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Oda a la siesta #113

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“Toda la vida es una siesta. Cuantas más siestas tomes, mejor».Ralph Waldo Emerson

“En la siesta y en el juego se conoce al caballero. Cuando un fraile se molesta, o no comió bien o no durmió la siesta «.Dichos anónimos

Queridos amigos,

Yo soy una mujer de siesta. Este termino tiene su origen en el latín: la hora “sexta”, que se refiere a la «sexta hora» después del amanecer, es decir, al mediodía.

Hay siestas y siestas, algunas son deliciosas y otras me dejan muy mal. Durante la semana evito practicar este hábito de reyes y pueblerinos, si lo hago solo es entre veinte a treinta minutos y con cargo de conciencia porque mientras el mundo se mueve, yo estoy con los ojos cerrados. Todo esto sucede en mi taller y me preocupo de poner una alarma para no dormir más de la cuenta porque si es muy larga luego estaré recriminando mi lujo de princesa.

Otra cosa es la del sábado. Esa es una “doña” siesta. Maravillosa. Me pongo pijama, cierro las cortinas y me olvido del mundo. Me siento como hibernando, rompiendo las leyes de la física y del universo, volteando la lógica, engaño al mundo y un poquito a mi persona. También me olvido de cuánto sufriré esa noche contando  ovejitas.

Dicen que altera los biorritmos pero a mí no me puede importar menos, es un placer en la vida y existen tantas teorías del sueño para cada quién. Hoy somos animales distintos viviendo con luz de noche, pantallas supersónicas y Netflix.  

En Italia se llama «riposo», en Grecia «mesimeri», y en China es común ver a la gente tomando una después del almuerzo, especialmente en el sur del país. En los lugares donde sigue haciendo calor como si Pedro Paramo deambulara en Comala la siguen practicando. En japonés se le llama «inemuri», que significa «estar presente mientras duermes». No sé cómo se logra eso, pero básicamente debes dormir y estar atento al mismo tiempo, bien particular el concepto. No se toman en un lugar privado, sino que en público, en un viaje en un bus, en una sala de clases y trabajando en una típica oficina. Pero ojo, si bien “inemuri” está aceptado hay que respetar algunas reglas:

  1. Mantener una postura recta (no te puedes acostar en posición horizontal).
  2. No molestar a los demás.

Reconozco que no soy de “inemuri” sino como Winston Churchill que creía en su poder restaurador.  Él incluso se acostaba una o dos horas luego del almuerzo y trabajaba por lo menos hasta la medianoche. Me pregunto si le habrá costado volver a conectarse con el mundo de ejércitos, habanos y whisky porque a veces, yo quedo aletargada, más lenta y sin ganas de volver a caminar; algunas me dejan mal, enlentecida, como si Morfeo me estuviera castigando. Pero la mayor parte de mis siestas de sábado son un paraíso terrenal.

Mis recomendaciones

  • Una novela: El cielo es azul, la tierra blanca de Hiromi Kawakami, narra la historia de amor entre un profesor de japonés y una alumna en que se vislumbra un vínculo muy profundo entre ambos a pesar de su diferencia de edad.
  • Película: La mujer de la montaña (MUBI), una película islandesa donde su protagonista, una mujer muy aguerrida y sensible a la vez, derriba torres de alta tensión para proteger al país de la contaminación.

Mis momentos

  • Estoy agradecida: De que encontré un libro sobre literatura japonesa que estaba discontinuado.
  • Aprendí: Existen cargadores para autos eléctricos que en menos de veinte minuto completan la carga.
  • Fui feliz: Acompañando a mi hija a ordenar sus cosas

Lee. Escribe. Crea con siestas.

Karen

 

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