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#21 Entrevista al lado íntimo de Virginia Demaría

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Hoy entrevisto a la multifacética chef Virginia Demaría. Conversamos sobre la creatividad en tiempos de pandemia, cómo extraña los momentos de soledad, su lado más íntimo, la figura de padre y su abuela: «Si tú me preguntas cuál es como mi miedo en la vida, es un día despertarme sin creatividad.”

Hola, hola ¿ cómo estás? Grabo este episodio número 21 del podcast hoy domingo 5 de julio del 2020. De acuerdo a mi recuento voy en el día 93 de COVID-19 y llevamos 3 semanas en full cuarentena. 

¿Cómo te sientes? Yo estoy con una sensación de preocupada-ocupada-entretenida. Y hoy eso es lo que te propongo: divertirte mucho. Mi próxima entrevistada es una chef muy especial, ¿por qué decidí entrevistar a Virginia Demaría, cocinera e influencer? Porque la idea del podcast Celular, una llamada a la creatividad es abrir el espacio a personas que leen, escriben, se vinculan con los libros y también que ¡son creativas! Desde hace un tiempo me intriga la propuesta de Virginia Demaría con su pasión, con ideas sencillas y cercanía con la gente.

Recuento personal

Tal como conté en el capítulo #20 con mis reflexiones sobre del Día del padre, me dejé libre las tardes para enfocarme a escribir. Ha sido un buen ejercicio de perseverancia y fuerza de voluntad. A partir de las cuatro de la tarde me encierro en mi pieza a editar. Créeme, no es fácil. Apagar internet, dejar fuera el teléfono, es casi como desaparecer del mundo por  3 horas. Al comienzo, se me hace difícil y me digo: no voy a poder, pero luego voy agarrando ritmo. Una cosa que me ha ayudado mucho es un autoregalo que me hice: un pupitre para poner el computador y una silla. Con esto puedo concentrarme mejor. 

Lejos de Africa Isak Dinesen

A raíz de mi entrevista a Luis Gnecco, uno de los libros que recomendó fue Lejos de África y la semana pasada lo comencé a leer. ¡Magistral! Son las memorias de la autora danesa, Karen Blixen que escribe bajo el seudónimo Isak Dinesen. Ella vivió durante 17 años en Kenia. Lo escribió en 1937 y retrata con una profundidad única las diferencias culturales entre occidentales y africanos. 

En otro tema, les quería contar algo muy importante: entrevisté a Mario Kreutzberger, Don Francisco. Lo hice para conocer su visión sobre la Shoá (Holocausto) ya que su padre estuvo preso en el campo Buchenwald y para llegar a Chile tuvo que estar en un campo de desplazados en Inglaterra bajo la calidad de “alíen”. Me preparé mucho para la entrevista, porque entrevistar a Mario Kreutzberger es un desafío, llegar a su corazón. Se me ocurrió hablar con su señora y con sus nietos. Algunos mandaron unos vídeos con preguntas para su abuelo. 

Y ahora, volviendo a nuestra entrevista de hoy los dejo con la entrevista íntima a Virginia Demaría, espero que la disfrutes. 

KC: Hola Virginia ¿cómo estás?

VD: Hola Karen, muy bien ¿y tú? Muchas gracias por invitarme.

KC: Muchas gracias por hacerte el tiempo en esta loca vida Coronavirus 19 ¿o no?

VD: La verdad es que a veces estos momentos, cuando me toca hacer estas entrevistas o los vivo y esas cosas, de pronto han empezado a ser como los momentos para mí, que perdí absolutamente desde que se inició la cuarentena. Yo estoy desde el nueve de marzo sin salir de mi casa, entonces al final te juro que estos momentos son como, hasta los agradezco, porque me puedo desconectar un poquito de la intensidad de estar 24/7 con todo el familión ahí permanentemente. 

KC: Y justo ahora cuando te llame, que podemos decir que te llamo, llamar por Zoom ¿Qué estabas haciendo? ¿Qué te interrumpí?

VD: Es que no me vas a creer, pero en verdad, fue todo, se me junto todo mucho, porque tenía que sacar mis dos panes masa madre porque uno iba a la casa de mi mejor amiga que no puedo ver, estaba sacando el de nuestra casa, pero además, tenía que poner unos ñoquis a gratinar para que comieran los niños, pero ahora se me ocurrió hacer una cuestión con unas masitas, que lo tenía en el otro horno, que es el horno donde se secan esas masitas y de ahí me acorde que tenía que venir contigo entonces, que no tenía nada listo, entonces ahí empecé a gritarle al marido que me ayudara, que agarrara a los niños porque yo necesitaba tiempo para mí y ahí llegó mi hija, y como que mi hija que es como adolescente seca, me instalo como un set con un aro de luz y yo como que me puse un rouge en la boca, y ahora estoy acá.

KC: O sea efectivamente, se cumple la premisa de que esté es un tiempo para ti. 

