Es que yo me suscribí, no leí esa parte.

ND: Claro, tenés tu usuario y podés subir dos libros por mes y solicitar dos intercambios por mes. Si sos socia del “Club Pila de libros”, podés solicitar libros ilimitados, subir libros ilimitados y acceder a un club importante, interesante, de descuentos y beneficios en librerías, editoriales, talleres, indumentaria, ocio digamos. Entonces, por un lado, la monetización es mediante suscripción, mediante asociación de usuarios y usuarias del “Tinder de libros”. Y después, tengo mi laburo de divulgación. En este momento estoy haciendo una mesa quincenal acá en la librería Eterna Cadencia, es una librería muy linda, relativamente conocida de Buenos Aires, junto con la Fundación FILBA, que es la que también hace el Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires. Entonces, tengo un laburo por ahí y después soy, no sé, jurado o pre-jurado de concursos literario, y hay marcas o editoriales que les interesa lo que hago en la web, en Instagram o YouTube o donde sea y ofrecen alguna colaboración, queremos mover este nuevo lanzamiento, entonces bueno eso a veces se le pasa un honorario. Tengo clases, talleres de lectura mensuales – que por suerte le va muy bien – y un poco lo que hablábamos al principio fuera de cámara, esta cuestión de que a veces la tecnología mete la pata pero también nos permite que haya gente de todos lados, en las clases, en los talleres tenemos gente de toda la provincia de Argentina, Uruguay, Colombia, Chile, Paraguay, México, Estados Unidos, Venezuela, España y eso también te permite una especie de apertura del mundo muy interesante. Así que voy tendiendo como muchas redes, como que el proyecto va teniendo muchas aristas, es muy polifacético esto que decías del sui generis también tiene esta cuestión de que uno le va inventando por donde se le puede entrar. Así que bueno, esa es mi búsqueda, mi intento. 

KC: Se llama “Aquelarre” tu taller de lectura ¿no? 

ND: Se llamaba antes “Aquelarre”, me gusta esa búsqueda. Se llamaba Aquelarre, ahora no, se llama simplemente “Pilas de libros” porque cambió el formato. El “Aquelarre” eran dos encuentros que incluían; uno de esos encuentros era con el autor o la autora del libro, o con un especialista en caso de que el autor hubiera fallecido o fuese imposible de acceder. El de ahora es una sola vez por mes y se llama simplemente “Taller de lectura”. Pero se llamó Aquelarre, que es un nombre que me encanta, por otro lado.  

KC: Es precioso. ¿Y cómo haces la curatoría del taller? ¿Cómo vas eligiendo las lecturas? 

ND: Me encanta esto. “Pila de libros”, entre las miles de cosas que tiene, que te estoy contando, este pulpo demencial que lentamente estoy formando, tiene también una comunidad de WhatsApp. La comunidad de WhatsApp tiene un montón de grupos de WhatsApp adentro, uno de los grupos es el de “El Taller de lectura”. Entonces cada dos meses hacemos esta dinámica; yo tiro un formulario de Google, Google Forms, y todos los participantes del grupo del taller, ya sea que vayan a participar o no, esto no es vinculante, pueden votar y eligen el libro que quieren leer. Entonces con un formulario, título, autor, lo van tirando. Eso dura más o menos veinticuatro horas, esa votación. Cuando termina hay un montón de votos, como ciento y pico de votos. Los dos más votados pasan a una final, a la que yo les sumo dos autores, o dos libros, no dos autores, que yo recomiendo. Entonces quedan cuatro, dos que elige la gente… Votan de esos cuatro y el que más voto tiene es el taller del mes siguiente, y el segundo, el taller del otro mes. 

KC: ¿Y qué pasa si a ti, no quiero dar nombres, pero te dan un título que realmente no te gusta y no lo encuentras bueno?

ND: No sé qué pasaría cuando pasara porque es algo que me pregunté muchísimas veces, pero yo no sé si es una cuestión de suerte o luego de tanto trabajo, haber ido formando más o menos una comunidad con la que más o menos estás de acuerdo. Pero no me pasó, no me pasó que haya un libro que yo diga no. Algunos me gustan más que otros desde ya, pero ninguno que yo diga no, la verdad que este no. Yo estoy formado en literatura, yo soy licenciado en Letras en la Universidad de Buenos Aires, entonces, también en Letras lo que aprendes es a tener un montón de herramientas para analizar un texto medio al margen de tu gusto personal. O sea, es muy raro que un texto no tenga nada para decir, quizás no te gusta tanto lo que estás leyendo. De hecho – no quiero decir cuales para que no, porque justamente no creo que mi opinión valga tanto la pena – algunos de los que alguna vez laburamos no me gustó tanto, pero quizás son muy productivos para pensar cosas, el texto quizás no era tan interesante, pero el encuentro termina siendo interesante por los disparadores que nos permite el texto. 

KC: ¿Cuántos participantes hay por sesión, más o menos? 

ND: Cincuenta, sesenta, promedio. Mucha gente lo hace on demand, que también tiene esto bueno la Internet, eso que se graba el encuentro y después la gente lo ve cuando quiere, cuando tiene tiempo, cuando puede. No tiene que estar conectado en el momento. Obviamente me parece más rico cuando estás en el momento porque puedes intercambiar. De hecho, para mí lo más interesante del taller no es lo que yo digo sino las discusiones que se disparan. Yo te decía, al haber gente de tantos lugares distintos y de tantas búsquedas distintas, de poder tener una persona de 60 años licenciada en Biología, mexicana, compartiendo el espacio con una artista plástica de 19 años argentina, con una médica cardióloga de 40 años chilena. Estas tres personas leyeron el mismo libro, pero no leyeron el mismo libro porque son tan distintas ellas, que todas van a haber resaltado algo diferente, las interpeló algo diferente, entonces terminan siendo muchos libros distintos. Para mí estar en vivo tiene ese plus. Pero bueno, hay gente que decide verlo tranquilo en su casa cuando quiere. 

KC: Nacho, entonces lo que estoy tratando de entender es que “Pila de libros” es como un, si lo dijéramos en términos comerciales, holding que tiene distintas marcas.

