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Este boletín es para los curiosos que desean una vida plena y pausada.
Compártelo, me harías muy feliz.

Querid@s amig@s:
 
 La semana que finaliza es digna de Mafalda: ¡paren el mundo que me quiero bajar!
Creo que en algún momento les conté sobre la plaga de conejos que hay en mi jardín. Mi pasto es su casa, ya ni puedo poner una toalla ahí porque me da asco. Hasta hace un año me encantaban y eran sinónimo de tiernos, simpáticos, que no hacían mal a nadie. Me encanta el conejo de Alicia en el país de la maravillas, blanco e inteligente. Cuánto quisiera seguir pensando que me volveré a encariñar con ellos, pero tan pronto los veo me convierto en una bruja y corro a espantarlos. Me ponen a prueba ¿quién está invadiendo a quién? Yo  me instalé en su hábitat al venirme a vivir cerca de un cerro ¿Qué hago? ¿Me rindo y los dejo libres, aniquilando mis alcachofas, tomates y lavandas? El otro día vi a varios conviviendo en el pasto junto con un gato (que no es mío) y unos pájaros.

¿Es tierno o me equivoco? 

¿Renuncio a mi jardín que llevo cuidando casi diez años? Como dije en el boletín anterior “Yo renuncio (a veces). ¿Cuándo es el momento correcto para hacerlo?  Decir hasta aquí llegue porque no soy buena, porque nunca alcanzaré mi objetivo. A Paul Auster le rechazaron diecisiete veces su primera novela y supongo que la editorial número dieciocho se la aceptó. ¿Qué lo llevo a perseverar? ¿Cómo supo que valía la pena seguir? ¿Era tan grande su autoestima y confianza en su libro que continuó dando la batalla?

Lo difícil de estas situaciones que solo uno sabe lo que debería hacer.
Entre conejos y libros, dudo incluso de cuándo es correcto renunciar.

Van mis recomendaciones:

📖 Un libro inolvidable: El color de la leche (Nell Leyshon), me lo leí en una tarde. Un librazo. 

🎬Un conejo increíble: Bugs Bunny y ¿viste  Quién engañó a Roger Rabbit? 

Estoy agradecida:  que salió todo bien (algunos de mis suscritores pueden sospechar a lo que me refiero).

Algo que aprendí: Un águila tiene aproximadamente siete mil plumas y hay más pollos en el mundo que seres humanos.

Me hizo feliz: cuando me mostraron un vídeo y me reí por primera vez en semanas. Es decir, fui doblemente feliz doble: porque me reí y porque tomé conciencia de que volvía a sentirme contenta.

Lee. Escribe. Crea con y sin conejos

Karen

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