VD: Sí, sí, es un tiempo para mí. Y ¿sabes qué, Karen? yo que soy bien livianita en ese sentido, de tus entrevistados me llama la atención me hayan considerado porque yo también me aprecio a mí misma como una persona súper liviana, no por eso una «rubia vacía» pero sí me preguntan de cosas que me han afectado en esta pandemia, yo hecho demasiado de menos el tiempo conmigo sola, mucho mucho, porque es algo que yo agradezco disfrutar tanto, yo lo paso muy bien conmigo sola, y lo perdí por completo y eso ha sido emocionalmente como difícil de sobrellevar.

KC: Que increíble porque la Virginia Demaría pública frente a la Virginia Demaría privado, tiene completamente estas dos facetas súper disociadas, uno no te imagina como una persona que le gusta la soledad.

VD: Ah, es que claro es algo que yo no, tienes toda la razón, es una característica mía que nadie sabe en verdad y que claro, no la he compartido porque quizás me parece poco atractivo, y no va dentro de la línea editorial que me gusta compartir en mis redes. Pero sí, te morí, me encanta me encanta, yo miro al futuro y a la tercera edad y para mí es como un momento, yo digo: “lo voy a pasar demasiado bien” se me viene muy bueno ¿cachai? Va a ser como full para mí, voy a poder tejer, cocinar todo el día, aprender cosas y como de verdad…

KC: Y ¿cómo ha sido la experiencia editorial? Recién lanzaste un libro para cocinar con niños.

VD: Mi quinto libro de Cocina.

Los sabores de mi familia
Virginia Demaría

KC: Los sabores de mi familia, editorial Planeta ¿no?

VD: Sí, exacto.

KC: Porque yo tengo este que es antiquísimo ya (muestra libro A mano).

VD: ¡Ohh, pero no te puedo creer! No, sácala (se ríe).

KC: ¡No! está buenísimo 

VD: Salgo pésimo.

KC: A mano. Son muy buenas las recetas.

KC: ¿Cómo fue la experiencia de incursionar en cocina para y con niños?

VD: Este libro, curiosamente, sin yo nunca imaginar que iba a ser lanzado de partida, que iba a ser lanzado de partida de forma on-line y que iba a ser dentro de este escenario de la pandemia, curiosamente, si yo tuviera que elegir un libro que acompañe a las familias en este proceso, es este libro. Es el libro más simple que he hecho hasta el momento, el más sencillo, con ingredientes más fáciles que uno puede tener, con procedimientos también muy sencillos. Donde efectivamente se invita a que la cocina se haga entre adulto y niño, y algunas recetas para niños que ya sean un poco más grande para que puedan hacer solos.

A la vez este libro, yo me doy ciertos gustitos personales con cada libro que no necesariamente lo comparto y lo hago público, pero en un momento dije: “yo voy a hacer un libro por cada hijo que tenga”. En este momento sería como la familia Von Trapp si hubiera realizado lo que mencionaba. Pero, en el caso de este libro dije, con la llegada de mi última guagua, la que va a cumplir dos años, yo logré como mujer cerrar la maternidad. No se cierra nunca lo tengo clarísimo, sí sé que eso es algo que nunca termina bla bla etcétera… Pero me refiero en la gestación de una vida, y esta era la guagüita, que me costó que el marido accediera, pero a mí me faltaba como mujer una vez más ser mamá, disfruto mucho el proceso, curiosamente me gusta mucho el parto. No soy doula, ni de la volada sin anestesia, ni nada de esas cosas, pero me encanta la emoción del momento de dar a luz. Entonces cuando nace esta guagua, porque más encima la suerte que tuve porque tengo mujer- hombre – hombre y me sale el concho mujer, entonces tu dices: “ya la cagó la suerte”

También hacer este libro, al dedicárselo a mis niños, era como con esto ya se cierra. Mi marido ama este libro por eso (se ríe).

KC: Tu marido sin Instagram ¿no?

VD: Sí, no cacha nada, es lo máximo (se ríe).

KC: Y hablando de la maternidad que es una cosa, que para los que no saben, Virginia tiene cuatro hijos, lo acaba de decir, pero lo quiero decir. Cuéntame un poco de ti, porque vienes de un matriarcado, tu papá falleció cuando eras muy chiquitita, y eres la menor de cuatro 4 hermanas.

VD: Soy la menor de cinco mujeres.

KC: De cinco mujeres. Y ¿cómo influyó esta falta de padre y este exceso, entre comillas, de madre, en el buen sentido de la palabra ¿cómo influye en ti?

VD: Yo creo que es algo que yo logró empezar a digerir y acoplar en mi día a día bien grandecita. Yo madure bien tarde, yo te voy a decir, yo creo que tipín treinta y algo, hasta antes de eso, yo me sentía como bien niña todavía, me refiero como en el control de mis emociones, como no ser tan cabra chica, como que yo creo que, con la Luisa de dos años, a los treinta, como que ya me empecé a poner más grandecita para las cosas.

