Entrevista a Rosa Montero

#114 Entrevista a Rosa Montero

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Hola, hola, ¿cómo estás? Soy Karen Codner y te doy la bienvenida al programa 114 de Espiral y me harías muy feliz si lo recomiendas a tus amigos, me pones un like donde sea que lo escuches. Eso me ayudará a llegar a más auditores.

Y no te olvides de escribirme, me encanta que me escriba, mándame una fotografía de dónde estás escuchando Espiral, así este podcast se convierte en una conversación.

Hoy, tal como te prometí, vuelvo con la escritora española, Rosa Montero a quien tuve el honor de conocer en el Congreso de Mujeres Periodistas y Escritoras realizado la última semana de septiembre en Punta Arenas. Me sigo maravillando de haber estado con ella y de haber tenido la oportunidad de entrevistarla para Espiral. ¿Quién es Rosa Montero? Una mujer cálida, con mucho humor y energía. Necesitaría mucho espacio para contarte sobre todas sus publicaciones, pero lleva años como columnista en el diario El País, ha realizado más de dos mil entrevistas y todavía recuerda lo extraña que fue la que sostuvo con Yasser Arafat, el líder de la Organización para la Liberación de Palestina. Comenzó a trabajar como periodista joven, a los diecinueve años y su primera novela fue Crónica del desamor y la última, es La desconocida que escribió a dos manos con Olivier Truc. Ha incursionado no solo en novela para adultos, sino que también literatura infantil y juvenil, en relatos, ensayos y lo que deseen. La cantidad de distinciones y premios que ha recibido superan mi capacidad de nombrarlas, pero cuenta con el Premio Nacional de las Letras españolas otorgado el 2017.

En el hotel nos encerramos en una especie de pecera para realizar esta entrevista, no fue lo ideal para realizar la entrevista, pero había mucho movimiento y las condiciones de audio y vídeo no eran las óptimas, pero quedé feliz.

Me contó que está trabajando en decir “no” y aceptar muy pocas cosas de las que la invitan. Detesta la promoción de los libros, mira cito: “pero en este mundo no hay más remedio, es un mundo con mucho ruido de información y es que ni se enteran de que sale tu libro si no haces promoción y yo lo que quiero es apoyar mis libros, y por eso quiero que lo lean, por mis editores que hacen el gesto de sacar el texto”.

Era su sueño conocer el fin del mundo y era mi sueño entrevista a Rosa Montero, así que dos mujeres en Punta Arenas cumplieron sus sueños. ¡Qué mejor!

 

Recuento personal

Como ves ese congreso fue intenso, las conferencias que más me gustaron fueron las relacionadas con redes sociales e inteligencia artificial, sobre todo la que dictó Carlos Scolari, académico y quien coordina el Programa de Doctorado en Comunicación en la universidad de Barcelona Pompeu Fabra. Con él conversé en el programa 75 sobre nuestra adicción a las redes sociales.

Hace unos días me entrevistó Adriana Pacheco del podcast “Hablemos escritoras”, lo que aún no me termina de sorprender. Este programa es mucho más que un podcast porque es una enciclopedia y el repositorio de voz más grande del mundo especializado en escritoras, traductoras y críticas en español, así como las editoriales y revistas que las publican. Todavía me cuesta convérsenseme que me entrevistaron, ya te contaré cuando salga al aire.

Ahora me estoy preparando a full para las próximas festividades judías, que después del Año Nuevo y del Día del Perdón, siguen y finalizan a fines de octubre. Por eso este episodio de Rosa Montero, en vez de salir el viernes está saliendo el domingo. Y no te olvides de escribirme, mandarme una fotografía de dónde sea que estés escuchando Espiral, así este podcast se convierte en una conversación.

 

Cuestionario Espiral

KC: Siempre parto igual, ¿qué estabas haciendo antes de venir a sentarte aquí conmigo?

RM: Estaba escuchando un panel sobre inteligencia artificial y periodismo, muy interesante, en este maravilloso congreso de la AMMPE World en Punta Arenas, que está siendo fantástico. Creo que es el vigesimoquinto.

KC: En tu charla magistral que abriste, dijiste que siempre habías querido visitar bien al sur del mundo.

