Oda a las zapatillas #128
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Solid Gold OVO x Air Jordan
Zapatillas creadas por el artista Matthew Senna
y el rapero Drake.
Están hechas completamente de oro sólido.
Se estima que su valor supera el millón de dólares.
Queridos amigos,
Ya estamos en pleno diciembre, me da la sensación de que mis zapatillas lo saben, porque me cuesta calzarlas más cada mañana antes de salir a correr. Parece que ahora mis mejores amigas son las sábanas.
Benditas zapatillas, con ellas he recorrido tanto. No sé si tengo tres o diez pares, algunas para el deporte, otras para caminar en la ciudad y algunas para salir a cenar. Ignoro también el momento preciso en que se pusieron de moda y fueron desplazando a los zapatos, o se hicieron populares incluso para ir a un matrimonio. Algunas con plataforma, otras bien planas, blancas como el papel y suaves como la dulzura de una chiquilla comiendo por primera vez un helado. Algunas mujeres me han contado que ya no ocupan más tacos, otras, que se están aburriendo de ellas ¿Sabías que las zapatillas se vencen? Al igual que los cascos van perdiendo su elasticidad y si las ocupas mucho para hacer deporte pueden defraudarte, no confíes en las que son viejitas.
He tenido negras, blancas, doradas, no sé si plateadas. Algunas me han decepcionado porque me sacaron ampollas o me produjeron sudoración. Algunas cuestan miles de dólares, y otras pertenecen al mercado de la reventa, que cada vez es mayor. Si corres, la tecnología avanza tan rápido como una nave espacial y las que te parecían las mejores del mundo hace dos años, hoy te pesan como un mastodonte. De esas he tenido también negras, fucsias fosforescentes y blancas, lo que es un error porque al primer contacto con la superficie quedan bien oscuras, otras celestes (las compré en la Expo de la maratón de París y fueron una pésima inversión). Algunas las he comprado online y otras no.
Hace unos años, cuando iba a correr la maratón de Nueva York escribí esto, ignoraba entonces, el 2017, que años más tarde crearía una Oda para ella:
“Ella me compró un martes a las 20 horas. Parece que le gusté inmediatamente, la compra fue rápida, sin grandes titubeos. Por suerte me eligió a mí y no a mi vecina, una blanca desteñida sin grandes atractivos. Si bien las dos éramos del mismo tipo, hechas en Japón, con tecnología de primera, yo soy más especial. Estoy segura de que por eso me escogió. Rápidamente en Amazon me seleccionaron, eso me hizo despertar, pues llevaba un buen par de meses vegetando. Por fin la historia de mi vida comenzaba. Cuando llegué al hotel ella me calzó y escuché su voz diciéndole a alguien: ´me quedan bien´, luego volví a dormir en su maleta. Estaba oscuro, me dio miedo, yo que jamás había estado en así de frío, tan sola. No sé cuántos días pasaron, la mujer comenzó a llenar la maleta, encima mío se fueron amontonando polleras, blusas, una chaqueta roja y otros zapatos. Pero yo era la nueva zapatilla. Me costó acostumbrarme a estar tan acompañada, pero me imaginé que pronto partiríamos, no tenía sentido seguir así. Fue un viaje difícil, diría que el más complicado que he tenido, los maleteros del aeropuerto no tenían compasión aunque yo iba bien protegida por la ropa. Eso me hizo pasar menos frío.
Cuando llegué a la casa de mi dueña, ella me puso en una repisa junto a otras como yo. Pasarían días hasta que por fin me calzara. Lo hizo bien temprano, creo que escuché la lluvia y la mujer prefirió entonces ocupar unas usadas.
Por fin llegó mi turno, ese día el cielo estaba claro, transparente, el piso se sentía frío, pero eso me dieron más ganas de comenzar a trabajar. Ella me amarró los cordones, acomodó su planta del pie, nos estábamos conociendo. Fueron los primeros ocho kilómetros de mi vida y los más bellos. Con cada pisada me iba transformando en una mariposa, los pasos me energizaban. Estuvimos juntas como una hora, alguien le dijo ´son lindas´ y mi dueña me señaló. Me dieron cosquillas. Mi dueña, lo ignora, pero yo podría seguir corriendo muchos kilómetros, estoy segura de que algún día se cumplirá mi sueño y correremos juntas un maratón. Y ese día no viajaré sola en la maleta oscura, iré con mi dueña a su lado en la cabina. Ella y yo seremos una”.
Ignoro si Jorge Carrión tiene sus zapatillas preferidas, pero sí sé que su entrevista me dejó pensando sobre la inteligencia artificial y la curiosidad que debemos tener los seres humanos. Te invito a escuchar su entrevista.
Ya estamos en pleno diciembre, me da la sensación de que mis zapatillas lo saben, porque me cuesta calzarlas más cada mañana antes de salir a correr. Parece que ahora mis mejores amigas son las sábanas.