ND:  Sí, digamos. 

KC  Mira, te ríes solo. 

ND: Me parece un poco ambiciosa la palabra, pero sí tiene distintas búsquedas. Por un lado, está todo mi laburo de divulgado, que a mí me interesa. A mí leer me salvó la vida la verdad. En momentos difíciles de mi vida, la lectura fue una compañía invalorable y en momentos no tan difíciles también me hizo la vida un poquito más divertida. Creo que cuando uno lee, se transforma en una persona más empática porque justamente tenés los puntos de vista de un personaje, o de un autor, o una autora, entonces también ves que hay otras formas de entender las cosas. Está toda la parte divulgativa y después la parte también del intercambio que tiene que ver con que para mí la lectura es un derecho, no debería ser un privilegio. Como sabrás en Argentina no estamos en un momento económico, político, muy amable, entonces, hay mucha gente que también quizás los libros se pusieron muy caros y hay gente que quizás no tiene la posibilidad de acceder a una lectura. Entonces, bueno, también está esa cuestión de por un lado divulgar y qué libro me parece que vale la pena leer o que están buenos, o que pueden despertarte algún tipo de reflexión interesante. Y, por otro lado, también que puedas conseguir el ejemplar propiamente dicho sin gastar plata. 

KC: Pero mira, Nacho, vamos a esta parte que me gustó, cuando tú dices, me salvó la vida. Danos ese escenario de cuándo te salvó la vida.

ND: En muchas ocasiones distintas, no es tanto una situación concreta sino es una forma de ver el mundo. Me parece que cuando tenés el hábito de la lectura muy incorporado nunca estás solo, siempre tenés muy a mano, acá de fondo hay parte de mi biblioteca, llega hasta el techo, acá hay un montón de gente y un montón de voces. Yo creo eso, que nunca estás solo si tenés eso. Estás atravesando un momento difícil, un momento complicado, tenés gente que está dispuesta a charlar con contigo, medio unidireccional la charla si querés pero que está. Después abrís el libro y de repente estás hablando con una persona que te está contando una historia, eso me parece clave. Y, sobre todo, cuando accedes a muchas maneras diferentes de ver la vida, parece que enriquece la propia también, más allá de ese momento concreto en el que no estás solo. Me parece que tenés más formas de entender lo que está pasando, tenés gente que lo vive de otra manera. Viste esas discusiones que está en separar al autor de la obra Nabokov, bueno, ¿qué hacemos con Nabokov? ¿o qué hacemos con Céline? Y a mí me parece muy valioso que exista eso, después empatizarás o no y te parecerá o no pero que posibilidad hay en la vida real de que puedas hablar con una persona con las inclinaciones de Humbert Humbert, el protagonista de Lolita, y si yo pudiera hablar con una persona que tiene inclinaciones a la pedofilia, digámoslo así, no lo haría, no hablaría con esa persona cara a cara, sujeto a sujeto, pero leer qué le pasa por la cabeza a ese tipo, yo creo que agranda mi experiencia vital, ilumina sectores de la experiencia vital que yo los tenía oscuros porque nunca había pensado en eso, reflexionado en eso. Me parece que me salva la vida en esos dos términos, esa cuestión de nunca estar solos o nunca estar solo, y esa cuestión de ser una persona más empática, ser una persona que entiende muchos puntos de vista distintos del propio, que creo que es uno de los caminos de la felicidad porque si no nos encerramos en la propia burbuja, sobre todo ahora que en términos de redes sociales y demás, estamos como muy presos del sesgo de confirmación, que solamente vemos lo que el algoritmo nos muestra y el algoritmo nos muestra lo que algoritmo cree a priori que nosotros queremos ver,  entonces nos encerramos cada vez un poquito más y me parece que eso es muy perjudicial. 

KC: ¿Y qué tipo de lector eres? ¿de uno o de varios libros paralelos?

ND: No, te diría que arranco varios, pero llega un momento en que hay uno que me copta, digámoslo así, y me meto en ese. En mi vida es muy difícil también, yo leo mucho por trabajo. Es paradójico esto, pero a medida que voy laburando más y que me va yendo cada vez un poquito mejor, que voy teniendo más posibilidades de trabajo, tengo menos capacidad de decidir qué voy a leer. Yo te diría que ya elijo cada vez menos lo que voy a leer. Mi agenda de lectura – es una agenda literal – en la tengo anotada qué es lo que voy a leer cada día, ni siquiera por semana, te diría que hasta por día. Obviamente, a veces voy tachando algo y lo saco, pero si no me organizo no llego. Muchas veces tengo que leer por laburo, porque tengo una entrevista, tengo que dar un taller, por lo que sea, ahí es como que me sumerjo mucho en ese mundo. Y lo que sí suelo hacer es, a la noche un ratito, cambio completamente. Por ejemplo, el último taller de “Pila” fue de cuentos de Silvina Ocampo, entonces, a la noche leía algo completamente diferente, como para desintoxicar un poco el cuerpo. Leía alguna crónica realista o un libro noruego, como salir completamente lo que estaba leyendo para que no llegue un momento en que estás muy enfrascado en lo que estás leyendo.

KC: Me imagino que lees en papel ¿no? 

ND: Sí, 100%. 

KC: Y esto que tienes una agenda de lectura, me encantaría saber cómo es un día, cómo lo haces, cómo organizas tu tiempo, te sientas en el escritorio, te sientas en un sofá, dices, okey, yo me voy a desconectar «x» cantidad de tiempo. 

