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Oda a las clases de cocina #161

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Oda a las clases de cocina #161

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Queridos amigos,

Creo que la primera clase de cocina que tomé fue por los años ochenta en el restaurante El huerto. Luego fui picoteando por aquí y por allá, pero es imposible olvidar la casa de la chef Pilar Bacarreza a la que fui a varias clases junto a mi hermana Denise y mi mamá. O las de Verónica Blackburn, que falleció hace poco. Siempre me ha gustado la cocina y en una época tomaba clases para aprender. En la pandemia aprendí a hacer pan de masa madre con Mazza Moma (Claudia Warken) y Carola Soza, pizza con Gluten Morguen. También con la argentina, María Urrutigoite. El lunes que recién pasó, inicié una nueva etapa porque una vez al mes iré junto a mis dos hermanas donde Ángeles Álamos. Lo disfruté. Mucho más que cualquier clase online.

En el primer piso del local está la cocina y una gran mesa. Allí nos sentamos cerca de veinte mujeres a ver cómo Ángeles y su hermana iban trabajando. Cada una recibió la lista del menú de julio. Aprendí a cocinar un carpaccio de Vitel Tonne, un dimsun de papel arroz, salpicón de trucha con chantilly de palta, una crema de Zapallo y Topinambur y el postre, una Tarte Tatin de pera. Me gustó todo lo que probé -no como carne, mariscos, cerdo ni pollo- pero igual ingerí bastante. El salpicón de trucha me fascinó, porque la crema chantilly de palta parecía una espuma de aire. Delicioso. Partimos a las once de la mañana y terminamos cerca de las dos de la tarde. Gracias a mi hermana Denise se me ocurrió esta Oda, ella me preguntó cuál había sido mi último curso de cocina presencial. La verdad es que no lo pude responder, ignoro cuál fue.

Los cursos de cocina, como tal, comenzaron seguramente cuando en 1929, el chef francés Henri-Paul Pellaprat fundó Le Cordon Bleu en París. Pero en la década de los sesenta nació el interés por ellos de manera exponencial gracias Julia Child . Hoy es muy distinto. Qué fácil es aprender técnicas y nuevas recetas con la extraordinaria cantidad de programas televisivos y plataformas diversas, sobre todo en YouTube. Además Tik Tok ha venido a revolucionar la forma en que aprendemos en menos de un minuto, incluso a cocinar, ¿o no?

A veces, cuando no quiero ver nada muy profundo, busco en YouTube a Ina Garten con su nombre de fantasía, Contessa. Ella es una chef estadounidense que me encanta y gracias a ella he aprendido por montones. He comprado varios de sus libros. Cuando viví en Estados Unidos era mi referente. En Chile sigo a Claudia Varleta, a Valentina Mac-Auliffe con la que me río mucho,  son buenísimas las recetas de Craving Journal con Lorena Salinas y obvio Mazza Moma y Ángeles Álamos. Esas son algunas, porque podría seguir contándoles de los extranjeros pero no quiero que se aburran con el listado.

 

A veces me canso de tanta información pero si no fuera por este gran equipo de profesoras jamás habría aprendido que el caramelo se puede hacer sin agua, o la receta de los panqueques de chocolate fríos o cómo hacer un buen minestrone y vinagretas. Cuando uno toma cursos de cocina hay que saber que no vas a preparar el cien por ciento, quizás ni siquiera el cincuenta de las recetas que te dan, pero algo queda en ti y cuando te lanzas a cocinar, como una maravilla volando en los cielos, aplicas lo que aprendiste.

 

Yo antes cocinaba mucho más, ahora solo cuando realmente quiero o es urgente. También me he ido simplificando y valoro mucho las preparaciones menos engorrosas. Yo no consumo azúcar así que me pierdo una parte importante del festín pero me encanta, hago felices a muchos.

Cuando estás cocinando por gusto el tiempo funciona distinto, tu cabeza no tiene espacio para pensar en otras cosas y exige una concentración bien especial. Una amiga me dijo que es triste cocinar porque lo que uno crea se evapora, no queda en el tiempo. Yo no estoy de acuerdo. Considero que queda en los corazones de los que quiero, ¿o no? ¿Te gustaría tener la receta de los panqueques de chocolate? Feliz te la comparto, escríbeme a mi correo karen@karencodner.com o deja el comentario aquí mismo. Acuérdate que si compartes la Oda y le pones un like, más gente como tú podrá disfrutarla.

 

Mis recomendaciones

Una serie: Mi hermana Ethel me recomendó esta serie que se vincula con el tema de hoy: Omnívoros de René Redzepi donde se aprende del atún, los pimentones la sal, todo desde una perspectiva histórica y obvio, culinaria. Recién salió al aire por  Apple TV.

Una novela: Rapsodia Gourmet de la francesa Muriel Barbery publicado por Seix Barral, donde narra la historia de un famoso crítico gastronómico que está en sus últimos días de vida, que se pone como meta buscar desesperadamente un sabor único, el sabor que un día le hizo feliz.

Mis momentos

Fui feliz: Celebrando a un sobrino en su ceremonia de Bar Mitzvá.

Aprendí: Sobre los ajíes viendo Omnívoros. Existe una escala para medir el picor de esta verdura que se llama Escala Scoville desarrollada en 1912 por el farmacéutico estadounidense Wilbur Scoville. Lo que se mide es la cantidad  de capsaicina, un compuesto químico responsable del picor en los chiles. Los pájaros son inmunes al picor

Estoy agradecida: De que por primera vez en meses logré correr veinte kilómetros. Lo hice a un ritmo muy lento pero no me cansé tanto, aunque suene loco. Eso sí, al día siguiente, estaba destrozada.

 

Si aún no escuchas a la famosa chef chilena Virginia Demaría en Espiral, te invito a hacerlo.

 

Todos nuestros fuegos

Lee. Escribe. Crea con clases de cocina.

Karen

 

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