Pero claro yo perdí a mi papá cuando tenía siete, y eso me vino a golpear a mi muy muy fuerte pero como a los diecinueve. No necesariamente en ese momento que, si bien me puede haber traído una que otra consecuencia, no tengo recuerdo de tanto sufrimiento. Sí  tengo imágenes super tristes, y diapositivas bien penosas. Pero, más allá de eso, muy desenvuelta y cómoda por la vida, con mis amigas, con mi colegio, pero a los a diecinueve ahí me pegó de alcachofazo. 

KC: Y ¿por qué a los diecinueve? si se puede saber ¿qué pasó a los 19?

VD: Fue bien fuerte. Mi abuela materna estaba muriendo en la clínica, después de un cáncer, y sucede de repente con los adultos mayores que están tan listos para partir y no parten. Y llevaba un montón de tiempo, y yo estaba conversando con mi mamá, porque hacíamos turnos con toda la familia, y empecemos a conversar de mi papá, conversación que habíamos tenido nunca antes, y de cómo había sido mi papá conmigo, porque yo tenía la sensación de que mi papá…Y todo esto Karen, es loquísimo, porque mi abuela muere el mismo día en que se celebraban los veintitantos años de la muerte de mi papá. Yo siempre crecí con la idea de que a mí me habían como emocionalmente, abandonado, que es lo que los psicólogos, como que te dicen a una niña, donde está, el Edipo, que el Electra, no tengo idea, que el papá se le muere a los siete años es como 1,2,3 ta, te abandonó el hombre que amabas como que crecí con esta narración, sin embargo, conversando con mi mamá en ese momento, mi mamá me dijo: «Tu papá cuando supo que estaba enfermo tu tenías tres años, y él sabía que las probabilidades de morir eran muy altas, y él te fue preparando para eso. Él fue dosificando como la entrega de cariño, para cuando llegara ese momento” Entonces fue como súper fuerte hablarlo con mi mamá, que ella me lo dijera. Y en ese momento mi abuela muere, y yo veo la muerte, pero la veo. O sea, verla como cuando uno ve que de un cuerpo que sale cien por ciento la energía, y queda como si fuera de cera, o sea, es una locura. Y ahí yo me voy así a piso, lo bueno de mi persona que soy tan intensa que las cosas me las vivo muy profundamente, pero por poco tiempo, en el fondo no tuve depresión cuatro años piolita. Tuve una depresión de mierda, pero un año (se ríe).

KC: ¿Debe haber sido difícil ser tu madre o no?

VD: Debe haber sido super difícil, sí. Viuda a los treinta y nueve y con cinco niñitas, imagínate. Y también todo esto va acompañado de un crecimiento mío, y de un desarrollo muy distinto al de mis hermanas. Porque yo vengo de una familia, que mis hermanas siempre fueron las alumnas más destacadas, las con los mejores promedios, becadas, que en verdad le ponían un asiento en el escenario, porque en verdad se ganaban todo, y yo nada. O sea, ya yo tenía mi 6.3 pero apunta de torpedo y copia ¿cachay? No vengamos con cuentos, yo era super porra, toda mi volada como solo el arte, el arte, y mi mamá como igual nerviosa, como esta cabra se me descarriló, y entremedio como que me creí punk, y después no sé qué, y claro, en un momento era como “la estamos perdiendo, la rebelde” y mira no más como me anduve enrielando.

KC: Y ese enrielamiento, estaba pensando, igual entraste a estudiar arte, que, dentro de lo alternativo, quizás, es lo menos alternativo, pero cuando te cambiaste, cuando tomaste la decisión de ir a estudiar a Chef, en esos tiempos, estamos hablando hace más de veinte años.

VD: Sí, como quince, como dieciséis, diecisiete años sí.

KC: Ese curso era bien, bien revolucionario en Chile. O sea, tengo que decirlo, solo los hijos perdidos, los losers, los que no tienen idea lo que quieren, se metían al Culinary.

VD: Exacto, la mitad de mis compañeros ya llevaban como veintiocho carreras, y como que los papás habían dicho «Ya hueón estudia esto como para que hagas algo» Sin embargo siempre estuvo dentro de mis planes, a mí la cocina me gustó desde muy muy chica, y siempre mi plan fue, arte y cocina. Lo que pasa es que arte se junta con esta depresión importante que tuve, y a la vez con este encontrarme con un arte, que no era el arte con el que yo me había ilusionado. Yo en ese sentido me considero como persona con una mentalidad un poco más renacentista para mi forma de hacer arte, creo mucho como en el trabajo permanente, en el tiempo que se les da a todas las cosas, en el hacer mucho, más que el discurso que va por sobre lo que uno esté presentando. Entonces, yo también me estaba enfrentando en ese momento a un arte, que era el arte conceptual, donde yo en verdad pasaba toda la noche dibujando y pintando, y llegaba un compañero con una manzana, una ampolleta y un papel confort y en verdad se pegaba un speech que todos los profesoresGuau(aplaude) Y te juro que yo llegaba con mi escultura que la había estado haciendo, y no pasaba nada, porque no tenía nada que decirte ¿cachai? (se ríe)

KC: ¿Y en qué año hiciste el cambio, en que año de la carrera?

