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Oda a las botas #118

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«Todo es relativo en esta tierra, salvo las botas. Cuando las botas aprietan todo duele».
Viaje al fin de la noche de Louis-Ferdinand Céline.

«Cada bota huele al vino que tiene».
Refrán.

Queridos amigos,

El miércoles mi marido me dijo que me despidiera de las botas porque ya estamos entrando a la primavera santiaguina. Me encanta vestirme con falda y botas, me siento especial, como una francesa, aunque no tenga nada de ese país. Muchos hombres no podrían entender el calzado, aunque puede ser que algunos les importe mucho elegir una buena bota de vino. Si pudiera,  invitaría a James Dean a conversar sobre el arte de elegir las correctas, aunque él según entiendo, solo ocupaba las del tipo cowboy. Nunca me gustaron las que popularizó Madona y lejanamente me creo Kate Moss paseando con ellas sobre la pasarela.

Lo que sí sé es que algunas están a punto de caer en el olvido, ya cumplieron su vida útil conmigo. Pero les tengo cariño, son unas buenas acompañantes, se ven algo pasadas de moda, no me pregunten por qué. Las que más he ocupado este invierno de calor y frío en Santiago son unas negras, con un taco mediano, cuadrado, muy cómodas. Ya casi no uso las con taco altísimo y puntiagudo (esas de la Moss). Tengo un par, pero dudo que se justifique que sigan al fondo del clóset. Es divertido pensar en esto de lo que está in o out. ¿Cómo el ojo se va sumando a la tendencia? ¿Cuándo algo deja de estar de moda? Ahora más que nunca con las redes sociales es vertiginoso. En tiempos inmemoriales las tiendas acostumbraban a tener dos temporadas muy marcadas, ahora ni sé. Tampoco me preocupa mucho. A medida que me he ido haciendo más adulta, lo que es un eufemismo para decir más vieja, compro menos y busco prendas de mejor calidad.

Volviendo a mis botas, ignoro si son como las del Gato con botas, el cuento de Charles Perrault que ahora es más conocido por la película y ni recuerdo si lo leí. Tengo un problema práctico: mis pantorrillas son muy gruesas, ya sea porque mi contextura o bien, con el trote se han ido haciendo más generosas. Entonces encontrar botas que me cierren y no me aprieten es vital, no por nada lo dijo Céline. Mi querido Don Quijote ocupaba unas bien particulares, especie de botín con una extensión hasta abajo de la rodilla. En la segunda parte, en el capítulo cincuenta y tres, Sancho Panza y Ricote intentan calzarlas pero al quinto intento desistieron porque estaban enjutas y más secas que un esparto.

Por si no lo saben, acabo de terminar de leer Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes  por completo gracias a las clases diarias durante un mes y medio con José Carlos Breto (@literatura instantánea). Conocí un mundo distinto, con doncellas, guerras, amores imposibles, padres tristes. Volviendo a las botas de Don Quijote, él como buen caballero andante no se las descalzaba, ¿habrá muerto con las botas puestas? Aprendí que las fantasías de Don Quijote van disminuyendo a lo largo de la novela y se va convirtiendo en un personaje más lucido. Su leal Sancho, cual espejo invertido de su amo, va haciéndose más fantasioso y menos realista. Con esto  de las botas me divierto, son cosas que uno ocupa y poco me detengo a pensar en ellas, solo cuando me quedan incómodas y me aprietan les digo como Céline: “cuando las botas aprietan todo duele”.

Mis recomendaciones

  • Un cuento: Encender un fuego de Jack London es precioso y me marcó tanto que de una u otra forma está presente en Ceniza, mi próxima novela. En este relato conocemos la historia de un hombre y su perro que intentan sobrevivir a la nieve, y claro, el protagonista va con botas.
  • Un video: Me dieron ganas de ver a Kate Moss con sus botas y te lo comparto.

Mis momentos

  • Algo que aprendí: Que en Bélgica solo está permitido incinerar y si quieres enterrar a alguien, debes hacerlo en Holanda.
  • Fui feliz: Tomando agua después del ayuno.
  • Estoy agradecida: Y muy agradecida, que para el ayuno de Iom Kippur me sentí bien, sin dolor de cabeza ni malestar, lo que me permitió disfrutar el día del perdón ¿leíste la Oda al perdón?

Lee. Escribe y crea con botas.

Karen

 

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