RM: Sí, es que tengo una afición, que no sé muy bien de dónde sale, pero soy verdaderamente loca por las regiones terrestres extremas, las que están cerca de los polos. El norte me lo he machacado entero. Tengo una afición extrema por las zonas polares del globo terráqueo, me encanta. El nórtico me lo conozco todo, he estado en Alaska, dos veces en Islandia, en el norte de Finlandia, de Noruega, de Suecia y, sobre todo, en el Polo Norte por Nunavut que es el norte de Canadá, y me chifla. Siempre he tenido el deseo de conocer la Antártida, lo que pasa es que, claro, entre que tienes que venir en pleno invierno para nosotros, que es vuestro verano… y estoy siempre con trabajonormalmente, y lo lejos que está, no lo había hecho nunca. Llegar aquí para mí es un sueño, que la ventana de mi hotel mire al Estrecho de Magallanes, que para mí es mítico, y al otro lado se ve Tierra del Fuego, es que levito.

KC: ¿Leíste la biografía de Stefan Zweig sobre Magallanes? 

RM: No.

KC: Te la recomiendo. 

RM: Seguro, Stefan Zweig era un biógrafo extraordinario.

KC: Exactamente. Vamos a hablar un poco de ti porque de eso se trata. Cuando uno es escritora inevitablemente termina en la figura del yo. Has escrito varias cosas, todo con un poco de biografía al final de la ficción. En tus dos ensayos biográficos Historias de mujeres y Nosotras como en todo tu sello, hay un interés particular en las mujeres. ¿Pero qué ha cambiado en tu visión sobre nosotras, sobre las mujeres, desde que publicaste esas dos novelas?

RM: Bueno, son ensayos biográficos. El primero fue Historias de mujeres, que fue hace veinticuatro, veinticinco, veintiséis años cuando se publicó, veintisiete quizás ya. Nosotras es una reedición que hice hace cinco años tomando ese libro y añadiendo como un cuarto más. El primero, Historias de mujeres, fue publicado en un momento en donde todavía pensábamos que pobrecitas de nosotras que no habíamos podido destacar, eso es lo que se pensaba en aquella época, que no habíamos podido destacar en casi ningún campo, solamente histórico, que solamente había unas cuantas, como Juana de Arco, Isabel Segunda, Isabel La Católica, pero muy pocas mujeres a lo largo de la historia y que era natural porque como estábamos tan postergadas, como no se nos ha permitido estudiar en una universidad hasta entrar al siglo XX en general – en España, por ejemplo, creo que fue en 1911- y que éramos tan víctimas de una carencia de derechos totales que por eso no habíamos podido, pobrecitas de nosotras. Por entonces, ese era el sentido general y lo que todo el mundo pensaba, pero a mí que me encantan las biografías, tengo una biblioteca personal de biografías, sobre todo de artistas, muy grande.

KC: Es bien caótica tu biblioteca, has confesado.

RM: Sí, total. Bueno he leído sobre todo muchísimas biografías inglesas, que son los reyes de la biografía, y ahí empecé a leer biografías de unas mujeres insólitas, alucinantes, que no conocíamos y que habían hecho cosas increíbles, o que habían tenido unas vidas trágicas porque la situación les había impedido salir, pero que tenían un talento increíble. Todo eso me pareció fascinante, y como digo en el prólogo de ese libro, empecé a pensar que no es que no hubiera habido tantas, sino que una vez que se morían se metían para siempre. Y empecé a pensar que habían mujeres de todo tipo, con unas historias alucinantes, verdaderamente alucinantes, que no guardábamos memoria de ellas y que algunas veces eran historias trágicas en el sentido de que les había impedido desarrollar del todo su arte o su capacidad y que eran historias fascinantes. Empecé a pensar que efectivamente había habido muchísimas más de las que recordábamos pero que como decía la escritora italiana Dacia Maraini, que dice: “cuando una mujer muere, muere para siempre». No como los hombres, se  borran de los anales y de la historia patriarcal que nos ha educado. Tuve esa sospecha, ya lo digo en el prólogo, y de repente han pasado estos casi treinta años desde que salió ese libro por primera vez y ha habido efectivamente una explosión. Ahora hay una explosión de esa otra historiografía que nos cuenta que es que hemos vivido una historia completamente mutilada y mentirosa.

KC: ¿Imaginaste alguna vez ver esta explosión?

RM: Pues no.

KC: Lo vislumbraste.

