He pensado mucho en lo que Virginia Woolf propuso hace casi un siglo: la habitación propia. A veces no nos damos cuenta de lo necesario que es para las mujeres del s..XXI rescatar el concepto de habitación propia.
No he ido a escribir a mi taller. Han pasado dos semanas desde la última vez que me senté en mi escritorio con vista a la cordillera a trabajar. Cuando dejo de ir por mucho tiempo me cuesta recuperarme, volver a mi espacio íntimo y silencioso que me obliga a a la soledad propia del escritor. He abandonado mi habitación propia
Allí puedo pasar muchísimas horas en silencio mientras el resto convive en la oficina, en el mall, en la micro, en el metro.
Mi habitación propia, tal como Virginia Woolf
Eso decía Slimani en el podcast Literary Friction: las mujeres más que los hombres necesitamos nuestra habitación propia. La idea no es muy original pues la rescata de Virginia Woolf, escritora inglesa de comienzos del SXX, autora de un libro con ese título. Lo interesante es que diga “las mujeres”. ¿Por qué nosotras y no ellos? ¿Tenemos un estatus especial? Ciertamente. Los hombres por definición son seres proclives a la soledad y se les ha respetado sus espacios propios desde el comienzo de los tiempos. Nosotras, en cambio, hemos tenido que ir creando estos lugares. Da lo mismo si es un cuarto, un cubículo, un auto, una cama. Pero es necesario que cada una de nosotras sea capaz de tener lo suyo, ajeno a la familia, a los deberes, al trabajo, al deber ser. Nuestros roles son tantos y disímiles, nos olvidamos de la responsabilidad que tenemos con la soledad. No son el marido, la pareja, ni la madre ni el padre la que deben procurarla.
La habitación propia de Virginia Woolf entendida como un espacio real o abstracto, es una necesidad integral de la mujer. Nos hace más felices, mejores y nos permite seguir desarrollándonos.
Más que feminismo, es una realidad. Pienso en aquellas mujeres que son incapaces de hacerse respetar, madres agobiadas por la crianza, por la dirección del hogar, la habitación propia es el aire que les permite continuar.
El libro de Virginia Woolf es más denso de lo que el título supone; es un texto que ha impactado positivamente a los que han sabido interpretar sus palabras. Y el título resume lo grandioso de la propuesta.
La habitación propia no tiene que ser el dolor de cabeza que obliga a otros a dejarte en paz, sino que una realidad concreta y sencilla.
El espacio femenino en soledad es la fuente de la creatividad.
¿Cuál es tu habitación propia? Cuéntame aquí abajo
“Una habitación propia de Virginia Woolf”
— LIBRO DE LA SEMANA
“Soledad: Estar solo, ya sea por una circunstancia o por un estado mental. ”
— PALABRA DE LA SEMANA