ND: Sí, exactamente así. Por ejemplo, la semana que viene o la otra, tengo una charla de este ciclo que te contaba de Eterna Cadencia con Pablo Semán, que es un antropólogo argentino que un poco está estudiando de dónde sale el fenómeno Millei, por qué nos lo vimos venir y básicamente por qué va a ganar las elecciones de octubre. Entonces él está diciendo, esto estaba a la vista, no lo estamos viendo. Bueno viene por ahí. Entonces sé que eso es dentro de quince días, listo, tengo que leer determinada cantidad de textos para llegar armado a esa entrevista. Y la semana siguiente tengo un taller, el taller que viene es de Frankenstein, vamos a leer Frankenstein en Medellín. Yo sé que a tal fecha tengo que llegar con Frankenstein no solamente leído sino preparado, mucho más que leído. Tengo ahí deadlines, después separo el deadline y bueno, ¿cuánto tiempo calculo me va llevar leer esto? Tanto, entonces ¿cómo hago para llegar tanto? Tantas horas por día. Tengo un Google Calendar, en el que tengo horarios y el libro que tengo que leer para llegar a los compromisos.

KC: Yo también leo mucho por trabajo. A veces pienso que perdí un poco esa inocencia, eso que estábamos hablando que es difícil de transmitir, cuando estamos en la noche solos en nuestra cama con el libro, yo tengo una lucecita de lectura. 

ND: También, también tengo en mi velador. 

KC: Pero, además, te tengo que decir Nacho que he pasado por muchos tipos de lucecita de lectura y encontré la mejor. Si quieres después te mando una foto por WhatsApp. 

ND:  Por favor.  

KC: No sé si le venderán en Argentina. 

ND: Yo no estoy tan conforme con la mía, así que puede llegar a ser una foto muy esclarecedora.

KC: Podemos hacer un “Tinder” de luces de lectura.

ND: Total. 

KC: La cosa es que la plenitud que yo siento no es la misma que cuando leo de día. 

ND: Mirá 

KC: Ese silencio que hay, esa intimidad que se da con el libro de noche es distinta.

ND: Okey, puede ser. Además, una cosa que me parece que en esto vamos a coincidir o estamos coincidiendo, que yo no la uso de noche salvo que no llegue, salvo que la entrevista sea mañana y tuve un problema porque mi Google Calendar todo bien, pero a veces no anda, a veces la vida pasa, yo tengo un hijo, a veces la vida te pasa por arriba y no llegaste. Entonces a veces estoy leyendo a las once de la noche para laburar, trato de que no. Cuando me van las cosas más o menos bien y no tengo que laburar, leo cosas que no son de laburo. Ahí ya hay una diferencia, me parece, medio epistemológica en la forma de lectura.

Dicho esto, yo leo una nota del diario con lápiz y marco y escribo. Eso que vos decías de la lectura ingenua, la perdí hace quince años, la perdí en la facultad. A mí la facultad me entrenó para cualquier texto, hacerle preguntas, sacar conclusiones, mapas conceptuales y de dónde viene lo que viene. No tengo lectura inocente. La verdad es que ya no la tengo. Lo extraño, de alguna forma lo extraño. Pero también creo que es muy interesante no tenerla porque justamente estamos entrenados para sacarle algo a la lectura. Tiene sus pros y tiene sus contras. 

KC: ¿Y llevas una bitácora de lectura?

ND: Más o menos. Sí llevo un cuadernito que es este, lo tengo acá, que dice «la cultura es un derecho», y es simplemente un cuadernito en que anoto que leí, que título, si lo terminé o no, y al que me gusta mucho le pongo una marca, ahí van los que pasaron cierto umbral, porque también tiene una regla que es medio indiscutible que es: yo a los libros les doy diez páginas de ventaja. Si en diez páginas no me sedujo, no lo leo más.  

KC: Le das re-poco. 

ND: Nada. Es que son tantos los libros, es tan corta la vida y tanto lo que tenemos que leer, que dedicarle más tiempo a un libro que no nos gusta me parece un error conceptual porque, por un lado, nos arruinamos la experiencia de lectura porque estamos leyendo algo que mucho no nos interesa pero sobre todo arruinamos el libro porque si ese libro lo hubiéramos abandonado, me pasó concretamente con Cien años de soledad, un libro que yo lo arranqué a los quince años, no me gustó, leí cuarenta páginas, me aburrí y listo, lo dejé. A los veintipico, veinticuatro, veinticinco volví a intentar, volví a leer las cuarenta páginas, me volvió a parecer aburrido, lo dejé. Y a los treinta y pico, lo volví a intentar, y en esa vez sí entre ahí. Me parece un libro extraordinario y hoy en día es un libro que a mí me gusta mucho. Si yo a los quince hubiera obligado a terminar ese libro, no solamente hubiera arruinado la experiencia de lectura en el momento de los quince, sino que hubiera arruinado el libro, porque hubiera dicho la verdad Cien años de soledad, es un libro aburrido y espantoso. Entonces esa regla para mí sí es muy indiscutible, el libro que no te seduce no es para este momento. Quizás no es para vos nunca y vuelvas otro día y tampoco lo sea, pero quizás sí era para vos solo pero no era para ahora. No te arruines el libro, abandónalo y vuelve a intentarlo si algún día tienes ganas. Esto que te decía que anoto cuáles termino y cuáles no, los que superaron el umbral de las diez páginas, si leí hasta la página ochenta, lo anoto en esta bitácora y anoto que no lo terminé. Los que no superaron la página diez, ni siquiera los anoto.  

KC: Nombraste a la pasada. ¿Eres papá?  

ND: Sí. 

KD: ¿De cuántos? 

ND: Un varón.  

KC: ¿Y cuántos años tiene? 

ND: Siete. Segundo grado. 

KC: O sea, está descubriendo el mundo. 

ND: Está descubriendo el mundo. A veces me siento que yo también lo estoy descubriendo. Ojalá que no pierda esa inocencia y que lo siga descubriendo. Es un poco lo que hablábamos de no estar solos. Creo que uniendo ese punto, los libros hacen que sigas descubriendo el mundo. Yo tengo cuarenta y cuatro, que sigas a los cuarenta y cuatro descubriendo el mundo. Me parece que cuando dejamos de leer empezamos a dejar de descubrir el mundo también. Pero él más, literalmente. 

KC: ¿Y él está leyendo? ¿Tú le lees? ¿Cómo es la relación de padre-hijo a través de los libros?