RM: No, pero intuí. Ya como te digo, en el prólogo intuí que esa realidad supuestamente de pobrecitas, no hemos podido hacer nada, no era así. Lo que pasa es que no llegué a ver el nivel, porque es que ha habido hasta en el mundo árabe, por ejemplo, sultanas importantísimas, pero montones. Ha habido de todo, mujeres en todos los ámbitos del conocimiento, de la ciencia, de la política, en todos los ámbitos, en todas las épocas y en todos los países.

KC: Solo que había que buscar. 

RM: Por ejemplo, ¿quién es el primer autor literario que conocemos, cuyo nombre conocemos y cuya obra tenemos? Es una mujer, es Enheduanna, es una princesa de hace 4.300 años, acadia, que tiene un poema que es un himno sagrado a una diosa, ahora no me acuerdo cómo se llama, es un largo poema que se conserva aún.

KC: Y en la cultura china también.

RM: Sí, pero son posteriores.

KC: Claro, pero igual son buenísimos. Vamos a saltar en el tiempo. Me acabo de leer tu columna en el diario El País, por favor él que no la haya leído cuando esté escuchando esta entrevista que corra y lo haga, porque me he reído.

RM: ¿Cuál de ellas es?

KC: Todas, pero la Cómo convertirte en un imbécil. Es que agradecí la transparencia, agradecí la sinceridad. Como siempre, tienes un sentido de humor, no solo en persona, si ustedes conocieran a Rosa en persona, se reirían una y otra vez, pero también tiene el don de poder traspasarlo a la palabra escrita, que eso es un don. Bueno, y ahí cuentas, vamos a hacerlo breve, para que se queden con las ganas de ir a leerla: «Estaba saturada de actos públicos y eso no fue hace mucho tiempo».

RM: No, hace unos meses.

KC: Sí, pero a nuestros auditores, estamos en un acto público, en un congreso donde has tenido que hablar.

RM: Sí, es que hago todo el rato cosas, pero lo que pasa es que este congreso para mí es muy peculiar porque por primera vez en muchísimos años me tomo un tiempo. Como tenía tantas ganas de venir aquí, yo normalmente lo que hago es ir, hablo, no sé qué y me voy, entonces, en este, lo que además ha sido la inauguración al principio de todo, luego me voy a quedar, para mí toda una semana es como guau. Y quedarme toda una semana y poder hacer otras cosas, escuchar a otras personas es tremendo.

KC: Es tremendo. Es un regalo.

RM: Lo he puesto en redes, he dicho, me siento tan agradecida y tan regalada por este presente maravilloso que me han hecho las organizadoras de este evento, por traerme.

KC: ¿Y cómo fue ese disco pare que tuviste? Porque cuando uno se siente agobiado, ¿en qué lo viste? ¿en qué lo sentiste?

RM: Estoy saturada desde hace muchos años.

KC: ¿Y se puede parar?

RM: Sí. Bueno, te diré que yo digo que no al 90% de las cosas que me proponen.

KC: ¿Y te ha costado aprende a decir que no?

RM: No, pero es que diciendo que no al 90 % de las cosas que me proponen, hago demasiado.

KC:  O sea, me tengo que sentir honrada de tenerte hoy día aquí.

RM: Pues sí. Tengo que decir que no al 99 % o más. Y lo que pasa es que es muy difícil, me he dado cuenta, que he intentado todavía bajar más, estoy intentando, pero es muy difícil. Mira, me he dado cuenta que o bien decides, ya está, hasta aquí ha llegado mi vida profesional, lo dejo, me retiro y ya está, que no estoy dispuesta a hacerlo, no estoy en ese lugar de mi vida, o bien bajar relativamente. Es muy difícil, o te quitas o te quedas. Cuando tienes una vida ya tan ligada, porque se te liga la vida por muchas cosas,  al cabo de venir, justo el día antes de coger el avión para venirme aquí, llegué de Venecia de pasar una semana en Italia haciendo promoción de la traducción italiana El peligro de estar cuerda, uno de mis libros, un libro que amo, si sale en Italia quiero ir a apoyarlo. Ahora, cuando vuelva de aquí a Madrid, me iré en dos viajes seguidos a Francia, a Burdeos y Nantes, para hacer promoción de la traducción francesa de El peligro de estar cuerda. Pues eso lo tengo que hacer, lo quiero hacer.

KC: ¿Te gusta la promoción?