VD: Como partiendo el tercero, que es cuando ya te piden tu propuesta en arte.

KC: ¿Y cómo fue la reacción de todas estas mujeres?

VD: Fascinadas, fascinadas po, al fin se salió, si estaba más loca que la cresta, estaba haciendo puras tonteras (se ríe). Para ella que me hubiera cambiado de arte a cocina es como que ahora iba a ser cirujana plástica, o sea, era lo máximo. Sí, al tiro todas, así como con plumeros, como se fue a algo más piolita. Porque obvio que me hice amiga del hippie más hippie ¿cachai? del más reventado. Entonces, claro tampoco era el tipo de compañero, que, en ese momento, con la depresión que yo tenía y todo, mi familia quería que yo mantuviera un lazo afectivo a largo plazo, digamos (se ríe).

 Me ha costado el Coronavirus

KC: Te ha costado el coronavirus, te ha costado.

VD: Uf y me ha costado porque todo eso que uno siempre sabe que dicen de uno como:  «Hay que esta le pega a todo”, “Que hace todo bien» y todo, bueno, perdón por no compartir mis momentos de hecha mierda en Instagram, porque no lo voy a hacer (se ríe), por si acaso. Para eso me creo una cuenta que se llame @estoyhechamierda, pero no lo voy a hacer, porque no es mi línea editorial y lo que me interesa compartir. Me gusta compartir momentos felices, momentos bonitos, niños felices, y momentos que inspiran y les den ganas a otros de, quizás, hacer o que le despierte alguna inquietud.

Pero el coronavirus, logró sacar en mí, hay hartas cosas que no hago po, que obvio que no las comparto tampoco po. Pero el tema del homeschool, la tareíta en casa, y eso de ser profesor, eso para mí ha sido muy, muy duro. Yo en verdad elegí ser mamá, no elegí ser profesora, creo que es de una utopía, pero insólita, el que en verdad sea compatible, cuando los dos papás trabajan, poder cumplir con la carga y las exigencias que los colegios nos están dando a nosotros como papás. Porque, mis niños están en una edad en que ellos no saben conectar la impresora, no saben imprimir, no saben subir la tarea a classroom, no saben entrar al Meet, no saben descargar la aplicación, en el fondo tengo solamente una hija que yo me logro relajar porque sé que la cabra corre sola, y puede cumplir con todo, pero, para todo el resto, o sea,  la que tiene que ir a buscar el stic-fix, la que recorta el trencito, la que tiene que subir a la aplicación, y es una locura, porque si uno se atrasa, incluso el profesor te llama, entonces te dice:

– “Hola ¿cómo están?

-Bien, bien, y yo le digo: Me estas llamando para preguntarme cómo estoy o por algo

– Es que me llama la atención que tu hijo tiene doce tareas pendientes”

KC: Te tuviste que reinventar tú también de un minuto a otro.

VD: O sea, tuve que aprender, de partida, hacer mi trabajo de esta manera, o sea no sabes la cantidad de veces que se me caía el celular del trípode en la harina, porque no sé enchufarlo en el trípode. Y como un montón de cosas, claro pensé que era una realidad que le iba tocar vivir a mis nietos, más que a mí (se ríe).

KC: Y Virginia, ¿cómo manejas la rabia?, porque se te nota la rabia, ¿cómo la manifiestas?

Virginia Demaría y su lado íntimo en días de Coronavirus

VD: Es que igual me agarraste en un mal día (se ríe) Yo sabía, yo decía, tengo que estar más relajada. Yo soy super transparente y eso es lo peor, que a mí se me cacha, aunque trate de disimular, lo que sea. A mí se me cacha a diez kilómetros cuando estoy enojada, a diez kilómetros cuando estoy contenta, es imposible, no pasa piola, nunca. Cuando estoy enojada mi cara lo dice todo, no soy de guardarme emociones para nada, en ese sentido soy bien buena para drenar, dreno con facilidad y de todas las formas que uno puede drenar. A veces con formas que no son las apropiadas, como pegarse un grito quizás, en frente de los niños, que te hace arrepentirte y después tener que conversar con ellos, y explicarles que es normal y tatatata. Hasta situaciones como encerrarse a llorar en el baño hecha bolsa no más.

KC: ¿Eres llorona?

