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16 lecciones que he aprendido al escribir una novela

Mi primera novela Respirar bajo el agua nació de una escritura ignorante en cuánto a cómo se inicia el trabajo de novela. Solo tenía las ganas y una pulsión. Con esta segunda novela -espero publicar el 2020- ya había aprendido el mecanismo, si es que existe eso al momento de escribir

Pero ha sido un camino largo. Estuve meses parada, sin poder escribir. Hasta pensé que nunca más podría volver a hacerlo. Coqueteé con varias ideas, pero ninguna me convenció. Comencé a leer obsesivamente, mucho. Me obligué a escribir en un cuaderno lo que se me viniera a la cabeza, puse música, miré el techo. Vi películas. Hasta que una tarde comenzó la magia de la creación.

Me pregunto ¿cuál es la necesidad de escribir? Qué mejor lo que postuló Somerset Maugham: “El escritor siente la urgencia de escribir, pero además, el deseo de presentar al lector el resultado de su trabajo y su deseo de ganarse el pan”. Eso es, la urgencia, una profunda pulsión. De a poco lo he logrado comprender.

Hoy les comparto cómo ha sido este camino y 16 lecciones que he aprendido con trabajar como escritora de novelas

1. Es una aventura difícil

Porque escribir una novela va mucho más allá de tener una idea. Es un trabajo de largo aliento. Se inicia como una aventura, con muchísimas ganas e ilusiones, pero implica sobreponerse a un montón de sorpresas. Hay escritores que se exigen poco, pero en mi caso personal, que soy perfeccionista y busco un estilo, me significa invertir muchas horas. Por ejemplo, la novela actual llevo dos años de trabajo y sigo en ella. “Escribir una novela” dice Graham Greene, “es un poco como meter un mensaje en una botella y arrojarla al mar; inesperados amigos o enemigos la recogen”.

2. Requiere un alto grado de compromiso y de perseverancia

Como todo en la vida, sin el compromiso es imposible concretar la escritura. Porque el mandato es de uno, nadie te lo pide. Solo eres tú y el escrito. Cuando me refiero a perseverancia lo hago en torno a una actitud profunda. Aquí no existen atajos. Debes llevar una rutina. Es imposible escribir una semana y que pase un mes sin nada. Creo que son la perseverancia y el compromiso los factores determinantes en si vas a terminar la novela. Chejov lo dijo: “Escriba lo máximo que pueda! Escriba, escriba, escriba…hasta que los dedos no den más”.

3. Es menester creer en ti

No existe escritor alguno o artista en general que no dude de sí mismo. De su arte, creatividad, de si se entiende. ¿Para qué estoy haciendo esto? Hay una contraparte en uno que te quiere sabotear. Cuando eso me ha sucedido me ha ayudado mucho recordar el interés de lectores, ¿cómo va tu novela? ¿Cuándo vas a publicarla? Son luces que te indican que no te engañas. Porque la vida del escritor es difícil. Requiere de cualidades excepcionales de sobrevivencia. “Requiere de valentía, paciencia, persistencia, empatía, obertura y la habilidad de manejar los rechazos. Requiere también el deseo de estar solo con uno mismo” escribe Dani Shapiro en Still Writing.

5. Debes leer mucho, mucho

Aquí no puedo dejar de insistir lo suficiente. Sin lectura es imposible que seas un buen escritor. Además hay que leer de manera seria, con análisis. Con ojo lector y además, de escritor. Eso implica subrayar, sacar ideas. Muy importante además leer escritores clásicos de la literatura contemporánea, excepcionales como Flaubert, Dostoyevsky, Tolstoi, Carver. En una entrevista que recién publicó el New York Times a la gran escritora Lidia Davis se aclara este punto aún más “¿Cómo deberías leer? ¿Cómo debería ser tu dieta de lectura? Ella le aconseja al escritor novicio en Treinta recomendaciones para hábitos saludables de escritura: “Lee a los mejores escritores de los diferentes períodos”.

6. Ojalá seas más obsesivo que la media de las personas

Desgraciadamente el escritor que no es obsesivo, no podrá alcanzar su objetivo. Eso lo he aprendido. Porque hay que crear mundos y personajes. Para eso es menester pensar mucho, muchísimo sobre lo que uno está haciendo. Que ocupe una buena cantidad de tiempo en la cabeza. Pero ojo, aquí hay un secreto. Al exponerte a otras actividades las ideas van a ir fluyendo.

 Otras lecciones que he aprendido al escribir novela

7. A ser más ordenada.

Básico. Sin orden solo se genera el trabajo doble, energías que se botan a la basura. Guardar cada capítulo en versión 1, 2, 3. Luego la novela completa así: versión 1, 2, 3. Tener un archivo con los personajes, sus características. Yo en esta novela aprendí a ocupar un programa nuevo de escritura Scrivener que si bien al comienzo me costó, me ha ayudado mucho. Es como tener el escrito completo ante ti.

8. Conoce tu ritmo de trabajo.

¿Eres bueno para trabajar en la mañana temprano? O quizás ¿en las noches? Yo he descubierto que no puedo partir escribiendo, necesito hacer otra cosa. Ya sea correr o trabajar en algo distinto. Pero una vez que me meto en la escritura me cuesta detenerme. Puedo pasar más de cinco horas seguidas escribiendo. Sobre esto me referí en julio en la entrada “Cómo escribir novela de día”.

Hemingway por ejemplo comenzaba a escribir a las nueve de la mañana hasta las dos de la tarde. Saúl Below no se tomaba vacaciones. 9. No siempre se puede escribir.

