Oda a dejar el tren #198

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Colaboración con Pedro Gala*

Queridos odistas,

Hoy, con gran felicidad, colabora Pedro Gala en Oda con un testimonial que no va los va dejar indiferente.

Pues, a los cincuenta y tres años, Pedro, que es ingeniero, decidió dejar el mundo corporativo y dedicarse de lleno a la escritura. Cuando descubrí su pluma, me sorprendió su elegancia y calidad. Es muy activo en Susbtack y cada día envía un correo con contenido fresco. Este madrileño es muy activo, también tiene un podcast y múltiples hobbies: pilates, senderismo, leer (obvio), viajar y también es fotógrafo. En cuentras toda su información en su página web Pedro Gala o bien, en su Substack.

Está a punto de lanzar dos libros de relatos: Donde duermen los cerezos y otros sitios para quedarse a vivir y la novela Tierra de nadie que transcurre en la guerra civil española.

Cuando Karen me propuso escribir sobre ese giro que di en la vida —de una carrera en el mundo corporativo a dedicarme por completo a la escritura— sentí que me invitaba a contar algo más que un cambio profesional. Porque, en realidad, no fue un giro. Fue una vuelta a casa.

Este texto habla de eso. De cómo, a veces, uno necesita perderse un poco para encontrarse mejor.

Y si al leerlo algo en ti se remueve, se reconoce o se tranquiliza, entonces habrá valido la pena compartirlo.

Pedro Gala.

Durante más de veinte años viví en el mundo corporativo.

Empecé desde abajo y fui escalando. Despachos con cristaleras, equipos a mi cargo, una agenda que nunca dejaba de sonar.

Presentaciones, presupuestos, objetivos.

Viajes constantes.

La maleta casi vivía en la puerta de casa.

Era una vida intensa, exigente… y también solitaria.

Cuando todo gira tan rápido, cuesta reconocerse. Uno se acostumbra a funcionar más que a sentir.

No hubo un trueno ni un derrumbe. Fue un instante mínimo.

Una mañana, en plena reunión por Zoom, dejé de escuchar. Afuera, el sol caía sobre una higuera. Adentro, alguien hablaba de fusiones. Yo asentía, pero mi cabeza estaba lejos.

Pensé: ¿de verdad esto es todo?

Aquella noche, como llevado por una urgencia, abrí un documento en blanco.

Escribí unas líneas torpes, sin rumbo. Pero mientras lo hacía, algo se encendió.

Me sentí vivo.

Y volví.

Volví a escribir como lo hacía de joven: de madrugada, cuando la casa duerme, con el silencio de cómplice. Como quien bebe agua de un pozo que creía seco.

Durante meses llevé una doble vida.

Directivo de día, escritor en secreto de noche. Hasta que lo supe con claridad: no podía seguir fingiendo.

Así que me bajé del tren. Con miedo, sí, pero con una convicción profunda.

Hoy vivo como escritor y advisor digital.

La escritura es mi centro, mi casa, mi manera de estar en el mundo.

Y mi experiencia corporativa sigue conmigo, pero en otra clave: ahora acompaño a otros desde un lugar más consciente, más humano, más alineado con quien soy.

Quizá por eso escribí La decisión de Peter. Porque a veces la vida entera cabe en ese instante en que uno elige. No basta con pensarlo: hay que dar el paso.

Hoy no tengo tarjetas de embarque, ni reuniones a las siete de la mañana.

Pero tengo un cuaderno azul que me acompaña y lectores que esperan mis palabras.

A veces me preguntan si se puede vivir de escribir.

Y yo siempre respondo: de escribir, no lo sé.

Pero de ser uno mismo, sí.

Y por fin estoy en eso.

Pedro Gala

(escritor, advisor y hombre en camino)

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Me encanta colaborar con otros escritores y generadores de contenido, así abrimos Oda a más personas y la hacemos aún más significativa.

¿Escuchaste el Cuestionario Espiral con Arturo Fontaine?

 

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