Este boletín es para los curiosos que desean una vida plena y pausada. Compártelo, me harías muy feliz. |
Queridos amigos:
¡Felicidades! Llegamos al número cien del boletín, un número redondo, como si estuviéramos iniciando un nuevo viaje hacia el doscientos. Sin ustedes no tendría sentido esta especie de carta moderna, en busca de una vida con pausa y creativa.
Estoy en medio de un voto de silencio, solo que me lo impusieron, no lo elegí. Me hice una cirugía en las encías y la doctora me recomendó que mantenga silencio por lo menos, una semana, idealmente dos. Esto ha significado una revolución en mi vida y en la de mi familia porque una cosa es comunicarse por WhatsApp y otra, es mantener una comunicación oral sobre cuestiones prácticas. He tenido que adecuarme a la restricción y está siendo un ejercicio bien particular. Me ha ayudado muchísimo una aplicación que encontró mi marido: Text to Speech en la que anotas lo que quieres decir y lo lee en voz alta. Así me he ido dando a entender. Solo que para shabat, el día que no ocupo teléfono, el voto de silencio fue absoluto.
Eso sí, no es uno tradicional porque sigo conectada al mundo. Es distinto cuando lo haces realmente sin distractores. ¿Me atrevería? No solo que me atrevería, sino que me encantaría hacerlo. Siempre he sido buena para vivir en silencio y lo mío no es conversar. Sino más bien escuchar y hacer preguntas. Creo que por eso me gustó el periodismo, en el sentido que uno se convierte en un medio para profundizar en temas que de otra forma me sería imposible lograrlo.
En mi casa todos me han ayudado, pero si voy al supermercado o a una tienda, es imposible. Por lo tanto, he evitado ese tipo de lugares. Hace unos días fue la fiesta de Shavuot –celebramos la entrega de la Torá, el Antiguo Testamento- y estuve en una cena con veinte personas y yo…. muda. Lo mismo para Shabat cuando vinieron unos amigos a cenar. Solo escucho. Y pienso en todas las preguntas que haría, pero que no puedo hacer. Ha sido difícil. Y me conecto más, analizo aún más.
No solo las monjas y los benedictinos, solo por nombrar algunos, lo siguen practicando. En la religión judía también hay “ayuno de silencio” que se llama “Taanit dibur” y lo practican solo, por un día, los que son muy elevados espiritualmente, que son los tzadikim. La idea es hablar solo temas vinculados a la Torá, no decir nada mundano, como por ejemplo, “pásame el pan”. En la tradición budista, el voto de silencio de un monje es una forma de practicar la palabra adecuada y evitar la violencia.
Amongst White Clouds o Entre Nubes Blancas es un documental que recorre el día a día de ascetas, maestros y aprendices que viven solos, dispersos por los picos y valles de la zona montañosa china de Zhongnan. Si bien la calidad de grabación no es tan buena, creo que vale la pena verlo porque podemos sentir, palpar su experiencia.
Supongo que ninguno de nosotros cae en esta categoría, pero si te llama la atención practicar el silencio de manera voluntaria, existen retiros, ya sea católicos o ligados a la meditación y a la práctica del yoga. Una amiga ya ha realizado dos y me contó que la ha ayudado a conectarse con lo más esencial de ella misma. Estar en silencio es un desafio cuando vives inserto en una sociedad centrada en el ruido, en hablar y que evita cualquier momento ”mudo”. Me imagino que si haces un retiro es más fácil porque todos están en la misma onda. No como en mi caso que soy la única que no puede hablar.
Además, hasta que se cumpla un año desde que falleció mi mamá, me abstengo de escuchar música, por ende, mis días son aún más calmos. Me acordé de mi lectura de Silence in the Age of Noise o El silencio en la era del ruido de Erling Kagge, Es un pequeño libro que leí en febrero y el autor relata experiencia de cómo fue estar absolutamente solo durante un mes completo caminado hacia el Polo Sur. Propone que el mejor silencio es ese que se alberga dentro de uno. Es decir, podemos hacer el voto pero si nuestra cabeza sigue en modo conectado, no sirve de mucho. Me permitió verme en mi conexión constante, en la necesidad que tenemos hoy de vivir con el teléfono o la música. ¿Cómo lograr esa desconexión, sin hacer nada? Todavía no lo descubro y debe ser por eso que me intrigan los japoneses con su capacidad para contemplar la naturaleza.
Como este es un boletín especial, voy a sortear dos ejemplares de mi primera novela Respirar sobre el agua a mis fieles suscriptores. Para participar solo tienes que recomendar este boletín en Instagram a @karencodner y estamos listos. El sorteo será al azar la próxima semana y en el próximo boletín daré el nombre de los ganadores.
Mis recomendaciones
Película: Primavera, otoño, invierno, verano y…. primavera del director surcoreano Kim Ki-duk que salió el 2003. Solo encontré el tráiler, pero es tan lindo que igual te dejo el link. Es la historia de un monje budista y su aprendiz, quienes viven en un monasterio que flota en un lago. Está dividida en las estaciones del año.
Libro: Silence in the Age of Noise de Erling Kagge. El autor explora, a partir de su experiencia personal y de las ideas de filósofos, escritores y artistas clásicos y modernos, la importancia de desarrollar la capacidad de pasar tiempo con uno mismo sin distractores, aunque sean cinco minutos diarios.
Mis momentos
Aprendí: Que existe una aplicación que transcribe los mensajes de voz. A mí me cargan los audios y esto ha sido mi salvación, ahora solo mando el audio y me transcribe a texto. ¡Qué mejor! Se llama
Agradezco: A mi familia que me ha apoyado en estos días de silencio y se han preocupado de tenerme comida apta para mi condición.
Fui feliz: Cuando fui con mi hija y unas amigas a la playa. Lo pasamos muy bien.
Lee. Escribe y crea en silencio.
Karen.
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