ND: Leemos todo el tiempo. Él todavía está en el periodo de alfabetización, lee algunas cosas y otras no le gusta, es medio vago. Le leo yo o a la mamá, él se va dormir un día conmigo, vivimos juntos, pero con mi compañera tenemos eso, que nos repartimos las tareas de la casa, entonces un día duerme con la mamá, un día duerme conmigo. Los días que duerme conmigo siempre lee, con la mamá a veces lee y a veces ve algún videíto. 

KC: Pero, perdón. Viven los tres en la misma casa, pero hay noches que duermen en la misma pieza contigo. ¿O qué leen? 

ND:  Siempre duerme en su pieza, pero alguien lo lleva a dormir. 

KC: Ah, perfecto. Estaba aclarándolo. 

ND: No. La mamá y yo dormimos juntos y él duerme en su habitación. 

KC: Me imaginé. 

ND: Alguien lo lleva a dormir. Entonces, cuando lo llevo yo, leemos, cuando lo lleva la mamá casi siempre lee y a veces también mira videos, pero conmigo siempre. Y ahora él quiere, que ya lo estamos armando el perfil de Instagram de “Pila de libros”, él quiere hacer una sección de recomendaciones de literatura infantil. Nosotros con la mamá tenemos la convicción absoluta de que su cara nos salga en redes sociales, su voz no salga en redes sociales, que su imagen es suya y que es la manera de administrar cómo crea cuando tenga la conciencia para entender qué es lo que está haciendo. Entonces estamos buscando el formato a la sección para que él pueda expresar lo que quiere sin poner la cara, sin poner la voz. Estamos armando algo medio raro. Pero con esto te quiero decir, no solamente le gusta leer, sino que incluso quiere comentar qué libro leyó y por qué le gustaron y recomendar los libros. 

KC: Y la mamá, que no sé si es tu pareja o tu señora, da lo mismo ¿es lectora también?

ND: Sí, Bastante. Es politóloga. Ella de formación es politóloga. Y sí, menos que yo, porque yo soy un demente., pero es una gran lectora. 

KC: O sea, tú eres un loco de los libros, también podrías haber puesto en vez de “Pila de libros”, “El loco de los libros”. 

ND: Desde que tengo uso de razón le dedico mi vida a esto.  

KC: Pero ¿cómo nace esto? Porque por lo general la gente tiene como un proceso, pero tú dices desde que tengo memoria. ¿Cómo fue eso? 

ND: Yo de chiquito, llega un momento que ya no me acuerdo más, pero de los primeros recuerdos que tengo es mi papá en ese momento tenía un disco de diarios, no sé si en Chile existen, son lugares en los que venden diarios y revistas físicas. 

KC: Pero yo creo que existen menos ya que en Argentina y van a desaparecer. 

ND:  Acá están desapareciendo porque lo que desaparece es el diario. Pero todos modos, ahí venden revistas y un montón de cosas. Mi papá tenía uno entonces todas las semanas me traía, me acuerdo, la revista de Condorito que se la debo a la gran nación chilena. Me acuerdo que yo esperaba mucho ese momento, incluso quizás antes de saber leer, la verdad es que no lo sé. Y en un momento, esto sí me acuerdo más concretamente, debo haber tenido un poquito más de años, siete u ocho, ni papá me trajo, me dijo mira – seguro que era más grande por esto que me dice – “ahora como estás leyendo esto y ya estás leyendo un poquito más” -evidentemente también había algo del proceso de alfabetización – “me parece que esto te puede llegar a gustar” y me trajo el librito de Mafalda, la Mafalda 1 y ese momento si lo recuerdo como de abrir algo y esto es otra cosa, no esperar encontrarme con eso. Ese fue indiscutiblemente un parte agua, y a partir de ahí creo que siempre acorde a los años que tenía, a la evolución de mi inteligencia y de mi espíritu, pero no lo abandoné nunca. Siempre me parece que estoy como buscando de nuevo esa sensación de maravilla que recuerdo haber sentido con la primera lectura de Mafalda. Algunas veces la encuentro y creo que también por eso leo como un demente porque estoy siempre buscando esa sensación, esa sensación de descubrimiento de un nuevo mundo. Siento como que si la vida tuviera una paleta de colores que nosotros podemos ver y de repente cuando tenés una lectura que te marca, te agrega un color a la paleta. Hay un color que no habías visto nunca, que no conocías y a partir de ahora está en tu paleta y la podés usar para expresarte, pero si no lo hubieras conocido, no hubieras sabido que existía. Me parece que de alguna forma pasa eso y es lo que busco cada vez que abro un libro. 

KC: Y en el colegio o en la vida, ¿cómo es tu relación con el fútbol? Porque me imagino que los hombres, en el colegio es muy necesario los hombres y el fútbol. No sé cómo eras tú.

ND:  Yo jugaba a la pelota por lo que decís, porque era mi manera de estar con mis amigos, digámoslo así. Nunca fui buen jugador, un poco atenta contra el fanatismo también, tienes que jugar más o menos bien para ser fan, yo igual jugaba, pero soy periodista deportivo. Lo primero que estudié cuando salí del colegio fue periodismo deportivo. Simultáneamente con la universidad estudié periodismo deportivo porque lo veía como una salida laboral. Y me interesa, me interesa la táctica, me interesa el fútbol específicamente, me interesa los aspectos estratégicos, los aspectos tácticos, No me parece una pérdida de tiempo el deporte y mucho menos en Argentina, en Chile no lo sé con detenimiento, pero imagino que debe pasar algo muy similar. Una actividad humana capaz de generar semejante nivel de emoción, de pasión y de entusiasmo, a priori me interesa. Hay algo que usa el fútbol como método, como mecanismo, no es el fútbol en sí mismo, un tipo que va a la cancha y se emociona, y hablar del equipo de fútbol es casi el único contacto que tiene con su hijo y para abrir su corazón, y llora cuando su equipo pierde, y cuando su equipo gana se pone contento y se abraza con un desconocido. Bueno ahí está pasando algo que trasciende el hecho deportivo, hay algo de las emociones humanas que están muy a flor de piel generadas por este hecho deportivo, pero que no es el hecho deportivo en sí. Eso me interesa muchísimo. Viste como vivimos el fútbol argentino también, no somos gente muy normal para vivir el fútbol, también estoy criado en esa sociedad quiero decir. Pero para nosotros el fútbol es una columna del ser nacional, hay algo en la forma de entender el deporte que nos define como nación incluso, y eso me parece muy interesante. Entonces me hace no subestimar al fútbol. Insisto, una actividad deportiva capaz de generar este nivel de emoción en la sociedad, bueno, me interesa, a priori me interesa ver qué lo que está pasando acá. Nunca fui buen jugador. Una cosa no quita la otra.