VD: Heavy, sí, me gusta, y hace super bien. Y tengo buenas amigas, y tengo muy buenas hermanas también. A mí no hay que perseguirme para preguntarme por qué no he sabido de ti ¿cachai? Yo te voy a llamar y decir: «Hueona estoy para la cagada, necesito hablar” (se ríe) Por otra parte, también, cuando doy estas entrevistas que son un poco contar lo que la gente nunca se imagina o no se sabe de mí, no tengo idea, siempre he sido como super honesta y lo cuento. O sea, yo no suelto a mi psiquiatra una vez al mes desde hace un montón de años, y creo que es algo, que ojalá eventualmente todas las personas tuvieran la posibilidad de acceder, no solo de forma individual. Yo teniendo un matrimonio, porque, a mí el Coronavirus como que me confirmó varias cosas, que me gusta mucho el vino (se ríe) y que tengo un muy buen partner al lado, porque esta cuestión te pone a prueba en todos los sentidos, o sea, te pone a prueba como mamá, y te pone a prueba también como pareja, o sea es muy fácil como descargar todo lo que uno está en este momento tratando, de cómo dirigir, con el otro. Y en ese sentido es algo que yo he hecho con mi marido un montón de veces de ir a sesiones con él, sin un problema puntual. 

KC: Sino para sacar algo.

VD: Hablemos lo que no podemos hablar, porque no lo podemos hablar, ¿cachai? Me molesta esto, cuando paso esto porque no lo pudimos resolver… me encanta hablar las cosas, soy muy italiana para mi cuento, como muy de hablarlo todo, a veces llego a ser un poco latera porque como que me hago unos personajes con los niños que es como: “Ya, aunque les de monos, ya ¿cómo se han sentido en cuarentena? (se ríe) Entonces ellos como: Mamá que rara…No, pero cuéntame ¿tienes alguna pena, algo te complique?”

KC: A los niños les cuesta eso.

VD: Como para de verdad empezar a sacarles un poquito como lo que han estado sintiendo, uno escucha tanto facultativo que te dice que hay que conversar con ellos que uno dice, ya bueno si no lo voy a hacer de la forma seria y profesional porque no lo manejo, lo voy a hacer de la forma simpática y que de alguna forma igual voy a estar llegando al punto.

KC: Hablando un poco sobre este tipo de cosas de mujeres, como es tu relación con tu cuerpo, con tu belleza, con la vanidad, con estar, con el tema del peso y comer. Porque yo de repente veo y digo, esta chica flaca rubia, porque eso es lo que uno puede ver en el otro lado del televisor, uno dice debe ser muy difícil o no te llama la atención.

VD: Es super triste lo que te voy a decir, yo creo que yo me encuentro mejor de lo que soy (se ríe).

KC: Bienvenido sea.

VD: Te juro, porque en verdad no, o sea, yo tengo super claro que no soy la Mayte Rodríguez no tengo ese caracho, pero me saco la cresta Karen ¿Tú crees que yo soy flaca porque alguien fue buena onda conmigo al momento como de la gestación? Yo de lunes a viernes, soy lo más matea que hay, no como ningún dulce, ni una fritura, soy super ordenadita, hago ejercicio, me cuido, o sea, me importa, me gusta sentirme bien conmigo, me gusta  que ese pantalón que encuentro bonito me quede bien, en el fondo me gusta, lo disfruto, nuevamente, lo paso bien conmigo ¿cachai? me entretiene pintarme, me entretiene vestirme, quizás puede sonar básica pero lo que ha logrado es que yo tenga una relación super cómoda conmigo y trabajo para eso, no es gratis la cuestión.

KC: No es gratis.

VD: Cero.

KC: Y ¿alguien en tu familia tejía, cocinaba? ¿Era así?

VD: Sí.

KC: ¿Quién?

VD: Mi abuela materna, la nona era full tejedor, mi mamá muy buena para la cocina y desde que éramos muy chica, tengo recuerdos de que nos íbamos de vacaciones al sur y, por ejemplo, mi mamá paraba a comprar figuritas de yeso, y era el verano que pintábamos figuritas de yeso o cosas de mimbres, y en el verano. En el fondo crecí acompañada como de labores manuales, relacionadas con la cocina y todo, desde muy chica. Y yo también creo que lo mío viene porque en algún momento, debo haber tenido tres años, no sé, nací pintamonos, entonces que en algún momento alguien dijo: “Oh pero que talentosa es la niña mira que bien que agarra el lápiz, que lindo como dibuja”.  Listo me tiraron fichas y yo creo que me quede con esa ficha para siempre y en el fondo no abrí la posibilidad a nada más porque en verdad es lo único que yo, o sea, si tú piensas Karen, yo me dedicó y yo trabajo, en lo que yo haría si no trabajará en esto ¿cachai?

KC: Sí, claro, eso es una bendición, a pocas personas les sucede.

VD: Entonces imagínate como me gusta, que cuando no estoy grabando después voy a llegar a mi casa hacer algo muy parecido a lo que hice grabando.

KC: Y ¿te gusta ser figura pública?

