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Este boletín es para los curiosos que desean una vida plena y pausada.
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Queridos amigos:

Recuerdo como ayer cuando les escribí sobre la maratón de Nueva York y ahora, en este instante cuando estén leyendo el boletín, estaré corriendo la maratón de Londres. Espero eso sí, cruzar la meta. Prefiero ni decirlo, así de grande es mi temor. No hace calor como en Nueva York y el trazado es menos desafiante, pero son muchos factores que de pronto pueden jugar en contra.

Como en ciertas ocasiones las cosas suceden sin forzarlas, me enteré por el diario que  mientras estuviera en Londres se celebraría la London Book Fair. ¿Cómo podía ser que estando aquí tuviera además la oportunidad de asistir a esta gran feria? Jamás había estado en una y decidí que a pesar de no tener idea cómo funciona un evento de esta naturaleza ni si sería de utilidad, iría.  Compré la entrada y el viernes me subí al metro y llegué al Olympia Exhibition Centre. No estaba preparada para lo que vendría. Si bien intuía que sería enorme, no imaginé que tanto. ¿Para qué sirve este tipo de evento? ¿Qué son? Eso mismo fui descubriendo a medida que iba explorando el centro de convenciones.

Hay principalmente dos áreas, en una están las editoriales, donde las más grandes como Random House y HarperCollins se roban la película. Las cifras del mercado editorial hablan por sí solas con trece billones anuales de ingresos de acuerdo a Insider Monkey. Y entre las dos más grandes se llevan la mitad. La implicancia de esta concentración es que los autores emergentes o primerizos, tienen menores posibilidades de publicación y los lectores, por su parte, solo conocen a los consagrados o éxitos comerciales. Pero a la vez, el precio por ejemplar es más competitivo y la distribución es mayor.

Siguiendo con la feria, luego de esta primera parte, te encuentras con cientos de cubículos donde están  los agentes literarios y cazadores de talentos. Hay de todo tipo, ya sea  por el género literario, es decir, novelas, fantasía, ensayo y educación, entre otros. Por eso es vital hacer una investigación previa porque literalmente sería imposible saber dónde ir.  Yo tenía anotado como diez, con suerte, hablé con cinco y solo tres se interesaron en mí o yo era “apta” para su negocio y me dieron sus tarjetas. En su mayoría fueron agentes españoles, porque la agencia mexicana solo trabaja con autores de ese país, los israelíes lo mismo y muchos me miraron con cara de que no pierdas el tiempo. ¿A qué me refiero? Que el mercado editorial es muy competitivo, donde nadie o pocos están dispuestos a apostar por autores desconocidos o poco comerciales. Tal cual me explicó una agente, para ellos es muchísimo más difícil trabajar con alguien que recién comienza, o que ha publicado a nivel local.

De todas formas yo estaba contenta, sentía que por el mero hecho de pasearme por este lugar, ya había valido la pena, imaginé cómo se discutían grandes contratos y más de uno de ellos, sería el beneficiado.

Ahora, con todo este intrincado panorama ¿qué puede hacer un autor desconocido para que lo “descubran”? Es muy difícil y por eso, la auto publicación ha cobrado tanta fuerza y permite que tu novela, en la que tanto trabajaste, esté en formato digital y a la venta. Son los llamados autores indie que se alejan del circuito tradicional. Es bueno que existan estos canales, mientras más opciones tengamos los autores, mejor es el resultado. Pero, y ojo, algo no menor, mientras más se atomice la industria, es decir, se hagan fusiones entre sellos, será aún más difícil el camino porque los conglomerados  en general no les interesan los grandes peligros, donde eligen o bien a escritores consagrados o temáticas que son populares. Por eso es positiva la decisión de la Corte Suprema norteamericana de vetar la fusión entre Random House y Simon and Schuster. El peligro viene que un fondo de inversiones compre Simon and Schuster y se alejen del espíritu literario y solo se enfoquen en maximizar las ganacias. Bajo este escenario cobran más importancias las pequeñas editoriales independientes, esas que publican poco, pero también toman mayores riesgos.

En el futuro el mercado indie irá cobrando cada vez más fuerza y desde ahí, las casas editoriales “descubran” a sus escritores. Similar a lo que sucede en cualquier ámbito. Pero esto no debe desalentarnos, hay que hacer el trabajo, intentar que alguien se fije en uno y luego de un tiempo prudente, ser sincero y decir: hasta aquí llegue. Y comenzar a estudiar la auto publicación y sus proyecciones.

Como ven, una cosa es escribir y otra muy distinta, es que te publiquen. Es un trabajo en sí mismo, que requiere arrojo, tocar puertas y ojalá poseer canales de difusión que te permitan darte a conocer, como lo es Instagram, este mismo boletín y cuántas cosas más. Como dicen por ahí mañana será otro día, puede ser que algún día cuente con una  casa editorial además de la medalla de la maratón de Londres. Mientras, seguiré soñando.

Mis recomendaciones

Documental: Free Color sobre la vida de Carlos Cruz Díaz, un venezolano que dedicó su vida a desarrollar proyectos cinéticos ópticos y que trabajó esencialmente con colores muy vivos. Este documental sigue al maestro mientras emprende el proyecto más audaz de su vida creativa en sus últimos años, que es liberar el color de la forma (Mubi).

Libro: Los cuentos de la neozelandesa Katherine Mansfield. Es una gran autora y se dedicó solo a escribir en ese género literario.

Mis momentos

Fui feliz: Cuando fui a buscar el número de la maratón con mi marido, mi prima y su hijo.

Estoy agradecida: De poder hacer esto, correr en ciudades así de impactantes.

Aprendí: Que los maestros flamencos trabajaban en conjunto con sus familias en sus talleres.

Lee. Escribe. Crea. 

Karen

 

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