KC: Vamos a cambiar radicalmente de tema. ¿Qué pasó con el podcast que desde julio del 2023 está en suspensión?

ND:  No lo quiero llevar a cuestiones muy técnico-políticas, pero pasó que no hay un mango. Pasó que, en Argentina, de repente, está difícil todo. De todos modos, tenemos dos episodios estreno que están por salir, eso te lo doy si quieres como primicia. Hay uno que sale al final de esta semana o la que viene. Y tenemos grabado otro más que lo teníamos de antes y lo estamos terminando de editar. Pero lo que pasó es que es muy difícil encontrar en Argentina, en este momento, instancias de producción, financiación, digámoslo así, financiación de actividades culturales. Pasó eso. 

KC: Bueno, yo entrevisté a Hinde Pomeraniec, que también tuvo que hacer un cambio ahí para poder seguir de nuevo con “Vidas prestadas”. 

ND: Hinde aparte es una de las referentes, si Hinde tiene problemas, imagina el resto. En serio, Hinde es una periodista que tiene muchísimos años de trayectoria, que admiro muchísimo, es una persona periodista muy respetada en nuestro medio, una persona muy seria para laburar, muy inteligente, muy interesante y con cierto renombre, si incluso ella tiene dificultades, imagina el resto que estamos peleándola. Pero lo que pasa es eso, es que hay muchas dificultades económicas. 

KC: A ver, estoy un poco confundida y esto va a ayudar a que entiendan los auditores que nos están escuchando hoy día y que no te conocen. Tenemos, y quizás que yo me equivoque en mi explicación, “Pila de libros” que es la plataforma de intercambios, teníamos el podcast y en YouTube tienes “Los libros de mi vida” y “YouTube de libros”.

ND: Sí. El YouTube de libros es un… O sea, no de libros. Hay uno que se llama “Libros por leer”, pero ya ni me acuerdo el nombre porque tengo tantas cosas que a veces no me acuerdo. 

KC: Por eso, eso es lo que me tiene súper confundida. 

ND: YouTube en realidad yo lo uso como una plataforma para ir subiendo contenido de más o menos las cosas que me gustan. Entonces, está el ciclo de “Libros de mi vida”, que es un ciclo en el que hablamos con diferentes personalidades de la cultura, de los medios argentinos o no argentinos, estuvo Julieta, por ejemplo, pero que no se dedican a los libros, que no vienen del mundo de los libros, simplemente son grandes lectores por placer.

KC:¿Como Julieta Venegas?

ND: Por ejemplo, como Julieta Venegas. Entonces, charlamos sobre los libros de su vida, justamente, ¿cuánto te gusta leer? ¿qué libro te gustó? Ese es un formato. Otro formato lo hacíamos con Ceci Bona, que es una booktuber argentina, que también respeto mucho, me gusta mucho lo que hace, @porqueleerok se llama su cuenta, y ahí lo que hacíamos era más una especie de jurado de novedades, digámoslo así. Venían novedades del mes, entonces de todas las cosas que se lanzaron, qué nos parece más interesante. Es medio confuso esa cuestión de los formatos porque a mí me parece que esto, YouTube es un medio, yo lo que quiero es hablar de libros de una u otra manera y voy como reboleando material ahí y a cada uno le va gustando más o menos y va viendo por dónde quiere seguir. Pero no, como que no me centro mucho en, bueno, mi formato es así entonces yo voy a hacer este producto.

KC: Perfecto.

ND:  Mi producto es tan maleable como mi cabeza. A veces me entusiasma más una cosa que la otra, ya que no hay guita por lo menos que haya disfrute, ya que nadie pone un mango, por lo menos hagamos las cosas que nos gustan. Hoy tengo más ganas de hacer esto, vamos más por este lado, o después por otro lado.

KC: Y esta libertad que te tomas y esta pasión, porque realmente te escucho, te veo y la transmites. ¿Crees que de cierta forma también te juega un poco en contra en cómo estructurar los proyectos y que sean viables a largo plazo o sientes que está bien?

ND: ¿En el sentido de que me gustan tanto que no importa tanto que sean viables decís vos? Está bien la pregunta, me gusta la pregunta. Yo creo que las dos cosas pero que en la balanza del equilibrio positivo/ negativo, creo que termina habiendo más el positivo porque la pasión es lo que hace que queden bien. Si lo haces exclusivamente por encontrarle la viabilidad económica, en el momento que no la encontrás o que la encontrás más o menos, o que no te alcanza para tanto, tendés más a querer sacarte -no sé porque no me pasa – pero imagino que tendería más a bueno, tengo que terminar esto porque esto lo estoy haciendo para parar la olla, para ganarme mis cincuenta mangos y listo. 

KC: Pero sacando el tema de la plata, del dinero. En el fondo que estas personas tan apasionadas, por lo general, que empiezan muchos proyectos y al final dividen mucho, en ese sentido. 

ND: No. Creo que entiendo lo que decís, pero creo que en este caso de alguna manera se retroalimentan. Porque es verdad que son muchos, pero también son símil, tampoco son tan distintos. Entonces, hay alguien que llegó a “Pila de libros” porque hubo un episodio de YouTube. porque le interesó, se termina enterando que existe el “Tinder” y termina subiendo y cambiando libros, y entra por ese lado. Y alguien que se enteró que hay una plataforma de intercambio de libros y entra al Insta para ver cómo funciona, y ahí ve que también hay una charla el miércoles que viene y le interesa el entrevistado y va entonces, conoce otro. 

KC:  Es un ecosistema.  