VD: A veces sí, obvio que sí me gusta, porque lo que yo hago es super sano y en ese sentido he tratado, y siento que lo he logrado, el mantenerme en formatos y contenidos en los que, yo siempre digo, mientras yo este enseñando y aprendiendo, y no salir de eso. A mí Karen por mucho que se me dé la comunicación, yo no te voy a animar un programa, no me interesa, no me llama la atención, no me gusta, no me sentiría cómoda, yo solo estoy cómoda públicamente en la medida que yo esté compartiendo lo que yo tanto disfruto hacer, y que espero que otros quizás se animen hacer porque sé lo maravilloso y las ventajas que trae. Y siempre he dicho lo mejor que uno puede enseñarle a un niño es tejer, porque para mí por lo menos, mi tejido ha sido mi mejor compañía en la vida, siempre está en mi cartera, lo saco en cualquier momento, conversando con amigas, cuando ando con mucha ansiedad y no me quiero comer el pote de maní, ni el paquete de papas fritas entero, también me ayuda, cuando estoy aburrida en una conversa latera también lo saco, en las reuniones de apoderados para escuchar lo que dice la profesora porque o sino no me concentro.

Entonces es eso, es super simple al final, no tiene, o sea sí tiene una razón bien profunda que tiene que ver con esta necesidad de liberar la ansiedad a través de esta parte de las manos, cierto haciendo movimientos repetitivos, pero eso es algo que, que me he dado cuento sobre todo en cuarentena, que lo hacemos todos al final, a todos nos ha dado la obsesión por algo, ordenar, jardinear y son todas, curiosamente, acciones donde esta esto involucrado (mueve las manos), ordenar, limpiar, plantar, cocinar, liberar, liberar, liberar todo el rato, seguramente yo soy una persona que tiene esa necesidad de estar todo el rato liberando, con una cabeza bien intensa a veces, he llegado a soñar ponte tú, una pesadilla fuerte que he tenido, es que pongo www.pinterest y me sale que se cayó .

KC: Y has hablado en varias ocasiones, como dos o tres veces Virginia, del tema de mi línea editorial

VD:

KC: Eso, como llegas a la confianza de tu línea editorial ¿cómo las has definido? ¿quién te ayuda? En este mundo creativo.

VD:  Sola, en eso debo, todo lo que es Instagram, lo veo 100% sola, lo que es página web y Facebook, tengo una persona que me ayuda para generar el contenido.

KC: No, pero te dijo en el tema más profundo de tu carrera.

VD: ¿En el contenido que comparto?

KC: Sí, y en el cómo vas enfocando lo que vas haciendo.

VD: Sí, no sé tampoco le he dado tanta vuelta, creo que en lo único que me he detenido es en ciertas cosas. Primero en que en un momento dije, tienes que dividir esta cuestión, no puedes tener una cuenta para todo, porque hasta yo dejaría de seguir a una hueona que me sube un queque, que después me sube el tejido, que después me sabe que esta con caballos con los niños, o sea, en el fondo en ese sentido voy a dividir este cuento, voy a tener una cuenta para lo que es mis manualidades, una cuenta para lo que sea solo recetas, cien por ciento lo que son mis recetas y que sea como un libro de recetas, y lo que es mi vida, que esa es mi lifestyle, mis niños que son parte de mi trabajo, parte de mi vida, estoy muy orgullosa de ellos también, estoy super orgullosa de la familia que he formado y me gusta compartirla, y en ese sentido he tratado de ser bien rigurosa y responsable en el tema de compartirlos a ellos también. Creo que ahí también hay que tener ojo, porque claro de alguna forma, ellos están siendo parte, Sí reciben muchos beneficios porque gracias a que la mamá sube esta foto por esta marca, la mamá se queda más tiempo en la casa, puede estar más con nosotros, podemos hacer o ir algún parte que no habríamos ido porque tiene un ingreso extra, no tengo idea, pero sí en un momento me detuve y dije yo tampoco puedo no hablarlo con ellos, entonces en ese sentido, cada vez que yo subo una foto le pregunto de partida a cada uno si está dispuesto a salir o no, bueno la más chica está media fregada, porque tiene dos, pero le estoy sembrando un futuro bastante provechoso en Instagram (se ríe).

KC: Oye Virginia, ¿tú tienes un, lo que llaman los gringos, que me gusta un business plan en tu carrera, de aquí a diez años? o realmente vives del 2020 y vendrá el 2021.

VD: Si tú me preguntas cuál es como mi miedo en la vida, es un día despertarme sin creatividad. Como sin que se me abra una carpeta que sea hoy día ¿pancito, huerta, pintar la casita de muñecas, tejerle un sobrerito a no sé quién, hacer un llaverito? Y es en la ducha, yo no soy tan buena, soy anti-spa, masajes, encuentro que es demasiado tiempo, en las duchas, que son muy cortas, se me ocurren las cosas más entretenidas, como: eso voy a hacer hoy día.

