Oda al perdón #117
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“Te pido perdón papá por lo que te dije cuando hacían 42 grados de calor». Anónimo, escrito en una torta de cumpleaños
Queridos amigos,
Tras una semana muy intensa, entre Rosh Hashaná y los feriados en Chile por la independencia, vuelvo a Oda con un tema muy importante para todos, pedir perdón. En unas horas más comienza una fiesta judía (sí, otra más) en que la principal acción, además de ayunar por veinticinco horas, es pedir perdón al prójimo. De echo, se llama Iom Kipur que significa Día del perdón. A veces pienso que es más difícil aceptar el perdón que otorgarlo. Pero lo lindo es que tras la aceptación, viene una nueva oportunidad, una especie de renacer. Entonces, tanto el dador como el recipiente son bendecidos con un nuevo comienzo. Maravilloso.
Perdón por llegar tarde. Perdón porque me olvidé de pagarte lo que te debía. Perdón porque me tropecé contigo y no te saludé. Perdón porque te hablé mal y etc, etc, etc, etc.
Los míos son tan típicos y obvios que prefiero contarles de algunos más interesantes. Dicen que los que piden y aceptan el perdón son más felices y longevos. Debe ser por eso que los políticos pidan piden perdon por cuanta barbaridad se les escapa o hacen, pero uno inolvidable fue el del rey Juan Carlos I cuando en el 2012 andaba en Bostwana cazando elefantes y tuvo que decir a viva voz: “Lo siento, me equivoqué”. No solo porque su país estaba atravesando una tremenda crisis económica, y su rey andaba de lo mejor cazando, pero peor todavía, porque era el presidente honorario de WWF de España. Pero este perdón monárquico no le sirvió de mucho porque al tiempo lo destituyeron de su cargo en el WWF.
Yo no sé mucho de Justin Bieber pero sí sé que este cantante tuvo que hacer un mea culpa por cositas nada de buenas que hizo con algunos de sus amores y porque utilizó términos bastante ofensivos en sus canciones. No quise indagar, pero de solo pensar en el listado de sus perdones, me aburro de pensarlo ¿Qué habrá hecho tan malo?
En Estados Unidos en la fiesta de Thanksgiving que en español se llama “El Día de Acción de Gracias” el presidente del país “indulta” a un pavo y así evita que sea sacrificado. El año pasado el presidente Joe Biden indultó a Pepita y Chocolate. Con ello, las dos aves siguieron viviendo en la granja de cinco estrellas donde las habían criado. ¡Qué alguien me explique!
Imposible olvidarme de Julio César a quien se le ocurrió darle clemencia a su enemigo y líder del bando contrario, Marco Junio Bruto. Lo increíble es que unos años más tarde asesinaron a Julio César y ¿adivinen quién fue uno de los principales gestores?
Los chinos acostumbran a inclinar la cabeza al pedir perdón, los occidentales con palabras y supongo que siempre es bienvenido un regalito. Conozco a alguien muy cercana que se enojó tanto porque no la fueron a buscar que exigió al “culpable”, además de las disculpas, que le obsequiara unos aros de fantasía a modo de compensación. Así quedaron todos felices.
Si tienen duda de cómo cultivar este arte, siempre pueden aprender. En Soul Recovery: The Healing Code of Forgiveness que en español significa “Recuperación del Alma: El Código Curativo del Perdón” te ayudan a perfeccionar cómo alcanzar uno bien hecho. El curso vale cuarenta dólares y durante dos horas te enseñan a usar la técnica del “Ciclo de Perdón de Recuperación del Alma”. Lo dicta Ester Nicolson, quien tiene una historia espantosa, adicta al crack y ahora liberada de esta adicción, se dedica a ayudar a otros. Algo más claro y conciso lo encuentras en SorryWatch de la plataforma X.
La Universidad de Stanford también quiere ayudarnos y ofrece talleres para conocer mejor “la ciencia del perdón” (así lo catalogan) y en este podcast, Fred Luskin, director del proyecto de perdón, cuenta el mecanismo para hacerlo correctamente. Postulan que sin disculpas, no hay perdón. Es decir, antes de cualquier cosa, el que hizo el mal debe disculparse y de ahí, la víctima debe perdonar.
Entonces me pregunto ¿podemos perdonar sin recibir disculpa? ¿Qué dicen?
Mis recomendaciones
- Una novela: Ya que ando en onda filosófica, creo que a todos nos hace bien leer El hombre en busca del sentido de Viktor Frankl. Lo leí hace años pero es imprescindible, estoy segura de que si lo lees, serás mejor y más feliz. Si bien es una historia triste al final uno termina con ganas de vivir y enfocándose en las cosas buenas de la vida.
- Una película: Haciendo memoria me acordé de Philomena, que es la historia de una madre que se reencuentra con su hijo y ambos se perdonan por la ausencia y la distancia. Es preciosa. Con Judi Dench y Steeve Cogan.
Mis momentos
- Fui feliz: cuando recibí a toda mi familia para Rosh Hashaná y se comieron todo, en especial el pan con miel que había preparado para la ocasión.
- Aprendí: Que si uno ocupa lavavajillas común, en vez de lavar como suele, produce una cantidad exorbitante de burbujas que rebalsan la máquina.
- Estoy agradecida: De que exista algo tan delicioso como la miel.
Lee. Escribe y crea con perdón.
Karen.
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