Querid@ amig@:
¿Cómo estás? te cuento que estoy en proceso de sumergirme en las vacaciones y lo reconozco, no ha sido fácil. Pero cada día voy agarrando ese ritmo particular, y estoy incorporando nuevos horarios y actividades. Así probé yoga y hace poco asistí a lo que tradicionalmente los occidentales llamamos “Ceremonia del té”, una costumbre ancestral de Japón. Lo descubrí gracias a Francisca Tironi quien me hizo un masaje de acupuntura. Allí también conocí a la profesora de yoga, que se llama Melina del Mar (en Instagram @melinadelmar) y tiene una academia preciosa en @yoga_artstudio y ellas me recomendaron la ceremonia. Como se me da fácil probar cosas nuevas rápidamente invité a mi hermana y nos inscribimos.
Te invito a ver este vídeo que te va a ayudar a comprender lo que implica.
La profesora que lideró la «Ceremonia del té» se llama Kiki Leinch y a los 19 años se fue de Chile. Vivió cinco años en Hawai, allí estudió la cultura y el idioma japonés. Luego vivió 6 años en Japón, específicamente en Kioto y volvió en noviembre del año pasado. El lugar donde se practica la ceremonia es mágico y pertenece al paisajista Benjamín García Huidobro y la cuenta en Instagram se llama Japón Aguas Claras. Este es un sector de la costa chilena que queda cerca del balneario de Cachagua.
No me dejaron tomar fotografías y tiene todo el sentido del mundo porque realmente es un espacio majestuoso, lleno de árboles y vegetación añosa, con un parque de bellotas y diversas flores, todo con riego a goteo.
Aquí un resumen muy somero de la experiencia:
1. El nombre de “ceremonia” es un error, los japoneses lo llaman “encuentro”. Esta nueva definición fue gracias a Joseph Keenan que en 1906 publicó un libro que tituló “La ceremonia del té japonesa”.
2. Este tipo de encuentro data de por lo menos 500 años.
3. Siempre se realiza con el mismo tipo de té: matcha. Hay dos tipos de té. Uno más denso que se comparte en el mismo vaso (por ende, no es un modo apropiado en época de Covid-19) y otro más líquido que se sirve en vasos individuales.
4. Los invitados deben ir sin ninguna joya o reloj ¿por qué? Porque así no se delata la clase social y todos los asistentes tienen el mismo rango.
5. Los invitados se sientan en el suelo con las piernas dobladas y solo uno de ellos puede hablar – el que se sienta en el primer lugar – es el que puede hablar y esto así determina el anfitrión.
6. Para comer y beber se debe esperar que lo autorice el anfitrión y cuando uno lo hace debe cumplir con cierto tipo de ritual. Por lo tanto, no todos los presentes comen y beben simultáneamente.
7. El anfitrión no bebe ni come, solo en caso excepcional si hay un solo invitado.
8. Existen escuelas para aprender cómo servir el té y hay distintos tipos de maestros.
9. Puedes demorarte toda una vida en aprender los infinitos requerimientos.
10. Los implementos que se utilizan también están definidos: un cuento de hierro, carbón, incienso, una pluma, una cuchara de madera, el té (obvio), son algunos de ellos.
11. Es una costumbre que no ha desaparecido del Japón.
12. Tanto hombres como mujeres pueden ser anfitriones.
13. Cada movimiento y paso en este encuentro tiene un motivo, pero uno de los principales es poner en práctica ciertos conceptos del Zen. Los cuatro elementos fundamentales del encuentro son: la armonía, el respeto, la pureza y la tranquilidad.
14. El encuentro dura aproximadamente cuatro horas (dependiendo del tipo de comida y té) y cualquier tema que se hable debe estar vinculado con los objetos que hay donde se practica la ceremonia.
Para mí, que soy una persona algo acelerada y acostumbrada a la productividad, fue un reto quedarme tranquila observando a la anfitriona. Pero lo disfruté enormemente y espero algún día visitar Japón. De acuerdo a la profesora Kiki Leinch, la mejor época para ir no es cuando florecen los cerezos sino en mayo y septiembre. Pero si planeas hacerlo pronto está difícil porque la isla sigue con un montón de restricciones por el Covid-19.
En relación a este tema, van mis recomendaciones sobre la cultura japonesa:
1. Los libros “El quinteto de Nagasaki” de Aki Shimazaki y “Mi madre” de Yasushi Inoue.
2. Una serie que vimos mucho con mi marido y a veces sirve para relajarse: “Midnight Diner” o “La cantina de medianoche”. Está dirigida por Joji Matsuoka y basada en un manga o historieta del mismo nombre, la puedes ver el Netflix.
3. Un podcast para comprender a los japoneses: “Tsundoku”. Este podcast es de literatura japonesa, tiene entrevistas y reflexiones sobre la cultura del país nipón.
Algo que estoy agradecida: El contacto con la tierra. Pasé horas desmalezando.
Algo que aprendí: Las abejas chocan sus alas 11 mil veces por minuto.
Así me despido hoy, con un sayonara, más paz y quietud.
Lee. Escribe. Crea.
Karen.