RM: La odio, la detesto, no la soporto, pero en este mundo no hay más remedio, es un mundo con mucho ruido de información y es que ni se enteran de que sale tu libro si no haces promoción y yo lo que quiero es apoyar mis libros, por mis propios libros y porque quiero que lo lean, por mis editores que hacen el gesto de sacar el texto.

KC: Oye, Rosa, tú escribiste una novela preciosa, la gente no la ha nombrado tanto últimamente, pero yo la llevo mi corazón, La buena suerte. 

RM: No, La buena suerte, en España, por ejemplo, y en otros países…y de hecho están haciendo una película.

KC: Es una novela maravillosa. ¿Pero sabes por qué? Sobre todo porque el personaje es entrañable. Las preguntas que se te abren. Y te pregunto, cuando la escribiste era muy distinto, ¿es posible desaparecer hoy como Pablo?

RM: No, si la escribí hace nada, es una de mis últimas novelas.

KC: Pero como ha cambiado el mundo, ayer estábamos hablando de ChatGPT.

RM: Esta novela salió hace tres años, creo, o cuatro. 

KC: En el 2020 salió.

RM: Sí, en el 2020, sí. Pues cuatro años. 

KC: Hemos tenido la pandemia entre medio. Varias cosas. 

RM:  Bueno, las pobres, mis personajes, lo terminé justo antes de la pandemia, sin saberlo, y mis personajes cuando termina la acción, lo primero que van a pasar es una pandemia, pero la van a sobrevivir, la van a pasar bien. Yo no veo que haya cambiado tanto el mundo, aparte de la pandemia, que todavía es un trauma que estamos recuperándonos, intentando recuperar. Pero sí que puedes desaparecer, todo el rato desaparece gente ¿Tú sabes cuánta gente desaparece? Lo he buscado en España, tengo una memoria horrible, pero en todos los países desaparecen el año como veinte mil personas, yo que sé. A algunos se les vuelve a recuperar, otros no. Y mucha gente desaparece porque quiere desaparecer.

KC: Tú desapareces a veces, contaste en una entrevista, a tu cabaña, a un lugar perdido que dices que ya no es tan perdido, que saben cómo encontrarlo.

RM: Eso es un secreto que ya lo sabe todo el mundo, pero bueno. Sí, tengo un apartamento por ahí, fuera de España, y me encierro ahí, que me encanta, me voy con mis perros, ahora con mi perra, solo me queda una, y me encierro a escribir y estoy más feliz que una perdiz, ahí escribiendo.

KC: ¿Cuándo estás moviéndote por el mundo, echas de menos esa soledad? Eres una persona sociable.

RM: Soy muy sociable, amo a la gente, me gusta mucho la gente. Y creo que lo que mejor he hecho en mi vida es ser amiga, es de lo que me siento más orgullosa. Tengo amigos buenísimos desde hace cincuenta años y tengo amigos estupendos desde hace dos. Quiero decirte que no me he cerrado a ese esfuerzo y a esa inversión de tiempo de calidad que es construir una amistad, sigo abierta a eso, porque para tener buenos amigos no salen debajo de las piedras porque sí, esa gente que dice no, porque no encuentro gente, porque no me quieren, no te lo trabajarás, es que para tener un buen amigo, una buena amiga, es que te lo tienes que trabajar.

KC: Igual como se trabajan las buenas cosas como novelas.

RM: Tienes que invertir un montón de tiempo en la calidad. Yo tengo amigos maravillosos y para mí es un orgullo y es lo mejor de mi vida. Pero al mismo tiempo necesito soledad, no se puede ser escritor y no necesitar soledad.

KC: Y dices que una de las mejores cosas porque haz hecho muchas cosas buenas, haber tenido buenos amigos, ¿pero de cuáles te arrepientes no haber realizado? Cuando miras el hoy.

RM: Yo creo que la gente se divide en dos tipos de personas, unos los que eligen justamente arrepentirse por acción y los que eligen arrepentirse por omisión, entonces yo siempre he elegido arrepentirme por acción, así que no tengo nada que no haya hecho. A lo mejor me puedo repetir de cosas que he hecho, pero de cosas que no he hecho, no me arrepiento.

KC: ¿Y por qué no fuiste madre?

RM: Porque no quería. Nunca he querido, nunca he jugado con juguetes de niños, jugaba con animales de peluche. 