ND: Exactamente. No es que tengo eso y por otro lado tengo una importadora de tecnología. Es como que todo más o menos puede alimentar al de al lado. 

KC: ¿Te cuesta dormir? ¿Te cuesta callar tu mente, tus ideas y tus pasiones?  

ND:  Sí me cuesta callar mi mente, no me cuesta dormir todavía. Disfruto de ese enorme beneficio de que no me cuesta dormir. Si esta cuestión de tener tantos proyectos y que además que sean todas iniciativas propias, hace que esté laburando todo el día porque todo el día estoy pensando en trabajo. Yo trabajé mucho tiempo en relación de dependencia, fui periodista, publicista, comunicador político, tuve varios, siempre con el lenguaje, muchos laburos diferentes de ese estilo. Cuando yo tenía un laburo en relación de dependencia, terminaba de trabajar, me iba a mi casa y se acababa el tema, más o menos. Acá es como que no te desconectas nunca, entonces, me cuesta callar la mente. No me cuesta dormir. Cuando llega el momento de dormir, me duermo. Sí, quizás porque duermo poco también, entonces me voy a la cama cuando ya estoy muy cansado. De hecho, tengo un diario, también llevo un diario desde hace muchos años, veinte años, veinte y pico años, que siempre escribo cositas, y en ese diario voy trabajando también cosas que me gustaría cambiar, cosas que me gustaría mejorar, a nivel personal quiero decir, y uno de los proyectos de este 2025 es dormir un poco más. O sea, lo veo como una falencia. 

KC: ¿Y cuánto duermes?  

ND: Los días que me toca llevar a mi hijo al colegio porque, así como nos repartimos con la mamá quien lo duerme, también nos repartimos quien lo lleva, los días que me levanto con mi hijo me tengo que levantar seis y media y por ahí me dormí a la una, esos días son muy pocos. Los días que no lo llevo me dormí también más o menos la una, pero me puedo levantar a las ocho, dormí un poquito más. Pero tengo que dormirme las once, la verdad que el objetivo es dormirme las once. No está pasando, pero está la intención.  

KC: Es mucha la diferencia entre once y una. Quizás que tienes que partir más a las doce, o sea como doce y media.  

ND: Ir de a poquito. 

KC: De a poquitito. ¿Eres depresivo? 

ND: Y ojalá que no, creo que no.

KC: Entonces no lo eres.

ND: Claro. A veces, es algo muy íntimo y te lo cuento porque siento una empatía que me permite hablarlo como si acá esto no lo estuviera viendo nadie y después se enterará todo mundo lo que te voy a contar. Pero sí, el año pasado me costó mucho avanzar con los proyectos personales. Además, toda mi vida son proyectos personales, pero en lo laboral, la parte familiar no, la parte laboral como que tenía que hacer algo y no lo hacía. Y aparte, muy concreto lo que tenía que hacer y este avance hay que hacerlo, y no lo hacía y sabía lo que tenía que hacer. O daba vuelta alrededor del tema, me ponía, ¿cuáles son los pasos que tengo que dar para esto? y anotaba los pasos, pues bueno ¿qué tengo que hacer mañana? anoto mañana, y nunca realmente ejecutaba. Hago terapia, así como el fútbol en Argentina es una pasión enorme, el psicoanálisis también. 

KC: Te lo iba a preguntar, así que me lo acabas de responder sin preguntarlo. 

ND: Hago terapia hace muchísimos años, ahora por ejemplo no estoy haciendo, desde noviembre del año pasado más o menos no estoy haciendo, siempre en el verano paro un poquito por las vacaciones, por lo que sea, todavía no retomé, pero estamos en eso. Y charlándolo con mi terapeuta, en un momento la quietud, digámoslo así, esa cuestión de sentirse como cristalizado y no poder avanzar, puede llegar a ser un síntoma de depresión. Pero una depresión diagnosticada, grave, que requiera psicotrópicos, digamos, no. Pero como me dijo, prestémosle atención a esto, sobre todo si lo ves, sobre todo si entiendes lo que está pasando. Entonces, te diría que no, a la pregunta de si soy depresivo, la respuesta inmediata sería que no y después con este pequeño asterisco de a la vez vamos viendo. Pero nunca tuve una crisis importante, nunca estuve medicado, nunca me costó salir de la cama, quiero decir. Tengo amigos y conocidos que han sufrido procesos depresivos realmente graves, o realmente procesos depresivos y el mío no es el caso, puedo vivir, no estoy encerrado en una nube negra. Pero eso, tampoco lo tengo tan claro. 

KC: ¿Nunca has tenido problemas de drogas, de alcohol, de este tipo de adicciones? 

ND: No, a nivel de adicción no. A veces me cuesta un poco más la sofrosina, el punto medio griego. Pero no, problemas al nivel de realmente no puedo trabajar o estoy disconforme con mi vida o ni hablar de que tengo que hacer un tratamiento de rehabilitación. En mi familia hubo algunos casos así que conozco lo que significa, y a ese punto, no. La verdad que tuve la suerte de no tener ese problema porque es una enfermedad. 

KC: ¿Te gustaría convertirte en escritor?  

ND: No lo sé, no lo descarto, pero no es el sueño de mi vida. No lo descarto para nada. De hecho, tengo cosas escritas. Hasta tengo cosas más o menos cerradas, trabajadas con relativo profesionalismo, pero no es un objetivo de mi vida.

KC: ¿Y tener una editorial?

ND: Menos. No me metería en ese quilombo, de ninguna manera Karen. Me parece que es el pasaje a la desesperación. Tengo muchos amigos con editoriales y amigas con editoriales y veo el trabajo quijotesco que significa imprimir un libro, distribuirlo, venderlo y colocarlo. Y no, la verdad que no. 

KC:  Tienes las cosas bastante claras. 

ND: No tengo su fuerza, de verdad no tengo su fuerza, su voluntad, su capacidad de trabajo. Es un trabajo con un nivel de demanda que yo no sé si estoy dispuesto. No lo haría bien, además, por esto que te digo, el editor no duda, el editor quiere ser editor. Yo no quiero ser editor.