Benditas zapatillas, con ellas he recorrido tanto. No sé si tengo tres o diez pares, algunas para el deporte, otras para caminar en la ciudad y algunas para salir a cenar. Ignoro también el momento preciso en que se pusieron de moda y fueron desplazando a los zapatos, o se hicieron populares incluso para ir a un matrimonio. Algunas con plataforma, otras bien planas, blancas como el papel y suaves como la dulzura de una chiquilla comiendo por primera vez un helado. Algunas mujeres me han contado que ya no ocupan más tacos, otras, que se están aburriendo de ellas ¿Sabías que las zapatillas se vencen? Al igual que los cascos van perdiendo su elasticidad y si las ocupas mucho para hacer deporte pueden defraudarte, no confíes en las que son viejitas.
He tenido negras, blancas, doradas, no sé si plateadas. Algunas me han decepcionado porque me sacaron ampollas o me produjeron sudoración. Algunas cuestan miles de dólares, y otras pertenecen al mercado de la reventa, que cada vez es mayor. Si corres, la tecnología avanza tan rápido como una nave espacial y las que te parecían las mejores del mundo hace dos años, hoy te pesan como un mastodonte. De esas he tenido también negras, fucsias fosforescentes y blancas, lo que es un error porque al primer contacto con la superficie quedan bien oscuras, otras celestes (las compré en la Expo de la maratón de París y fueron una pésima inversión). Algunas las he comprado online y otras no.
Hace unos años, cuando iba a correr la maratón de Nueva York escribí esto, ignoraba entonces, el 2017, que años más tarde crearía una Oda para ella:
“Ella me compró un martes a las 20 horas. Parece que le gusté inmediatamente, la compra fue rápida, sin grandes titubeos. Por suerte me eligió a mí y no a mi vecina, una blanca desteñida sin grandes atractivos. Si bien las dos éramos del mismo tipo, hechas en Japón, con tecnología de primera, yo soy más especial. Estoy segura de que por eso me escogió. Rápidamente en Amazon me seleccionaron, eso me hizo despertar, pues llevaba un buen par de meses vegetando. Por fin la historia de mi vida comenzaba. Cuando llegué al hotel ella me calzó y escuché su voz diciéndole a alguien: ´me quedan bien´, luego volví a dormir en su maleta. Estaba oscuro, me dio miedo, yo que jamás había estado en así de frío, tan sola. No sé cuántos días pasaron, la mujer comenzó a llenar la maleta, encima mío se fueron amontonando polleras, blusas, una chaqueta roja y otros zapatos. Pero yo era la nueva zapatilla. Me costó acostumbrarme a estar tan acompañada, pero me imaginé que pronto partiríamos, no tenía sentido seguir así. Fue un viaje difícil, diría que el más complicado que he tenido, los maleteros del aeropuerto no tenían compasión aunque yo iba bien protegida por la ropa. Eso me hizo pasar menos frío.
Cuando llegué a la casa de mi dueña, ella me puso en una repisa junto a otras como yo. Pasarían días hasta que por fin me calzara. Lo hizo bien temprano, creo que escuché la lluvia y la mujer prefirió entonces ocupar unas usadas.
Por fin llegó mi turno, ese día el cielo estaba claro, transparente, el piso se sentía frío, pero eso me dieron más ganas de comenzar a trabajar. Ella me amarró los cordones, acomodó su planta del pie, nos estábamos conociendo. Fueron los primeros ocho kilómetros de mi vida y los más bellos. Con cada pisada me iba transformando en una mariposa, los pasos me energizaban. Estuvimos juntas como una hora, alguien le dijo ´son lindas´ y mi dueña me señaló. Me dieron cosquillas. Mi dueña, lo ignora, pero yo podría seguir corriendo muchos kilómetros, estoy segura de que algún día se cumplirá mi sueño y correremos juntas un maratón. Y ese día no viajaré sola en la maleta oscura, iré con mi dueña a su lado en la cabina. Ella y yo seremos una”.
Ignoro si Jorge Carrión tiene sus zapatillas preferidas, pero sí sé que su entrevista me dejó pensando sobre la inteligencia artificial y la curiosidad que debemos tener los seres humanos. Te invito a escuchar su entrevista.
Mis recomendaciones
- Una película: “Run Lola Run” o en español, “Corre, Lola, corre” de 1998, con Tom Tykwer y protagonizada por Franka Potente y Moritz Bleibtreu. Sé que es del siglo pasado, pero todavía me acuerdo la sensación que me generó, porque básicamente estás al frente de la pantalla y solo ves a la súper Lola corriendo en tres escenarios distintos, con finales muy dispares.
Mis momentos
- Aprendí: Si quieres reemplazar el uso de una vela puedes utilizar un vaso con agua y aceite de oliva, sumas una mecha de cera que flote y la enciendes. Me sirve mucho para shabat, ceremonia donde debo encenderlas cada viernes.
- Fui feliz: Yéndome a la playa este fin de semana.
- Estoy agradecida: De que al conserje de mi condominio no le pasó nada grave cuando se descompensó y tuvimos que llamar una ambulancia.
Lee. Escribe. Crea con zapatillas.
Karen.
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