KC: Naciste adulta.

RM: Nací adulta, efectivamente. Bueno, eso lo cuento un poco en El peligro de estar cuerda. 

KC: Es maravilloso libro, por favor, léanlo. 

RM: Y luego, cuando ya tenía como treinta y siete, treinta y ocho años, y empecé con Pablo, que ha sido mi pareja, el hombre de mi vida, con él que he vivido, he tenido otras parejas antes, pero empecé con él a esa edad y vivimos veintiún años hasta que se murió, y él tampoco tenía hijos, y de repente dijimos (yo tenía treinta y siete años), y dijimos bueno, ¿lo probamos? vale, pues probemos. Probamos y no salió y no me metí en más. O sea, no me metí a hacerme pruebas porque fue un poco como decir bueno, pues nunca me ha interesado, nunca he querido. En un momento determinado justamente por no arrepentirme por omisión, vamos a probar. Y no salió y ya está.

KC: ¿Fuiste o eres la loca de tu casa?

RM: No, la loca de la casa es una frase de Santa Teresa de Jesús. 

KC: Yo lo sé.

RM:  Como sabes que no se refiere a la locura, que se refiere a la imaginación, que a ella le daba mucho miedo porque como sabéis tenía epilepsia, entonces tenía de repente momentos en donde arrebataban visiones, pues le daba miedo y la llamaba la loca en la casa. Pero no es que haya sido la loca de la casa, que me llamaran en casa la loca de la casa, pero he tenido problemas mentales.

KC: Me refiero en forma excéntrica.

RM: No he sido muy excéntrica, he sido rebelde. No he sido muy excéntrica. Eso que te digo, no he sido la niña, al contrario, he sido buenísima y sensatísima y me quedaba en una esquina de mi casa leyendo y súper racional siempre hasta que en la adolescencia, de repente pegué la explosión y fui rebelde, no la loca, fui rebelde, me hice piercing, me hice muchas más cosas, me puse a hacer teatro. Y entonces en una familia, sobre todo un padre muy convencional, fui rebelde, pero no la loca de la casa.

KC: ¿De todos los tatuajes que tienes, hay alguno que le tengas más cariño?

RM: Les tengo cariños a todos porque realmente tú te haces un tatuaje con hay una relación, o por lo menos deberías tatuarte teniendo una relación. Pero bueno, este fue el primero que es la salvadora.

KC: No podría me da un nervio, solo imaginar, además que no me haría nada definitivo, pero el dolor. 

RM: Duele más depilarte la ingle con cera, te lo juro. Depilarte la ingle con cera duele mucho. Entonces esta fue la primera, le tengo mucho cariño, es un símbolo de regeneración. Estos me representan mucho, Sapere aude, que es la frase de Horacio pero que popularizó Kant, que significa “atrévete a saber”, que me encanta, atrévete a saber por encima de tu miedo, de tu inconveniencia, de tus prejuicios, que yo creo que es algo que uno debe esforzarse. Y luego la fórmula de la relatividad, porque me encanta la ciencia, esto me representa mucho.

KC: ¿Hubieras estudiado algo con ciencia?

RM: Es que en mi época, bueno, y aquí todavía, vivimos en un mundo absurdo que divide la realidad entre letras y ciencia, que me parece totalmente ortopédico y falsa esa división, la realidad es un continuo. Pero eso hace que desde niños, con catorce años yo tuve que elegir entre letras y ciencias, y como escribía desde que tenía cinco años, escogí letras. Pero siempre me ha encantado la biología, por ejemplo, la neurología, la física también me gustaba mucho. A lo mejor hubiera podido ser algo que me gusta.

KC: Preparando este entrevista, supe que hace poco falleció una amiga muy cercana tuya, también tuviste la muerte de Pablo. ¿Cómo procesas el duelo? ¿ya te conoces como Rosa Montero, yo ya sé cómo proceso el duelo?, ¿o los duelos son distintos?

RM: Todos los duelos son distintos. Pero, por otro lado, he tenido la muerte muy cercana, se me ha muerto mucha gente, eso no te prepara para el siguiente, todas las muertes anteriores no te preparan y son un desastre. Lo peor de envejecer es que se te va muriendo la gente querida. Eso es inaguantable, insufrible y no te preparas para ello, es imposible.

KC: ¿Y sientes que te recuperaste?