KC: Hablando de sueños que es algo que nos ha ido recorriendo en toda la conversación. ¿Cuál es tu sueño? ¿Qué es lo que estás soñando para los próximos cinco o diez años? 

ND: Mi sueño es que los amigos de mi hijo sonrían cuando lo vean llegar. Eso es lo único que me interesa en la vida. Tras de eso, obviamente, eso es como la punta de iceberg, me interesa que mi hijo tenga salud, tener las posibilidades de más o menos hacer lo que uno quiere, de crecer profesionalmente, pero lo demás se va acomodando me parece. Mi sueño es que mi hijo sea feliz y hacer todo lo que pueda en el medio para ayudarlo, porque también sé que puedo hacer un montón de cosas y no lograrlo, pero por lo menos hacer todo lo que está en mi alcance para que pueda hacerlo. Después puedo hablar de sueños profesionales, después la vida se va abriendo, pero mi único sueño es ese.

KC: ¿Te sorprendes tú como padre? ¿La paternidad te sorprendió? ¿La buscaste o no la buscaste?

ND: Cotidianamente me sorprende, es un milagro la paternidad, sobre todo a esta edad que crecen tanto en tan poco tiempo, que es una persona tan distinta tan seguido. Una vez por semana te estás maravillando por lo que estás escuchando, por lo que está pasando, pasa muy seguido. Creo que llega un momento en la vida en el que no va a ser tan frecuente eso, porque cuando tiene veinte años ya más o menos. Y ojalá que no, porque creo que poco el laburo mío como padre es esto, que se siga sorprendiendo para siempre, que no pierda esos ojos maravillados de la infancia en el que nos sorprendemos por los milagros cotidianos que acontecen. A mí me gustaría que eso no lo pierda, sé que es muy difícil que lo logre.

Pero sí, la paternidad me sorprende todos los días y me desafía todos los días porque hay algo que con la mamá le decimos todo el tiempo a él: no tenés que obedecer a nadie porque te diga que sí, sino que tenés que pensar si lo que te dicen está bien o está mal. Sabemos que nos estamos metiendo en un lío porque ahí después, bueno puede ser. Pero nos interesa mucho sobre todo pensando que en Argentina está tan en boga la educación sexual integral y como esas herramientas, si la maestra dice tal cosa y si te parece que no va, no va. Plántate. Si tenés siete años y te obligan a hacerlo, cuéntame y mañana yo voy me planto también. Tenemos como esa especie de enseñanza de esto, de que el respeto se gana, la autoridad se gana, la autoridad no es simplemente porque es una persona que la sociedad determinó que es la autoridad. No me gustaría que le tire un piedrazo a un policía tampoco. Entonces con esa bajada de línea me encuentro muchas veces a él diciéndome, ¿por qué?, lávate la mano antes de comer. Esa justa es muy fácil, dice “¿por qué me voy a lavar las manos?” Le explicás, tenés un argumento porque si no te vas a enfermar, etcétera. Pero a veces el por qué, no es tan fácil la respuesta. Entonces te pone a en jaque porque te obliga a pensar por qué le estás diciendo lo que le estás diciendo. Y a veces te encontrás con que no tenés muchos argumentos y que le estás diciendo eso porque tu papá te dijo lo mismo, y tu papá quizás tampoco tenía argumentos, y a él se lo dijo su papá que tampoco tenía argumentos. Entonces el pibe con una pregunta muy chiquitita de por qué te está haciendo rever un árbol familiar de que toda esta familia hace las cosas de determinada manera porque alguna vez alguien dijo que había que hacerlo así. Me parece que te lleva a un proceso de autoconocimiento muy interesante, que la mayor sorpresa es esa, me muestra otra faceta desde mí mismo, más allá de mostrarme otra faceta de él. Y me obliga a pensarme por qué soy como soy, y sobre todo si está bien como soy. 

KC: ¿Te vas a quedar con un hijo o van a buscar otro más?

ND: Por ahora tenemos, es mucho laburo. Ya por ahora tenemos la agenda completa, no descartamos nada. Pero me parece una responsabilidad tan enorme, Karen, y tan definitiva, que no vale decir, no sé si en Chile se dice lo mismo, pero viste que acá en Argentina tenemos el pido, cuando estamos jugando algo y queremos frenar un segundo porque nos duele la panza, porque queríamos ir al baño, por lo que sea, tenemos el pido, como una pausa, en el juego la paternidad no tiene pido. La paternidad es veinticuatro por siete desde que nace hasta que alguien se muera, ojalá que sea yo antes que él. Pero en todo ese periodo, no hay pido jamás. Entonces, a veces me parece una responsabilidad muy apabullante como para sumar otro. Dicho eso, un hijo o el mío por lo menos es lo más maravilloso que tengo en la vida, entonces bueno, no lo sé, no te digo un no rotundo, te diría por ahora no.

KC: Antes de ir cerrando, tengo una pregunta que yo creo que debes saber la respuesta. ¿Cómo cambiado el público lector en la Argentina en los últimos veinte años?

ND:  No lo sé, te inventaría la respuesta. 

KC: ¡Pensé que la sabías!