VD: Yo creo que mi sueño, si tú me dices, ya cuál es… 

VD: Hartos tengo hartos, si yo puedo soñar harto. Ya un sueño, es como tener la casa, como la casa de…, es que encuentro que hablar en tercera persona es demasiado de reality, pero la casa de Virginia, me carga hablar en tercera persona, no me hagas repetirlo. Pero que sea ese espacio donde yo estoy haciendo el programa, donde hay talleres, donde hay un mini café, donde hay un restaurante que funciona solo de lunes a viernes a la hora de almuerzo porque si no, no tiene vida, ese es como un sueño. Otro sueño, es que estos cabros crezcan bien, que sean autovalentes, que no se queden pegados viviendo acá, ni haya que mantenerlos hasta los treinta y tantos años, y yo poder irme, a comprarnos un sitito en Puerto Natales con mi marido, es un lugar que nos identifica mucho como pareja, y tener nuestra mini casita, con nuestra huerta y con ovejas, y yo ser como esa vieja que recibe a los turistas, porque esta vieja, es una vieja famosa que cocinaba en la tele, que fue super famosa cuando joven y todo, y tiene esta casa donde vive con su marido y recibe personas almorzar, hay que agendar, máximo ocho y yo les cocino lo que quieran, cáchate el sueño te lo tengo hasta la película (se ríe).

KC: Virginia, pero dime una cosa, las personas que somos super creativas hay dos tensiones, en la creatividad y en la perseverancia, a veces la creatividad te come lo que estás haciendo y no te deja perseverar porque se te olvida en el camino o se te ilumino esto, y abandonas un proyecto ¿cómo manejas estos dos polos?

VD: Mira en la cuarentena me paso algo super particular, paso que, de partida me empecé a dar cuenta que todas las personas, empezaron hacer un poco, lo que yo vengo haciendo hace quince años, entonces dije, concha, la cago, ahora todos cocinan, ahora todos tejen (se ríe). En un momento yo le decía a mi marido hueón tengo demasiada competencia en Instagram, pero en buena ¿cachai? en divertido. Pero todos empezaron hacer a lo que yo me he dedicado, y lo que también para mí era super, me sentía bien, es bien gratificante porque, un poco, el contenido que tu haz estado todo el rato compartiendo se está valorando mucho más incluso. Pero yo me estaba quedando corta, yo necesitaba aprender algo nuevo, si yo ya, en cocina siempre voy a aprender, pero ya quería aprender alguna cuestión nueva, entonces, le abrí la puerta a la masa madre y el pan con masa madre, y es una puerta que, no sé, debería haber salido como un PD: ojo que es enviciante y puede ser que tu vida no vuelva hacer la misma. Y recién Karen, la semana pasada después de dos meses y medio, el lunes pasado retome mis masitas, y estoy logrando solo hornear una vez al día y ya no dos veces al día. O sea, me había consumido tanto, me había agarrado con tanta fuerza, que estaba haciendo cuatro a cinco panes diarios, horneando a las a las siete de la mañana, a las ocho de la noche. Entonces yo decía, y sabes que fue increíble porque mi hijo el otro día me vio con las masitas y me dice «¡Mamá volviste a las masitas pensamos que te ibas a quedar solo en el pan!», pero están como acostumbrados porque yo voy y vengo. Pero si te reconozco que cuando algo me gusta me lo vivo a concho, pero a ese extremo ¿cachai? Hasta que el pan me estaba consumiendo a mí como persona, y yo no consumiéndolo a él ¿cachai?

KC: Virginia tu al comienzo del podcast, dijiste que no lees mucho.

VD: No, encuentro que ya debería empezar, ya voy a cumplir cuarenta ¿cachai? Ya debería leer algo. 

KC: Y,¿por qué?

VD: Porque no puedo, porque no me concentro, porque es todo igual, estoy mirando todo el rato lo mismo, es todo igual, no puedo. Avanzo diez páginas y cacho que llevo ocho pensado en lo que quería comer, en lo que iba a cocinar, en que me iba poner, y en que iba a plantar ¿cachai? No me logro concentrar, no puedo, entonces, si yo creo que le voy a tener que dar la oportunidad al audiolibro. En este momento tengo, en vez del audiolibro, tengo el marido que me lee ¿cachai? cuando hay cosas importantes y todo, mi marido me lee en la noche y yo escucho.

KC: Exacto, quizás no todos nacieron para leer, pero quizás para escuchar, es una buena idea los audiolibros.

VD: Si po, por ejemplo, típico cuando mandan en el WhatsApp familiar, la columna, o que interesante la columna, entonces yo le digo a mi marido, léeme la columna, porque o sino el fin de semana voy a quedar como hueona si es que no lo leí, entonces me lee la columna (se ríe).

KC: ¿Tienes déficit atencional?

VD: Yo creo que, de todas maneras, o sea, de hecho, yo para poder estar hablando contigo todo el rato he estado mezclando (muestra masas de colores).

KC: ¿Y has leído por ejemplo libros, como animados con dibujos, historietas?

VD: No tampoco, también lo encuentro fome ¿cómo comics?

KC:

VD: No, o sea el único libro que encontraría choro sería como los libros de tejido o de cocina con el paso a paso, o de cómo se hace una cuestión y va avanzando como en imágenes. Pero lo otro me costaría un montón. Pucha y a veces igual me gustaría, pero parece que no estoy programada para eso.