RM: Siempre te recuperas. Recuperar es una palabra equivocada, porque recuperar significa como volver al mismo sitio, y nunca te recuperas. Después de la muerte de alguien verdaderamente importante, nunca te recuperas, nunca vuelves en el mundo igual, jamás. O sea, esa parte del mundo que había existido, esa vida tuya que tenías con esa persona viviendo en el mundo, esa parte de vida se fue para siempre. Lo que pasa es que los seres humanos tenemos una capacidad de superación, de regeneración, por eso hay tantos mitos de regeneración en las culturas humanas, el mismo de la salamandra, que es un mito de regeneración, el ave fénix, porque somos supervivientes, somos más tenaces que las cucarachas, somos tremendos. Esa tenacidad y esa capacidad de adaptación y de supervivencia es la que nos ha hecho una especie con tanto éxito que nos hemos convertido en un virus para el planeta. Entonces, lo que haces es reinventarte, no te recuperas, te reinventas, te reinventas una nueva vida sin esa persona.

KC: Vamos a ir a La desconocida. Primero volviste a la novela negra y además la escribiste con Olivier Truc. Explícame, ¿cómo es escribir a dos manos?

RM:  La desconocida fue un juego curioso, una cosa que fue de pura casualidad, no se nos había ocurrido ni a Olivier, que es un escritor francés especializado en la novela negra, y al cual he conocido desde hace años porque tenemos a la misma editorial en Francia, y que son muy majos, nos caemos muy bien. Bueno, entonces, ni a Olivier ni a mí se nos había ocurrido antes escribir a cuatro manos pero resulta que hay un festival que es el Quais du Polar en Lyon, que es uno de los festivales más importantes de novela negra de Francia, y se les ocurrió la gran idea hace unos años, tres o cuatro años, de hacer un librito, una novela corta negra, un thriller escrito a cuatro manos cada año para el festival, entre un autor o autora francés  y un autor o autora del país invitado ese año. Entonces, eso empezó hace cuatro años con los alemanes, al año siguiente era España, y me lo propusieron a mí hacerlo junto con Olivier y dijimos sí, pues un poco por el experimento, porque todo era súper difícil, teníamos que hacerlo en tres meses, o sea, una cosa loca. Eran ocho capítulos de veinte mil caracteres cada uno. Y entonces teníamos que ir haciéndolo alternados, uno hacía el uno, luego el otro el dos, y así los capítulos alternados. Ellos nos proponían la idea que era un poco como el cadáver exquisito, que ya sabes que era ese juego surrealista en donde la gente va siguiéndose, pero que crea al final un resultado completamente absurdo. O sea que no teníamos que saber nada hasta que el otro te mandara el capítulo. Pero proponer un cadáver exquisito a una novela negra es una tontería porque una novela negra es lo contrario de lo absurdo, una novela negra tiene que ser un artefacto de precisión. Así que desde el primer momento, Olivier y yo decidimos que íbamos a ir desarrollando la novela a la vez. 

KC: ¿Y fue difícil? 

RM: Fue divertidísimo. Fue muy difícil sobre todo porque no teníamos tiempo porque  yo estaba viajando, él también. Fue dificilísimo, pero fue muy divertido, y estuvimos muy bien enrollados.

KC: Tuvieron química. Pudieron trabajar bien.

RM: Trabajamos muy bien y nos salió increíblemente. Terminamos el libro, que eso ya fue un logro. Y luego se entendía, el libro se entendía y nos lo ha comprado Netflix, están haciendo una película. 

KC: ¡No te puedo creer!

RM: Sí, están haciendo una película.

KC: Para que ustedes sepan porque deben saber mucho o conocer de Rosa, ella ha hecho más o menos, sacó la cuenta, dos mil entrevistas.

RM: Cierto.

KC: Y ya se cansó del género periodístico. Así que yo tengo el honor de entrevistarla aquí en Punta Arenas de Chile. Paul McCartney te contó cómo mantenía su centro, pero ahora te digo, ¿cómo te mantienes tú en tu centro con tantos premios, tantas publicaciones, tantos reconocimientos, tantas entrevistas, tanto que la gente quiere estar contigo?