ND: No, la verdad que no. No sé si ha cambiado mucho. Desde ya, me parece que los soportes digitales modificaron algunas costumbres de lectura y sobre todo la lectura que no es lectura, lo que llamamos lectura formal, digamos, visto que hoy todo el mundo dice, los pibes no leen nada. Los pibes si quieres no leen La Ilíada, pero están todo el tiempo leyendo un mensaje de texto, un comentario de redes sociales. Eso también es lecto-comprensión, de alguna manera. Sí, creo que las redes sociales nos están seteando la cabeza para que no seamos capaces de prestar atención, de concentrarnos mucho tiempo seguido en lo mismo. Y creo que eso indefectiblemente atenta contra la lectura, porque la lectura es básicamente concentrarse mucho tiempo en lo mismo. Pero bueno, también leerán cuentos o leerán otra cosa. No me animo a una respuesta más cerrada porque tengo colegas que laburan en el tema, que laburan muy bien. Pero sí, no soy tremendista, no creo que antes se leía más, antes se leía mejor, no sé. Mi generación también está llena de gente que no lee tanto, no lee mucho. Creo que es parte de que los adultos solemos creernos mejores que las generaciones que nos siguen, entonces, uno de los argumentos que encontramos es, en mi época era mejor. Más o menos, la verdad no lo sé. Sí, creo que el fenómeno de redes sociales y digitalización de la vida, pero sobre todo de redes sociales y no tanto por la red, sino por el video de TikTok, por el reel de Instagram, porque todo tenga que ser explicado y comprendido en un minuto y medio, bueno, creo que las cosas más importantes de la vida no son plausibles de ser explicadas ni entendidas en un minuto y medio. Entonces, si nosotros atravesamos la experiencia vital por ese minuto y medio, nos vamos a ir quedando cada vez un poco más afuera de procesos complejos que requieren más concentración y más atención para entenderlo. No sé cómo se va trabajar eso en el futuro. Pero tal vez también nos obligué un poco a los divulgadores, yo fui profesor de la facultad también un tiempo, nos obliga a los docentes y a los divulgadores a ser mejores divulgadores justamente, a dar menos vuelta e ir al grano y a extraer la síntesis de lo que queremos decir. 

KC: Y cuéntame, de tus últimas lecturas, porque ya que lees tanto, ¿cuáles son las que más se te viene a la mente que nos recomendarías para leer o que tenemos que tener ojo con estos autores?

ND: De las últimas, no de todas, sino de las últimas. Bueno, esto que te decía, el último taller fue de Silvina Ocampo, obviamente no fue mi primera lectura, fue una relectura de su obra, me parece extraordinaria, tremendamente, creo que son pocos los autores y las autoras que resisten relecturas. Hay algo desde el que uno lee por primera vez, algo que sientes esa maravilla, lo que hablábamos al principio de Mafalda y en la relectura es más difícil porque uno ya sabe con qué se va a encontrar, son pocos los autores que la resisten, Silvana Ocampo la resiste absolutamente. Es una autora que recomendaría toda la vida. También por motivos laborales estuvo re-leyendo a Horacio Quiroga, es un escritor uruguayo-argentino, nació en Uruguay indiscutiblemente, pero hizo casi toda su carrera en Argentina, y también, otro que soporta una relectura tremenda. Aprovecho que estoy hablando con vos, Lina Meruane, me parece una autora que me gusta mucho, no sé qué concretamente, pero me gusta mucho, en general, su obra, quiero decir. Nona Fernández, Mapocho, por ejemplo, me parece un gran libro. Y después, medio como un canon general, pienso en Claus y Lucas de Agota Kristof. 

KC: Acabo hacer taller de eso.

ND: ¿En serio? Me parece un libro extraordinario, o sea son tres libros en un volumen, pero me parece extraordinario. Si bien mi laburo tiene que ver con esto de ir mostrando lectura, yo también soy un militante de haz tu camino. Está bien que alguien te muestre algo porque si no sería más difícil, pero a toda persona interesada en los libros, seguro que tiene o perfiles de redes sociales que le interesan, o un amigo que lee mucho, o un profesor de algún lado. Cualquiera que sea, vos arranca por algún lado y después son los propios libros los que te van a ir recomendando otros libros. Algunos libros te van a gustar mucho, investiga más por ese autor, ese género, esa nacionalidad, ese momento histórico. En el libro a veces se mencionan otros libros, anda a buscar el libro que te mencionaron. Insisto, si bien la instancia de recomendación es útil para quien está buscando una lectura, me parece que no debería reemplazar de ninguna manera la búsqueda personal, la búsqueda individual, porque ahí es donde realmente pasa algo. Ya sabemos más o menos qué es lo que está o no sé si ya sabemos, pero circula un montón que es que lo que mucha gente recomienda. Agarra cualquiera y, sobre todo, porque volvemos antes, lo que más subrayo es lee diez páginas, no te gustó, no sigas, abandónalo inmediatamente. Hay muchos libros que sí son para vos. Entonces no pierdas tiempo. Vas a morir mucho antes de haber leído los libros que te van a encantar. No pierdas tiempo. Ándate al que te encanta.

KC: Nacho, ¿y eres consumidor de podcast?

ND: La verdad que sí, no muchísimo, pero sí.

KC: ¿Y tienes algunos de literatura que nos puedas recomendar?

ND: Me gusta mucho uno de un español que se llama Javier Peña, que se llama “Grandes infelices”, que es como un podcast medio biográfico sobre vida de autores y autoras bastante tremendas, elige deliberadamente autores y autoras con vida complicadas. Bueno, me preguntabas de lecturas últimamente, La campana de cristal de Sylvia Plath también fue parte del taller de “Pila” y me acordé porque él tiene un episodio sobre Sylvia Plath, también el libro, a mí me parece extraordinario, ese me gusta. El de Hinde Pomeraniec, lo escucho mucho también. Y hay uno que se llama «Marcar como leído». también, creo que es de Eugenia Chicago, que también es un programa de radio transformado a formato podcast.

KC: A ese no lo conozco.

ND:  Esos.

KC: Nacho, te quiero agradecer mucho que hayas estado hoy día en Espiral, aquí conversando, soñando y comunicándonos sobre libros, paternidad y sueños. Lo encuentro maravilloso. Así que muchas gracias por haberme dado este espacio de conversación tan lindo. 

ND: Gracias a vos por haberme invitado y no es tan común hablar de sueños, paternidad y libros así que gracias por la oportunidad también.

KC: De eso se trata Espiral, de ir a lo no común, donde los auditores encuentran cosas que no encuentran en otros podcasts. Así que muchas, muchas gracias.

ND: Gracias a vos Karen.

KC: Gracias Nacho.

 

Cierre

    Así cerramos este ciclo de mayo con este argentino que al hablar nos deleita con su pasión. Me sorprendió que no quiera tener una editorial como él dijo: “Nunca me metería en ese quilombo”. Qué lindo suena a los argentinos decir esa palabra, a una chilena como yo, deja bastante que desear. Chaooooo.

 

 

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