 La vida come la creatividad. Esto es un hecho. Ya sea porque surgen imponderables. Si eres mamá y un hijo se te enfermó, o porque trabajas en otra parte y te están exigiendo más. A veces los motivos son emocionales y por ende, son casi imposible de solucionar de inmediato. ¿Qué te sugiero? Aceptar la realidad, pero con una dosis de exigencia para regresar lo antes posible. Cuando no quiero escribir, igual intento ir a mi taller y enfrentarme. Si me está costando, leo. O escribo a mano alzada cualquier cosa.

9. A decir que no.

Efectivamente: eso mismo, decir que no. No  puedo porque voy a escribir. No puedo porque estoy en plena producción creativa. No puedo porque tengo pendiente un capítulo. Si no tomas en serio tu misma tu trabajo ¿quién? Por ejemplo Dani Shapiro si no ha escrito 3 páginas al día por cinco días de la semana, postula que ese es el mínimo que puede permitirse. Eso le da un total de 60 páginas al mes.

10. La edición es más difícil que la creación

La edición es una parte sustancial de la escritura de una novela. Sin ella de verdad, nada sirve. Son procesos súper distintos la creación de la historia y de los personajes a lo que uno hace después que tiene la novela lista. Es lenta, un trabajo de joyería. Involucra ser quisquilloso y muy, muy crítico con uno mismo. Si quieres saber te recomiendo este artículo que publiqué en mayo del 2019. Un punto importantísimo en la edición es el cuidado con la puntuación como lo postula Clarice Lispector: “La puntuación es la respiración de la frase, y mi frase respira así”.

11. A pasar muchas horas sola.

Kafka dijo que tenía estar mucho tiempo solo. Para él todo lo que había realizado es un solo logro de la soledad. Esta cita refleja el trabajo de un escritor y su vínculo con la soledad. Son casi homólogas. Hemingway también lo postulo “Escribir, en el mejor caso, es una vida solitaria”.

Hay días que yo hablo poco. Pero eso me gusta. Puedo meterme en mi mundo sin necesidad de estar con más gente. El peligro: que te vayas alejando de los otros. ¡Cuidado!

12. A vivir con un eterno pendiente

Porque lo reconozco. Siempre podría estar mejorando, agregar o quitar algo. Pero para mí no es trabajo. Es pasión. Es un privilegio. Entonces puede invadir los espacios familiares y eso es súper riesgoso.

13. A disfrutar el proceso

Sé que me toma mucho tiempo. Años. Entonces he aprendido a respetar que existe un ritmo de trabajo y más importante aún: dejar descansar el escrito. De esto habla mucho Haruki Murakami

14. La inspiración es un invento que nos impide ver lo importante: el trabajo

Para mí y sin duda ha sido todo un descubrimiento, la inspiración es un 1 por ciento determinante en lo que hago. Solo trabajar, trabajar y más trabajar. Eso mismo me dijo Carla Guelfenbein cuando la entrevisté. Claro, es deliciosa cuando se aparece, pero para que se aparezca debes sentarte a hacer el trabajo. ¿De qué me sirven las ideas geniales cuando estoy lejos de mi escritorio?

15. Confiar en tus “lectores” y saber esperar su veredicto.

Ya, estás lista, por fin tienes en tus manos el borrador. El paso que viene es uno muy desafiante: entregar el manuscrito a un tercero. Y este tercero que se conoce regularmente en la jerga literararia como “lector”, es uno o más individuos que elijes con mucho cuidado para lea lo que escribiste. Seleccionar a cada uno de esos lectores, confiar en su veredicto y sobre todo, escuchar sus recomendaciones es un golpe al ego. Imagina que llevas meses, años en esto y viene un tercero y te dice “no me gustó el final porque es demasiado abrupto”.

16. Saber esperar en humildad

¿Cuándo te van a leer el o los lectores? Lo más problable es que tengas que esperar dos meses, o incluso seis. Además te puede decir “me voy a demorar por lo menos dos meses en leerte, estoy con demasiado trabajo”. Es imposible refutar el argumento, estás pidiendo un favor enorme que conlleva otra responsabilidad de una magnitud colosal. Por lo tanto y te lo digo por experiencia propia, olvídate que te están leyendo, espera a que ellos te contacten para la retroalimentación y acuerdate, el proceso lo debes disfrutar porque o sino ¿cuál es el sentido de ser escrtiora?

Si quieres conocer la experiencia de una bloguera y escritora española que se ha convertido en un referente no pueden dejar de leer a Gabriela Literaria que hizo un reto de escritura por 1095 días.

Isabel Allende scritora súper reconocida y respetada habla sobre lo que implica escribir una novela. El proceso y los desafíos.

“ ¿Cómo funciona la inspiración?

 Me paso diez, doce horas al día sola escribiendo, sin hablar con nadie, ni siquiera contesto el teléfono. Soy sólo un medio o un instrumento de algo que está sucediendo fuera de mi control, son voces que hablan a través de mí. Estoy creando un mundo que no me pertenece. Y en ese largo y paciente ejercicio diario de escribir he descubierto mucho sobre mí misma y sobre la vida. He aprendido. A veces no sé lo que estoy escribiendo y vengo a saberlo mucho más tarde, después de que el libro ha sido publicado y un crítico lo explica… o hacen la película.”

¿Has intentado escribir? ¿te sientes identificada con algo de lo que he aprendido? Cuéntame aquí, ¡te espero!

 

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