RM: Bueno, como dice en el artículo ese de No convertirte en un imbécil, pues a veces hay riesgos, claro, porque es demasiado ruido alrededor y ruido de gente que te alaga. Yo llevo, digamos, que soy conocida desde los veintiséis años porque el periódico El País en el que trabajo tuvo gran éxito después de la muerte de Franco, apareció después de la muerte de nuestro dictador y arrastró en el éxito del periódico una serie de periodistas muy jóvenes, como yo y otros, y entonces nos hizo famosos. O sea que yo llevo casi cincuenta años en el sitio público y claro, me he construido un caparazón para defenderte de eso, porque si no te vuelves loco. Yo sé que la vida es la vida tangible, yo sé que la vida son mis amigos. Sé que la vida es lo real, no es todo ese ruido, pero cuando estás viajando todo el tiempo pues algo cala, da un poco de miedo, algo cala de que todo el mundo te vaya diciendo. Es complicado. Tienes que mantenerte simplemente en eso, en la pequeña vida real, lo que te importa son la gente que te quiere y a la que tú quieres.

KC: Pero es fácil creerse el cuento.

RM: 
No es fácil si llevas mucho tiempo, es muy fácil cuando eres un chaval, tú ves a la gente que se vuelve loca al principio, ahí es muy fácil perder la cabeza, pero llevando como yo cincuenta años en esto, pues no es nada fácil. Y aun así te das cuenta de que puede haber un cierto cansancio de materiales, por así decirlo.

KC: ¿Hay algo que te inseguriza? 

RM: Me insegura todo.

KC: ¿Cuándo estás escribiendo?

RM: Todo. Yo sigo teniendo el enemigo interior, que es lo peor, el peor enemigo de un artista, sea el artista bueno o malo, es el enemigo interior. Es esa voz asquerosa que te dice no vale, no sirve.

KC: ¿En serio te sucede? 

RM: Claro, ¿para qué vas a hacer esto? Vas a hacerlo fatal. Yo siempre tengo la tensión y el miedo de hacerlo fatal todo, pero claro, a medida que vas creciendo tienes más recursos en el sentido de que dices bueno, hoy tengo que hacer esto mañana, tengo que ir a tal sitio y todo. Te ha pasado esto, has estado con este mismo miedo quinientas veces, y las quinientas veces ha salido bien, o si no ha salido todo lo bien que tú querías, tampoco ha pasado nada. O sea que digamos que eso anima y alivia. Pero sí, el miedo está siempre, además el enemigo interior es muy inteligente, porque tú puedes decir bueno, esta novela que estoy haciendo ahora, que saco en enero, ¿cómo saldrá ? Y te dicen pues yo que sé, la gente que te entrevista,  pero bueno, con todas las novelas que has escrito, que has publicado, los premios y dices bueno, incluso si me creyera que esas novelas están bien, el enemigo interior siempre dice bueno, a lo mejor antes sabías escribir, pero ahora ya no sabes. Ya estás acabada.

KC: 
¿Y vas a sacar otra novela ahora en enero 2025?

RM: 
En enero 2025 saco la última novela de la serie de la protagonista Bruna Husky, novelas futuristas.

KC:  
¿Y estás escribiendo otra cosa?

RM: 
Pues la verdad es que sí, quería darme un tiempo, pero me ha dado la locura. No he parado, pero este verano, mis vacaciones en agosto quería descansar, porque llevaba años sin descansar, a los diez días se me ocurrió una cosa y me puse a escribir. 

KC: ¿Sobre qué es?

RM: Es una cosa loca, no sé si se saldrá adelante. Llevo seis capítulos. Es una saga de tres libros.

KC: No has escrito ninguna saga.

 RM: De género fantástico no, porque Bruna Husky, que son tres libros, pero cada libro termina en sí mismo. Esto es una saga, una saga que continúa, de tres libros que se llamarían Los libros del caos. La saga se llamaría Los libros del caos.

KC: ¿Úrsula K. Le Guin te gusta mucho?

RM: 
Me encanta. 

 

Cierre  

¿Te gustó? A mí sí y mucho. Espero en el futuro volver a conversar con Rosa Montero y charlar sobre lo mundano y lo sagrado, porque me quedé con gusto a poco.

No te olvides de escribirme a mi correo karen@karencodner.com, o mándame una fotografía a mi Instagram a @karencodner de dónde estás escuchando Espiral, así este podcast se convierte en una conversación.

 

Chaoooooo.

 

Lee. Escribe. Crea con Rosa Montero.