Este boletín es para los curiosos que desean una vida plena y pausada. Compártelo, me harías muy feliz. |
Queridos amigos:
Y ya estoy casi, casi, casi volviendo a la vida normal, pronto me darán de alta y por fin podré hacer todo lo que quiera, deporte, conversar y saltar. Qué mejor. Ha sido un desafío obligarme a no hablar diariamente. Pero vamos a una linda novedad, luego de años de escribir este boletín, encontré el concepto perfecto para lo que estoy buscando y el término es: Oda, con mayúscula.
La idea de este boletín es compartir con los suscriptores, o sea con ustedes queridos amigos, reflexiones, ideas y cuestiones que nos aporten a tener una vida con pausa creativa. Por lo general, apunto a un concepto al que saco brillo. En ese sentido, una oda es como lo define la RAE:
“Composición lírica en estrofas de tono elevado, que generalmente ensalza algo o a alguien”.
Una oda, por lo tanto, es una alabanza, y si bien no lo hago con lírica, sí intento elogiar un concepto, una experiencia. Hice la relación tras leer la última “Ode” de James Parker en The Atlantic -es una columna que él escribe siempre al final de la revista en papel- y como si viniera un hada con su vara, di con el significado. Varias veces había intentado entender a qué se refería. Lo leía como un acrónimo, algo así como Obsessive Disorder o Trastorno obsesivo, sin embargo me faltaba la última letra, la E.
De ahí surge la idea de titular este boletín Oda y agradezco a Parker por su gran escritura y … título. Si se fijan el título de hoy es Oda a Los miserables y eso ya nos da una pista a lo que me voy a referir.
Me imagino que muchos han escuchado hablar sobre Los miserables, el musical que durante cuatro décadas han exhibido en Broadway y Londres. Yo lo he visto dos veces y las dos, lloré muchísimo. En febrero tuve la fortuna de ir a la capital inglesa y mis hijos con mi marido lo fueron a ver. Yo no pude. De ahí se me ocurrió leer la novela de Victor Hugo publicada en 1882. Si bien había tratado de hacerlo, las ediciones que tenía eran malas, ya sea por su traducción o el tamaño de letra. Comencé en digital con la edición de Edhasa. Era mi libro antes de dormir. La cosa fue que en este mismo viaje, en Madrid conocí a un súper librero, Carlos Palomeque (de la Casa del libro en la Gran Vía, no pierdan la oportunidad de conocerlo si van a la capital española) y le conté que lo estaba leyendo. Mi sorpresa no fue menor cuando llegó con la versión en papel. En Santiago seguí leyéndolo en digital y por fin, lo terminé el lunes pasado. Era de noche, mi marido casi durmiendo y yo, lloraba y lloraba, no podía contenerme. Una cosa es ver una obra de teatro musicalizada y la otra, llorar sobre una pantalla que contiene un escrito. Esa noche no pude conciliar el sueño.
No fue fácil el desafío, en sus mil doscientas páginas, el lector se sumerge en el mundo de los desposeídos, de las injusticias, de la nobleza y los ideales, así como el amor más puro, entre padre e hijos, jóvenes, además de la historia francesa posterior a la revolución de 1789. A momentos creí que la iba a abandonarlo, pero la dejaba descansar y volvía. El estilo de Victor Hugo es de los cronistas de la época, nos pasea por ejemplo por Napoleón y la batalla de Waterloo, las barricadas de 1848 y los Luises, es decir, Luis XIV, XV y XVI, entre otros. A momentos es impactante y en otros, bien aburridos.
Algunas frases que me llamaron la atención:
Sobre amar a otro: “La dicha suprema de la vida es la convicción de ser amado; amado por ser uno mismo, o mejor, a pesar de uno mismo; esta convicción, el ciego la tiene”.
La batalla de Waterloo: “Waterloo, si nos situamos en el punto culminante de la cuestión, es intencionadamente una victoria contrarrevolucionaria. Es Europa contra Francia, es Petersburgo, Berlín y Viena contra París, es el statu quo contra la iniciativa, es el 14 de julio de 1789 atacado a través del 20 de marzo de 1815, es el zafarrancho de las monarquías contra el indomable motín francés”.
La vanidad: “Oh, ¡vanidad, que todo lo reviste de grandes palabras! Una cocina es un laboratorio, un bailarín es un profesor, un saltimbanqui es un gimnasta, un boxeador es un pugilista, un boticario es un farmacéutico, un peluquero es un artista, un albañil es un arquitecto, un jockey es un deportista, una cochinilla es un pterobranquio. La vanidad tiene un anverso y un reverso; el anverso es estúpido, es el negro con sus abalorios; el reverso es tonto, es el filósofo con sus harapos”.
La miseria: “Y es cierto que quien solo ha visto la miseria del hombre no ha visto nada, tiene que ver la miseria de la mujer; quien sólo ha visto la miseria de la mujer no ha visto nada, tiene que ver la miseria del niño”.
Morir y vivir y ser feliz: “Nada importa morir; lo horrible es no vivir. El siglo XIX es grande, pero el siglo XX será feliz”.
Dedico “Oda a Los Miserables” a los grandes libros, los que trascienden el tiempo y las generaciones, los que se convierten en clásicos, que nos llevan a pensar, a cuestionarnos cómo vivimos y si podemos mejorar lo que hoy somos. Es eso, en cierto sentido, el espíritu de este boletín Oda, un espacio de pausa, para ti, curioso, que quieres más.
Y no dejes de participar en el concurso para celebrar los 100 ejemplares de Oda, el boletín. Voy a sortear tres ejemplares de mi primera novela Respirar bajo el agua. Para participar sólo tienes que recomendar Oda en Instagram y etiquetarme con @karencodner. El sorteo será al azar el próximo viernes.
Mis recomendaciones
Libro: Una lectora nada común del escritor británico Alan Bennett (Anagrama), es la historia de una supuesta reina de Inglaterra que descubre lo que es la lectura y su visión de mundo, así como la toma de decisiones y el vínculo con sus súbditos se ve influenciado por esto. Es una novela divertidísima, liviana y fácil. Y el final es maravilloso.
Podcast: Make me a Match de Freakonomics Radio. Este podcast cuenta como se dio solución a algo que el dinero no podía comprar. Gracias a un algoritmo hoy hay más personas que reciben la donación de un riñón y lo más lindo de todo, el que lo da, lo dona, lo hace simplemente por ayudar a un desconocido.
Mis momentos
Aprendí: En la costa central de Chile el viento proviene del sur, es frío y puede ser muy intenso en el verano.
Fui feliz: Oh sí, cuando la dentista me dijo podría hacer vida normal.
Estoy orgullosa: De haber terminado Los miserables, no pensé que lo lograría.
Lee. Escribe y confecciona tus propias odas.
Karen.
Este boletín es para los curiosos que desean una vida plena y pausada. Compártelo, me harías muy feliz.
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