KC: ¿Algún hijo tuyo ha salido lector?

VD: Sí, bueno cosas de mamitas cuarentena que están fascinadas y disfrutan un montón esto de poder estar con los niños 24/7, que están super conectadas con ellos y todo, y lo digo con ironía porque me dan rabia, ya y lo voy a decir de verdad, no quiero tener amigas que están felices en cuarentena.

KC: (Se ríe)

VD: «Hay que rica la oportunidad que me dio la vida de poder estar con ellas 24/7 y poder descubrirlos, y me encanta y todas las noches con cada uno cocina distinta, y tenemos unos juegos unas dinámicas» (lo dice con tono irónico) Sabes que en verdad con ellas no quiero hablar.

Pero si me he dado cuenta, que el numero dos mío, que es cien por ciento intelectual y cero matemático. En cambio, el número tres es solo matemático, como que esas cosas sí. Y que el número dos le gusta leer, y lee. Esas cosas que quizás no me había detenido apreciar con el ritmo de vida previo a la pandemia.

KC: ¿Hay algo que te gustaría agregar hoy día, algo para cerrar?

VD: No, simplemente eso, me encantan esos espacios en el que puedo compartir un poco como soy y como no me muestro permanentemente en todas las plataformas en las que comparto contenido. Y nada, yo suelo decir como que, si algo que te gusta mucho, que en verdad te gusta mucho, que es lo primero que eliges cuando tienes tiempo, que es lo que buscas hacer cuando quieres hacer algo por tu propia voluntad, es muy probable que lo disfrutes y seas muy feliz si es que te quedas haciendo eso. Como, creerle a eso que te gusta, yo creo, porque eso fue lo que hice yo, y ahora imagínate, yo disfruto tanto lo que hago, que rico.

KC: Eres muy afortunada.

VD: Super, lo tengo muy claro, y lo agradezco un montón. Y a veces como que me pongo media como esotérica, y se lo adjudico como a mi papá y cosas así (se ríe) pero sí, soy demasiado afortunada.

KC: Y antes de cerrar, si me tuvieras que decir una cosa que te encantaría poder hacer ahora, que no has hecho desde febrero, desde antes que comenzará todo lo del COVID.

VM: Estar sola, eso lo extraño con todo mi corazón. Sí, eso me tiene absolutamente, me tiene bien descompuesta emocionalmente. 

KC: Vas a tener que ser fuerte.

Este podcast ha sido mi espacio íntimo

VM: Estar yo sola conmigo ¿cachai? No tengo ese espacio, no lo tengo, me toco la cuarentena con niños en edades que son, yo creo que las más difícil para atravesar esto, doce, diez, seis y dos años. O sea, no hay ningún momento, ni un espacio, no hay nada, entonces sí. Esto yo creo que ha sido como el espacio íntimo que he tenido en estos últimos tres meses (se ríe).

KC: Virginia te acabo de regalar como hora, hora y algo, de paz

VD: Linda gracias, me encanto conversar contigo podrías también considerar ser como facultativa como de la mente, como psicóloga lo harías super bien (se ríe). Te juro, puedes tener una PYME (se ríe).

KC: No, esta PYME que todavía no gana un peso, que todavía voy por ahí, vamos a ver. Pero es que me encanta, me encanta entrevistar.

VM: Te dejo un abrazo y ojalá vernos en un futuro próximo, las caras sin mascarillas y poder abrazarnos como corresponde. Ahora a cuidarse no más.

KC: Intercambiamos pan.

VD: ¡Intercambiamos pan! y perdón, pero ¿qué hora es? ¿ahora son las ocho? me toca mi copa de vino. Chao necesito antioxidante.

KC: Me invitas hacer pan. 

VD: Ya besos, gracias chao.

KC: Chao gracias a ti.

Cierre

¿Qué te pareció la conversación? Yo la encontré genial, una entrevistada que se abrió de verdad y nos mostró un aspecto humano que pocos se atreven a exponer.  

Dibujos de Hiroshima Marcelo Simonetti

Les cuento que en dos semanas más tendremos en Celular, un llamado a la creatividad al escritor chileno Marcelo Simonetti, quien acaba de publicar su nueva novela Dibujos de Hiroshima. La propuesta del libro es la historia del viaje, de un nieto quiere conocer la historia de su abuelo, abrir los silencios y llenar espacios mudos en su familia. Para mí también es la historia del amor y la pasión. 

Casi se me olvida ¡atentos! Pronto tendré un concurso en el que voy a premiar a uno de ustedes que se suscriba a mi boletín bimensual. ¿Cómo? Súper sencillo, anda a mi website www.karencodner.com y participa. Tú podrías se el ganador o ganadora de Dibujos de Hiroshima de Marcelo Simonetti. Gracias al regalo que me dio Editorial Planeta. 

Nos vemos en dos semanas más.

Cuídate mucho

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Chaoooooo

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